Edición original: Nightwing #1-8 (octubre de 1996 / mayo de 1997); DC Comics.
Edición España: febrero de 2008; Planeta DeAgostini Cómics.
Guión: Chuck Dixon.
Dibujo: Scott McDaniel.
Entitando: Karl Story.
Color: Roberta Tewes.
Formato: tomo recopilatiorio de 192 págs.
Precio: 13,95 €.
Tras la aparentemente exitosa edición de Nightwing: Año Uno, durante el mes de abril de 2007 Planeta DeAgostini decidió darle una oportunidad en el mismo formato a las primeras entregas de la colección protagonizada en solitario por quien durante décadas desempeñó el papel de sidekick de Batman. Para ello, han contado con la inestimable colaboración de un entusiasta Chuck Dixon, quien a través de interesantes artículos introductorios se encarga de desgranar diferentes aspectos relacionados con la gestación de este título, abarcando la exitosa etapa que a mediados de la década de los noventa le llevaría a formar equipo creativo con el dibujante Scott McDaniel. A continuación, analizaremos Nightwing: Un caballero en Blüdhaven, recopilatorio que da inicio a la edición de un material reclamado en numerosas ocasiones por los lectores españoles.
Desde que Robin protagonizó su primera aparición en Detective Comics # 38 (abril de 1940), el personaje creado por Bob Kane, Bill Finger y Jerry Robinson pasó a desempeñar de forma casi inmediata un papel principal en la vida del Hombre-Murciélago. Hijo de trapecistas, durante su infancia disfrutó del ambiente imperante en el circo en el que sus progenitores trabajaban como “Los Grayson Voladores”, hasta que durante una representación en Gotham City fallecieron como consecuencia de una trampa urdida por el Jefe Zucco. Desde entonces, el multimillonario Bruce Wayne se encargó de acogerlo como su pupilo, para más tarde desvelarle que compaginaba una vida digna de un auténtico playboy con el ejercicio de la profesión superheroica bajo la identidad de Batman. El entusiasmo y las indudables aptitudes físicas del joven Grayson -además de los paralelismos con la infancia de Wayne- propiciaron que se convertiera en compañero de batalla de su protector, utilizando para ello el sobrenombre de Robin, “El Chico Marvilla”.
El inseparable dúo asentó una tradición aún vigente dentro del Universo DC, según la cual los principales héroes de la editorial encontraron rápidamente su contrapartida juvenil (Green Arrow y Speedy, Wonder Woman y Wonder Girl, Aquaman y Aqualad, Flash y Kid Flash, etc…). Buscando su hueco dentro de la comunidad enmascarada, estos jóvenes aspirantes a héroes unieron fuerzas de forma ocasional en la colección Teen Titans, acumulando méritos y demostrando a sus mentores y modelos a imitar, estar sobradamente capacitados para continuar su legado. Tras décadas de sintonía entre maestro y aprendiz -en buena medida motivada por el tono ingenuo y desenfadado de los tebeos publicados durante los años cuarenta y cincuenta- a principios de la década de los ochenta se produjo un acontecimiento determinate en la madurez del Robin: el exitoso relanzamiento de la colección Teen Titans acometido por Marv Wolfman y George Pérez. En dicho título, representativo de la mejor tradición del género superheroico americano, Dick Grayson inició un progresivo alejamiento de Bruce Wayne, con el objetivo último de evitar que su personalidad se viera eclipsada por la alargada sombra del portador del manto del muerciélago. Responsable, valiente, calculador… Robin no tardó en acostumbrarse al rol que ejercía en los Jóvenes Titanes, poniendo sus dotes acrobáticas y su innegable talento detectivesco al servicio de un supergrupo integrado por miembros de su edad de buen grado aceptaban un innegable y merecido liderazgo.
Diferentes desencuentros y discrepancias en relación al modus operandi de Batman propiciaron que Dick renunciara a su puesto como Robin, tomándose el tiempo necesario para redefinir las facetas personales y “profesionales” de su vida. Finalmente, el proceso de maduración de Grayson eclosionaría con la asunción de la identidad de Nightwing –homenaje a un antiguo héroe de Krypton, según la continuidad post-Crisis- en Tales of the New Teen Titans # 44 (julio de 1984). Desde entonces, este interesante personaje ha tenido que enfrentarse a los más variados retos: liderar a los Titanes, su relación con Koriand’r -Starfire-, cargar con el pesado manto de Batman durante un breve periodo de tiempo, afrontar una mortal cacería, aceptar a Tim Drake como el nuevo Robin, etc… Pero tras una miniserie titulada Nightwing: Alfred’s Return, realizada por Dennis O’Neil y Greg Land, desde DC Comics se decidieron a aprovechar de una vez por todas el innegable potencial del personaje, confiriéndole una serie regular. Así, los encargados de narrar las aventuras de Nightwing en solitario serían ni más ni menos que Chuck Dixon y Scott McDaniel.
Durante la década de los noventa, Chuck Dixon se convirtió en uno de los más prolíficos guionistas de DC Comics, y una figura de capital importancia en el desarrollo y expansión de la franquicia del Hombre-Murciélago. Su trabajo en títulos como Airboy, Alien Legion y El Castigador logró llamar la atención de Denny O’Neil, toda una autoridad en lo que a Batman se refiere que encontró en este escritor a la persona idónea para realizar sendas miniseries que derivarían en la serie regular protagonizada en solitario por Robin. A éste le seguirían extensas etapas al frente de Detective Comics y Birds of Prey, además de Batgirl: Año Uno.
Tal y como comenta en la introducción del tomo recopilatorio que hoy analizamos, su llegada a la serie regular de Nightwing fue fruto tanto de la casualidad como de la apretada agenda de Alan Grant y Denny O’Neil, quienes inicialmente iban a desempeñar la tarea de guionistas de esta colección. La designación de Dixon como su sustituto tan sólo estaba condicionada a dos premisas sobre las que desarrollar la trama argumental de la serie: Blockbuster sería el villano principal, y Dick Grayson se trasladaría a una nueva ciudad denominada Blüdhaven. Pese a las curiosas circunstancias que propiciaron la asunción del reto de desarrollar la personalidad de Nightwing, y a los condicionantes establecidos por la editorial, Dixon se las apañó para regalar a los fans del personaje un buen puñado de historias publicadas durante setenta entregas a lo largo de más de seis años.
De entre los dibujantes que durante esas setenta entregas colaboraron con Dixon, cabe destacar de forma especial a Scott McDaniel. En la carrera profesional de este entusiasta, disciplinado y profundamente religioso ilustrador ha jugado un papel determinante su amigo de juventud Glenn Herdling. Plenamente consciente de la pasión y las aptitudes artísticas de McDaniel, Herdling no paró de animarle desde su puesto editor de Marvel Comics, solicitándole muestras que el sufrido dibujante preparaba durante el escaso tiempo libre que le dejaba su trabajo de Ingeniero de Sistemas. Finalmente le llegaría su oportunidad con una historia corta publicada en Spectacular Spider-Man Annual #9, a la que le seguirían colaboraciones en Marvel Comics Presents, SuperCops, What If…?, cuatro anuales de Spider-Man y uno de New Warriors.
Con posterioridad, Pat Garrahy convenció a Ralph Macchio para que le hicieran llegar a McDaniel la oferta de hacerse cargo del título mensual de Daredevil, donde rayó a gran nivel. Y tras una serie limitada de Elektra y la truncada serie regular del Duende Verde, de nuevo Pat Garrahy -ahora en DC Comics- le ofreció colaborar con Chuck Dixon en la serie regular de Nightwing. Durante cuarenta entregas y diversos especiales, su estilo inconfundible dejó un grato recuerdo en la memoria de muchos lectores, mostrándose su imaginación y profesionalidad en cada tebeo del que se hizo cargo.
La aparición de una veintena de cadáveres en Blüdhaven llama la atención de Batman, quien sospecha que Máscara Negra se esconde tras tan siniestro suceso. Los asesinatos terminan convirtiéndose en una razón de peso para que Dick Grayson -Nightwing- lleve a la práctica un traslado que bien puede servirle para encontrar su propio lugar, para probarse y tratar de valerse por sí mismo, al tiempo que aclarar las circuntancias que se esconden tras lo que parece ser una lucha sin cuartel por hacerse con el poder en Blüdhaven.
Allí Dick encontrará una versión extremadamente desoladora de Gotham, donde la corrupción anida en todos los estamentos de poder, tanto oficiales como extraoficiales. Tras encontrar un austero piso donde acomodarse, Grayson acepta una oferta de empleo en Hogan’s Alley, bar frecuentado por policías que en el ejercicio de su profesión escogieron la vía más rápida y directa hacia la obtención de un sobresueldo. Desde un primer momento, Soames, policía de cuestionables intenciones, se cruzará en su camino ¿para ayudar o entorpecer? Con la duda en el aire de forma permanente, tendrá que lidiar con la aparición de la asesina conocida como Lady Vic, mientras continúa una investigación que espera que le termine conduciendo a quien desde la sombra parece manejar los resortes de la actividad criminal de la ciudad. ¿Será Nightwing el héroe que necesitaba Blüdhaven?
Chuck Dixon
Comprendiendo a Nightwing: “Para mí, cuando me encargaba de escribirlo, Dick Grayson vivía, respiraba y pensaba como una persona real. Esto se deba a los años de familiraridad que tengo con el personaje. De todas formas, me sorprendió lo rápidamente que violví a meterme en su cabeza con Nightwing: Año Uno.”
Trabajar con Scott McDaniel: “Es uno de los pocos artistas con los que me siento cómodo dejándole mucho espacio. Y a pesar de su reputación como dibujante de acción, ¡introduce muchos matices en su trabajo! Busques donde busques, no encontrarás un narrador más habilidoso…Imagino que trabajamos bien juntos porque entiendo lo que hace a Scott tan talentoso, e intento proporcionarle el mejor material que puedo, para permitirle volar libre.”
Una llegada accidentada: “Me hice cargo de mi etapa inicial después del abandono de los guionistas originales, y tuve tres semanas para entregar el primer guión. Dick y toda la bat-familia son personajes clásicos. Nunca sentí que había agotado mis ideas para ellos.”
Scott McDaniel
Cuando el editor Scott Peterson le ofreció encargarse de Nightwing: “Afortunadamente, lo acepté (nuevamente, gracias al convincente Pat Garrahy), ya que ¡se ha convertido en la mejor experiencia que he tenido dentro del mundo del cómic! El equipo entero –Scott Paterson, Darren Vicenzo, Dixon, Karl Story, John Costanza, y Roberta Tewes- ¡era como una gran familia! ¡Fueron muy buenos tiempos!”
Encontrando inspiración: “Me divertí mucho trabajando en este tebeo. Tengo que agradecerle al editor Scott Peterson el haberme proporcionado una gran inspiración para el personaje durante las primeras fases del proceso de desarrollo. Él y yo tuvimos una larga conversación telefónica acerca de Nightwing, acerca de quién era como persona (cómo pensaba y qué pensaban de él los demás) y como atleta (cómo se movía, y cómo se movía comparado al resto de la gente). Tras la llamada, supe quién era, en su interior y en su exterior. Fue simplemente una cuestión de ajustar mis habilidades para lograrlo.”
Evitando la saturación: “Echo de menos trabajar en Nightwing. Imensamente. Sin embargo, creo que era tiempo de hacer algo artísticamente diferente. Me había encargado de los números 1 a 40 de Nightwing, de Nightwing #1Million, Nightwing #1/2, y la principal historia de Nightwing Secret Files, sin ningún tipo de pausa. ¡Estaba saturado en Nightwing! Hacia el final, sentí que ya no estaba innovando, me di cuenta de que estaba interpretando nuevas escenas de la misma forma en que ya había interpretado escenas antiguas. Ya no resultaba fresco. Tristemente, era tiempo de moverme… Echo muchísimo de menos trabajar con Chuck Dixon. Es un escrito tremendo, y un gran tipo.”
Partiendo de la clara diferenciación entre tebeos que deliberadamente buscan trascender la categoría de mero vehículo de entretenimiento, y aquellos que diligentemente se conforman con proporcionar al lector unos cuantos minutos de evasión, resulta bastante sencillo deducir que el tomo que hoy comentamos encaja dentro de la segunda categoría. Sin ningún rubor, y a través del buen hacer de dos grandes profesionales que sin haber deslumbrado de forma indiscutida durante su ya dilatada trayectoria, han dado muestras más que sobradas de estar capacitados para mostrar un nivel más que aceptable en cada proyecto en el que se han embarcado. En este caso, encontrarse ante la posibilidad de potenciar a un personaje como Nightwing resultaba un arma de doble filo, pues pese a partir con la indudable ventaja de tratarse de una colección íntimamente relacionada con Batman y Detective Comics -el tirón comercial del “Caballero Oscuro” es incuestionable-, el que Dick Grayson soportara todo el peso argumental de un título en solitario era toda una incógnita, pues a lo largo de su historia se ha mostrado como un personaje con indudables dotes de mando que ganaba interés en la interacción con personajes (Batman y Los Jóvenes Titanes, principalmente).
Afortunadamente, la tarea recayó en Chuck Dixon, profundo conocedor de la mitología que rodea a Batman. Un guionista que ha sabido aprovechar el potencial de un personaje que desde su primera aparición hace casi ¡veinticinco años! ha mantenido una interesante trayectoria, repleta de altibajos, pero siempre manteniendo puntos de interés en su periplo vital. Para tratar de establecer un punto de partida libre de ataduras, Dixon -o el editor de turno- optó por que la independencia de Nightwing fuera casi total, narrando el traslado a la ciudad vecina de Blüdhaven -nunca está de más mantener una cercanía que garantice la presencia de ilustres invitados-, confiriéndole un nuevo empleo, y dejando patente la necesidad que late en el interior del personaje de sacudirse el manto protector de su maestro y mentor. Al tiempo, el guionista se vale de años de tradición para mostrarnos a un tipo íntegro, responsable, saludable, y con las ideas muy claras. Un auténtico héroe que en su valor innato y aptitudes atléticas encuentra las armas con las que luchar contra el crimen organizado de la que se convertirá en su ciudad adoptiva. En una narración en la que prima la acción, tiene cabida el análisis de las relaciones interpersonales de Dick Grayson: paternofilial con Batman, fraternal con Tim Drake -su sustituto en el puesto de Robin- y sentimental con Barbara Gordon, Oráculo que siempre está dispuesta a echar una mano en la ardua tarea a la que Grayson se entrega en cuerpo y alma. Y el tempranero enriquecimiento de la colección con la presencia de una profusa galería de secundarios: Oráculo, Máscara Negra, el Jefe Redhorn, el Inspector Soames, Clancy, Reynard, Lady Vic, y finalmente Blockbuster
Por su parte, Scott McDaniel sorprende por sus ansias de abrazar atrevidas planificaciones de página (como las que ilustran este artículo) en las que extraños ángulos, intrépidas perspectivas y escorzos imposibles tratan de atestiguar el virtuosismo atlético y acrobático de nuestro protagonista. Pero en este punto me atreveré a contradecir a Dixon, cuando refiriéndose a McDaniel afirma que “Busques donde busques, no encontrarás un narrador más habilidoso…”. Y es que por demasiado ambiciosas, determinadas escenas de acción resultan difícilmente legibles, aunque buena parte del demérito habría que atribuírselo a un entintado y un coloreado que no parece clarificar los recargados lápices de McDaniel. Sin embargo, pese a permitirme esta crítica, no puedo dejar de expresar mi admiración por quien no se conforma con fórmulas convencionales, e intenta forzar al extremo sus habilidades, en una constante demostración de su inquebrantable afán de superación. Con el paso de las entregas de esta colección -y con su trabajo en Batman- McDaniel logró enfatizar las virtudes de un estilo muy característico. Un estilo inconfundible que durante cuarenta entregas sirvió para narrar las aventuras en solitario de Nightwing.
Tenía mis reticencias a la hora de hacerme con este tomo, pero lo cierto es que tras su lectura se han disipado. No se trata de un gran tebeo, pero sí de una divertida historia repleta de acción. Un cómic sencillo y desenfadado que ayuda en la construcción de la mitología propia de un personaje que ha logrado encontrar su propio lugar en el mundo. Un lugar en el que emprender su propia cruzada. Un lugar llamado Blüdhaven.
Página web oficial de Chuck Dixon.
Página web oficial de Scott McDaniel.
Un saludo y hasta la semana que viene! (eso espero)
Ya tengo los 2 primeros tomos, más el «año uno» que compré en su momento. Esta serie es una auténtica gozada.
Ciertamente, la serie mola mucho. No sucede a menudo, pero cuando la conjunción de astros un perfecta alineación confluye, da como resultado series irrepetibles en su estilo y género.
Ahí tenemos otro ejemplo en el BPRD de Mignola + Acurdi + Davis + Stewart, que con «La Máquina Universal» han terminado por crear la Obra Maestra que andaban rondando.
Yo me lo paso bomba, no la estoy comprando por motivos económicos pero he leído «otra edición» más barata y virtual y es una auténtica pasada.
Lástima que el primer tomo de Planeta se vea algo «borroso». Y si no os habíais dado cuenta, fijaos en las líneas negras del dibujo (borrosillas) en comparación con el negro de las letras (claro).
Lo mejor que se puede decir de esta colección es que, sin ser una obra maestra -ni mucho menos- entretiene, divierte, y deja con ganas de más. Lo cual no es poco… A ver si tras estos ocho tomos se atreven con la etapa de Devin Grayson… los tres tomos que publicó Norma Editorial, con Rick Leonardi a los lápices, me dejaron un buen sabor de boca.
Parasiempre, a ver si saco un poco de tiempo y reseño Año Uno por aquí. Al igual que Robin: Año Uno y Batgirl: Año Uno, me pareció bastante divertido. Aunque, pese a que me gusta McDaniel, reconozco que me atrae mucho más el estilo de Marcos Martín (pronto, reseña de Doctor Extraño: El Juramento)y Javier Pulido.
Yota… conozco esas ediciones ;P molan, ¿eh? por cierto, ¿este año te apuntas al Saló de Barcelona?
Rorschach, aunque me convence la etapa de Dixon y McDaniel en esta colección, creo que BRPD está a otro nivel (superior). Es una auténtica gozada de serie. Imprescindible.
Carlos, lo de la edición de Planeta es cierto… he tenido la oportunidad de compararla con la edición U.S.A. y la diferencia en el tono del color aplicado es considerable. Espero que se solucione en el segundo tomo (comprado, pero pendiente de leer).
Un saludo a todos, y gracias por dejaros caer por aquí para dejar vuestros comentarios!
En su estilo ambos son dos buenos puntales. Uno como vieja escuela palomitera pero con chicha, y el otro como fantasía y terror.
Pero bien es cierto que el AIDP es un cómic de un nivel espectacular.
El segundo tomo de Nightwing ya se ve correctamente. Y gustándome como me gusta, y reconociéndoles el mérito creativo, he de decir que la etapa Grayson/Leonardi me parece un punto por encima. Igualemtne cañero pero de una elegancia serena poco vista.
La verdad es Leonardi siempore ha estado entre mis dibujantes preferidos, y su caso roza lo incomprensible. Creo que le sobra talento como para gozar de mayor protagonismo en la industria norteamericana. Sucede como con Chriscross, otro dibujante que siempre raya a un excelente nivel…
Hasta el segundo tomo no me apunto,pues ya tengo estos numeros de cuando lo saco Vid en su coleccion de Batman…¡Que tiempos mas oscuros! 😛
El Nightwing de Dixon y McDaniel es lo que yo llamaría un «comic de palomitas». No será una obra maestra, pero entretiene un montón.