Edición original: Marvel Comics agosto-diciembre 1993
Edición España: Comics Forum – diciembre 1996
Guión: Larry Hama
Dibujo: Mark Texeira
Entintado: Mark Texeira
Color: Steve Buccellato
Portada: Mark Texeira
Precio: 1450 páginas (tomo en tapa blanda con solapas de 96 páginas)
Después de lanzar al mercado la recopilación de Matanza Máxima, la colección Obras Maestras quedó convertida definitivamente (y por si no quedaba duda alguna) en un contenedor para recuperar publicaciones que ya habían pasado por el quiosco patrio. Pocos años después, la cabecera acogería en su número vigésimo noveno una reedición del encuentro entre CyberForce y los WildC.A.T.S. en un curioso caso de recuperación de material que no provenía de Marvel. Cualquiera que recuerde los primeros tiempos de Image Comics recordará sin duda el nivel y la calidad intrínseca de las obras de Jim Lee y Marc Silvestri. Sin embargo, a esas alturas cualquier cosa podía acogerse al formato de tomo negro, tapa blanda y solapas, y no habría de ser el primer producto netamente noventero que disfrutaría de la reedición y de una inmerecida etiqueta. Afortunadamente, se intercalaban estas entregas con otras que recuperaban la primera etapa de Frank Miller al frente de la colección de Daredevil, pero antes de que un tebeo arquetípico de la línea “imaginera” se paseara por la colección, la parroquia disfrutó por segunda vez de las aventuras de Dientes de Sable.
Caza mortal recopila la primera miniserie protagonizada por el amigo Víctor Creed, escrita por Larry Hama y dibujada por Mark Texeira. Publicada en el año 1993 en Estados Unidos (y en 1994 en España) supuso uno de tantos productos que intentaban contrarrestar el poderoso efecto de la entrada de Image Comics. con un personaje que, no era si quiera un antihéroe sino directamente un villano. En cierto modo se puede considerar un producto derivado de la serie protagonizada por Lobezno, que en aquellos días era dirigida con mano firme por el propio Hama. Esta impresión se confirma por el hecho de que trata, aunque sea de forma tangencial, algunos cabos sueltos permanentes de la vida de Logan, añadiéndose además la presencia de éste en algunos episodios de la historia.
El tomo recopila una serie limitada de cuatro números –tan populares en los ochenta y los noventa del siglo pasado- donde encontramos a Dientes de Sable ejerciendo su trabajo de mercenario y asesino a sueldo (tal y como lo presentaron Claremont y Byrne en la primera colección de Puño de Hierro). Tiene una relación un tanto enfermiza con su asistente Birdy, la cual le proporciona “el brillo” (una especie de chute telepático que hace las veces de calmante y adicción). Vive bien gracias a su trabajo mortal y no muestra muchos signos de arrepentimiento. Tomado por sorpresa en su guarida y sometido a varias operaciones, es obligado a asumir una misión contra su voluntad: asesinar a Mística.
En aquellos días, era cosa habitual que los superhéroes tradicionales fueran sustituidos por versiones con barba de tres días, cazadora y filosofías menos brillantes. Los trabajos desarrollados en la década anterior por guionistas como Alan Moore o Frank Miller habían introducido en el género a los antihéroes. Lobezno, que en sus inicios en la Patrulla-X había sido profundamente detestado y denostado por la parroquia, se había convertido en el personaje más popular del equipo. El concepto de justiciero que no tiene inconveniente en mancharse las manos de sangre había llegado al mundo de los pijamas. Las series de Image ofrecían a raudales personajes de ese jaez, así que había que combatir el fuego con el fuego. Así las cosas, no era extraño que en lugar de o junto a los héroes clásicos encontráramos versiones más duras y desagradables. Batman tuvo a Azrael; el Capitán América al USAgente; Iron Man vistió una nueva armadura a la que la afición bautizó como “máquina de guerra”; Thor tuvo una versión urbanita llamada Thunderstrike; los Vengadores vistieron cazadoras y olvidaron las virtudes de la maquinilla de afeitar… ponga usted aquí su propio ejemplo. Otra de las estrategias para presentar la ración de sangre, garras y colmillos era la de colocar al otro lado de la línea divisoria entre buenos y malos a algún personaje popular que hasta entonces hubiera ejercido de villano. En honor a la verdad, en esos momentos no había tal línea sino una amplia y borrosa “zona gris” por la que pululaban Lobezno, el Castigador, el Motorista Fantasma o Lobo. Como todo valía en esta feroz competencia, cualquier excusa parecía ser buena para hacer que Veneno no era tan malo o que Linterna Verde podía convertirse en un criminal cósmico. Sin embargo, con Dientes de Sable se cumplía la máxima circense del más difícil todavía: Lobezno había sido uno de los pioneros en lo que a anti-heroísmo se refería, por lo que cabía preguntarse si tenía sentido tener a un tipo más grande, más garrulo y completamente despiadado. No obstante, en la franquicia mutante de aquellos días se planteaba que Creed, el merodeador, el tipo que celebraba los cumpleaños de Logan intentando mandarle al otro barrio, podía ser parte de las alineaciones patrulleras.
La miniserie se centró en un aspecto clásico de la franquicia-x (subsección canadienses peludos) como es la relación entre Víctor Creed y Logan. Claremont había planteado la idea de que eran padre e hijo y más viejos de lo que su aspecto sugería (cosa que más o menos quedó patente en Origen) pero con los años y, sobre todo, tras la marcha del patriarca mutante, la cuestión del parentesco fue puesta en tela de juicio. Jim Lee intentó hacerse el interesante e introdujo ideas que no llegó a desarrollar. Barry Windsor-Smith aportó más misterio a Arma-X y planteó la idea de que los recuerdos de Lobezno podían no ser fiables. Larry Hama trabajaría con todo eso y se embarcaría en la tarea de dar varias vueltas de tuerca al pasado de Logan y, de paso, al de Creed. Caza mortal nos descubre más detalles sobre el pasado de ambos y de su relación con Mística (otro personaje que ha dado más vueltas que un trompo). Al final de la misma, se revelaba uno de tantos secretitos que servían para generar unos cuantos hilos argumentales más y quedaba abierta la puerta para que Dientes de Sable entrara en la órbita de la Patrulla-X.
La revisión de esta miniserie a un cuarto de siglo de su salida permite comprobar que aquellos planes integradores no llegaron muy lejos. Creed sería un aliado reluctante o un prisionero peligroso según los casos. Ayudó a su pesar en La amenaza falange y se enfrentó a la Patrulla-X original (destripando las alas a Arcángel) para acabar alistado en el Factor-X comandado por Howard Mackie. Durante este tiempo la fiebre justiciera fue amainando y guionistas como Grant Morrison o Kurt Busiek comandaron un regreso a la luz que hizo que el reciclaje de según qué personajes fuera innecesario. Veinticinco años después, Dientes de Sable sigue manteniendo su singular relación con Lobezno y haciendo alguna visita ocasional al otro lado.
Recuerdo esta miniserie de cuando se publicó en grapa y como la dejé en el tercer número por parecerme un tanto aburrida y redundante respecto a lo que se explicaba por aquel entonces en la serie de Lobezno. Para mi lo mejor es el dibujo de Texeira que, a pesar de sus defectos, siempre me ha parecido un dibujante muy espectacular y muy adecuado para historias oscuras.
De la misma época que esta miniserie recuerdo la primera mini protagonizada por Masacre con dibujo de Madureira. Esa sí que me gustó y la completé en su día. Muy divertida y entretenida.
La historia bastante chorra (ese Tribuno…), pero Texeira está muy bien aquí.
Su colaboración con Hama pilló a este un poco flojo, porque esos números que hizo en Lobezno (Silverfox, implantes, etc) tampocoo eran muy allá.
«De la misma época que esta miniserie recuerdo la primera mini protagonizada por Masacre con dibujo de Madureira. Esa sí que me gustó y la completé en su día. Muy divertida y entretenida.»
Y lo que molaba el toquecillo a lo Arthur Adams de Madureira ahí, qué le duró bien poco.