Oiga, mire: mañana

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Edición nacional/España: Autoeditado
Guión: VV. AA.
Dibujo: VV. AA.
Formato: Rústica, blanco y negro
Precio: 4€

 

Javi de Castro es una de las voces más reconocibles dentro del panorama fanzinero español. A pesar de su juventud, no para de dibujar y crear historias, además de haber desarrollado un estilo muy personal y reconocible. Para los que no le conozcan, de Castro se dio a conocer con webcomics que cuelga en su blog y con el fanzine Oiga, mire, del que hay cuatro números disponibles, de los cuales este Oiga, mire: mañana es una especie de apéndice. Haciendo un breve repaso a su obra, podemos destacar Agustín, tal vez su primera obra larga. Autopublicada en 2013, es la historia de un señor de 43 años, soltero y paranoico que descubre que tiene súper-poderes. Sandía para cenar, publicada en 2014 por Thermozero Comics y su segunda obra larga, nos cuenta la historia de un chaval que se acaba de independizar pero que ha de vivir una experiencia muy peculiar. Esta historia explota todo el potencial de Javi de Castro; demuestra su capacidad para el dibujo, para el diálogo y el interés del autor por la experimentación narrativa, una constante en todos los cómics suyos que he podido leer: composición de la página, forma de la viñetas, etc. La historia se balancea entre lo costumbrista y lo fantástico y, aunque se desinfla un poco al final, es la muestra de un gran autor en potencia.

Ahora, a finales de 2014, vuelve a la carga pero en compañía. La nueva entrega de su fanzine incluye diez historias de cinco o seis páginas dibujadas por autores nacidos en los años noventa, futuras promesas que, lleguen adonde lleguen, de momento destilan calidad tanto artística como narrativa. Oiga, mire: mañana es un pequeño librito que Javi de Castro vende desde su blog a un precio de risa, bien editado, en rústica en blanco y negro y con portada a color. De hecho, la primera historieta es la misma portada: un cómic de dos páginas (portada y contraportada) casi muda. El autor, Andrés Lozano, es el único que ha tenido la ventaja de publicar a color, y ha creado a una pequeña historia en la que todo el que aparece mira a algún sitio. Muy colorida y bonita, una presentación de lo más vistosa.

Según abrimos el cómic, nos encontramos con una historia de lo más interesante dibujada por Luis Yang. En ella vemos trazas de autores como Taiyo Matsumoto o Bendik Kaltenborn, tanto en la composición de la página como en el uso de ángulos difíciles para mostrar una perspectiva distinta. Yang no pretende contarnos una historia tanto como transmitir algo; un relato cargado de cierta tristeza y sufrimiento. Fran Fernández es el autor del segundo relato. Vegeto, Power Rangers, Hulk, todo eso se mezcla en una anécdota muy burra sobre los juegos de la infancia, divertida y bien contada (muchas viñetas pequeñas y un estilo que me recuerda a Sammy Harkham).

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La siguiente es del propio Javi de Castro. Una parodia de mangas como Mazinger Z o Gundam: The Origin, mangas en los que, curiosamente, el arma más potente del ejército, un robot gigantesco, es pilotado por adolescente en plena edad del pavo. de Castro se ríe de esa ocurrencia y crea un cómic que funciona como lo que es, una pequeña broma. Xulia Vicente firma la única historia con una página doble. Unas chicas se van a una casa rural a pasar unos días, pero se acerca el mal tiempo. Esta historia me ha sorprendido mucho: desde las cualidades artísticas de Vicente —un estilo muy maduro y definido, con personajes vivos y bien trazados, además de ese pelazo largo dibujado con acuarelas—, hasta la inesperada metaficción del final de la historia. Álvaro Samaniego por su parte nos habla muy brevemente del balconning, de la inexperiencia de la juventud y los errores pasados, y el título “Selección natural” le va que ni pintado a una obra que se mofa de la juventud y las locuras tan propias de esa época.

Las dos siguiente son, en mi opinión, las mejores del fanzine. La primera de ellas es otra vez de Javi de Castro, pero ahora guionizada por DNM. Un aspirante a dibujante de una gran empresa crea un superhéroe sin mucho fuste pero que acaba por triunfar. Mirando claramente a firmas como Marvel, que se apropiaron de los derechos de las obras de sus dibujantes, esta historia nos cuenta en tan solo 6 páginas la vida de este hombre tan poco afortunado. La historia está muy bien guionizada y a los lápices Javi de Castro se luce como nunca, superando algunos de sus fallos en Sandía para cenar: no solo compone la historia de maravilla, con todas las páginas siguiendo un patrón similar y siendo cada una de ellas una etapa en la vida del protagonista, sino que firma una última página maravillosa, donde no sobra nada y todo encaja a la perfección (permitidme ser así de ambiguo para no destrozaros el final). Por su parte Ferro hace algo completamente distinto y carga las viñetas de pequeños personajes sin rostro, con mucho diálogo costumbrista y sobrevuela un día de las fiestas de un pueblo: la reunión de jóvenes haciendo botellón, señores mayores jugando al dominó, la reunión del día después, las anécdotas. Todo muy apretado, muy junto pero sin perder el ritmo narrativo. Crear este tipo de historias es algo bastante arriesgado ya que puedes llegar a caer en el sentimentalismo barato y al mismo tiempo es posible no saber distinguir entre regionalismos y simples estupideces. Ferro saca la historia adelante y firma uno de los mejores relatos del tomo.

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La historia de Adrián A. Astorgano me recuerda también a Sammy Harkham, sobre todo aquella publicada en Terry [Fulgencio Pimentel, 2014]: un rollo mórbido y malsano, pero al contrario que Harkham Astorgano sí que remata la historia y le da sentido. Las dos últimas me han dejado perdido en cuanto a referentes. Cuando un autor es joven, es normal que su obra muestre todas las influencias que hay en ella y que el autor intente mostrarlo todo. En este caso, es probable que las influencias de estos dos últimos autores se me escapen de las manos por puro desconocimiento. En cualquier caso, las obras son interesantes. Blanca Santamaría escribe una historia de monstruos que ya no dan tanto miedo, mientras que Nico Naranjo escribe sobre vikingos pero desde un punto de vista muy distinto al esperado: no hay luchas ni viajes ni masacres. La segunda historia destaca por su tono en cierto punto moralizante y en la primera suena un eco de nostalgia por una época pasada.

Esta pequeña antología es un muestrario de lo que nos depara el futuro del cómic en España. Una muestra de lo que hay oculto entre los tumblrs y blogs de jóvenes ilustradores y que Javi de Castro ha tenido el buen hacer de reunir para esta modesta empresa.

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Jose Angel Ares
Jose Angel Ares
Lector
29 noviembre, 2014 0:33

Está genial, muy recomendable y lo bueno de nuestros días es la facilidad por seguir el progreso de la cantera de calidad que tenemos entre nosotros.
Especialmente me gustaron la parodia de Javi y los vikingos de Nico, pero eso ya por gusto personal, el tomo entero es una joyita.