Oleg contra el mundo moderno.
«Oleg… Lego… El Ego.»
Veinte años después de la aparición de Píldoras azules,
Aunque no es necesario haber leído Píldoras azules para entender y disfrutar de Oleg, ya que este nuevo trabajo funciona como una obra independiente y en ningún caso podemos considerarlo como una segunda parte, el lector que lo haya hecho tendrá un cariño especial por la pareja protagonista tras conocer de primera mano las dificultades que tuvieron que afrontar en los primeros días de su relación, aunque ahora respondan a los nombres de Oleg y Alix en lugar de Fred y Cati. Veinte años después, la cercanía y naturalidad con las que nos transmite su vida en común consigue que nos volvamos a emocionar de la misma manera que cuando te reencuentras con viejos amigos tras mucho tiempo sin saber de sus vidas.
Peeters hace un retrato de sí mismo en Oleg, aparentemente muy sincero y realista, en que se muestra como alguien incapaz de conectar con la sociedad actual y totalmente desubicado del mundo en el que le ha tocado vivir que transcurre por un camino alejado del suyo. Desde las primeras páginas que nos muestran un proyecto de cómic en el que está trabajando, vemos como se refleja su necesidad de alejarse del mundo. Esas inquietudes por la deriva que está tomando la sociedad actual son una crítica social que es muy fácil compartir, en particular, para los que tenemos una edad similar a la del autor. Sin embargo, esa misantropía que muchas veces demuestra el personaje contrasta con el amor incondicional que siente por su mujer e hija, consiguiendo que toda la obra sea una sentida declaración de amor a ambas.
Además de mostrarnos sus inquietudes sobre el mundo y su vida familiar, en Oleg Peeters nos enseña su día a día como autor de cómic con todas las dudas e incertidumbres que tiene cuando afronta una nueva obra, a pesar de una carrera repleta de éxitos durante más de veinte años. A principios del cómic vemos con se encuentra en plena crisis creativa tras la aparición de El hombre garabateado (Astiberri), aunque se modifique el titulo por el de El hombre inútil. Va descartando distintos proyectos e ideas con la ayuda y consejo de Alix, ya que ninguno acaba de cuajar, aunque de uno de ellos rescata al personaje principal de Saccage, el cómic mudo de ciencia-ficción en formato apaisado que publico en 2019 que Astiberri publicara a la largo de este año con el título de Saqueo, así que una parte del cómic se convierte en un diario de su génesis. Pero su día a día como autor también incluye otras actividades alejadas de la pura creación como llamadas de editores, dar charlas a niños, acudir a salones y firmas de libros. En la parte final de la obra vemos como Oleg le dice a Alix que va a contar lo que les ha sucedido y las dudas que ella misma tiene a exponer sus vidas al público, en lo que se convierte en un interesante y honesto ejercicio de metacómic.
En el apartado gráfico Peeters hace un trabajo espectacular, demostrando que es uno de los dibujantes más dotados y versátiles del mercado francófono. Narrativamente es un cómic que, por suerte, no tiene nada que ver son el estilo tan rígido que vemos en la gran mayoría de los álbumes de las grandes editoriales. Peeters nos ofrece unos planteamientos de páginas muy variados, con una enorme habilidad para usar el plano correcto en cada ocasión. Destaca enormemente las dos secuencias paralelas que hay en la obra mostrando cuando Alix sufre el ictus, con una centrada en ella y otra en Oleg. Pero no solo brilla en el aspecto narrativo sino también por su capacidad para dibujar cualquier elemento que requiera la historia, vemos elementos urbanos y naturales, reales e imaginarios, todo cabe y todo está magníficamente representado con un blanco y negro al que el autor suizo saca todo el partido posible y que es donde mejor se maneja.
Como siempre Astiberri hace una edición impecable. Peeters es uno de sus autores estrella por el que apostaron hace muchos años cuando nadie se atrevía con obras como las suyas.
Frederik Peeters es uno de los autores más importantes del cómic mundial de lo que va de siglo y Oleg es una buena nuestra de su calidad y sus cualidades como autor. Como siempre retuerce los límites del género que toca para conseguir una obra muy personal. Un cómic que, además de mostrarnos los entresijos de la profesión, nos emociona y nos hace cuestionarnos la sociedad en la que vivimos gracias a un ejercicio de sinceridad y autocritica.
Lo mejor
• El amor con el que retrata sus relaciones con su mujer e hija.
• La sinceridad que transmite toda la obra.
• Contemplar de primera mano todas las dudas creativas del autor.
• El dominio de los mecanismos narrativos del cómic y del blanco y negro.
Lo peor
• Que no te guste el cómic biográfico.
Guión - 8.5
Dibujo - 8.5
Interés - 9
8.7
Vida de historietista.
Peeters nos muestra, sin reparos y con toda sinceridad, un pedazo de su vida y se desnuda ante nosotros para enseñarnos todas sus dudas y sentimientos más profundos.
Coincido ampliamente. Oleg es un auténtico súper-cómic en cuanto a fluidez narrativa casi orgánica. Nada sobra o está dejado al azar y cada detalle conforma un todo. Tiene todo lo que bueno que se le puede pedir a un slice of life (una ventana al interior del autor) y nada de lo malo que suelen tener (moralina lacrimógena). Una delicia.
Y por si fuera poco anuncia su regreso a la cifi con Saqueo para este año