Quien lea mis reseñas en Zona Negativa, ya sabrá a estas alturas que soy un total y absoluto fan de Thanos como personaje, lo que, como no podía ser de otra manera me lleva a ser un fan de
En el caso que nos ocupa, Jim Starlin, tras volver a Marvel en el periodo 2014-2016 y escribir hasta tres novelas gráficas sobre Thanos y Warlock, con una mini serie de cuatro números por en medio protagonizada exclusivamente por el bueno de Adam, volvió a Marvel en el año 2017, esta vez, supuestamente, para despedirse de ese hijo pródigo y predilecto que es Thanos para él. Actualmente, sabemos que esa despedida se va a articular a través de una trilogía de la que tan solo nos falta leer su tercera parte, pendiente todavía de publicación, habiendo sido reseñada la primera aquí.
Pues bien, dejando de lado la complicada relación de Jim Starlin con Marvel, y el hecho de que lo que él quería plantear para esta trilogía, casualmente se parece bastante a lo que Donny Cates nos ha contado en su genial Thanos Vence, lo que Los Hermanos del Infinito, primera OGN de esta nueva trilogía planteaba, era la posibilidad futura de que Thanos fuera mucho más de lo que era ahora, mucho más que un Dios, que un ser omnipotente, abrazando además un poder que por vez primera, parecía que no iba a negarse a sí mismo una vez alcanzado.
Este Thanos futuro, descubierto tras un conflicto en la primera parte con Hambre (criatura cósmica procedente del volumen 1 de Thanos en la parte escrita por Jim Starlin, y recogida en el tomo de Panini Cómics, epifanía, recientemente publicado por Panini y reseñado aquí), y con muchísimo protagonismo de Eros, alias Zorro Estelar, el hermano del Titán Loco que hasta este momento, hasta el año 2017, siempre bajo la humilde opinión de este redactor, no había tenido el protagonismo que merecía a pesar de ser un personaje tan importante en la historia del cosmos de ficción formada por el Universo Marvel. Todo ello se complicaba con un uso alocado pero certero de los viajes temporales por parte de Jim Starlin, en los que como no podía ser de otra manera no faltaba la presencia del viajero temporal por excelencia marvelita, esto es, Kang el Conquistador.
El comienzo de El Conflicto del Infinito, segunda parte de esta nueva trilogía, y OGN objeto de nuestro análisis de hoy, comienza con una nueva entrega de aquellas páginas puramente cómicas llamadas Editori-Al, en las que Gemini, pseudónimo bajo el que se agrupaban Jim Starlin y Al Milgron (Jim and I en el inglés original) comentaban en clave de humor el proceso creativo de los cómics Marvel, con el dibujo de Milgron. Este comienzo no es si no un homenaje a Milgron, no presente en esta obra, ni en la anterior trilogía, y una despedida que Starlin hace hacia su compañero de profesión y amigo, alguien cuyas tintas son de las mejores que se han podido ver en un cómic Marvel, y que nunca ha recibido el respeto editorial que se merece.
Pues bien, esta segunda parte arranca donde lo dejó la primera, con un Thanos enfermo de locura que recibe constantes visiones y llamadas de su supuesto yo futuro, que lo encumbra a perseguir esa transformación en lo que será y todavía no es. Bajo la premisa, “mejor ser que controlar” Thanos se enfrentará a la Muerte misma y a cuantos seres y encarnaciones de la existencia se interpongan en su camino con el fin de descubrir a qué se refiere exactamente ese futuro que está predestinado para él y del que supuestamente no puede escapar, mientras Eros y Adam Warlock (que también reaparece aquí para que Starlin se despida de, en este caso, su hijo adoptivo) harán todo lo posible por detenerlo.
Como bonus a toda esta compleja historia, podremos por fin, ser testigos de cuál fue la conversación que tuvieron Warlock y Thanos cuando el primero le entregó la Gema de la Realidad al segundo, convirtiéndolo así en el miembro secreto de la Guardia del Infinito poco después de los eventos que ocurrían en El Guantelete del Infinito, lo que sin duda resulta un aliciente adicional a la compra de este cómic.
El Conflicto del Infinito resulta ser una obra más contenida que la anterior, Los Hermanos del Infinito, y por ello, en cierta medida, de mayor calidad, y es que el lector tiene desde el principio claro a dónde va a conducir toda la trama, por muchas agradables sorpresas que se le presenten en el camino, sabiendo más o menos que forma tomará la trilogía cuando ésta sea publicada al completo. Esta obra, nos demuestra, una vez más, que Jim Starlin no ha perdido su magia, que quizás sea un actor acostumbrado a otras estructuras de página y a otros estilos narrativos más propios de otro tiempo pasado, pero que ello puede encajar muy bien hoy en día, si hablamos de Thanos, su creación más reconocida, y aquella que mejor sabe manejar.
En el apartado del dibujo, como en la anterior entrega, y como viene siendo habitual en las últimas obras escritas por Starlin,
A un precio bastante asequible, y en el mismo formato que ha sido publicado en USA, El Conflicto del Infinito, resulta ser una obra que no deberíais dejar escapar, y que nos hacen quedarnos con los dientes largos a la espera de su tercera y última parte, que supuestamente será a su vez, la última vez que Starlin escriba a Thanos.
Guión - 6.9
Dibujo - 8.5
Interés - 7.9
7.8
Jim Starlin y Alan Davis llegan al ecuador de esta nueva saga sobre el Titán Loco en la que su padre literario procede a despedirse de él
Llamar asequible a un tomo de poco más de 100 páginas que cuesta 17 euros me parece un poco fuerte. Más si tenemos en cuenta que el primer tomo, publicado hace unos meses costaba 4 euros menos, que se dice pronto…
La subida de precios de Panini, y en breve de ECC, es una pasada.
Me interesa, pero como dicen los precios cada vez están más fuera de control.