Arma X. Un concepto creado por Barry Windsor-Smith en el que se nos dejaba claro que el adamantium que recorría los huesos de Lobezno era producto de un experimento, el proyecto Arma X que convirtió al famoso mutante en una máquina de matar al servicio del gobierno que lo controlara.
Sin duda, un concepto muy poderoso al que resulta muy atractivo volver siempre que se escribe a Lobezno, estando hoy en día más que gastado y manido, pero no tanto cuando a principios del presente siglo,
Así, el prolífico y lisérgico escritor, que ya nos había dejado claro que la X de Arma X era en realidad el número 10 que indicaba el puesto que ocupaba Lobezno en el número de proyectos llevados a cabo por esta misteriosa organización, regresaba a dicho experimento, junto con el peculiar Fantomex y con Cíclope para tirarlo abajo y liberar a todas sus víctimas.
La trama en sí misma, no era especialmente interesante, pero lo que la hace brillar en este tomo, es la forma en que está planteada y desarrollada. Y es que, lo que vemos dentro de Arma Plus, ese lugar suspendido en la corriente temporal bautizado simplemente como “el mundo” solo puede ser descrito como un trabajo de imaginación excelente que obliga al lector a parar de leer varias veces para asimilar lo que se le está contando.
De este modo, y más allá de la batalla espacial que tiene lugar contra todo Arma Plus, nos quedamos con la cantidad de conceptos clásicos que recoge Morrison y el uso que les da para llevar una historia para entonces ya bastante gastada en Marvel a un nuevo nivel de maravilla y exploración, todo ello con ese prisma tan propio morrisoniano con el que escritor adereza sus historias, plagadas de referencias a las historias de los demás.
Será
Pero el tomo no empieza con este arco argumental, que sin embargo es aquel que le da título. Antes, tenemos toda una trama detectivesca de lo más clásico llevada a cabo en torno al asesinato de uno de los mutantes de esta etapa, que se produce tras una fuerte discusión entre la víctima y otro personaje en torno a ciertas cosas que ambos debían decirse.
El mutante en cuestión, cuyo nombre mantendremos en secreto al menos hasta que leáis este tomo, puesto que siempre habrá alguien que se acerque a los New X-Men de Morrison por primera vez, resulta asesinado y ello permite al escritor disfrutar y gozar como un niño con un whodunit, o un quién lo hizo en toda regla, esto es, una historia que podría haber estado escrita en otro tiempo y otro medio por Agatha Christie en lugar de por Grant Morrison.
El ilustrador que da forma a toda esta peculiar historia no es otra que
Sin duda, un soplo de aire fresco a la etapa que nadie había pedido ni considerado necesario pero que se nos regalaba y funcionaba como respiro entre “grandes tramas” y nos ayudaba a tomar un poco de calma antes de la tempestad que se desataría, ya de cara al ataque a Arma Plus a los siguientes dos tomos de este gran coleccionable, con los que se cerraba una de las etapas más interesantes de los mutantes jamás escrita.
Guión - 8
Dibujo - 8
Interés - 8
8
Imprescindible
Grant Morrison regresa al programa que creó a Lobezno para expandir aún más su historia.
Lo del Arma Plus con el nuevo Arma ¿XV? no es una saga ¿extraña? No sé decir cual sería el adjetivo, pero me refiero sobre todo a su (no) final que no sé si ocurre en este tomo o en el siguiente, cuando
acaban en el espacio luchando contra este enemigo sin motivación ni nada parecido a una personalidad, anodino a más no poder cuyos poderes no termino de recordar siquiera que se expliquen más allá de lo badass que es. Y de repente hay una llamada psíquica y acude rauda Jean a rescatar a Lobezno que resulta que se ha estrellado en el Asteroide M (y ha matado al Arma esa fuera de cámara, pese a ser el leitmotiv de todo el arco anterior). Y solo por estrellarse allí ya sabe (al menos se lo dice a Jean) que Magneto está vivo e infiltrado en los X-Men? Esto último no lo recuerdo bien pero si no era así, parecido.
Mi sensación es que me habían robado unos cómics entre medias que conectaran (y terminaran) las historias.
Es algo muy típico de Morrison. En Batman sucedía mucho, había elipsis bastante grandes.