Edición original: Marvel Comics – mayo-diciembre1984
Edición España: Comics Forum – julio 1992
Guión: Roger Stern, Tom DeFalco
Dibujo: Ron Frenz, Rick Leonardi
Entintado: Josef Rubinstein, Bret Breeding, Bill Anderson
Color: Glynis Wein, Christie Scheele, Bob Sharen
Portada: Ron Frenz, Josef Rubinstein
Precio: 9,59 euros (tomo en tapa blanda con solapas de 192 páginas)
Ahora que Marvel anuncia unas nuevas y multidimensionales guerras secretas y que Panini ha confirmado hace relativamente poco que reeditará la etapa de Spider-Man de Tom DeFalco y Ron Frenz, resulta inevitable echar la vista atrás y remontarse tres décadas en el tiempo para encontrarse con aquellas Secret Wars diseñadas por Jim Shooter que para el lanzarredes tuvieron la consecuencia de cambiarle el traje que había lucido durante toda su carrera. Hoy en día, el famoso uniforme negro forma parte de la franquicia (a través del dentudo Veneno) pero en su momento, la idea de cambiarle el atuendo al trepamuros sonó poco menos que herética. Pocos diseños habían resultado en el sector tan exitosos como el azulgrana de las redes y Spider-Man era el icono representativo de la casa de las ideas, pues los mutantes –en constante ascenso- aún no eran los señores indiscutibles de la choza. Las guerras secretas dieron a la editorial la ocasión de presentar cambios sustanciales en sus principales colecciones y picar la curiosidad de la parroquia al hacer desaparecer a los principales héroes y devolverles al mes siguientes con cambios nada sutiles. ¿Por qué Hulk parecía más salvaje? ¿Qué le pasó a Coloso para romper con Kitty Pryde? ¿Hulka en los Cuatro Fantásticos? ¿Y la Cosa? En el caso de Spider-Man su regreso (acompañado por el doctor Connors) la novedad vino dada por su nuevo y misterioso uniforme.
La primera parte de la historia presenta a un Peter Parker que intenta adaptarse a su antigua vida cotidiana, después de las experiencias vividas en el mundo de batalla. Fiel a su condición de fotógrafo, Spidey ha registrado las aventuras y desventuras, como una forma de asunción de que no fue un sueño. Sin embargo, el acuerdo con sus compañeros de viaje y la recomendación de Reed Richards le obliga a mantener silencio. El mundo no está preparado para afrontar la existencia de un ser como el Todopoderoso. Al menos, piensa, ha obtenido algo bueno: su nuevo traje parece tener habilidades y aptitudes que van más allá de la condición de mero pijama. Responde a sus pensamientos, cambia a voluntad del portador y genera sus propias telarañas. Todo esto ya induciría a sospechar, pero a caballo regalado no hay que mirarle el dentado (aunque el jinete sea alguien con la suerte de Parker). Este nuevo uniforme, unido a la ausencia durante varias semanas, devuelve al trepamuros algo del anonimato y el misterio de sus primeros años (un detalle coincidente con el retorno a los orígenes que estaban llevando a cabo DeFalco y Frenz). Sin embargo, no parece que vaya a suponer una variación sustancial en su problemática vida. La relación con la Gata Negra no está exenta de altibajos, por cuanto Felicia está cómoda con la identidad superheroica pero su actitud cambia por completo en cuanto Spidey se quita la máscara. Las relaciones con su tía no pasan por su mejor momento, pues ésta no está conforme con ciertas decisiones vitales de Peter. Nuevos enemigos aparecen en escena: la Rosa, un villano con aficiones jardineras que quiere disputarle el trono a Kingpin; el Puma, un empresario amerindio con poderes de corte místico; el Zorro, un ladrón de guante blanco vestido de negro. Junto a ellos tenemos el misterio del Duende (el sustituto de la familia Osborn en el papel de archienemigo de Spider-Man) que se prolongará al menos doce años más.
A lo largo de los capítulos que componen el tomo, asistimos a la adaptación de Peter a su nuevo traje. La vida puede ser más sencilla sin tener que preocuparse por limpiar los lanzarredes o cargar con una mochila de tela para llevar la muda civil. Sin embargo, no es oro todo lo que reluce. El traje es más de lo que podría pensarse y empieza a controlar progresivamente la existencia de Parker. Paseos nocturnos mientras el portador duerme –teóricamente- el sueño de los justos. Comportamientos autónomos… llegará un punto en el que las sospechas serán tantas que Spider-Man volverá sus ojos hacia los Cuatro Fantásticos. Reed Richards le confirmará que el traje es mucho más que eso: se trata de un ser vivo que aspira a convertirse en uno con su anfitrión, forzando a Spidey a rechazarlo e iniciando el proceso por el cual haría su aparición Veneno. El epílogo inmediato de este trance será un pseudo-uniforme arácnido compuesto por una bolsa de papel y un viejo traje de la Antorcha Humana, el cual volverá cada cierto tiempo en la forma de portada alternativa o participación en el Spiderverso.
El repudio del simbionte alienígena no será el único acto con consecuencias a medio y largo plazo para la franquicia. En un giro de retrocontinuidad, descubriremos que la identidad secreta de Spider-Man ha sido conocida casi desde el principio de su historia por una de sus amigas más cercanas, Mary Jane Watson. Una de las parejas más tempranas de Peter, reconvertida en amiga íntima, revela a éste que no tiene que mentir más, pues sabe quién es realmente. Los detalles exactos de esa revelación se contarán años más tarde en una novela gráfica, pero aquí simplemente constituyen el punto de partida para una nueva relación entre Peter y Mary Jane. Libre del secreto para con ella, Spider-Man podrá confiarse y dejar de fingir e inventar inverosímiles excusas con ella. Por su parte, la joven decide contarle (y contarnos) la historia de su vida, justificando su frivolidad y abriendo paso a una nueva etapa en su vida. Ya no será más, a ojos de Peter, una cabeza loca en la que no se puede confiar. Con ello, quedan a su vez sentadas las bases que, poco tiempo después, llevarán al compromiso y posterior matrimonio entre ambos.
Los autores participantes en el tomo forman parte de lo más selecto y granado de la Marvel de los años ochenta. Roger Stern, uno de los guionistas de referencia de la franquicia arácnida; Tom DeFalco, que dará aquí sus mejores aportaciones a Spider-Man; Ron Frenz, que demostró su capacidad para evocar el estilo de Steve Ditko, como poco después haría con el de Jack Kirby; Rick Leonardi, que en estos treinta años ha dado muestras de su talento en pequeñas “diócesis”… Con ellos llegó una de las mejores épocas de la historia de Spider-Man, que pronto se verá recuperada una vez más.
La última etapa del trepamuros que disfruté antes de dejar la lectura durante bastante tiempo. Y no por que no me gustase, de la que mejor recuerdo tengo seguramente. La forma en que logra apartarse del simbionte realmente genial y reproducida fielmente en la fallida Spiderman III de Raimi. De lo mejor de la película.
Ignacio: estos comics son de 1984 y la miniserie en la que Roger Stern reveló la verdadera identidad del Duente es de 1996.
En cuanto a lo de mejor o peor ¿qué etapas considerarías que están por encima de ésta? Cincuenta años dan para mucho.
Hermosa etapa y de lectura obligada