La historia
De ahí en adelante una gran nada, hasta ahora. Moztros acaba de publicar la última miniserie de cuatro números en un solo tomo, una colección publicada el pasado 2021 y de la que ya se ha anunciado una continuación, que saldrá el año que viene. No exenta de polémica, por cierto, pero vayamos paso a paso.
El tomo
Partamos de la base de que se trata de un trabajo muy personal, de esos en los que los autores se involucran como un todo hasta el punto de que en las grapas originales usaban un «Jeff Parker y Javier Pulido, words and art», aunque en los créditos del tomo no se ha respetado. La cuestión es que se trata de un trabajo muy atrevido, mucho más de lo que estamos acostumbrados en el mundo de los superhéroes e incluso en Valiant, y es así por su apartado gráfico.
La historia está muy bien, próxima a la acción y al espionaje en un tono más clásico que las anteriores colecciones de Ninjak. Más cercano a James Bond tanto en el tono como en los villanos, menos magia y menos ciencia-ficción aunque siempre presente, pero ni rastro de temática superheroica (que tampoco es que Valiant se prodigue mucho por esos lares) y sigue asombrando que nueve años después de su reinicio (esta serie es del año pasado) sigan logrando hacer relatos que se pueden leer de forma autónoma, aunque hay una clara continuación con respecto a la anterior colección esto se debe más al estatus de Ninjak que a la trama en sí. Colin King ya no es del MI-6, es un agente libre, donde lo había dejado Christos Gage. Pero la vida no es tan sencilla y, mientras está de misión en Turquía, Neville, su antiguo jefe, sufre un ataque que tiene como consecuencia revelar a su enemigo la identidad de todos los agentes infiltrados. Será tarea de Ninjak sobrevivir, salvar a los que pueda y derrotar a los villanos. Vamos, una trama muy sencilla pero también muy efectiva, pues asegura misterio y adrenalina al estilo del citado personaje de Ian Fleming o de, por ejemplo, Misión Imposible.
Pero efectivamente, es su dibujo lo que más llama la atención. Para el influyente artista cuyas manos han dibujado personajes como Spiderman, Robin o Batgirl y series que pasaron a la historia (Blanco Humano es un claro ejemplo), esto no parece un encargo más que cumplir, su involucración en todo el proceso es total y, sobre todo, su sello personal está presente en cada viñeta. Ha participado en la rotulación original, junto a Dave Sharpe, metiendo pequeños dibujos en los cuadros de narración, que a un nivel visual resultan un experimento apasionante, o llegando a jugar con las letras de las onomatopeyas como recurso. Y el color es también obra suya, algo no muy habitual en el autor y con el que sale triunfante gracias a tonos fuertes, con mucho contraste entre ellos, que le dan un mayor dinamismo al cómic y lo hacen más llamativo si cabe.
Si hay algo por lo que destaca Pulido es por su narrativa, aquí impecable como siempre, muy minimalista en los diseños y con una capacidad asombrosa para dotar las viñetas de movimiento. Pero concretamente aquí lo que enamora es el diseño de las páginas, los juegos con las viñetas son constantes llegando a tener algunas sencillamente asombrosas como las alucinaciones de Ninjak o la parte de la avioneta. No hay dos páginas iguales y se nota un esfuerzo imaginativo que se agradece profundamente como lector y ya solo por eso merece la pena este tomo, pero la verdad es que es una historia en la que todo empasta a la perfección… hasta que llegamos al cuarto número.
La polémica
Hemos hablado de ello en diversas ocasiones dentro de la sección de Valiant pero viene bien recordarlo. En octubre del año pasado salía a la venta el cuarto y último número de esta serie y nos encontrábamos que en parte de él, quince páginas, ya no estaban dibujadas por Javier Pulido, sino por Beni Lobel, autor del que no vamos a hablar mal, pues no dibuja mal, pero las comparaciones con el estilo del dibujante español son odiosas. Se trata de un dibujo normal, para el que el que escribe estas líneas digamos que la palabra “normal” es lo peor que se puede decir de un artista. No hay chispa, no hay innovación, no hay sentimiento, solo un vagón que va por su raíl cuesta abajo impulsado por la inercia del guion.
Pero lo que sí hay es personas que entienden el cómic como un mero entretenimiento rápido y se quejaban de que “este no era su Ninjak” como si Ninjak fuese suyo. Esto no es lo peor, por desgracia gente con falta de empatía y con falta de respeto existe y, por desgracia también, son los que más gritan. Vale, eso son cosas de la vida, pero ¿por qué las editoriales y productoras se molestan en hacerles caso? Eso es lo realmente vergonzoso y poco profesional. Patético ya en grandes empresas que pervierten franquicias como Star Wars y su insípido y repetitivo episodio siete, pero hacer esto en Ninjak es demostrar muy poco compromiso con el medio. Lo siento Valiant, Ninjak puede “molar mucho” y a un servidor incluso demasiado, pero no es nadie importante, y menos como para hacer maniobras tan insultantes como esta. Al final se va a dar más voz al fanfic que a los propios artistas, y eso nos va a llevar por caminos nada buenos. Si una empresa de arte se quiere tomar en serio a sí misma nunca debería dar peso a esta nueva inquisición que en vez de sustituir el fanatismo religioso por el conocimiento lo han hecho por la nostalgia, llorando por volver a su infancia.
El dilema
¿Comprar o no comprar? Últimamente estamos viendo, gracias a las Redes Sociales (que no solo hay gente gritando y llorando), autores que no están siendo pagados, que les llega el dinero con retraso y un largo etcétera. Y con ello siempre surge la duda, como lectores que queremos apoyar al artista debemos comprar estos productos o no. La respuesta es sencilla, pues la dan los propios autores: comprar les beneficia incluso cuando la empresa se porta mal con ellos. Este caso es un poco más extraño pues el problema son quince páginas de noventa y seis. Además no estamos en Estados Unidos, Valiant ya ha cobrado por esto (y Javier Pulido esperemos que también). Además el autor canario entregó ese cuarto número y lo podéis leer aquí en su blog, donde veréis cómo se ha imitado lo que él había hecho, pero sin su gracia personal. Si estuviéramos en Estados Unidos instaría desde aquí a no comprar la cuarta grapa, yo lo haría, y hubiera estado bien que Moztros publicara el número de Javier Pulido y no ese final, aunque esto es probable que no pudieran hacerlo por contrato. Mi conclusión es que merece la pena este tomo de Ninjak, que se disfruta mucho del trabajo gráfico del autor y que hay que quejarse para que las editoriales originales no hagan guarradas como esta, respeten a sus autores, respeten la libertad creativa y no hagan caso a los que lloran por volver a su infancia.
Lo mejor
• El apartado gráfico.
• Los autores consiguen pillar el tono perfecto para llevar a Ninjak a las historias de acción y espías más clásicas.
Lo peor
• El vergonzoso cambio de dibujante de las últimas páginas.
Guión - 8
Dibujo - 8.5
Interés - 8.5
8.3
Si no fuera por la vergonzosa decisión de Valiant de sustituir el trabajo de Javier Pulido en el último número estaríamos hablando de un trabajo innovador que se alza como un imprescindible de la editorial. Aún así merece la pena esta versión de Ninjak.
Este tomo iba a caer en cuanto llegase aquí. Pero no, con semejante guarrada va a ser que no, ahí se lo coman.
Y con ese precio, más aún.
Tremendo y una absoluta guarrada hacer eso en el último número de una miniserie.
En una serie regular si no tienen confianza en el equipo creativo pues la editorial está en su derecho de cambiarlo, pero hacerlo así,de esta forma, atendiendo al ruido de las redes sociales y mostrando esa absoluta falta de respeto por Javier Pulido es absolutamente impresentable. Además es que no cuesta nada acabar la miniserie y ya para otros proyectos con el personaje optas por otro dibujante más convencional si como editorial prefieres darle otro rumbo al personaje sean por los motivos que sean.
En definitiva, una falta de respeto absoluta al dibujante y a los lectores a los que sí nos gusta el trabajo de Pulido, que en esos Valiant no ha pensado en ningún momento.
Hola, personalmente no he leído la historia pero igual quería dar una opinión acerca de esa polémica.
Por un lado coincido que reemplazar su arte en el último número fue algo muy poco profesional, especialmente cuando es una miniserie y las páginas ya estaban dibujadas. El posible argumento de que lo hayan hecho para mejorar las ventas tampoco se sostiene cuando se considera que, sin ánimo de insultar, las series de Valiant no son precisamente superventas. Seguramente esto habrá afectado a su reputación, no solo con Parker y Pulido sino también con otros posibles guionistas y dibujantes.
Sin embargo, personalmente puedo empatizar con aquellos que no disfrutan del arte de Pulido. Hace unos años intente leer la etapa de Soule en She-Hulk y solo pude leer el primer número. Y hace unos meses leí “Batgirl: Year One”, dibujado por Marcos Martín (coincidentemente otro artista español con un estilo que puede ser considerado colorido y poco convencional) y me gustó mucho, me tome mi tiempo leyéndolo para apreciar el dibujo. Pero, cuando intente leer “Robin: Year One”, dibujado por Pulido, no acabe el primer número, se me hizo más cuesta arriba.
La verdad no termino de entender porque tengo este tipo de animadversión hacia su estilo. En general trato de tener una mentalidad abierta cuando se trata de estilos artísticos. Me gusta el arte de Javier Rodriguez, de Frank Quitely y de JH Williams III que también se les podría considerar menos convencionales que el artista promedio. Objetivamente puedo reconocer sus puntos fuertes, como la narrativa, el dinamismo y el lenguaje corporal, pero a un nivel subjetivo suele ser un artista que prefiero omitir.
Así que como mencioné arriba, puedo empatizar con aquellos que no estuvieron entusiasmados con el estilo de Pulido, especialmente con un personaje orientado a la acción (al menos en She-Hulk y Robin eran historias con un tono más de humor o juvenil, con Ninjak era un personaje más serio, menos compatible con su estilo).
Por ello, discrepo con la parte de la reseña que menciona qué “hay personas que entienden el cómic como un mero entretenimiento rápido”, ya que en el contexto de la reseña se lee como si los que disfrutan de su estilo fueran eruditos y los que no gente incapaz de apreciar algo distinto, por no decir otra cosa.
Saludos.
Me parece genial tu aportación, porque el gusto es muy importante a la hora de comprar o disfrutar cualquier obra de arte, pero déjame corregirte una cosa en tu último párrafo porque la interpretación que das de esa parte de mi texto no es la que yo intento dar:
«Pero lo que sí hay es personas que entienden el cómic como un mero entretenimiento rápido y se quejaban de que “este no era su Ninjak” como si Ninjak fuese suyo»
Hay gente que disfruta de su estilo y gente que no lo hace, pero el problema es la gente que ve el cómic como un entretenimiento rápido y se quejan de que «su» personaje no está dibujado o escrito como siempre. No sé si así me explico mejor.
Un saludo.
Gracias por la respuesta. Si entiendo que algunos pueden ser algo más cerrados al ver algo diferente y espero no haber sonado hostil en ese último párrafo.
Por cierto, ya que me respondes, quería hacer una pregunta que no hice en mi otro comentario para no salirme del tema.
Mencionas que “normal” es de las peores cosas que se le puede decir a un artista, pero en que momento consideras que un artista podría ser considerado normal?
Digo, Phil Jiménez es un dibujante que puede dibujar buenas proporciones, expresiones faciales y a varios personajes en un solo panel, pero algunos lo consideran un clon de George Pérez. Se le podría considerar “normal” en ese caso y por extensión “peor” a otros artistas como Jim Lee o Brett Booth, que si bien pueden tener más críticos se podría argumentar que tienen estilos más reconocibles?
No lo pregunto como una crítica, es que me pareció un tema interesante cuando leí esa parte de la reseña.
No te interpreté como algo hostil, de hecho agradezco tu comentario porque me ayuda a evitar malas interpretaciones (siempre he odiado eso de la cultura para eruditos).
Respecto a lo de «normal», si te sabes sus nombres es que algo tienen. Quiero decir ¿Cuántos dibujantes y guionistas de hace 10, 20 o 30 años hemos leído y no recordamos sus nombres? Gente que hizo lo que se llevaba en el momento y acabó por desaparecer. Mira a Booth por ejemplo, ahí sigue con su estilo noventero, siendo más Jim Lee que el propio Jim Lee, y ahí está siendo contratado por editoriales y con gente sabiendo su nombre y comprando sus cómics. Para bien o para mal algo tiene. Otro gran ejemplo es ROB! algo tiene que no es normal, eso no significa ni que te guste ni que sea bueno, sino más bien que te deja una impronta con su arte. Para mi lo normal es aburrido, es falta de identidad. Que algo no me gusta? No me lo compro y ya está, pero yo siempre agradeceré ese esfuerzo extra de ser imaginativo y jugar, ya sea con el estilo o con la narración, incluso «copiando». No sé si me explico, pero básicamente es esa sensación de cuando te lees un cómic y no te dice nada, ni bueno ni malo, solo has pasado el rato. Y, por supuesto, es una sensación totalmente subjetiva.