Honestamente, no creo que
Es posible que Batman sea la mejor persona para Catwoman, y viceversa. Dos bichos raros que están al límite en su “oficio” de transformarse otra cosa. Uno es un héroe que roza la villanía y la otra una villana que tiene más de heroína a veces que su novio. El murciélago y la gata están hechos el uno para el otro, está claro. Nadie comprende a Bruce tanto como Selina, ni viceversa. Y al final, los seres humanos buscamos comprensión, hacernos entender por el otro, en su forma más perfecta posible. Por lo tanto, pase lo que pase, seguramente serán muy felices. Quizás la gente espera un cliffhanger bestial, un suceso trágico y dramático que posponga o cancele la boda. Nadie espera que vivan felices y coman perdices, que sería lo habitual en el mundo real o en otro tipo de historias, o incluso de la época. Pero quizás lo común, en este caso tratándose de estos personajes, se convierta en lo extraño, en lo inaudito, en lo que nadie espera. Quizás lo raro es que la boda vaya bien, sin anomalías, y que ambos tengan una feliz luna de miel y una posterior vida conjunta. Quizás esto es lo que haga evolucionar a dos personajes, y sobre todo a uno de ellos, y alcance una madurez y una evolución que nos diga algo más de él a nivel humano. Es posible que Batman, gracias a una estabilidad emocional, comience a ser menos atormentado, y empiece a tener relaciones menos tóxicas con quienes les rodean, su pareja, sus amigos, su hijo, incluso sus enemigos. Quién sabe, quizás el propio Joker cambie a la par que lo hace su archienemigo.
Lo que quiero dejar claro es que me gusta este Batman, y me gusta la etapa de Tom King porque aporta algo distinto, como por ejemplo, una boda que no me cabe duda que va a ser diferente a lo que esperamos, como está siendo su etapa en la colección. Y honestamente, prefiero que, con un personaje con ochenta años a sus espaldas y miles de historias, se aporta algo diferente que algo estándar, simplemente entretenido y que no se salga del márgen ni un milímetro.
Estamos ante la auténtica boda del año, tal vez del siglo, en el mundo del cómic de superhéroes. Y no las nupcias de personajes de otras editoriales. La boda de Batman es la boda real. De Batman y Catwoman. Vaya. Jamás hubiera imaginado que este momento llegaría a darse algún día, pero si me hubieran preguntado hace tiempo, mi respuesta siempre hubiese sido la misma: si Batman ha de casarse lo hará con Catwoman. Esa mujer que tanto ha amado. Esa a la que siempre, aún en su época de villana, defendía y diferenciaba de sus demás enemigos porque ella era sólo una ladrona, no una psicópata.
Tom King viene realizando un trabajo que será inolvidabole para la colección del Hombre Murciélago. A buen seguro el ingrediente que nos tiene preparado para este Batman #50 va a dar que hablar. De hecho, el New York Times ya está hablando del tema. Es obvio que algo pasará y la boda no será un número homenaje al amor y al romance de Selina y Bruce. No puede ser una novela romántica. Por ello espero que la boda no llegue a realizarse. Pienso que el mayor impacto argumental posible puede ser una cancelación, o una interrupción. O un retraso de uno de los novios… quién sabe. A mí me decepcionaría que no hubiese mil trabas que impidan el «sí quiero».
¿Qué vendrá después? Lo averiguaremos con interés mes a mes. Por lo pronto, ya tenemos nueva serie de Catwoman para ir descubriéndolo. Y, espero, que muchos números más de King en Batman.
Ante la lectura de Batman#50 lo que espero es cerrar la última página y tener la seguridad de que Bruce y Selina se han casado y de ese modo llegan hasta lo relatado en el Anual . No soy ingenuo, soy consciente que esta pareja durará lo que duré
Esa es mi esperanza y mi apuesta, pues la relación con Selina ha sido el núcleo, el corazón de estos 50 números. ¿Alguien se acuerda de
Podría decirse que tras el final del primer arco, con I am suicide el run de
Pero esto no es sola una boda, es el cómic #50 del personaje que mas vende todos los meses desde hace más de siete años, y por lo tanto, más allá del esperado happing end ha de haber un misterio o una sorpresa, algo que haga que nos haga pasar cada página con tensión.
Hasta hace una semana – antes de que se plantease este artículo – no había pensado mucho en el argumento de esta historia, para mí era el número en el que se casaban finalmente Bruce y Selina. pero siendo consciente que tiene que haber algo más, solo una idea se repite una y otra vez en mi cabeza, la cual va en contra de uno de los leitmotiv de
Sí, esta es mi idea loca, el pensamiento circular que no desaparece de mi mente. Por un lado lo rechazo, tanto por ser un personaje querido como porque tal hecho haría que el número #50 no sería recordado por ser la boda de Bruce y Selina, sino aquel en el
No sé, espero no acertar, para de ese modo no haber realizado un spoiler involuntario y sorprenderme con los que de ese número lleno de magistrales artistas, pues son estos, sin duda, los que durante estos dos años han elevado la calidad de la serie, gracias a su belleza y a su excelente narración. Por eso, hoy mas que nunca, agradecer el trabajo realizado por
!Bodorrio gatuno!
El Batman de Tom King ha sido una montaña rusa de sensaciones, en especial desde que decidieron darle una mayor relevancia a Selina y con ella a su relación con Bruce, es a partir de ese momento que la cabecera se convierte en un imprescindible, una de las mejores series del universo DC en la que ha ido cociendo a fuego lento la que se antoja como la boda del siglo, la de Bruce y Selina.
Partamos de la base de que estoy disfrutando de esta serie a ritmo ECC Ediciones y que viendo la que se venía he intentado mantenerme al margen de las noticias que llegaban de Estados Unidos porque tengo la sensación de que lo que nos propone King va a ser mucho más importante que un relevante cambio de status quo y quiero emocionarme con la primera lectura. De hecho, si no fuese por el anuncio de que Selina tendrá una serie regular a cargo de Joëlle Jones apostaría todo a que la boda terminaría en sangre, más concretamente en el asesinato de la novia por parte del Joker, y es que hay que ser muy valiente a nivel editorial para hacer que uno de sus personajes franquicia de un paso tan importante pues condiciona, y aun no sabemos si para bien o para mal, las historias que va a protagonizar a partir de ahora.
Vivimos en una época en la que las editoriales han optado por el camino fácil, años atrás fue Marvel Comics y su Mefistazo arácnido, y aún tenemos reciente la anulación del matrimonio entre Clark y Lois (por suerte remendado) o el de Barry e Iris, de ahí mi sensación de que hay algo más que una boda, tengo la sensación de que me estoy perdiendo algo que no descubriré hasta que tenga el cómic en mis manos. Con todo, hay que aplaudir la labor de Tom King y los artistazos que le han acompañado, en particular nuestro admirado Mikel Janin quien con cada nuevo número consigue la difícil labor de superarse a sí mismo.
Elegir qué ponerse, pasar por la peluquería, echar cuentas sobre qué regalar, enfurruñarse porque no nos han invitado a la despedida de soltero, cacarear con los invitados más cercanos lo guapa que iba la novia… ¡Estamos de boda queridos lectores! Y no hablamos de cualquier boda ni de cualquier fecha elegida para tan magno evento. En primer lugar porque la fecha elegida por los novios para el enlace no es otra que el 4 de Julio, Día de la Independencia de Estados Unidos de la corona británica, y los novios no son otros que la pareja DC del momento, Bruce Wayne y Selina Kayle, o como se los conoce en los ambientes nocturnos de Gotham City: Batman y Catwoman. El Hombre Murciélago y la Mujer Gato se dan el sí quiero, y en Zona Negativa estamos dispuestos a celebrarlo, aunque nuestro pase de prensa especializada no nos haya bastado para poder colarnos entre los invitados del convite.
Es un momento atípico y extraño para Bruce Wayne, y es que Batman nunca ha tenido mucha suerte en el amor que se diga. No le han sobrado conquistas amorosas, ni mujeres con las que compartir pasionales momentos y tórridos romances, pero jamás ha tenido una relación duradera, una relación que se vendiera a los lectores como la mujer con la que Wayne pasaría el resto de su vida, hasta que la muerte (que en DC como en Marvel, siempre es algo efímero) los separase. Donde Clark Kent tenía a su Lois Lane, Batman no tenía a ninguna mujer equiparable a nivel de relación seria.
Sí, todos pensábamos que la relación con Talia Al Ghul llegaría lejos, máxime cuando descubríamos que ella no había perdido al niño que esperaba y que Damian Wayne estaba vivito y coleando, llegando a portar el manto de Robin, pero seamos serios… Si tu suegro es un villano genocida pagado de sí mismo, dispuesto a todo con tal de conseguir sus oscuros objetivos y bañarse una vez más en la Fosa de Lázaro que le otorga la inmortalidad, la relación amorosa no lo tiene nada fácil. Si a ello le añadimos que Talia es a ratos novia del héroe, a ratos su enemiga, y en esta segunda función, líder indiscutible en muchas ocasiones de la Liga de los Aseinos… no, la realidad es que esa relación estaba herida de muerte desde su concepción.
Es cierto que otras mujeres han compartido el corazón de Bruce Wayne además de Selina y Talia. No nos olvidamos de Vicky Vale, Julie Madison, Linda Page, Pamela Isley (a.k.a. Pison Ivy), Jezebel Jet, Rachel Caspian o incluso la hechicera Zatanna, pero todas ellas no dejaban de ser escarceos amorosos que no hacían tanta mella en el Caballero Oscuro como para que los lectores las interpretásemos como “la novia del héroe”.
Sin embargo, en el caso de Selina Kyle, incluso antes de que Tom King decidiera darles una estabilidad como pareja, durante años siempre se ha trasladado a los lectores y al fandom la sensación de que esa relación podía dar mucho más, de que quizás Selina era la elegida para unir su destino amoroso al de Wayne de una vez y para siempre. La pareja no lo ha tenido nada fácil. Comenzaron como enemigos, pasando a ser en ocasiones compañeros para volver a ser enemigos otra vez, pero la pasión y la atracción tanto sexual como amorosa siempre ha estado presente entre ellos dos, por muchos que ambos llegasen a negarlo en ocasiones.
El caso de Bruce y Selina es como el de esos dos grandes amigos, con vidas complicadas que nunca se arriesgan a llevar más allá su relación porque consideran que lo tienen todo en contra, pero que cuando se dan cuenta de que lo único que se interpone entre ambos son sus propios miedos, superan todos los obstáculos posibles, formando una pareja de película, o como en este caso, de viñeta.
¿Pero que podemos esperar de esta boda? ¿Llegarán los novios a darse el sí quiero? ¿Se verá en enlace frustrado por el ataque de un villano como el Joker o Dos Caras y no llegará a legalizarse? ¿Se casarán en Régimen de Gananciales o en Separación de Bienes como único medio para salvaguardar el futuro de la fortuna Wayne? Risas a parte, la realidad es que en el mundo del cómic americano mainstream, y como demuestra el ZN Podcast #7 dedicado a las bodas marvelitas, las uniones entre superhéroes no suelen tener un futuro a largo plazo. Sin embargo, yo voy a romper una lanza a favor de DC Comics y de Tom King y voy a decir sí, a esta boda. No sólo porque opine y considere que Selina y Bruce son perfectos el uno para el otro, si no porque creo que son dos personajes que llevan muchos años sin dar un paso tan importante en sus vidas, paso que no es necesario para garantizar las ventas de Batman, el cual suele ser el cómic más vendido de DC cada mes, y en muchas ocasiones, el cómic americano más vendido. Sí, por supuesto que este cómic venderá mucho más al haberse anunciado un evento tan importante, pero no creo que las ventas sean lo único que motive esta decisión creativa. Se trata de dar un paso más en las vidas de Batman y Catwoman, y ambos se merecen ser felices y romper los cánones del género formando un matrimonio duradero que no se rompa nunca o que, al menos, dure hasta el siguiente reboot que la editorial planee esperemos que después de muchos años.
Es por ello que desde Zona Negativa, deseo a los novios una felicidad larga y próspera, un matrimonio que con sus desgracias y alegrías, supere todos los peligros que su arriesgada carrera les depare, y que se conviertan en un ejemplo de la posibilidad y realidad del amor verdadero en un universo superheroico. Comieron insectos, sardinas y ratones… vivieron felices.
Desde que Susan Storm y Reed Richards pasaron por el altar y, por lo que a DC respecta, desde que Lois Lane y Clark Kent hicieron lo propio, la posibilidad de que tal y cual personajes decidieran contraer matrimonio se convirtió de una hipótesis para «historias imaginarias» en un paso para una evolución que, en el mundo de los pijamas, rara vez se da de una forma que no sea circular. Así, los cambios vitales experimentados en su primera década de existencia por el citado matrimonio Richards -noviazgo, boda, progenitura- o por Peter Parker -instituto, trabajo complementario, universidad, trabajo principal- se vieron sucedidos por un inabarcable período de inmovilismo o, más exactamente, por una sucesión de etapas con freno y marcha atrás. En la mente de la parroquia lectora estará sin duda el recuerdo de la ya lejana aventura Un día más, en la que maniobras orquestales en la oscuridad, borraron de la continuidad el matrimonio entre Peter y Mary Jane, dando para la posteridad un término que es sinónimo de trasteo más bien chapucero de la continuidad: «Mefistazo». Así pues, cuando se anunció que Bruce Wayne y Selina Kyle iban a contraer matrimonio el uno contra la otra y viceversa, la pregunta que me asaltó fue la determinación de la equivalencia temporal de la expresión «hasta que la muerte nos separe».
Como buen personaje deceero, Batman es un héroe arquetípico e icónico, lo que no es óbice para que las interpretaciones sobre el mismo y su mundo hayan sido múltiples. Podemos identificar al caballero oscuro en las obras de autores tan distintos como Frank Miller, Alan Moore, Steve Englehart, Dennis O’Neil o Grant Morrison, por citar solo un puñado. La cuestión es que, en todas ellas, el detective es un personaje que, pese a haber construido una gran familia a su alrededor, a la larga se encuentra solo. Ya sea en El regreso del Señor de la Noche o en Batman Beyond -la serie de animación- vemos un futuro en el que Bruce acaba alejando a toda aquella persona que le aprecia o le quiere. Quizá sea por su obsesión, quizá por el hecho de que ningún personaje del entorno del murciélago -ni siquiera Dick Grayson- está tan definido por la tragedia como Batman. Ya lo apuntaron Mark Waid y Bryan Hitch, durante su paso por la colección de la Liga de la Justicia de América. Cierto es que, esto no siempre ha sido así pues, en los tiempos anteriores a Crisis en Tierras Infinitas, la Tierra 2 albergaba la presencia de Helena Wayne, la Cazadora, hija de Bruce y de Selina. Sin embargo, aquel mundo paralelo no era otra cosa que el rescate de la edad dorada y un lugar en el que autores como Roy Thomas podían jugar a ver qué pasaría si los héroes y heroínas maduraran y envejecieran, como acontece en la vida real.
Así pues, más allá del bombazo habitual que suponen, mediática y económicamente, los tebeos relacionados con un evento de este tipo, me interesa saber qué es lo que se hará con el matrimonio. El universo «batmaniano» no va a terminar con la fórmula de los cuentos, donde la pareja vivió feliz y comió perdiz sino que habrá un día después. ¿Cuánto tardará en retornarse al statu quo original?
Tom King es uno de los mejores guionistas de la actualidad, el chico de moda. Batman es el personaje favorito de la mayoría de los fans. Tom King se encarga de la colección de Batman. Catwoman es el amor eterno de Batman. Tom King va a casar a Batman y a Catwoman. Ergo, todos los fans van a volverse locos.
El mito de Batman es tan potente porque se trata de una metáfora de la decepción (o del pecado) original. Todos hemos vivido un trance similar al de Bruce Wayne, en el que nuestras percepciones e impresiones acerca de lo que es el mundo, la justicia y la moralidad quedaron arrasadas. Es más, todos nos enfrentamos día tras día a decepciones similares, solo que a una escala mucho menor.
Lo que nos diferencia de Bruce Wayne es que nosotros somos resilientes. Es decir, somos capaces de asimilar el lado oscuro de la vida y podemos aprender a convivir con ello. Bruce Wayne no podía. Hasta ahora.
Tradicionalmente las mejores historias de Batman (La Broma Asesina, El Regreso del Caballero Oscuro, la trilogía de Nolan) ponían el acento en una cuestión esencial, formulada de manera explícita por Harvey Dent en El Caballero Oscuro: “¿Puede un hombre ser moral en tiempos inmorales?”
Tom King va un paso un más allá, y se atreve a preguntarse si un hombre puede ser feliz en tiempos inmorales. De manera sorprendente, su respuesta es un “si” rotundo (o eso parece).
Si la etapa de Tom King empezó siendo un tanto errática (con arcos argumentales que planteaban premisas interesantes que no llegaban a ninguna parte, intercalados con números auto-conclusivos sublimes), desde que Selina Kyle accedió a casarse con Bruce Wayne la colección de Batman ha encadenado una serie de historias que ya han alcanzado la categoría de clásicos (como Superamigos o Un día de estos). Al mismo tiempo que la relación entre Batman y Catwoman atravesaba por las fases y eventos típicos de cualquier relación (conocer a la exnovia, conocer a los amigos de la pareja, etc) el interés y la empatía de los lectores crecía número a número, y todos los ojos estaban fijos en el horizonte, en una boda entre dos iconos del cómic. Un evento que puede ser (y casi seguro será) un hito, no solo por la importancia (relativa) en la biografía del mito de Bruce Wayne, sino por la calidad de todos los autores implicados en la construcción de la historia.
La boda de Bruce y Selina promete ser el colofón de toda una época, el culmen de unos años en los que Bruce Wayne ha conseguido madurar y evolucionar (algo en principio impensable para un icono). Una historia que quiere marcar a una generación de lectores. Una historia que cierra un ciclo, y una historia que, por nuestro bien, esperemos que no sea la última de Tom King como cronista de la pareja formada por la gata y el murciélago.
Y quizá así el guionista de moda pueda, finalmente, cumplir con el propósito que arrastra desde que empezó a escribir comics: devolverle a los superhéroes la relevancia que han perdido (al menos fuera de las salas de cine).
Siempre me ha dado la sensación de que las bodas son un tema que da miedo a muchos escritores, sin importar mucho si escriben para teleseries, cine, literatura de cualquier género y como no puede ser de otra forma, comics. Miedo a plantearlas, pero sobre todo miedo a desarrollarlas, a trabajar con esa nueva situación que pone a la heroína o al héroe, o a ambos, en una nueva situación, un estatus diferente, del que pocas veces saben salir airosos. Matrimonios famosos en los comics DC hay unos cuantos (sin entrar a valorar su actual estado), Sue y Ralph Dibny, Ray Palmer y Jean Loring, Dona Troy y Terry Long, Mera y Aquaman, Rex Mason y Sapphire Stagg, Buddy Baker y Sue, Lois y Clark, Barry Allen e Iris West, Wally West y Linda Park… que demuestran que el problema no es casar a los protagonistas, sino seguir escribiendo historias donde este nuevo estatus se explote, se desarrolle y se potencie para explorar nuevas situaciones y conceptos.
Sin embargo, muchos de estos matrimonios ya no existen, como si la idea de mantenerlos fuera contraproducente o impidiera que se pudieran seguir contando grandes historias de sus componentes.
Y es por eso por lo que me siento emocionado y temeroso al mismo tiempo cuando Tom King dio un paso que hasta ahora nadie parecía haberse atrevido a dar. Emocionado por poder leer una historia en la que King ha ido construyendo una relación que se asienta en cientos de historias en la que Selina y Bruce mantenían una más que intensa relación de atracción mutua. Emocionado por ver en Selina la mujer que puede aportar algo de paz a la dolorida personalidad de Bruce. Emocionado por ver como Bruce cede ante Selina derrumbando todas sus fortalezas y cede mostrándole lo vulnerable que es en realidad. Pero también siento temor, duda y algo de miedo por el futuro de la pareja, por como tratarán los siguientes guionistas esta relación, este matrimonio que viene a cambiarlo todo por completo. Los dos más importantes héroes de DC han formado una familia y mientras que en Superman se ha logrado dar con el tono adecuado, la duda me ronda en cuanto a si sabrán tratar la relación entre Damian, Selina y Bruce y acertar con el tono una vez Tom King abandone la serie de Batman.
Y es que esta es la historia de Tom King, escrita para su etapa, para su Batman y las dudas, los miedos y los temores van a estar ahí a la espera de morirse de hambre o acabar por manifestarse y acabar por dar la razón a las palabras con las que empieza este texto. Solo el tiempo nos lo puede decir. Mientras tanto disfrutemos del momento y de la boda que hoy se oficia en el Universo DC.
Bueno, por lo visto ha habido filtraciones sobre lo que ocurre en el nº50 de la serie de Batman. Pero yo no diré nada sobre ello. Luego cada uno que saque sus conclusiones.
Sin duda, el hype es enorme con este número. Y la etapa de King, altamente disfrutable y de las que se recordará años más tarde.
Esta tarde habrá reseña del Batman #50 y Catwoman #1, allí podréis hablar tranquilamente sobre lo que ocurren en ambos números.
Y no serán las únicas entradas de esta tarde 😉
No os metáis a páginas en inglés…
En Internet ya está corriendo la sangre por lo que pasa en el número 50 y no me extraña. Lo he leído hoy a las 9 de la mañana con un hype tremendo y, aunque me parece que está maravillosamente narrado, lo narrado es una p*** mierda, lo peor que ha escrito King con mucha diferencia. Y la página final es simplemente lamentable. A ver qué se saca de la manga en los 50 números que le quedan… si no lo echan antes por esto.
Tiene que haber alguna repercusión en DC por lo que han provocado entre todos. Las tiendas de cómics están que echan humo tanto por el contenido del número como por haberlo destripado todo tres días antes de que saliera a la venta.
xD
Lamentable colofón a la peor etapa de Batman que recuerdo. Jamás he visto tan atrás en cuanto a nivel e interés la colección principal del murciélago con respecto a otros cómics, y quién iba a decirlo de Tom King, hasta hace poco el guionista con más futuro del cómic norteamericano. Así que todos los arcos habidos hasta ahora, con sus carencias y poca calidad (sobretodo Yo soy Bane y La Guerta de Bromas y Acertijos), nos conducen a este bochornoso clímax. Ya veréis la que se lía, y no me refiero a en el cómic, que también xD
Creo que en este cómic se ha jugado con la baza de protestar con la gente que lo ha criticado «sin leerlo» para no escuchar a la gente que lo critica habiéndolo leído.
Es un tebeo malo, malo. De entrada las historias con tropecientas páginas de dibujantes invitados haciendo pinups como en los especiales de trajes de baño de los 80 me parecen un timo de cómic. Para poses absurdas y molonas pueden usar instagram pero yo prefiero leer una historia y las constantes interrupciones en la narración para introducir pedazos de la carta me cortaban el ritmo.
La «historia principal» de la preparación de la boda es paupérrima, falta muchísimo contexto, en ningún momento te planteas que Batman se vaya a casar sin ciertos otros personajes cerca. Está bien elevar la importancia de Alfred, pero ni siquiera Batman es tan capullo. Sin esa sensación de celebración previa, de in crescendo narrativo, es imposible pensar que esto termina de alguna manera distinta. El «giro» final tampoco resulta impactante, la verdad. Si ese conjunto de villanos quisiera quebrar la voluntad de Batman podría haber secuestrado, torturado y/o matado a Selina mientras él se preparaba para la boda. Pensar que la plantada en el altar vaya a romper al Caballero Oscuro es una tontería para mí y un fallo de King que ha dado demasiada importancia a su historia y ha perdido ciertas nociones: Batman conoce a Selina y si enorme trayectoria, que en un momento dado ella se echara atrás era algo posible, y hasta probable, en ausencia incluso de influencias externas. Podrá joderle, entristecerle o dolerle, pero un «The Bat is broken» es absolutamente desproporcionado.
Menos mal que el dibujo de Janin es espectacular como siempre, y cada vez que se vuelve a una página suya se retoma la sensación de estar leyendo un cómic importante. Lástima que nada más lo haga parecer.