De submarinos y espías.
«Soy el recuerdo oscuro, sin el que el día olvidaría que nació después de la noche.»
Cartem Cómics prosigue con su firme apuesta por el cómic europeo con
Hace varias décadas que el género histórico es uno de los más populares del cómic franco-belga, en particular los relacionados con los conflictos bélicos que se produjeron en Europa durante la primera mitad del s. XX. Así que el mercado sigue produciendo una enorme cantidad de obras de este tipo, que casi siempre están bien resueltas y son muy sólidas tanto en guion como en arte, pero que rara vez resultan brillantes y memorables. El problema principal es que casi todas siguen unos parámetros similares, tanto en la estructura de la obra como en el estilo narrativo, lo que provoca una sensación de uniformidad que hace que el interés del lector en ellas provenga únicamente si le interesa el episodio en concreto que relata el álbum de turno, ya que la rigidez del producto hace que sea muy difícil encontrar algún elemento que la haga trascender ese interés. Pero como ya hemos dicho estos cómics históricos siguen vendiendo razonablemente bien así la industria no va a demandar ningún cambio. Noche negra en Brest es un producto de este tipo, pero se puede situar por encima de la media, aunque sin llegar a salirse del molde marcado.
Los autores encargados de adaptar la novela de Gourlay y convertirla en un guion de cómic son los franceses
Estamos ante una intriga de espionaje basada en suceso real, aunque muy poco conocido, que los autores toman como base para construir su historia añadiendo algunos elementos para dotar de sentido a la obra y ver la dimensión humana que no aparece en las crónicas de los hechos. Con estos ingredientes los autores tejen una historia repleta de diálogos contundentes, con un ritmo endiablado y las dosis justas de acción y misterio para que la tensión vaya cada vez en aumento mientras nos conduce a un clímax final magníficamente relatado. Entre tanto, a lo largo de las páginas de la obra podemos vislumbrar parte del trasfondo histórico, político y social del momento, aunque de una forma bastante somera por las limitaciones de las 64 páginas que dura el cómic en sí.
Pese a que el protagonista de la historia es el anónimo agente X-10 que trata de evitar que los franquistas se hagan con el control del submarino, el personaje más interesante de la obra es Mingua, una prostituta descreída que hace tiempo que es consciente de lo que el mundo espera de las mujeres, algo que le ha hecho abandonar cualquier esperanza de obtener algo de felicidad y libertad. El resto de los muchísimos personajes que aparecen en el álbum están muy poco desarrollados, salvo alguna excepción puntual como el alférez de navío José Luis Ferrando Talayero, algo que le resta cercanía y profundidad a la obra, ya que en ningún momento conocemos los motivos que los llevan a actuar como lo hacen. Pese a ese inconveniente los autores manejan bien la trama ajustándola al número de páginas del que disponen.
Cuvillier ya nos había demostrado de lo que es capaz en Los zapatos rojos, pero en esta ocasión va un paso más allá firmando un cómic esplendido que le hace brillar pese a las muchas imposiciones narrativas que tiene el cómic histórico francófono de corte más tradicional. Como en todo buen cómic de este tipo que se precie se puede apreciar un trabajo muy minucioso que se ve reflejado en todos los detalles que hay en cada viñeta que nos transportan a la época en la que sucede la obra, lo mismo que sucede con cada edificio, traje u objeto que aparece dibujado. Pero lo que más destaca de la obra son las escenas que transcurren dentro del submarino que consiguen transmitir esas atmosfera viciada y opresiva que provoca una tensión muy palpable ante la certeza del enfrentamiento inminente. Otro acierto es el color realizado mediante aguadas, de manera similar a las que emplea ese titan del dibujo que es Gibrat, que le dan a la obra una personalidad propia que la aleja de lo que suele ser habitual en este tipo de productos.
La edición de Cartem es de gran calidad como viene siendo habitual en sus obras, como extras el tomo incluye un completísimo dosier a cargo de Patrick Gourlay que desgrana la historia real y sus protagonistas que complementa a la perfección el cómic. El único pero que se puede poner a la edición es que han cometido un error en la traducción de las palabras scénario y dessin, dos términos que cuando se está haciendo referencia a las tareas de unos autores de cómic no significan escenario y diseño como han traducido de manera equivocada sino guion y dibujo respectivamente. Pero es un error minino que en ningún caso empaña la gran labor que está haciendo la editorial hasta el momento.
Noche negra sobre Brest nos relata un episodio real muy poco conocido de la Guerra Civil española que
Podéis ver el tráiler de Noche negra en Brest que ha preparado Cartem Cómics pulsando el play.
Lo mejor
• El aroma de historia de espías clásica que tiene la obra.
• Las escenas de la lucha por el control del submarino.
• Mingua descubriendo desde pequeña que es lo que el mundo espera de las mujeres.
Lo peor
• Las 64 páginas de historia se quedan muy cortas para una historia con tantos personajes.
Guión - 7.5
Dibujo - 8.5
Interés - 8
8
Real
Noche negra sobre Brest es una historia real llena de tensión que se hubiera merecido una mayor duración para conseguir un mejor desarrollo de su historia y personajes.