Nocturnos, de Laura Pérez

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Portada Nocturnos de Laura Pérez

Edición original: Nocturnos (Astiberri, 2024)
Guion y Dibujo: Laura Pérez
Maquetación: Alba Diethelm
Corrección: Soraya Pollo
Edición: Javier Zalbidegoitia
Formato: Cartoné. 192 páginas. 21€

Lo que esconden las noches.

«Cuando cesa el ruido externo es el ruido interno el que se escucha con más fuerza.»

A fuerza de trabajo, puro talento como narradora y un estilo gráfico de una personalidad arrolladora Laura Pérez (Valencia, 1983) se ha convertido en una de las voces imprescindibles del cómic y la ilustración actuales. Gracias a obras en las que ejerce como guionista y dibujante como Ocultos -ganadora del primer Premio El Ojo Crítico de Cómic 2020, el Ignotus 2020 al mejor tebeo nacional y el Splash Sagunt al mejor álbum nacional de 2019- , Tótem o Espanto hemos descubierto a una autora con un gusto por crear un universo similar al nuestro en el que cohabitan otros mundos que nunca se terminan de ver, pero que nos retrotraen una sensación de inquietud con el escalofrío a flor de piel como esas veces en las que crees vislumbrar algo extraño por el rabillo del ojo en la soledad del hogar. Un universo que sigue ampliando con Nocturnos, un cómic que ha publicado hace unas pocas semanas Astiberri, que comparte con sus anteriores trabajos como autora completa -también publicados por la editorial bilbaína- ese formato de pequeñas historias que se engarzadas entre sí por pequeños hilos -en esta ocasión animales- se cuelan en la cotidianeidad de sus personajes de forma furtiva y sutil y dividen cada uno de los relatos.

En Nocturnos Laura Pérez nos vuelve a ofrecer un cómic donde busca hacernos experimentar emociones y sentimientos si nos sumergimos de lleno en su propuesta de explorar la noche en todas sus posibles acepciones, ya que es en esas horas donde la soledad nos acoge y los sueños hacen afloran muchos de nuestros fantasmas y terrores. De esta forma nos sumergimos en unos relatos con un toque costumbrista, pero donde las fronteras entre lo real e irreal se vuelven huidizas. En esta ocasión los elementos sobrenaturales desaparecen casi por completo volviéndose invisible con excepción de los que habitan en los sueños y en las mentes de los personajes, así que la sensación de inquietud y terror se vuelve mucho más íntima y malrollera para el lector sin necesidad caer en burdos efectismos. Como es habitual en la autora valenciana, estamos ante un cómic exigente con el lector y que huye de lo establecido haciendo que, tras finalizar su lectura, se aprecie que no estamos ante algo con sabor a refrito impersonal y repetitivo como sucede con el cómic de factura industrial más popular del momento.

Al igual que en sus obras previas Nocturnos es una novela gráfica que se compone de pequeñas historias en las que Laura Pérez vuelve a brillar a la hora de construir atmósferas que potencian la oscuridad asociada a los diferentes relatos. Unas atmósferas y ambientes que se construyen con masas de negros donde habita lo oculto y que dejan asomar colores azules, naranjas y verdes para aumentar la sensación de misterio que siempre emana de la noche y que casan a la perfección con un trazo preciso, elegante y limpio que dota de una belleza casi sobrenatural a cada página. Esas imágenes en las que solo se ve los elementos completamente necesarios prescindiendo de todo lo accesorio sirven para abrirnos las puertas a un mundo muy cercano al nuestro, pero en el que habitan misterios casi imperceptibles. Sin embargo, gracias a los dibujos de la valenciana tenemos la sensación de casi poder vislumbrarlos. Conseguir que el lector siente esas emociones sin necesidad de mostrar nada nos deja a las claras que estamos ante una narradora superdotada que hace muchísimo con muy pocas imágenes y menos palabras. Y es que de nuevo estamos ante un cómic en el que son los silencios los que lo dicen todo y las miradas perdidas que lo ven todo las que nos transmiten lo que pasa por la cabeza de los protagonistas.

La sencillez con la que la autora valenciana retrata las escenas cotidianas de la realidad también nos las encontramos en las escenas oníricas en las que se dan cita diversos elementos fantásticos. Esas escenas en las que prima el color gris se convierten en la puerta de entrada a unos mundos en los que se reflejan de forma distorsionada las preocupaciones y el estrés de la vida diaria. Unos mundos transitorios en los que podemos tener miedo de perdernos, pero que, como todo lo que sucede durante las noches, desaparecen cuando sale el sol.

En la obra vemos un gran número de personajes que están perfilados con muy poca información, pero que es la suficiente para que conozcamos lo imprescindible para descubrir que es lo que les aflige. Sin embargo, el personaje principal de la obra es la propia noche, refugio y campo de batalla donde la autora nos vuelve a hablar de los misterios que conviven a diario con nosotros. Una constante en todos sus trabajos, pero en esta obra también nos invita a reflexionar sobre la soledad, el miedo a la muerte o los temores de los niños.

En Nocturnos Laura Pérez nos invita a un paseo por unas noches donde los sueños se entremezclan con los temores de la vida diaria y la soledad. Un cómic evocador que busca despertar en los lectores diferentes emociones haciendo de cada relectura un nuevo tránsito en el que nos volvemos a situar ante un espejo con un reflejo diferente. Todo ello reflejad en un apartado visual extraordinario en el que la claridad narrativa se funde con unas imágenes limpias y elegantes repletas de esas sombras que la autora valenciana domina como los grandes maestros del medio. Estamos ante uno de los mejores cómics del año que la confirma – aunque no hacía falta- como una de las autoras más interesantes y destacadas del cómic mundial.

Lo mejor

• La capacidad de hacer sentir miedo e inquietud desde las imágenes más bellas y elegantes.
• La arrebatadora personalidad propia que vemos en cada trazo y mancha de negro.
• Las atmósferas que crea Laura Pérez.

Lo peor

• Se hace corto y nos deja con ganas de mucho más -como siempre sucede con sus cómics-.

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Diego García Rouco
Nacido en Barakaldo en 1977 donde sigo viviendo. Descubrí los cómics en una librería de barrio con Tintin, Asterix, SuperLopez y los personajes de Ibáñez. En 1989 descubrí los superheroes de la mano de Stern y Buscema con el numero 73 de la edición de Forum de Los Vengadores. A estas lecturas se fueron incorporando la novela gráfica y el manga, de los cuales, a diferencia de los superheroes, nunca me cansé. Todavía sueño con ser agente Espacio-Temporal y de Planetary, con visitar mundos de fantasía con el señor T., Philemon, Lord Morfeo, Arale y Thor. Viajar con Reed, Ben, Susan y Johnny al futuro y pasear por el cuartel de la Legión. Recorrer la antigua Roma con Alix y una cantimplora de poción mágica. Buscar Mú, perderme en un viaje al corazón de la tormenta, contemplar el Olmo del Cáucaso mientras paseo por un Barrio Lejano leyendo El almanaque de mi padre. Conseguir beber la sangre del Fénix. Leer, al fin, algún articulo de Tintín y de Fantasio sin que me molesten los absurdos inventos de Gastón. Perderme por las murallas de Samaris, mientras de la pirámide flotante de los inmortales cae John Difool. Enamorado de la chica de los ojos rojos y de Adele. Y cabalgar hacia el amanecer con Buddy Longway, Red Dust y el teniente Blueberry. Con un poco de humo azul en los labios...
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