Edición original: Marvel Comics – 1993
Edición España: Comics Forum – septiembre 1996
Guión: Tom DeFalco, Terry Kavanagh, David Michelinie, J. M. DeMatteis
Dibujo: Ron Lim, Mark Bagley, Alex Saviuk, Sal Buscema, Tom Lyle
Entintado: Jim Sanders III, Sam de la Rosa, Don Hudson, Randy Emberlin, Sal Buscema, Scott Hanna, Al Milgrom
Color: Nel Yomtov, John Kalisz, Bob Sharen, James Hoston, Chris Matthys, Joe Andreani, Kevin Tinsley, Ericka Moran
Portada: Ron Lim
Precio: 2495 pesetas (tomo en tapa blanda con solapas de 336 páginas)
Si pasada la primera decena de entregas la colección Obras maestras empezó a introducir la recopilación de sagas que no eran especialmente memorables, al alcanzar la veintena empezó a dar pábulo a historias cuya calidad era bastante más baja. Matanza Máxima es probablemente el principal y mejor ejemplo de aventura olvidable que recibió el inmerecido título de “obra maestra” por recopilarse en una cabecera que estaba reconvirtiéndose rápidamente en repositorio de todo tipo de materiales.
Pongámonos en situación y remontémonos hasta la turbulenta década de los noventa. En el año 1993, Spider-Man cumple treinta años de existencia, poco tiempo después de que Todd McFarlane, el hombre que redefiniera gráficamente el personaje, abandonara la casa de las ideas para co-fundar Image Comics. Durante los años anteriores, la franquicia arácnida ha gozado del creciente favor del público, por obra y gracia de los lápices de don Todd (y después de él, de Erik Larsen). De la mano del trepamuros, el dibujantes canadiense hará sus primeros (y lamentables) pinitos literarios, mientras los buques principales de la franquicia son manejados por guionistas veteranos como David Michelinie o Gerry Conway. Peter hace vida de casado con Mary Jane y compagina sus obligaciones maritales con su tradicional puesto de fotógrafo, pero más allá de la espectacularidad gráfica aportada por McFarlane (que no oculta sus evidentes carencias) hay que reconocer que las colecciones arácnidas se mueven con el piloto automático puesto. Cuando desaparecen camino de Image dos de sus dibujantes insignia y la burbuja de las ventas empieza a desplomarse, se hace necesario desarrollar una serie de estrategias para intentar revertir la tendencia y combatir la pujante llegada de una nueva competidora. Todo vale en la guerra: desde inundar el mercado con colecciones de ínfima calidad hasta dar carta de naturaleza superheroica a antiguos villanos como Veneno (por responder a la ética y la estética de moda en el momento) pasando por la organización de aventuras y cruces en los que todo parecía removerse para volver a aposentarse sin cambios sustanciales. Matanza Máxima es un buen ejemplo de saga sacacuartos de la época. Durante tres meses, las cuatro colecciones regulares protagonizadas por Spider-Man y su nueva cabecera trimestral (¿quién recuerda las series Unlimited?) se dedicaron a contar el enfrentamiento entre Spider-Man y Matanza.
Matanza era la evolución villana de Veneno, en un momento en el que este último había sido reconducido a la situación de antihéroe (y protagonizaba la que habría de hacer una larga sucesión de miniseries). Más feo, más malo y más chiflado, se convierte en la amenaza que fuerza a una incómoda alianza entre Peter y Eddie Brock. Juntos quizá puedan enfrentarse a un ser demasiado despiadado como para combatirle por separado. En torno a ellos se reunirá un equipo variopinto de héroes que incluye a la Gata Negra, a Estrella de Fuego, al segundo Deathlock o al redivivo Puño de Hierro (recuperado poco antes por John Byrne). Por su parte, Matanza también reúne a unas huestes tan monstruosas y desquiciadas como él mismo. Sin embargo, pese a su circunstancial coincidencia de objetivos, Spider-Man y Veneno siguen siendo muy diferentes en cuanto a métodos. Sus divergencias son reflejo de las diferencias conceptuales existentes entre el héroe tradicional y el antihéroe gris oscuro en auge en ese momento, empezando por la cuestión del respeto a la vida. Quizá, sólo quizá, es éste el único elemento mínimamente interesante de una saga excesivamente larga y poco merecedora de ser uno de los hitos del trigésimo cumpleaños del trepamuros. El resto fue un trimestre de persecuciones, tortazos y discusiones que prologaba lo que habrían de ser unos años movidos para Spider-Man y su franquicia.
Como era de esperar al tratarse de un evento que englobaba cuatro colecciones y dos especiales, el número de autores implicados fue bastante elevado. En la parte literaria tenemos a cuatro guionistas hondamente relacionados con la franquicia de la telaraña: Tom DeFalco (que había dejado aventuras para el recuerdo diez años atrás en la colección principal del arácnido); David Michelinie (que llevaba varios años en el negocio, aportando literatura a los dibujos de Todd McFarlane, Erik Larsen y sus sucesores); J. M. DeMatteis (que aportaba la parte de introspección psicológica y había firmado junto a Mike Zeck la mítica Última cacería de Kraven) y Terry Kavanagh (un escritor del montón que medraría en la Marvel de esos años para perpetrar dos penosas etapas de las aventuras del Hombre de Hierro y del Caballero Luna). DeFalco y DeMatteis continuarían varios años más en la franquicia (y de hecho don Jean Marc pasó a saludar durante la última aventura de la familia Kravinov) prestando sus bolígrafos a episodios tan controvertidas como el asunto del clon hasta el final del milenio. David Michelinie no duraría mucho más y cerraría el largo capítulo de su presencia en la colección principal del trepamuros con la saga Triunfo y tragedia (publicada hace veinte años en un único tomo por estos pagos). Terry Kavanagh desaparecería (afortunadamente) después de escribir las aventuras de Iron Boy, aunque reaparecería para echar una mano a Alan Davis en la Patrulla-X del cambio de milenio. Por lo que respecta a la parte gráfica, hay que destacar la presencia de Mark Bagley, un dibujante que después de una larga presencia en las colecciones arácnidas, trabajaría junto a Kurt Busiek en uno de los conceptos más interesantes de la Marvel de los noventa, los Thunderbolts. Junto a él encontramos al veterano Sal Buscema, al ubicuo Ron Lim y a dos autores que se prodigaron principalmente en esos años en la franquicia arácnida: Alex Saviuk (cuyo estilo clásico y deudor del de John Romita padre le abriría la puerta hasta la realización de una novela gráfica centrada en la relación entre Peter y Mary Jane) y Tom Lyle (que llegó a hacer alguna incursión literaria en una depauperada división cósmica de Marvel años después). Estilos variados y diferentes que, no obstante, dieron como resultado un producto cohesionado dentro de su mediocridad.
Matanza Máxima demostró la carencia total de relieve de un personaje tan anodino como el villano protagonista (del que el propio DeMatteis se burlaría en el primer encuentro entre Spider-Man y Batman) y los intentos repetidos por recuperar unas ventas que habían sido anormalmente elevadas en los años inmediatamente anteriores. Como dato anecdótico merece la pena traer a colación el hecho de que sirviera como argumento para la realización de un videojuego homónimo que salió para Megadrive y SuperNintendo. Un juego de lucha de avance lateral en la mejor tradición de Target: Renegade o Final Fight, tan profundo como los comics de los que traía causa.
Gran análisis.
14 números para una historia que parece el final de cualquier sketch de Benny Hill pero con supers…
Propio de adolescentes en los 90, muy molón todo. Historia planteada en plan videojuego. Y piqué como un bendito, de hecho rescaté (robé) el primer número de la sala de espera de un dentista, y luego acabé comprando todos los demás.
Me encantaban Bagley y Buscema (pese a la diferencia de estilos), Saviuk tenía sus momentos, no me importaba Ron Lim (molaban sus dibus de acción, pero las personas tenían todas la misma cara sosa) y no soportaba a Tom Lyle.
No es la mejor colaboración de J.M. DeMatteis, pero al hombre que me dió Los Años Perdidos se lo perdono todo.
aaaay…
https://www.zonanegativa.com/obras-maestras-no-11-veneno-el-origen/
(comentarios 3 y 4).
pues,eso…
p.d:¿ya han recopilado lo de «la saga del clon»?. 😉
Si, fueron tiempos oscuros, yo siempre digo que los famosos 90 que todo el mundo repudia comienzan con la marcha de Todd y compañia a Image, y que a partir de ahi todo es un desastre (o casi) yo deje de comprar spiderman en esta epoca, y aunque ya he recuperado casi todo, es por puro completismo, leer este tipo de cosas es algo deprimente.
Por cierto, decir que yo me compre toda la saga en grapa por unos 30 euros, pero este tomo en concreto por menos de 40 es casi imposible, o sea que lo de dentro esta muy lejos de ser una obra maestra, pero se cotiza muy a la alza.
A mi esta miniserie no me parece una obra maestra, aunque si que me parece un gran comic. No se, pero viendo algunos crossovers que sacan ahora a mi me gusta mas este la verdad.
La verdad es que la historia a mi me pareció malilla, la reconozco entre mis placeres culpables porqué como sabéis soy de los 90s, pero sé que la trama es superficial y burda, además de alargada hasta la extenuación. Tiene sus cosas buenas, como comentaba Luis Javier, como es el contraste moral entre Venom y Spiderman, y también como se van formando dos equipos plenamente enfrentados, rollo pijameo total, incluso los personajes estilísticamente me gustan, el problema es que son más de lo mismo, y además reciclados. Doppleganger y Demoduende estéticamente me encantan, pero ni son creaciones originales ni tampoco tienen una personalidad o una historia definida que se deje entrever, lo mismo para Carroña. La única, Grito, que con el papel que tiene, podría haber tenido más profundidad, y también Carnage, ni que fuera un poco al menos.
También hay algunos momentos demasiado pastelosos que opacan la repercusión de este cómic. Se supone que Matanza Máxima es un momento crucial en la historia del Trepamuros porqué nunca (hasta entonces) había habido semejante «matanza» valga la redundancia de manera tan indiscriminada en el hogar de Peter Parker, es decir, objetivamente lo que cuenta es relevante, el clima de terror existe, pero no se palpa, pero la narración de ella fue como dije, superflua y aburrida. En 14 números puedes contar muchas cosas, sobretodo con tantos personajes que son secundarios y que por lo tanto puedes permitirte el lujo de darles solo unas líneas de diálogo pero asegurarte de que esas son interesantes.
Otro que la incluye entre sus placeres culpables y que en su día lo flipó con este tomo en plena adolescencia.
Matanza máxima obra maestra? Pera que me da la risa
Pensar que hoy en día lo que llevó 14 números lo pueden contar en seis.
Transitar los abismos más insondables del imaginario arácnido, guiados por Kavanagh, el caronte ciego, y emerger con un profundo sentimiento de culpa placentero. Eso significa «Matanza Máxima».
«Pensar que hoy en día lo que llevó 14 números lo pueden contar en seis.»
O en 6 numeros, 10 colecciones, 3 spin offs, 2 especiales, 1 tomo de consecuencias y 7 webcomics.
Bueno, hoy en dia tenemos Axis que son 9 numeros que podrian ser 5. La cosa no pintaba tan mal entonces.
Bueno, estos son 14 números, pero si siguen metiendo personajes en los dos bandos (que es lo único que iba variando de un número a otro, venga psicópatas por un lado, venga héroes de moda por el otro) podrían haber seguido la saga hasta hoy.
Fui adolescente en los 90’s.
Y esto fue para todos , de los eventos mas grandes y recordados.-
Recuerdo que lo quería tener, que lo queria leer, a toda costa. Recuerdo que cuando lo lei, me quede pues .. .vaya.-
Queriamos sangre, musculos, dientes, muertes, mutilaciones y desnudos parciales. Y algo que se llamaba Matanza Maxima era un must have.
Como dicen, que Matanza Máxima durara 14 números es como ahora, que alargan historias el doble o el triple. Aún recuerdo Age uf Ultrón como duraba alrededor de 9 números y el material daba para 3, 4 solo si querías ir muy sobrado y añadiendo algo más.
Hay algo que no acabo de entender, si es un obra maestra como se dice, porque se le da solo un punto en interés y esa mala nota general?. En fin aqui uno la disfrutó de lo lindo en su momento, palomitas máximas. Yo tambien fui adolescente en los 90 y es cierto que el nivel de exigéncia posiblemente no era el de ahora pero relamente que mas da? suerte la de entonces que sin miramientos disfrutabas de un buen cómic. Mis preferidos Lyle y Bagley y que mal ha envejecido este último la verdad.
franbanner :¿ya han recopilado lo de “la saga del clon”?. 😉
jeje pues no sería mala idea a mi me encantó, pero menudo tocho de história para recopilatorio, tengo a la vista los 16 tomos de forum 🙂
«Hay algo que no acabo de entender, si es un obra maestra como se dice, porque se le da solo un punto en interés y esa mala nota general?. »
Salió en la colección Obras Maestras, que como bien explica la reseña, empezó a bajar el listón hasta enterrarlo del todo.
Esta historia probablemente tendría que haber sido el número 1 de la colección «Placeres culpables».
Pues casualmente he terminado de comprarla hace nada y me la he releído claro. A mi personalmente los números que más me gustan son los de Sal Buscema pero vamos que en general es una chufa de miniserie. Dichoso completismo.
«O en 6 numeros, 10 colecciones, 3 spin offs, 2 especiales, 1 tomo de consecuencias y 7 webcomics.»
A lo que voy es que al ser exclusivamente un evento arácnido y dada la poca complejidad de la trama podría haber durado menos cantidad de números. Escritores como Bendis en Ultimate y Straczynski y Slott en Amazing han armado grandes arcos argumentales y eventos arácnidos sin necesidad de extenderse muchos números, y si se extendían era porque la trama lo ameritaba. En el caso de Matanza Máxima la historia no iba más allá de ser un todos contra todos como tan bien representaba su versión en videojuego.