Vaya por delante de esta reseña una confesión personal: odio a Christophe Bec. No es que el autor francés me haya hecho algo a nivel personal pero le odio porque consigue una y otra vez que me enganche a sus propuestas de ciencia ficción por muchas veces que haya dicho que no iba a darle ninguna oportunidad más. Algo tienen las obras de Bec que siempre consiguen atraerme, como una polilla a una llama, cegado por sus atractivas premisas y atrapado por su narrativa fragmentada. Es lo que me ha pasado con Olympus Mons, la última propuesta del autor, editada en España por Yermo Ediciones en este tomo que incluye los dos primero álbumes franceses de la obra.
Chritophe Bec es un guionista y dibujante con una larga carrera pero cuyo trabajo no ha acabado de despuntar en nuestro país hasta estos últimos años. A participado en obras destacadas como Santuario (de la que ha hecho dos versiones), Carthago (editada por Norma), Prometeo, Deepwater Prission o Sarah (estas últimas publicadas por Yermo Ediciones). Ha tratado géneros como el cómic histórico o el terror pero donde más ha despuntado ha sido con la ciencia ficción, donde ha realizado sus trabajos más ambiciosos y reconocidos.
En Olympus Mons nos propone una nueva intriga que tiene su inicio con un descubrimiento realizado bajo las aguas del Mar de Barens, donde un grupo de investigación oceanográfica descubre un misterioso objeto que podría ser una nave venida de otro mundo. Al mismo tiempo, los rusos consiguen enviar una misión tripulada a Marte donde realizarán un descubrimiento igual de sorprendente. ¿Qué relación hay entre ambos descubrimientos? ¿Qué intentan ocultar los gobiernos occidentales boicotenado la misión del Mar de Barens? ¿Y qué terrible peligro acecha bajo esas aguas que ha trastornado a los psíquicos más poderosos de la Tierra?
Bec nos propone un nuevo juego de intrigas y misterios alrededor de la posible visita de alienígenas a la Tierra que recuerda por forma y temática a Prometeo, su obra más ambiciosa hasta la fecha. A diferencia de esta última, Bec parece haber aprendido de algunos de sus defectos habituales y se muestra más conciso en las tramas que maneja y en los misterios que plantea. Nuevamente trabaja con diferentes líneas argumentales que evolucionan en paralelo y con un reparto coral que utiliza para desvelar poco a poco las sorpresas que nos tiene preparadas, pero la dispersión (irritante a veces) de la que hacía gala en Prometeo aquí está más controlada y la trama avanza de forma más ágil y clara. De esta forma consigue atrapar al lector que se ve envuelto en una intriga absorbente, repleta de sorpresas y con una amenaza terrible acechando en el futuro próximo.
Una vez más el guionista hace equipo con su artista fetiche, el italiano Stefano Raffaele quien continúa con su estilo realista apoyado por referencias fotográficas más que evidentes. Si bien esto puede ser un defecto que se aprecia en las numerosas secuencias de diálogos que hay en la obra, en las partes donde debe sorprender realiza un trabajo más que efectivo jugando con acierto con las sombras y los contrastes. Destacan especialmente las escenas submarinas, un clásico en las obras de Bec, y que resultan claustrofóbicas y cargadas de tensión.
Volviendo a lo que comentaba en la introducción, cual polilla en la llama, casi siempre, acabo quemado con las propuestas de Bec y los desenlaces que nos propone, prometiendo que es la última vez que me dejo seducir por este guionista. Esperemos que esta vez sea la buena y por fin Bec consiga seducirme hasta el final con esta propuesta, porque por el momento lo que nos ha enseñado es muy prometedor y si consigue corregir algunos de los defectos de sus obras más largas, el resultado puede ser muy satisfactorio.
Valoración
Guión - 7.5
Dibujo - 7.5
Interés - 8
7.7
Prometedor
Christophe Bec nos propone una nueva intriga de ciencia ficción sobre la llegada de alienígenas a la Tierra que promete mucho
