Desde hace unos años (dos, exactamente), la editorial Tomodomo ha estado publicando manga con la forma de trabajar que caracteriza a las nuevas editoriales pequeñas: ediciones baratas en formato tomo con sobrecubierta pero con una calidad de edición muy alta y una dedicación y entusiasmo que supone un tiempo y un esfuerzo que quizá otras editoriales más grandes no pueden dedicar a cada uno de sus tomos. En estos años han ido formando un catálogo que poco a poco ha dejado claras sus intenciones y gustos. Tenemos obras yaoi como Seven Days, En la misma clase o Senpai; humor con El pupitre de al lado y El diario gatuno de Junji Ito; dramas y romances como Shonen Note, o el súper ventas orange, además de una breve incursión en el manga clásico (y que esperemos que continúen) con ¿Quién es el 11º pasajero?, de
Es fundamental que intente daros un poco de información sobre de qué va la obra si queremos profundizar algo con esta reseña en todo aquello que la obra quiere contarnos. Nieve en verano es una historia de amor. Así de simple. Chico se enamora perdidamente de chica e intenta con todos sus medios que ella haga lo mismo con él. Cuando por fin lo está consiguiendo y entra en su casa, se encuentra con un hombre que resulta ser nada menos que el fantasma de su marido muerto: él puede verlo, pero ella no. Así es cómo se desata el verdadero potencial de la obra:
El manga, por lo tanto, nos habla de lo que supone aceptar el golpe de perder a alguien importante: el dolor, claro, pero también las consecuencias y la necesidad de seguir adelante. Este triángulo amoroso se posiciona así como especialmente interesante: ella, Rokka, se encuentra dolida por la pérdida, pero al mismo tiempo tentada hacia el nuevo amor; Hazuki, el pretendiente, ha de sobrellevar con ella el dolor que porta sobre los hombros. Mientras tanto, el fantasma juega un papel fundamental: es una metáfora sobre la carga que han de llevar tanto el nuevo novio como la viuda, y juega además perfectamente como el personaje que, a través de la posibilidad de reflexionar sobre su propia muerte, nos acerca a pensar en la muerte como algo próximo e inevitable.
Nieve en verano juega con lo bueno y lo malo de una nueva relación sentimental: lo bueno por venir y malo que ya estaba, el poso que siempre existe en toda persona y que poco a poco va creciendo según aumenta la experiencia de cada uno. Y todo esto Kawachi lo sabe expresar con mucha sutileza, sin olvidarse de la historia de amor que está contando. Su estilo es bastante sobrio, con personajes trazados con pocas líneas y viñetas sin muchos fondos. Kawachi, en cambio, se fija en gestos más pequeños: el pliegue de la ropa al sentarse o al andar, el uso de grises para ensombrecer determinadas partes de los personajes en momentos concretos, e incluso es interesante el enfoque que utiliza, dónde coloca la «cámara», para mostrarnos media cara, un gesto en concreto o un objeto entre dos personajes (un fantasma, por ejemplo). Todo esto lo enlaza con unos diálogos que se mezclan con textos narrativos de apoyo muy concisos y bien usados, haciendo que hace el cómic fluya a las mil maravillas. Haruka Kawachi ha sido todo un descubrimiento, una autora que empezó publicando en la prestigiosa revista AX de cómic alternativo y que ha seguido sacando mangas sin parar, alguno de los cuales esperemos que Tomodomo tenga a bien traernos en algún futuro cercano.
Narrativa - 9
Guión - 8.5
Interés - 8.5
8.7
Nieve en verano ha sido todo un descubrimiento: una obra que, compuesta alrededor de una historia de amor, trata la muerte, la pérdida y la necesidad de empezar de nuevo. Muy recomendable.
Hace un par de años tuve la oportunidad de ver el anime, tal vez le de una oportunidad al manga, definitivamente es una historia muy buena.