Nightwing de Tim Seeley y Javi Fernandez (3)

Se cierra un ciclo.

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Se acerca el final de la etapa de Tim Seeley en la colección de Nightwing. ¿Habrá conseguido su objetivo de situar su historia entre las mejores del personaje?

NIGHTWING: Tomos 7-8, o como Tim Seeley cierra un ciclo y nos enseña lo que es un guionista profesional

 

Edición original: Nightwing núms. 30-32 USA
Edición nacional/ España: Nightwing núm. 15/ 8
Guión: Tim Seeley
Dibujo: Miguel Mendoça, Scot Eaton
Entintado: Diana E.Conesa
Color: Chris Sotomayor
Formato: Rústica, 72 págs. A color
Precio: 7,25€

 

La aparición de La Cazadora ya sería más que suficiente para cualquier superhéroe, pero es que, además, Nightwing debe enfrentarse de nuevo a Raptor, su antiguo maestro y ahora uno de sus peores enemigos.

En estos números volvemos a comprobar lo que se apuntaba en la primera reseña. A Seeley quizá le falta garra, ese “algo” especial, pero sabe construir una historia de manera eficiente. Cierra el ciclo que había querido trazar desde el principio de su etapa de manera perfecta, emotiva y espectacular. Quizá no sea el mejor escritor de comics de la historia, de acuerdo, pero aquí nos demuestra porque debemos tenerlo en cuenta.

Seeley incorpora a la trama principal elementos de su etapa junto a Tom King en Grayson, lo que enriquece considerablemente el universo de su historia (aunque quizás situar como fuerza opositora a El Tribunal de los Búhos primero, y después a Spyral, otra organización secreta, sea algo reiterativo).
Seeley da el do de pecho con el regreso de Raptor, la verdadera némesis de Nightwing, al tiempo que su maestro. Todos los cabos sueltos (¿Se quedará Nightwing en Bludhaven o volverá a Gotham? ¿Quién será el auténtico protector de Bludhaven, Dick o Blockbuster?) se cierran de manera magistral en un crescendo narrativo que, como no podía ser de otro modo, no deja indemne a nuestro héroe.

 

Edición original: Nightwing núms. 33-35 USA
Edición nacional/ España: Nightwing núm. 16/ 9
Guión: Tim Seeley
Dibujo: Javi Fernández
Entintado: Javi Fernández
Color: Chris Sotomayor
Formato: Rústica, 72 págs. A color
Precio: 7,25€

 

Es necesario decir que la hipótesis de Seeley, apuntado ya en el título del primer arco argumental (Mejor que Batman) se ha cumplido, y, gracias al talento de este guionista, podemos afirmar que Dick es mejor Batman que el propio Batman.

La reflexión final de Seeley, por tanto, está enfocado a un análisis sobre las relaciones de padres e hijos, o de mentores y alumnos. El guionista demuestra entender cuál es la esencia del personaje, y de todo héroe que se precie de serlo. Una esencia que se podría resumir en “matar al padre”.

En conclusión, un trabajo y un resultado que respeta la esencia del personaje y su evolución.

Por otra parte, Javi Fernández se despide de la colección qué, según el mismo dice, es el mayor logro de su carrera hasta el momento, con un nivel gráfico que raya en la excelencia.

Miguel Mendoça y Minku Yung complementan su labor, y a ellos se une Scott Eaton en el tramo final. Dibujantes solventes para una colección también muy solvente.

Uno no puede más que alegrarse al terminar de recorrer este camino y ver que ha merecido la pena el esfuerzo.

Tim Seeley y Javi Fernández dejan huella en la historia del personaje con un ciclo de historias que gustarán sobre todo a los seguidores de Dick, y que sirven para afianzar a Grayson en su rol de protector de Bludhaven al mismo tiempo que miran hacia el futuro y cierran multitud de cabos sueltos.

Tim Seeley

Nightwing de Tim Seeley, Javi Fernández y otros. Análisis conceptual.

Pero no nos engañemos.
Nightwing es una colección mediocre. Una colección mediocre para la actual DC, capaz de ofrecernos maravillas como Mr. Milagro, acoger a Bendis bajo su ala, y recuperar al mejor Miller. Una colección mediocre que en Marvel sería saludada como una obra maestra. Una colección, por tanto, que sirve de baremo para medir la realidad de las dos editoriales de superhéroes más importantes de USA. Una realidad en la que las colecciones protagonizadas por personajes de nuevo cuño fracasan (relativamente) entre el público, mientras que historias con personajes creados hace más de 80 años (qué se dice pronto) triunfan entre la crítica y el público.

Este hecho tiene repercusiones curiosas en un caso tan particular como el de Nightwing. ¿Y qué tiene de especial Dick Grayson? Algo que solo Grant Morrison supo interpretar correctamente (haciendo que luego una caterva de autores se subieran al carro de sus ideas, como suele ser habitual): Nightwing es el primer y principal ejemplo del concepto de legado en el Universo DC.

Dick Grayson debutó por primera vez en Detective Comics #38 (1940) como el primer Robin, pero no fue hasta el Teen Titans #44 (1984) cuando alcanzó una entidad propia como el protector de Bludhaven, Nightwing.

El sensacional Chico Maravilla

Mantuvo ese rol hasta que Grant Morrison, en su etapa en Batman, plasmó aquello que todos intuíamos, pero que nadie había conseguido verbalizar: Nightwing no era más que la etapa de rebeldía adolescente de Dick Grayson, o la identidad que asumía en ese período de alejamiento (doloroso pero necesario) que debe pasar todo joven. El destino de Dick pasaba por asumir el manto de Batman y perpetuar su legado.

Pero Morrison no contaba (o quizá sí, porque nadie mejor que Morrison entiende que lo importante es el mito, y lo de menos el material impreso donde se narran sus aventuras) con esa vieja máxima del mundo del comic que dice que “todo debe cambiar para seguir igual”.

Es por ello que, para Dick, retomar su papel de Nightwing fue un paso atrás, y al mismo tiempo un retorno al statu quo habitual, y a una disposición de elementos mucho más agradable y reconocible para el fan de toda la vida (prueba de esto último es el éxito de las últimas historias protagonizadas por Dick Grayson).

Y aun así no puede decirse que esa “trilogía de Nightwing” de la que hablábamos en la primera reseña sea una mala época para el personaje. Aún a pesar de que estos comics (sobre todo la última etapa de Seeley) supongan la reafirmación de un movimiento perpetuo que no lleva a ninguna parte, el universo de Dick Grayson se ha enriquecido enormemente gracias a Snyder, King y el propio Seeley.

El Tribunal de los Búhos fue un antes y después para la Bat-familia.

Es impresionante constatar la cantidad de conceptos que vertebran y nutren los comics de DC (y de Marvel, dicho sea de paso) y es todavía más impresionante que, a cada año que pasa, se siga expandiendo ese gigantesco tapiz narrativo que es el Universo DC. Conceptos que pueden ser tratados con mayor o menor fortuna por diferentes autores, pero con un potencial inagotable tras 80 años de historia.

Pero mucho ha cambiado en estos 80 años. Los superhéroes han crecido (unos dirán que para bien, y otros que para mal), y las estructuras narrativas han crecido con ellos. Los “cuentos” sin repercusiones de la época de Curt Swan y Wayne Boring (el “mundo onírico” como lo definía Umberto Eco en Apocalípticos e Integrados) han desaparecido, y los “super-héroes con super-problemas” de Lee y Kirby ya no funcionan. En un mundo en el que la HBO edifica una historia-río de más de ochenta horas de duración, y la propia Marvel articula una saga de más de veinte películas, el lector de comics necesita que sus tebeos le aporten la misma sensación que él último capítulo de Juego de Tronos, o el discurso del político de turno. La sensación de que esta historia importa, es relevante, es trascendente.

El desafío al que se enfrentan los guionistas de comic de superhéroes de nuestra generación es conciliar la pretensión de relevancia (que no de realidad, pues esa tarea ya correspondió a la generación de Moore, Miller y compañía) con la ridiculez inherente a los tipos en mallas que luchan contra el crimen.

Grant Morrison (y Snyder después, pero con peores resultados) solucionó esta papeleta en Batman presentándonos el traje del murciélago no solo como un símbolo, si no como una herencia. Tom King acudió en su primera historia con Bruce Wayne al concepto del eterno retorno de Nietzsche. Seeley, no obstante, no encuentra una respuesta que sea satisfactoria para este dilema.

Es en este punto donde se percibe “esa chispa” que quizá Seeley no tiene, esa energía que permite mirar más allá, y dónde más falla Nightwing de cara a ser una obra relevante que se quede en la memoria del lector después de cerrar el comic.

O quizá es que Tim Seeley quería simplemente escribir una historia sólida y entretenida, tanto para los nuevos como para los viejos lectores. Si uno se centra solo en la capa superficial de Nightwing, resulta que Seeley hace un muy buen trabajo desarrollando una trama coherente y divertida, acompañado para ello del talento de nuestro compatriota Javi Fernández.

La reflexión es propiedad de cada uno, pero solo se puede desear dos cosas al leer este Nightwing de Tim Seeley. En primer lugar, volver a tener doce años para dejar volar la imaginación como este comic merece. En segundo lugar, que Sam Humphries sea capaz de mantener el nivel que ha alcanzado Nightwing en los últimos años (y, por lo que parece, así será).

Se acerca el final de la etapa de Tim Seeley en la colección de Nightwing. ¿Habrá conseguido su objetivo de situar su historia entre las mejores del personaje? NIGHTWING: Tomos 7-8, o como Tim Seeley cierra un ciclo y nos enseña lo que es un guionista profesional   Edición original:…

Nightwing de Tim Seeley y Javi Fernandez 8-9

Guion - 7
Dibujo - 8
Interes - 6

7

Notable

Tim Seeley cierra su historia de una manera efectiva y correcta.

Vosotros puntuáis: 8.86 ( 2 votos)
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Drury Walker
Drury Walker
Lector
18 julio, 2018 23:48

Hola!

Yo de esta parte sólo puedo opinar de la historia de Espiral, que es muy buena y cierra mejor la colección de Grayson que la propia Grayson. La Cazadora de Seeley es fantástica y estaría bien que colviese a ella en el futuro.

Sobre tu texto de análisis haría unas matizaciones:
– Dices que Nightwing es el primer y principal ejemplo de concepto de legado del universo DC. Cómo calificarías por ejemplo a Wally West?
– Aunque es cierto que Dick asumió la identidad de nightwing durante «El Contrato de Judas», el rol de protector de Bludhaven lo asumió en su propia colección en 1996, a consecuencia de la saga llamada… «Legado».

Saludos!

Paulo Hernando
19 julio, 2018 11:03

Gracias por el trabajo. He leido las otras dos entregas del repaso a la etapa , y aun estando de acuerdo en varias cosas , para mi no es una etapa relevante. No esta mal pero sinceramente la he seguido comprando por el personaje , no por la obra. A esto me referia cuando en la entrada de personaje vs autor decia que los personajes marcan mis compras en general. Si no es Grayson la hubiese dejado y empezado una de esas que te llama pero no terminas de meterte , Ninjak por ejemplo. Cuando dices que es una etapa mediocre estoy de acuerdo. Tambien me cuesta valorarla porque esa «chispa» de la que hablas ,de la que carece seeley ,es muy importante para que me guste un comic , comics simplemente coherentes y bien dibujados hay muchos o tienen algo o sobeviven gracias al personaje. En fin espero a leer a Percy que Humphries parece muy muy similar leidos apenas 5 numeros.