Un año más, el Salón del Cómic de Barcelona ha traído debajo del brazo una nueva edición de sus premios, uniendo entre sus nominados a los distintos tipos de géneros que caen bajo el paraguas del noveno arte. Mañana viernes conoceremos a los ganadores. El ejemplo más representativo de la diversidad (y calidad) se puede encontrar en las diez obras de las dos categorías del los premios del festival, que analizamos a continuación. Además de las dos próximas categorías, también encontramos los nominados a autor/autora revelación en una lista que contiene los nombres de Ana Penyas, Anabel Colazo, Begoña García-Alen, Jandro Gonzalez y, por segundo año consecutivo, Víctor Puchalski. Entre ellos se decidirá quién sustituye a Javi Rey (Intemperie) como ganador del premio a Autor Revelación. Mientras, en el apartado de fanzines, los cinco que optan al premio son Fanzipote, La máquina de las albóndigas, Los Diletantes (estos tres repiten respecto al año pasado), Altar Mutante y Medievo: Medievo. Ahora sí, vamos con las mejores obras patrias y extranjeras.
Mejor obra de autor/autora español/a publicada en España en 2017
Este 2017 se ha reformulado, una vez más, la categoría de “Mejor obra de autor/autora español/a publicada en España en 2017”, reduciendo el número de nominados de los diez pasados a, de nuevo, tan solo cinco. Aunque ya queda lejos la polémica de hace unos años tras la reformulación de la categoría para poner un mayor énfasis en los autores (independientemente de donde hubiera sido publicada la obra en cuestión), la polémica del año pasado respecto a la poca presencia de obras realizadas por autoras ha sobrevolado esta nominación, y la petición de poner cupos en esta categoría. Afortunadamente, esta situación se ha normalizado sin falta de ningún tipo de cuotas. Tras la victoria de Jamás tendré 20 años de Jaime Martín (2017), El Fantasma de Gaudí de El Torres y Jesús Alonso Iglesias (ganadora en 2016) o Las Meninas de Santiago Garcia y Javier Olivares (2015), las siguientes son en estricto orden alfabético las aspirantes a Mejor obra española, de cinco editoriales diferentes y, por primera vez, unanimidad en cuanto a ser obras creadas por un solo autor, en lugar del tándem guionista/dibujante que imperaba en estas calificaciones hace no tanto tiempo.
Encuentros cercanos (Ediciones La Cúpula) supone la primera obra larga (116 páginas) de uno de las talentos más precoces de panorama autoral patrio. Tras foguearse en fanzines y participar, de hecho, en los fanzines ganadores del Saló en 2016 (Nimio) y 2016 (Paranoidland) Anabel Colazo (también nominada a autora revelación) apuesta por los encuentros paranormales para su primera novela gráfica, entrando directamente a las listas de lo mejor del año. En lugar de centrarse en los aspectos más puramente sci-fi de estos encuentros, Anabel narra las consecuencias de dichos sucesos en las personas protagonistas. Publicada en blanco y negro (un denominador común de las obras de este año), la pequeña población de El Cruce fue un enclave fundamental para los investigadores del misterio. un punto caliente de avistamientos OVNI que hará salir muchos curiosos y voluntarios para descubrir la verdad que está ahí fuera.
No por esperada su aparición en esta categoría, es menos interesante. Estamos todas bien (Ediciones Salamandra) de Ana Penyas es un nuevo ejercicio generacional y nostálgico que sirve de homenaje a nuestras abuelas, esos secundarios de nuestras vidas y espectadores en primera fila de nuestra maduración personal. Este biopic en forma de novela gráfica se basa en las experiencias y los recuerdos de las abuelas de la autora, Maruja y Herminia, resultando en un conjunto de anécdotas, ideas, filosofías que sirven de altavoz para contrastar un presente, pasado y futuro generacional que llega al corazón. Ana Penyas, ganadora del Premio Internacional de Novela Gráfica Fnac-Salamandra Graphic con el que ha podido realizar esta obra, se ha perfilado como una de las autoras con más potencial del mercado patrio del cómic y, a opinión de un servidor, aspirante seria a llevarse este galardón y, ¡por qué no!, el Premio Nacional del Comic de este año.
La inclusión de Pinturas de guerra (Reino de Cordelia) en esta lista de nominados hace justicia al perfil de autor veterano del medio, tan ausente en esta categoría como, curiosamente, en la mayor parte de la producción de cómic patrio en 2017. El autor salmantino Ángel de la Calle acumula en su currículum en como Zona 84, El Víbora, Comix Internacional, Rambla o Heavy Metal, así como ese imprescindible que es Modotti. Una mujer del siglo XX. Tras varios años en segunda final vuelve a la carga con este relato también en blanco y negro sobre los pintores latinoamericanos que se refugiaron en París huyendo de sus dictaduras, subgénero clásico entre los nominados habituales. Un español llega a París en busca de documentación sobre la actriz Jean Seberg y casi sin advertirlo, se ve envuelto en una trama de represión contra pintores latinoamericanos que han escapado de las dictaduras militares de sus países. Una nominación tan inesperada como justa que bien puede el tapado en la categoría.
Roco Vargas. Júpiter (Norma Editorial) supone el regreso de uno de los personajes más famosos de Daniel Torres (y ya van cuatro), en una aventura del género que más de moda ha estado en este 2017 en varias modalidades artísticas: la ciencia ficción. Tras las heridas sufridas en su última aventura (el personaje, claro), en su mente se proyectan imágenes de su pasado y siente como algo le está atrayendo hacia un momento concreto de su vida, conformando un relato retrofuturista a todo color que además sirve para comprender el cómic español contemporáneo. Tras unas primeras páginas de comienzo sencillamente perfectas que enganchan al lector, se encuentra un relato depurado que además juega con la vena de la nostalgia y por el cual nadie debería sorprenderse si acaba siendo declarado vencedor.
Un millón de Años (Astiberri Ediciones) es la nueva obra de David Sánchez. Lejos queda ya sus primeras obras como autor revelación (¿En serio que Tu me has matado es del 2010? Como pasa el tiempo…), ya que la producción de David Sanchez es sinónimo tanto de calidad como de lectura onírica. Porque este relato ambientado en un futuro post-apocalíptico dentro de tantos años como marca el título sirve para narrar varias historias cortas donde el autor potencia sus mejores cualidades: lo duro, lo cruel, lo desértico, lo árido… Historias a medio camino entre lo gore y lo repelente que siempre te dejan un mal cuerpo acompañado de una sonrisa en la cara. Lo peor de os series humanos en un relato más de ciencia ficción (¿veis como os decía que estaba de moda?) que puede servir para consagrar al autor madrileño.
Mejor obra de autor/autora extranjero/a publicada en España en 2017
BD, manga y cómic americano se han dado el relevo durante los últimos cuatro años de forma elegante, consagrando a Osamu Tezuka (El Libro de los Insectos Humanos, 2014), a Brian K. Vaughan (Saga, 2015) y el relanzamiento de Spirou: el botones de verde caqui (por Olivier Schwartz y Yann, 2016), y de nuevo el cómic USA el año pasado con La Visión de Tom King y Gabriel Hernandez Walta. Este año el cómic mainstream no puede ser el ganador (no hay ningún nominado) pero hay suficientes candidatos de calidad para alzarse con el premio, aunque aparentemente todas las miradas están puestas en un manga que, curiosamente, fue publicado originalmente hace casi cincuenta años. En cualquier caso, las obras candidatas, una vez más en estricto orden alfabético, son las siguientes:
Arsène Schrauwen (Fulgencio Pimentel) hace honor al dicho de “a la tercera va la vencida”. Tras su nominación en 2015 y 2016, la tercera parte de la saga de Olivier Schrauwen vuelve a encontrar su sitio en esta categoría, incluso pese a la reducción de obras nominadas de 10 a 5 respecto al año pasado. De nuevo una biografía de un abuelo que encuentra su hueco en este tipo de listas (Ay, la patata…) donde priman los recursos visuales a dos tintas (roja y azul) de corte retro que sirven para conducir el viaje del abuelo del autor al Congo Belga, a su descubrimiento del amor, de los usos coloniales y de las amenazas apenas sospechadas… Un tercer volumen más largo que los anteriores y donde el autor reduce el grado de misterio para resolver muchos de los enigmas acumulados. Fusión perfecta de clasicismo y vanguardia donde todo está milimétricamente situado como si de la cocina más moderna se tratara. Todo ello con mucho sentido del humor. ¿Será la tapada de los premios?
El arte de Charlie Chan Hock Chye. Una historia de Singapur (Dibbuks/Amok Ediciones) de Sonny Liew es quizás la nominada sorpresa en una lista que uno podría esperar que tuviera un sitio reservado para obras como La Levedad de Catherine Meurisse o el Valerosas de Penelope Bagieu. Sin embargo, la obra de Sonny Liew tiene bondades suficientes para no sentirse de menos. En esta novela gráfica Chan, de sesenta años, se para un momento para echar la vista atrás a su carrera de cinco décadas creando cómics en Singapur. Sus historias se presentan ante el lector en un despliegue de estilos artísticos y formas, y su desarrollo refleja la evolución del panorama político y social de su tierra y del propio universo del cómic. Una obra metatextual donde se dan cita muchos géneros y estilos para conformar una biografía (y una radiografía de la sociedad) original como pocas.
El club del divorcio (ECC Ediciones) es la obra a la que hacíamos referencia en la introducción del apartado como la mayor candidata a llevarse el premio. La primer parte de la obra maestra de Kazuo Kamimura (la segunda parte, ya publicada, lo ha sido en 2018) se ha convertido en el manga revelación, pese a tratarse de una obra publicada hace casi cincuenta años. Y no sería raro que lo ganara, ya que ya lo hizo el año pasado en Angoulême. Kamimura, maestro nada más y nada menos de Jiro Taniguchi, narró en este Club del divorcio una sucesión de historias cortas protagonizadas por la joven Yûko. Mujer divorciada a una pronta edad, regente un bar para solteros en el que es jefa, anfitriona y divorciada las 24 horas del día y que sirve para retratar (y criticar) con mucha reflexión la sociedad japonesa de los años setenta, a la vez que realizar ciertas aproximaciones a la narrativa en las páginas muy curiosas de comprobar con la perspectiva del paso del tiempo. Una obra recomendable con todas las papeletas para ser la triunfadora.
Y hablando de descubrir autores… Ojo a Tillie Walden. Aunque la mayor parte de la producción todavía sigue inédita en nuestro país, Piruetas (Ediciones La Cúpula) es el mejor ejemplo de lo que esta jovencísima autora tejana puede conseguir (esta obra la hizo con 22 años). Cuatrocientas páginas en bitono que forman un relato autobiográfico en base a las memorias de la autora del paso de la niñez a la adolescencia, con las dificultades clásicas de esas edad para comunicarse con los demás acrecentadas por el hecho de que era lesbiana y no quería/podía contarlo. Un relato sencillo, con dibujo elegante, donde el patinaje artístico que practicaba Tillie sirve de vehículo servía de refugio gracias al cual desconectar del bullying, la familia o el estrés del colegio en un primer lugar del instituto, los romances o el mundo en segundo. Ganadora de dos premios Ignatz, reúne todos los ingredientes clásicos para alzarse con premios de este calibre, algo que ocurrirá si y solo sí el manga anterior se lo permite.
En la categoría de obra nacional suele haber sospechosos habituales entre los nominados, algo mucho más difícil que ocurra en la categoría extranjera dada la amplia oferta disponible. Salvo con Bastien Vivés. Lo del jovencísimo y prolífico autor francés es impresionante. Este año repite, esta vez con una obra menor dentro de su currículum, pero aún y así merecedora de esta nominación: Una hermana (Diábolo Ediciones). Mientras continua dibujando Last Man, El autor de Polina (obra que comparte precisamente muchos detalles con Piruetas) o el Gusto del Cloro vuelve a la carga con la vida de Antoine, de 13 años, quien pasa las vacaciones en la playa con sus padres y su hermano pequeño. La mayor parte de su tiempo están dibujando o en la playa hasta que una noche conoce a Helena, de 16 años, y ha venido a pasar unos días con su madre. Su presencia y su comportamiento, turbará sus días, y tal vez la vida de Antoine. Lo que podría ser una historia más de amor de verano, se convierte en manos del autor francés en una narración apasionante, en una nueva obra maestra. Una historia delicada, sensual, sugerente, donde cuenta el despertar de un adolescente, su primer amor. En otras palabras, una pequeña obra maestra marca de la casa de Vivés.