Edición original: La Grande Odalisque 2: Olympia, octubre 2015, Dupuis.
Edición nacional / España: Olympia, octubre 2015, Diábolo Ediciones.
Guión y dibujo: Bastien Vivès, Florent Ruppert, Jérôme Mulot.
Color: Jean-Jacques Rouger, Isabelle Merlet.
Formato: Álbum de 136 páginas a color editadas en cartoné.
Precio: 19.95 €.
Pues qué queréis que os diga, no recuerdo un tebeo que me lea más rápido y que disfrute más que el de estos señores franceses que tan bien avenidos parecen. Lo que han hecho Vivès, Ruppert y Mulot con este díptico de La Gran Odalisca –ojo, que esta es su segunda parte y aquí se ha decidido denominar solo con su subtítulo-, es puro tebeo de aventuras para el siglo XXI.
Y es que no puedo pensar en diálogos más chispeantes, en situaciones más alocadas y en personajes mejor trabajados. De veras que si esto fuera una serie de TV o un blockbuster lo normal es que tuviésemos un hit en ciernes. Lo comenté en la reseña del volumen anterior y lo reitero ahora: coged a tres bellezas talentosas del cine francés y a un director con agilidad para las secuencias de acción y mano firme con los actores y tendréis un pelotazo. ¡Productores del mundo, oídme! No hace falta hacer un reboot de Los Ángeles de Charlie: aquí tenéis el auténtico folletín de aventuras del nuevo siglo. Con féminas modernas, que le dan mil vueltas en todos los aspectos a sus contrapartidas masculinas, escenas de riesgo y comedia, con unos diálogos tan cercanos que duelen.
Analizando ese punto de vista femenino, este Olympia resulta tanto o más agradable que su predecesor. Los autores masculinos, e incluso muchas autoras, suelen recrear un versión idealizada de la mujer, ya sea a través de arquetipos inocentes –¡aún a día de hoy!-, a través de madres coraje o masculinizando a la mujer en roles que supuestamente deberían ser ocupados por hombres. Y la verdad es que por lo general, ninguna de esas mujeres me recuerdan a mis amigas. En la vida real no conozco a ninguna Virgen María ni a ninguna María Magdalena, no hay cerca mío ninguna Juana de Arco, ni ninguna Cenicienta o Caperucita Roja. Y desde perspectivas más o menos cercanas, gran parte de la ficción femenina se dedica a desarrollar historias en torno a figuras similares. Las series de TV en España, por ejemplo, se dedican a desarrollar personajes femeninos que, envueltos en una tendencia que se denomina “buenismo” muestra al hombre como un memo al lado de la mujer, que o es muy lista o es una arpía, o es tan tonta como ellos, pero siempre más bondadosa. Analizad gran parte de la televisión que consumís y os daréis cuenta de que, salvo excepciones agradables, la norma, desgraciadamente es esa. Y, repito, las mujeres que me rodean son seres tan simples o complejos como los amigos que tengo. E, imagino que muchas me lapidaréis, apenas existen diferencias reales entre ambos sexos. Y si los hay, vienen forzados por una educación retrógrada que insiste en el patriarcado más rancio y que, lamentablemente, tiende a un machismo abrazado incluso por algunas mujeres.
Vivès, Ruppert y Mulot son conscientes de esto, de modo que, gracias probablemente a su edad, son capaces de ver más allá y de retratar a sus mujeres como personajes que no están condicionados por su sexo, aunque su feminidad sea evidente. Pero es evidente porque es natural, porque está ahí, porque es lo que les ha tocado y juegan con ello. Pero no las discrimina como personajes, ni por supuesto las simplifica. De este modo, las tres protagonistas de esta historia no parecen una versión idealizada de la mujer vista desde la perspectiva de un hombre, sino que me recuerdan a esas amigas divertidas, ácidas y sarcásticas, esas mujeres reales, que tienen problemas, inteligencia y soluciones independientemente de su sexo. Que quieren estar solas, o acompañadas, que son fuertes y frágiles, que son tercas y decididas. Es decir, que son seres humanos, no una versión erotizada de la mujer. Y eso, a pesar de estar encerradas en un universo en 2D, las hace cercanas, humanas. Vamos, que me encantaría tomar unas cañas con ellas y reírme con sus ocurrencias, porque parece que te las vas a cruzar por la calle. Tal es la calidad de la creación de estos tres franceses que parecen funcionar como uno solo.
La historia sigue aquí días después del final de la trama anterior, atando cabos para deshacer otros que darán pie a la premisa principal, que no es otro que un robo triple aún más jorobado que el anterior. Durante el proceso, serán extorsionadas, perseguidas, tiroteadas, incluso estallarán granadas. Pero habrá tiempo para la camaradería, para decirse verdades a la cara e incluso para parir. Todo ello sin dejar que el objetivo, el robo, se escape de su punto de mira. Ciento treinta y seis páginas que se escapan en un suspiro, con un dominio del ritmo narrativo que va sumando, que parece sencillo, pero que no lo es, que agrega cada pieza del puzzle con elegancia y tino haciendo pasar la página con la necesidad de saber más, de conocer más, de vivir más tiempo al lado de estas tres ladronas.
Y lo anterior, claro, con el trazo desenvuelto que esta triada demostró en el álbum anterior, confirmándose como un gigante de tres cabezas. Dinámico, como el mejor storyboard de una peli de acción e íntimo como un drama romántico, este Olympia es de aplauso atronador.
Alex, Carole y Sam, necesitamos más tiempo a vuestro lado.
Guión - 8
Apartado Gráfico - 8
Interés - 8
8
Estoy enamorado de las tres protagonistas. No podría dar una recomendación imparcial.
Muchas gracias por la reseña Rául. Con el tomo anterior picaste mi curiosidad pero al final lo deje pasar. Ahora, con esta entusiasta defensa del nuevo tomo lo más seguro es que lance de cabeza a buscar el primero y el segundo 😉
Pues sí, habrá que darle un tiento. Ya estoy arruinado, así que… ¿por qué no añadir dos tomos más a la lista de prontas adquisiciones?
¡Gracias por la reseña!