De la Tierra a Marte pasando por casa
«Y crear en Marte el nuevo reino de Dios todopoderoso»
¿Qué es lo moralmente correcto? Como siempre, estas preguntas sin respuestas absolutas están íntimamente ligadas al contexto histórico y cultural de turno. Sin embargo, pese a no tener la certeza de su resolución, inevitablemente se pregunta y se responde. Y sí, en su tiempo y su lugar todo el mundo parece tener la última palabra. En este trabajo se nos exponen varias premisas que nos empujan a responder, veamos si realmente nos hace reflexionar o solo quiere que asintamos.
Sylvain Runberg, nacido de madre belga y padre francés, creció en el sur de Francia. Licenciado en Artes Plásticas, obtenido en Vaucluse, trabajó en una librería especializada durante dos años, hasta que Humanoids Associates le ofreció un contrato y se mudó a París. En 2001, estuvo inmovilizado durante varios meses tras un accidente. Fue durante su convalecencia cuando probó suerte con la escritura. Entonces descubrió una verdadera pasión. En 2004, su primer álbum Astrid fue lanzado en colaboración con Karim Friha por Soleil Productions. A partir de ahí comenzaría una prolífica carrera con más de una treintena de trabajos a su espalda como Zaroff (Le Lombard 2019), o Sukeban Turbo (Glenat 2017) colaborando con editoriales de peso como Dupuis, Lombard, Dargaud o Glenat entre otras.
Ludovic Dubois conocido bajo el seudónimo de Grun, nació en 1971, en Burdeos. En 1991 ingresó en Beaux-Arts de Bordeaux y realizó allí cursos de artes gráficas. Se graduó con honores en 1994 y luego se convirtió en director artístico de dos revistas juveniles sobre la naturaleza, Ant verte y Petite Fourmi. En esas publicaciones no solo se encargaría de coordinar la maquetación, sino que también produciría ilustraciones e historietas cortas. En 1999, se incorporó a la empresa de juegos Kalisto como diseñador de decorados y personajes tridimensionales. En 2005, tras conocer a Éric Corbeyran comenzaría su carrera como dibujante de cómics, que hasta ahora ha dejado 14 álbumes en 3 series diferentes, El conjuro de ópalo (Dargaud 2005-2009), Metrónomo (Glenat, 2010-2015) y En Marte (Daniel Maghen 2017-2021), que os traemos hoy aquí.
Lo aceptable como baremo aceptable
En este integral que recoge los tres álbumes que componen toda la historia de On Mars, se nos introduce en el año 2132, con una Tierra falta de recursos, y con una humanidad que pone los ojos en Marte como bote salvavidas al que poder agarrarse. Jasmine Stenford, terminará viviendo de primera mano ese cacareado progreso al que se refieren cuando se habla de las colonias de Marte. Pero no lo hará como ciudadana, sino como reclusa, pues los extenuantes trabajos de adaptación para hacer el planeta rojo habitable, son llevados a cabo por los reclusos para pagar su deuda con la sociedad.
La historia compuesta en tres claros álbumes que funcionan como historias en sí mismas, tienen un telón de fondo reflexivo a acerca de las complejidades dentro de la sociedad, entendiéndola como un animal abstracto, pero en la mayoría de sus casos se resuelve con más bien poca valentía, lanzando clichés a diestro y siniestro, excepto en los últimos compases del cómic, con un cierre que dignifica la obra en su conjunto.
Así mismo, cada álbum se centra en un tema en concreto. El primero, que plantea los cimientos de la historia y por tanto quedándose en la superficie de la reflexión, trata la idea del recluso como herramienta, útil pero herramienta en ultima instancia, y la pérdida de la humanidad por el camino. En el segundo se aborda la idea de las identidades y las ideas de pertenencia a grupos, ya sean compuestos por motivos culturales, religiosos o incluso si el grupo consiste en uno mismo. En el tercer álbum, posiblemente el mejor ejecutado y cerrado, nos hablan de la revolución, en ocasiones cayendo en el idealismo más banal, pero resaltando su entidad destructora, pues toda revolución tiene implícita la destrucción, de una jerarquía, de una injusticia o una justicia, de un sistema a fin de cuentas, pero destrucción en cualquier caso.
En cierto modo, el trabajo se queda en la superficie para hacer más ameno el relato, ofreciendo batallas, enfrentamientos de ciencia ficción, con robots, droides de combate y armas de asalto futuristas. La insistencia con señalar con el dedo al malo como algo incontestable denota falta de valentía, insisto, expiada al final del integral, pero latente durante toda la obra. Lo mejor del trabajo se concentra en las 15 primeras y últimas páginas, cuando se está planteando el conflicto y la manera en la que se hace y cuando se tiene que cerrar del todo.
Entrando en el apartado visual, el trabajo rinde de forma bastante sólida. Los personajes, cuyo carisma en muchos de los casos reside en su apariencia, están perfectamente definidos, y pese a que todos vistan con trajes muy similares (de reclusos), se les distingue sin problemas. Esto también se da por la capacidad de Grun de situar a los personajes con respecto a la página, ayudando al ojo a comprender lo que sucede en cada momento guiando al lector. El color toma mucho partido en la obra, no de forma narrativa en muchos casos, y sin embargo como un embellecedor digno, recordándonos el lugar y el tiempo en el que nos encontramos. A esto se le suma la competencia del dibujante a la hora de definir el arte, sin sobrecargar la página con elementos de ciencia ficción, y en ocasiones acercándose a un Moebius modernizado, salvando las distancias, claro. Y es que si hubiese que sacar punta al lápiz, habría que decir, que las batallas y las peleas en general, adolecen de falta de dinamismo, dejando estáticos a muchos personajes, no sabiendo encontrar el momento exacto a resaltar para acentuar el movimiento de la escena.
En conclusión, estamos ante un trabajo aceptable de factura visual y narrativa asumible con el que un amante de la ciencia ficción puede pasar el rato rascando alguna reflexión seductiva. El precio es algo elevado, pero la edición está muy cuidada, con más de una decena de páginas de extras.
Lo mejor
• El inicio del primer álbum y el final del último.
• La definición de los personajes, que pese a ir vestidos iguales nunca dudas sobre quién es quién incluso en los planos generales.
• La construcción visual del escenario.
Lo peor
• La banalidad con la que se terminan por resolver algunos conflictos o reflexiones.
• La falta de dinamismo en los momentos de acción.
Guión - 7
Dibujo - 7.5
Interés - 7
7.2
Aceptable
El integral de On Mars termina por presentarse como una obra aceptable con la que pasar un rato entretenido, sin ofrecer nada nuevo pero sin prometerlo tampoco.
Excelente análisis. Algo duro con la valoración en mi opinión. A mí me gustado mucho me ha parecido un tebeo muy inmersivo con personajes muy potentes que me ha recordado aspectos de Mad Max, Atmósfera Cero o la trilogía marciana de Stanley Robinson.
Visualmente por momentos es apabullante la recreación de Marte en terraformacion los canales, las galerías subterráneas, las ciudades cúpula. En cuanto a la tecnología y robots casi se podían intuir los mechas de Otomo, pero mantiene su propio rigor. De telón fondo la miseria humana más allá de si misma. Gran tebeo.