Novelas gráficas Conan nº 6: Conan de las Islas

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1946
 


Edición original: Marvel Comics – 1988
Edición España: Comics Forum – junio 1996
Guión: Roy Thomas
Dibujo: John Buscema
Entintado: Danny Bulanadi, Armando Gil, Ricardo Villamonte, Dave Simmons
Color: George Roussos
Portada: Rafael Garrés
Precio: 6,56 euros

 

El regreso de Roy Thomas y John Buscema a las crónicas nemedias (versión viñeta) se concretó durante la última década del siglo pasado en una serie de colaboraciones en las que guionista y dibujante siguieron consagrados como uno de los equipos supremos de las aventuras del cimmerio. Thomas estaba recién entrado en su madurez y recién retornado a Marvel, pero el gran John afrontaba ya la última etapa de una carrera brillante. Aún tendría ocasión de maravillar a propios y extraños con algunas de sus obras más personales, pero con estas premisas sobre el tapete, no resulta extraño que él y su guionista de cabecera afrontaran la última historia del célebre personaje creado por Robert E. Howard.

Conan de las Islas presenta al cimmerio en su senectud. Hace veinte años que reina sin contestación en Aquilonia y durante esos años su sed de aventuras ha tenido que ceder a los asuntos públicos. Su gobierno ha sido fuerte pero no han faltado complots para echarle del trono. Su hijo Conn está listo para sucederle y hace años que nota el vacío dejado por la reina Zenobia. Más que el peso de los años es la carga de la soledad y el hastío la que parece hacer mella en él. Una serie de misteriosas desapariciones en las que hay hechicería de por medio es la ocasión ideal para que el antiguo bárbaro corra en pos de una última aventura. Sea cual sea el resultado de la misma una cosa está clara: jamás volverá a su reino. El mismo vaticinio le indica que debe viajar hacia poniente, más allá del mundo conocido, para encontrar respuesta al misterio que acucia no sólo a sus dominios sino también a los demás reinos. La misión llevará a Conan a los ambientes de su juventud, reencontrándose con antiguos camaradas de su pasado. Puede que hayan pasado veinte años, pero la leyenda del cimmerio, ya sea con su nombre de nacimiento o con el ganado en combate de Amra, ha seguido vigente. Con una tripulación compuesta por viejos conocidos y jóvenes deslumbrados por el mito, partirá rumbo a lo desconocido, donde hará lo que mejor sabe hacer: liarla parda.

La novela gráfica se presenta como una fiel adaptación del relato original, con todo lo que ello supone. Las historias de Howard eran material de novela de a duro, lo cual implica que no vamos a encontrar literatura de alto nivel, tramas especialmente elaboradas o elementos que no estén al servicio del protagonista indiscutible. A cambio tenemos un personaje carismático (que ha logrado auparse a la posición de arquetipo de un género del entretenimiento como es el de bárbaros) y unos relatos entretenidos en los que el héroe –a veces un poco antihéroe- triunfa contra viento, marea, espada y brujería. Tratándose de la última historia de Conan, hay que hacer especial hincapié en el tono crepuscular de la misma. El cimmerio vuelve a sus amadas tabernas, a las broncas de barra de tasca, a la guarida de piratas donde, trago y trago, se cuentan las hazañas de Amra, el león, el compañero de la reina Bêlit. Junto a otros camaradas que peinan canas y calvas, se lanza a lo desconocido para descubrir una América hiboria.

Mientras leía la novela en su edición de Forum, no podía evitar pensar en la película El último pistolero (The Shootist.) El tono crepuscular del filme coincide con el de la novela y sus protagonistas son más bien símbolos de una época que declina que personajes de carne y hueso. Así como el director Don Siegel decidió homenajear al moribundo western a través de su mayor valedor (John Wayne) y de otros ilustres (como James Stewart o Lionel Barrymore), Howard primero y Thomas y Buscema después deciden otorgar a Conan una última aventura en la que desde Aquilonia volverá a Argos, al mar y a las islas piratas. Como él, es inevitable que la afición evoque un periplo parecido, en el que un joven cimmerio acabará tropezándose con uno de sus grandes amores, la señora de la Costa Negra. Ha pasado casi medio siglo, pero nuestro bárbaro sigue manteniendo el pulso y sigue teniendo la capacidad de darle lo justo al pico y lo necesario a la pala. Aunque sea en barco, su creador y sus cronistas del tebeo le darán ese final que tienen los grandes: una cabalgada hacia el crepúsculo, mientras los últimos rayos de sol alumbran su dura y canosa cabeza.

Conan de las islas, en las novelas gráficas marvelianas
Portada de la edición estadounidense

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idem
idem
Lector
23 junio, 2014 10:26

Buena reseña, aunque corta, Luis Javier. Esta novela gráfica sí es un buen canto de cisne de Conan el descubridor (el Colón de la Era Hiborea). Creo recordar que estaba dividida en 3 partes y tardó algunos años en completarse: la 1ª parte creo que es de 1981 o 1982 y las partes 2 y 3 del año 1989 (anticipando el regreso de Thomas a las colecciones regulares del bárbaro).
La verdad es que está llena de tópicos pero con momentos memorables como el duelo a espada en Tortage o la carrera de Conan huyendo de las ratas.
Su posterior continuación «Los nigromantes de Na át» es muy inferior a esta historia. Además está como estintada al carboncillo o algo así y desluce mucho el resultado final.

Khonshu
Khonshu
Lector
23 junio, 2014 11:32

Yo esta la tengo pero en edicion de la espada salvaje (creo q era el n° 100)
Me parece una historia un poco del monton. Era tal su fama, que me decepciono algo cuando por fin la leí.
La continuacion que menciona idem tampoco era gran cosa, pero tuvo la gracia de ser la ultima vez que big jhon trabajo con el barbaro y con thomas, no?

Y supongo que muchos me van a tachar de hereje por lo que voy a decir, pero, antes ue este conan de las islas y su continuacion, me quedo de largo con la saga de gerry conway donde el cimmerio tenia un periplo por toda «america» con lapices de docherty y tintas de chan.

Spirit
Spirit
Lector
23 junio, 2014 16:40

Yo también pienso que la crítica es un poco corta…y que además no se moja en demasía, no? No sé si esta obra es buena o mala, en qué falla o en qué acierta, etc…Se nota que estáis un poco vagos 😉

Yo también la tengo en su versión ESPADA SALVAJE número 100, y el recuerdo es que es una obra del montón tirando al lado malo. Es decir; para ser supuestamente el canto del cisne de sus autores en dicho personaje la impresión es que era algo realizado con bastante desgana. No sólo se limita a hacer un compendio de los lugares comunes una y otra vez sin que el tono «crepuscular» aporte nada en esencia, si no que Buscema hace aquí uno de sus trabajos más mecánicos y menos trabajados, ignoro si por falta de tiempo o por el aporte de tropecientos entintadores distintos. Eso hace que quede en una obra digna, que no es poco, pero no en algo mayor que podía haber sido este CONAN DE LAS ISLAS.

Y yo también soy un hereje, pero a mí me encantan las novelas gráficas de MOENCH/ GULACY y DON KRAAR/ JOHN SEVERIN, que creo son mejores que las comentadas hasta ahora del dúo Thomas/ Buscema.

Retranqueiro
Retranqueiro
Lector
24 junio, 2014 5:07

«La novela gráfica se presenta como una fiel adaptación del relato original, con todo lo que ello supone. Las historias de Howard eran material de novela de a duro»

Empiezo poniéndome pejiguero. El relato original de esta historia no es de Howard sino de Sprague de Camp. Y aunque es verdad que Howard nunca ganaría el Nobel de Literatura también lo es que entre su Conan y el de de Camp media un abismo.

En cuanto al tebeo. Para mí es de los normalillos tirando a malo. Bueno, depende del día; hay veces en que lo tengo entre los malillos tirando a pésimo. Es cierto que, como dice idem, la historia tiene un par de momentos buenos pero la mayor parte de las veces resulta tan tópica y… rutinaria… que hasta se hace aburrida. No porque se haga pesada de leer sino porque carece por completo de capacidad de sorpresa y, por tanto, de tensión o interés.

Vale que, además, a mí siempre se me ha atragantado este tebeo. Se supone que Conan tiene (o ronda) los 70 años. Sin embargo, su aspecto es el de siempre. Nada de barba (por ejemplo), un par de mechones entrecanos y va que chuta. Su aspecto físico es el de siempre; una puta mole de músculos, nada que indique no ya decadencia sino el simple paso del tiempo. El Conan septuagenario es igual que el treinteañero. Ignoro si es culpa de los dibujantes o una imposición editorial pero el caso es que se trata de una cagada importante porque, entre otras cosas, este detalle echa a perder en buena medida y por sí sólo la supuesta carga crepuscular del relato.
Aparte; nunca me ha gustado lo de Conan como «paladín del Bien y de la Luz».

«Y yo también soy un hereje, pero a mí me encantan las novelas gráficas de MOENCH/ GULACY y DON KRAAR/ JOHN SEVERIN, que creo son mejores que las comentadas hasta ahora del dúo Thomas/ Buscema.»

Mi preferida es Conan el Pícaro. La de Moench/Gulacy me gusta pero ni de coña como aquella (en buena medida a causa de Gulacy, que es un autor que se me atraganta cosa mala), y la de Kraar/Severin… La leí. Joder, seguro que, como mínimo, la leí, que está dibujada por John Severin, coño. Pero que me parta un rayo si sé cual es o de qué iba.

Ocioso
Ocioso
Lector
24 junio, 2014 7:29

Retranqueiro: Su aspecto físico es el de siempre; una puta mole de músculos, nada que indique no ya decadencia sino el simple paso del tiempo. El Conan septuagenario es igual que el treinteañero

Mucho criticar a Sal pero John siempre dibujaba con la misma plantilla. Era bueno, vale, pero muy sobrevalorado.

Ajota
Ajota
Lector
24 junio, 2014 18:45

¿La historia?Normalita, como muchas de las últimas de Thomas. ¿El dibujo? Buscema a mano cambiada dibujaba mejor que cualquiera de los de ahora, pero era perrete con los bocetos y en esta historia los entintadores hacen lo que les da la gana. ¿Conan igual que siempre? Pues en mi opinión no, señores: arrugas por todos lados y ojos cansados, pero el que tuvo retuvo.

Prefiero «Conan: el Pícaro», porque la historia está un poco más currada pero, sobre todo, porque el dibujo completo (color incluido) corre a cargo de John Buscema y es para babear de gusto.

Spirit
Spirit
Lector
24 junio, 2014 22:40

Por si sirve para disipar esta duda, en el citado número 100 de la espada salvaje hay una introducción firmada por manuel barrero, que es alguien de fiar, que explica exactamente eso; que el relato de CONAN DE LAS ISLAS es uno de esos apaños que hizo Sprague sobre esbozos sin acabar de Howard.

Khonshu
Khonshu
Lector
25 junio, 2014 12:00

«Es que para el 100 de la Espada Salvaje el tema lleva en decadencia bastante tiempo… Hasta ±50 es grandiosa pero luego…»

¿Te refieres a la edición USA o española? Porque antes del 50 en la patria hay mucha basurilla de Fleischer y similares. Es verdad que en los primeros números hay joyitas, pero uno se queda con la impresión de que lo bueno bueno se fue casi todo a los superconan.

Yo me quedo antes con los divertidos números de Dixon, aunque no fueran muy fieles al canon, que con los sucesores inmediatos de Thomas.

Retranqueiro
Retranqueiro
Lector
26 junio, 2014 10:37

Luis Javier; pues he echado un ojo ayer a los tres tomos y me he mirado las sinopsis y argumentos a medio acabar (por encima, que tampoco tenía ganas de leérmelo todo) y no he visto que apareciera este relato. Pero tampoco lo sé seguro.

Retranqueiro
Retranqueiro
Lector
26 junio, 2014 10:40

«Yo me quedo antes con los divertidos números de Dixon, aunque no fueran muy fieles al canon, que con los sucesores inmediatos de Thomas.»

Yo con las historias de Dixon (con alguna excepción) no puedo. Y ya cuando hizo que Conan soltara cada dos por tres aquello de «¡Crom, cuenta los muertos!» acabé hasta las narices. Manías que tiene uno.

Khonshu
Khonshu
Lector
26 junio, 2014 11:50

Pero si lo de «Cuenta a los muertos» es lo mejor! Molaba un huevo!

Dixon no tenía ni puñetera idea de la Era Hyboria, colocaba a Conan en sitios donde no había estado y tal…

Pero tuvo la virtud de saber modernizar al personaje. El canon de Thomas pesaba como una losa en sus sucesores y Conan se había quedado estancado en una estética de Espada y Brujería muy setentera.

Dixon tiraba por un tipo de historia muy mundano, de venganzas entre bandoleros, de puestos fronterizos y tabernas malolientes que le sentaba muy bien a la serie. Especialmente con Kwapisz a los dibujos, convirtió a Conan en una especie de spaghetti western que rompió con la monotonía imperante entre Fleischers y similares.

Muchas de mis historias favoritas de ESdC son suyas, creo que el tío aprovechaba muy bien las 64 páginas para contarte una película entera (de serie B) y darle un puntito de originalidad. Como por ejemplo, aquella del unicornio, que acababa siendo un relato de terror.

Obviamente, no hay punto de comparación con las historias clásicas de Thomas y con Buscema o Barry Smith. Y el tío tiraba de clichés y recursos comunes que repetía hasta la saciedad, pero a mí sus historias me parecían muy disfrutables.

Es más, una de mis historias favoritas de Conan de todos los tiempos es suya:
http://img3.wikia.nocookie.net/__cb20121218230443/conan/images/thumb/a/a1/Savage_Sword_of_Conan_Vol_1_176_001.jpg/500px-Savage_Sword_of_Conan_Vol_1_176_001.jpg

Retranqueiro
Retranqueiro
Lector
26 junio, 2014 18:26

«Como por ejemplo, aquella del unicornio, que acababa siendo un relato de terror.»

El Dios Astado. Joder, cómo me mola esa historia. Es mi historia favorita de Dixon para Conan. Y el dibujo de Zaffino le quedaba de lujo. Lástima que no dibujase más al cimmerio.
Para mí, esta historia es una muestra de lo que deberían ser los tebeos de Conan. Las dosis justas de acción, sin aparición de monstruos y demonios cada dos páginas (que, además, son siempre enormes y poderosísimos pero Conan se los ventila en dos bofetadas), un desarrollo mínimo de trama y personajes (que tampoco se trata de escribir Hamlet, coño, pero ir un poco más allá de «me llamo Fulano, tu madre era una zorra y te voy a matar; agh; máldito bárbaro, qué rápido ereeeeeeee… kaput») y, sobre todo, atmósfera por encima de todo.

Khonshu
Khonshu
Lector
26 junio, 2014 21:36

Pues entonces no entiendo que no te guste Dixon, Retran, porque acabas de describir muchas de sus historias.

A veces ni incluía elementos sobrenaturales y cuando lo hacía los limitaba mucho. Un monstruo, un brujo que ayudaba al malo. Y varios de sus guiones parecían pelis de terror, siendo la amenaza una tribu de lobos guiada por licántropos y cosas así. Donde otros como Fleisher te hacían una aventura con reclutamiento forzado > viaje > monstruo por el camino > folleteo > guardian del tesoro > traición > brujo final, Dixon se centraba en algo muy concreto (un asedio, la construcción de una banda de forajidos… y eso le permitía crear buenos secundarios y más atmósfera). Que luego no era una genialidad, pero funcionaba muy bien como entretenimiento.

Y El Dios Astado también es de mis favoritas (la segunda tras la ya mentada). Diría que es uno de sus trabajos más logrados. Se nota que como era un guión escrito expresamente para Zaffino, le puso especial esmero.

Tiene uno de los diálogos de Conan que más me gustan:

Conan entrenando a una milicia y le dice al más grande:
– Tú, coge la espada y ven y aprende algo.
El brythunio se pica:
– Nací con una espada en la mano, no necesito lecciones.
– ¿Naciste con una espada en la mano? Eso debió ser muy doloroso para tu madre.

Después el grandote se enfurece y ataca a Conan hasta que este lo acaba matando, lo cual demuestra que Conan es un pésimo intructor, pues acaba de privar al ejército de su mejor hombre, pero la escena queda muy molona.

Por cierto, el otro día me enteré de que Zaffino murió muy joven. Me parece un desperdicio tremendo. El tío era un genio. Lamentablemente solo tengo suya esta obra porque o no se han publicado sus trabajos en España o se dedicó a series que no seguía como Punisher o The Nam.

Retranqueiro
Retranqueiro
Lector
27 junio, 2014 1:16

Pues voy a tener que releerme el Conan de Dixon, pues.

A ver si el mal recuerdo que guardo tiene menos que ver con los guiones que con los dibujos de Gary Kwapisz. Joder, era tan malo que debe ser el único al que le sentaban bien las tintas de Ernie Chan.