El lado más salvaje de las Tierras de Arrán
«Los fuertes castigan y los débiles sufren… es una ley inmutable.»
Fiel a su ración mensual de Tierras de Arran prometida para este año, en febrero Yermo Ediciones nos ha ofrecido el segundo tomo de la serie Orcos y Goblins con dos nuevas aventuras protagonizadas por estos seres de piel verde y tendencia a la violencia. Nicolas Jarry se encarga de guionizar ambas historias mientras que Stéphane Créty por un lado, y Bojan Vukic con Paolo Deplano por el otro firman el dibujo.
Si podemos afirmar que Jean-Luc Istin es el cerebro detrás del universo de las Tierras de Arran, entonces Nicolas Jarry sería su corazón. El guionista ha estado desde el principio impulsando el proyecto y se ha encargado de realizar guiones para todas las series de la franquicia. Él es el responsable de las aventuras de los elfos silvanos en la serie Elfos y ha guionizado en solitario los 20 álbumes de la serie Enanos. En ambos casos ha demostrado gran solvencia y la serie protagonizada por los enanos ha ofrecido algunos de los mejores episodios de este universo compartido. Por eso no es de extrañar que también aporte su toque a esta tercera serie y lo haga con sendas historias notables.
La primera de las historias está dedicada a Gri’im, un orco que ha huido de las mazmorras y se dirige solo y herido hacia el norte en busca de venganza con su antiguo amo. Por el camino se unirá a una caravana de colonos que también se dirigen al norte a recuperar las ciudades abandonadas durante la guerra contra los ghouls. Pronto descubrirán que los muertos vivientes no eran la única amenaza mortal que habita en la tierras heladas de Arran.
Jarry nos presenta una historia en la misma línea que sus trabajo en la serie Enanos con un protagonista motivado por sus sed de venganza. El relato se sustenta en un protagonista sólido y bien construido y en la sensación de fatalidad que acompaña todo el relato. El guionista completa el escenario con buenas dosis de acción donde la violencia es más explícita que en otras series de este universo. Esto último se hace más explícita en el excelente último acto del relato donde la acción se centra en la lucha por la supervivencia del protagonista y la ejecución de su venganza. La parte negativa de la propuesta es la poca entidad de los personajes secundarios que no pasan de ser tópicos o simple carne de cañón que sacrificar en manos de las temibles criaturas que acechan durante el relato.
En el apartado gráfico tenemos a Stéphane Créty, al que ya hemos podido disfrutar en varios álbumes de la serie Enanos y al que también tendremos en el segundo tomo de la serie Conquistas. Créty hace un trabajo sólido donde destaca la brutalidad con la que retrata al protagonista, evidenciando el pasado de violencia y sufrimiento que ha experimentado así como su capacidad para la destrucción. Las escenas de acción están resueltas con solvencia y la recreación de parajes helados y naturaleza salvajes crea una buena ambientación para la historia.
En el segundo álbum contenido en este tomo el protagonismo recae en Sa’ar, un goblin que nos relata su recorrido desde las marismas que le vieron nacer, pasando por el pozo de esclavos donde descubrió la crueldad del mundo para con los débiles hasta llegar a la Ciudad de los Mestizos, una ciudad gobernada por criminales y en la que se convertirá en el más sanguinario de los goblins.
En este álbum, Jarry cambia de tercio y nos ofrece una historia con un protagonista fuerte y un reparto de secundarios con mucha más entidad para construir un relato que se podría comparar con las historias sobre la mafia realizadas por Scorsese o el Scarface de Brian de Palma. Una lucha por el poder desde los bajos fondos de la ciudad más peligrosa de este mundo con traiciones, venganzas, asesinatos, vicio y mucha ambición. Un ejercicio que juega con el suspense y los giros del guion, sustentado por un protagonista cuya única moral es la hegemonía de los fuertes. Una fuerza que ejerce directamente con la daga o desde la sombras con intrigas y maquinaciones para derrotar a sus rivales. El resultado es un excelente ejercicio de género hard boiled en clave fantástica.
En el dibujo tenemos a la dupla formada por Bojan Vukic y Paolo Deplano, dos viejos conocidos de las Tierras de Arran. Ambos realizan un trabajo notable que destaca por la ambientación de la Ciudad de los Mestizos, con sus diferentes localizaciones marcadas por los distintos estratos sociales, y por la recreación de las múltiples razas que habitan ella. El dibujo de ambos es detallado hasta el exceso, con momentos en los que la cantidad de información que aparece en algunas viñetas las acaba haciendo confusas. Un defecto que se ve compensado con el enrome trabajo de coloreado proporcionado por el Studio Digikore que añade definición y profundidad a los complejos planos.
Estas primeras aportaciones de Jarry a la serie de Orcos y Goblins mantienen la línea del trabajo al que nos tiene acostumbrado el guionista, aunque con la idiosincrasia violenta de esta serie. También mantiene alguno de sus defectos, como el abuso de la narración en off, aunque sea un recurso que permita desarrollar mejor a sus protagonistas aportando una visión más profunda de sus protagonistas.
La edición de Yermo mantiene las características del resto de series, con la calidad habitual de tamaño, papel y reproducción, aunque esta vez el tomo no incluya ningún extra a parte de las portadas originales.
Lo mejor
• La solidez de los guiones de Jarry.
• La contundencia de algunos pasajes que distinguen la serie de sus hermanas.
Lo peor
• Algunas viñetas del segundo capítulo están tan recargadas que resultan confusas.
• Que vuelva a presentar a un orco solitario como protagonista cuando se supone que son una raza gregaria
Guión - 7.5
Dibujo - 7.5
Interés - 7
7.3
Salvaje
La serie protagonizada por Orcos y Goblins sigue su propio camino dentro de las Tierras de Arran con dos historias marcadas por la violencia y los bajos instintos. Nicolas Jarry vuelve a demostrar que es el guionista más inspirado de este universo fantástico
A mi el dibujo de Vukic y Deplano me ha parecido magistral, espectacular, alucinante, confuso pues no relaciono detallismo con confusión.