Ver el mundo a través de una cámara
«A ti no te gustan las películas. Lo que te gusta es ver la reacción del público».
A veces la vida se interpone entre nosotros y una afición, una ilusión, un objetivo. Hay infinidad de factores que influyen en nuestras circunstancias, y muchos de ellos son inesperados. Así, una oportunidad puede malograrse, no conseguimos sacar tiempo para dedicárselo a algo que nos llena, priorizamos unas cosas sobre otras… Sin embargo, en ocasiones, algo nos mueve a rebelarnos un poco ante nuestras obligaciones o nuestra suerte, una voz que nos anima a retomar lo que siempre queda en un segundo plano, pero nos importa de verdad.
Ocean endroll, una de las últimas apuestas de Milky Way Ediciones, se mueve en ese terreno. TARACHINE John se centra en el tema de los sueños por cumplir en esta obra que se ha ganado el corazón de los lectores y ha sido nominada a importantes premios de la industria del manga, como los Taishô y el Premio Cultural Osamu Tezuka. Y es que la historia de Umiko conmueve. Publicada originalmente en la revista Mystery Bonita de la editorial Akita Shoten, ahora llega para arrastrarnos en su ola y hacernos descubrir junto a su protagonista lo mucho que el cine puede ofrecerle.
Umiko, de sesenta y cinco años, tiene que enfrentarse a su nueva vida: no hace mucho que perdió a su marido y, desde entonces, a su alrededor la gente le dice que tiene que buscar algo con lo que entretenerse para seguir adelante. Sin embargo, hay un mundo que compartía con él y al que siempre regresa: el del cine. No obstante, cuando, por casualidad, va a ver una película y conoce a Kai, un estudiante de Audiovisuales, ese universo cobra cada vez más importancia. Unas palabras de aliento —«A usted le gustaría dirigir sus propias películas, ¿verdad?»—, una visita a la jornada de puertas abiertas de la universidad, la idea de que nunca es demasiado tarde. Umiko termina matriculándose para estudiar cine y perseguir el sueño de hacer una película.
Ocean endroll es un manga de esos que nos hacen sonreír por la sensibilidad que desprenden sus páginas; por sus personajes —y, en especial, por la propia Umiko—, que llegan al corazón; por lo que nos transmite. Y es que TARACHINE John, a través de su protagonista, nos habla de la importancia que tiene intentar alcanzar un sueño, sea en el momento que sea. Puede que nos encontremos con obstáculos en el camino, que ni siquiera consigamos nuestro objetivo, pero el viaje también es esencial. Es en ese punto donde se encuentra Umiko, con la que conectamos enseguida para vivir sus dudas y cada paso que da, y también Kai, los dos a su manera y con sus circunstancias.
Y ese es uno de los puntos más interesantes del manga: la diversidad de miradas. Tanto Umiko como sus compañeros de clase tienen experiencias diferentes, distintas maneras de enfrentarse a la vida en general y al cine en particular. Pero es de esa forma como pueden enriquecerse los unos a los otros, y eso es lo bonito. De momento, en el primer tomo vemos la punta del iceberg de sus vidas —TARACHINE John se encarga de presentarnos a los protagonistas, sus circunstancias y las primeras etapas de su camino común—, pero se intuye que esa diversidad va a ser un pilar fundamental de la historia —en este sentido, las sensaciones que transmite recuerdan a mangas como Metamorfosis BL—. La manera en que podemos abrirnos horizontes mutuamente está muy bien reflejada en el primer tomo de Ocean endroll, y es que, sin Kai, Umiko tal vez no se hubiera atrevido a dar el salto.
Es aquí donde cobra especial importancia un recurso que Tarachine emplea en su narrativa con naturalidad para darle mayor profundidad al argumento y a los personajes: el mar. La autora lo utiliza con acierto y sutileza para hablarnos de sentimientos, de sensaciones: está presente en los nombres de sus protagonistas como una especie de señal, pero también se deja ver en ciertas viñetas como un recurso metafórico que nos transmite a la perfección las emociones o la situación de los personajes. Incluso en los momentos en los que parece un elemento más de la ambientación nos dice cosas sobre ellos. Esa integración hace aún más sugerente la lectura de un manga que, por otro lado, se detiene en lo sencillo, en lo bonito de los detalles que cimentan una relación o nuestro día a día. Ocean endroll no es una historia trepidante, pero no lo necesita para hacernos disfrutar —aunque puede que, por ese motivo, de entrada no atraiga a ciertos lectores, aficionados a obras con más acción—.
Con respecto al dibujo, TARACHINE John utiliza trazos delicados, centrándose sobre todo en los personajes y sus expresiones, que nos muestra en un primer plano en determinados momentos para aumentar la emotividad de las escenas. Por otra parte, y aunque los fondos estén más desdibujados, transmite bien la atmósfera de algunos escenarios, como el cine, fundamental para Umiko. Asimismo, destacan ciertos momentos en los que, como comentábamos, el agua del mar cobra protagonismo: los dibujos le dan mucha fuerza a esa metáfora que tanta importancia tiene en este manga.
El primer tomo de Ocean endroll nos ofrece una lectura emocionante, bonita, con la que resulta fácil conectar por unas razones u otras. Al fin y al cabo, todos tenemos nuestros sueños y nuestras ilusiones, y también problemas o circunstancias que nos frenan o nos animan a perseguirlos. Puede que, por el momento, hayamos visto poco del viaje de Umiko y Kai, pero sí lo suficiente como para querer seguir adelante y ver en qué tipo de película convierten su pasado, sus sentimientos y sus esperanzas.
Lo mejor
• La narrativa de TARACHINE John y la utilización de los recursos con los que cuenta, algunos metafóricos, para darle profundidad a la historia.
• Su protagonista, Umiko, con la que es fácil conectar.
Lo peor
• Puede que el ritmo de la historia no sea del gusto de todos los lectores.
Guión - 8.3
Dibujo - 7.8
Interés - 8.2
8.1
El primer tomo de Ocean endroll nos invita a disfrutar de una historia emotiva que se cuece a fuego lento y en la que convergen diferentes miradas para hablarnos de los sueños y las relaciones humanas.