Original Sin: Análisis

Atendiendo a la tradición judeocristiana, el Pecado Original es aquel que Adán y Eva realizaron cuando desobedecieron a Dios y comieron de la fruta prohibida del árbol del conocimiento. Según los concilios de Cartago, Orange y Trento, esta mancha hereditaria con la que toda la humanidad nace desde la expulsión del edén privó a nuestra especie de la inmortalidad y somete inevitablemente nuestra voluntad a las pasiones y a nuestro intelecto al error.

Tampoco es que nada de esto tenga que ver con el evento que Marvel ha lanzado en Estados Unidos este verano. Los ocho números (cuatro dobles en la edición española de Panini) que Jason Aaron y Mike Deodato nos han ofrecido, nos cuentan más bien una historia en la que se intenta resolver el asesinato de un ilustre y añejo secundario, y se trata de agitar el ya turbulento y siempre en estado de cambio status quo del Universo Marvel. El título puede resultar un poco engañoso, porque temáticamente el énfasis del relato más que en el concepto de pecado en sí mismo, de nuestras bajas pasiones, está en la idea de secreto, de la revelación de aquello que mantenemos oculto. En eso, y en un curioso juego de las sillas con papeles establecidos en el cosmos ficticio de la editorial.

Uatu el Vigilante ha muerto. Su cuerpo ha sido hallado por Thor en la Luna, donde residía el fallecido. Varios superhéroes que se encontraban comiendo informalmente juntos (por cierto, atesoremos ese momento con Nick Furia hablando del mejor filete que ha comido en su vida; no van a abundar las escenas brillantes durante el resto de la historia), acuden al aviso del Dios del Trueno y se ponen a seguir pistas para dar con los asesinos, que además han mutilado el cadáver del calvo whatifero arrancándole los ojos.

Por si no teníamos mucho apego al asesinado, previamente se publicó un número cero de Original Sin en el que hábilmente Mark Waid supo darle cercanía. Así la pérdida dejaba de ser solo un Mcguffin con el que iniciar una historia, y a través de la entrañable amistad entre el distante observador y el joven héroe conocido como Nova, el lector sentía verdaderamente que había perdido a alguien próximo. Para muchos lectores veteranos, la redonda historia dibujada por Jimmy Cheung no hubiese sido necesaria: la desaparición de Uatu (una constante de fondo en ese mundo ficticio a la que era imposible no acabar tomando cariño) nos hubiese impactado igualmente. Pero tampoco es que no agradezcamos este número cero, que es otro de esos escasos buenos momentos que vamos a encontrar como parte del relato que Aaron nos propone.

Por otra parte, en el especial Marvel Point One de 2012, ya se nos adelantaba una escena en la que unos intrusos llegaban a la luna con la intención de espiar al Vigilante y dejar pavimentado el camino para que alguien llamado The Unseen (el No-Visto) pueda ejecutarle y robar sus secretos. Parece que esta pequeña historia de Ed Brubaker pretendía lanzar líneas a seguir en un futuro para que otros guionistas las aprovechasen y perfilasen en un futuro la continuidad del Universo Marvel. Y se nota que no estaba todo atado, porque luego Jason Aaron no sabrá hilar con total coherencia estas pocas páginas con las revelaciones que desarrollará en el evento en su tramo final. Pero volvamos a la historia en sí misma.

Por supuesto, los superhéroes del mundo se ponen a investigar para dar con los asesinos de tal pilar de su comunidad. Varios de ellos se agrupan siguiendo las instrucciones de un misterioso personaje que no es revelado al lector hasta más adelante. Al principio, esto nos resulta confuso, pero bueno, ya nos lo explicarán satisfactoriamente, pensamos.

La investigación lleva a estos grupos de personajes guiados por el enigmático patrón a diversas partes del cosmos Marvel: Dimensiones místicas, el reino subterráneo del hombre topo, el espacio exterior… En todas estas localizaciones encontrarán cadáveres de seres extraños, monstruos, demonios e incluso planetas vivientes, todos asesinados por lo que la balística indica que es la misma arma que mató al Vigilante.

El resto de héroes Marvel, por su parte, sin otro guía que el Capitán América, se enfrentan a quienes han determinado como los asesinos del habitante del área azul de la luna: Unos Sin Mente (los siervos de Dormammu) que han cobrado consciencia y que sienten una inmensa angustia existencial, el Doctor Midas, su hija Exterminatrix y el ridículo villano conocido como el Orbe.

Tras una enorme batalla en el corazón de Manhattan, el enloquecido criminal con un orbe ocular por cabeza muestra que posee uno de los ojos arrancado a Uatu y procede a usarlo de un modo espectacular: con una explosión de energía psíquica, se liberan secretos observados a lo largo de los años por el Vigilante, y cada uno de los presentes sufre una revelación sobre algo que ignoraba y que le afecta muy directamente.

Hasta ahora, todo va bastante bien. Hemos disfrutado de tres buenos puntos contando con la escena del Orbe en Nueva York liberando secretos. Estamos a la altura del tercer número y éste cierra con otro sorprendente cliffhanger que parece ofrecernos tanto un suceso notable como la revelación de quien es el sorprendente villano detrás de todo. Parece, digo, porque luego ninguna de esas cosas será lo que aparenta.

Los diálogos de Aaron están a su habitual nivel, da la impresión de que maneja una historia muy pensada aunque algo confusa (ya se aclarará con las revelaciones, volvemos a pensar) y en el apartado gráfico, pues éste redactor confiesa tener debilidad por el Deodato de estos últimos diez años. Antes de que las cosas se empiecen a torcer, echemos uno ojo, nunca mejor dicho, a los tie-ins que narran las consecuencias de las terribles revelaciones en la colección del los respectivos personajes. Que en realidad, como uno empieza a sospechar –oh, ingenuo de mi hasta ahora-, para la adquisición de estos y poco mas es para lo que se ha organizado este evento.

Para empezar, tres miniseries han visto la luz acompañando al evento: La primera, titulada Original Sins (sí, con “S” al final; para no liar al personal, supongo) consta de cinco números de historias cortas a cargo de varios autores. La idea es relatar consecuencias variadas del descubrimiento de los secretos para personajes sin colección propia y hacer adelantos de futuras series y tramas. También nos encontramos número a número con un soporífero serial de los Jóvenes Vengadores contra El Encapuchado que no hace sino que añoremos aun más la cabecera de Gillen y Mackelvie. En España Panini publicará esta miniserie completa en un tomo llamado Pecado Original: compendio.

De los relatos cortos a cargo de diversos autores que componen el resto de las cinco entregas, unos (Caballero, Negro, Deathlok, Lockjaw, Howard the Duck…) son totalmente prescindibles tanto a nivel a nivel creativo como de historia global. Otros en cambio, pocos, han sido simpáticos hallazgos, pequeñas perlas a sumar a la corta lista de puntos de interés de este evento. Y así, resultan muy agradables las narraciones sobre JJ Jameson y sobre Dum Dum Dugan, la cual usa muy bien alguno de los dislates que revelará Aaron y cierra ciertas brechas de lógica interna en el cascarón de ese barco que hace aguas guiado por el guionista -quien lo diría- de Scalped. Las dos últimas páginas de Chip Zdarsky, contando breves y desternillantes entrevistas de personajes variados, también pasan al podio de mejores momentos de Original Sin (con y sin “S” al final), demostrando por qué es merecedor del reciente premio Harvey con el que ha sido galardonado.

Thor& Loki: The tenth realm nos cuenta la odisea que viven los dos Asgardianos más populares para localizar a la hermana que acaban de averiguar que tienen. Dada por muerta de bebé, en realidad quedó atrapada en un décimo reino (según los mitos nórdicos hay nueve) que Odín segregó del resto de la creación hace milenios precisamente por el infanticidio que sus habitantes (Ángeles femeninos ultracapitalistas) cometieron sobre la figura de su hija. Ésta no resulta ser otra que Angela, que de ese modo queda plenamente integrada en el Universo Marvel tras el paso de la creación de Neil Gaiman a la editorial. Es aquí, en la franquicia de Thor donde más se dejan notar los efectos de Original Sin, donde las revelaciones llevan a cambios realmente importantes del status quo. Y todavía falta por llegar alguno mas, quizás incluso mas devastador. Tampoco es de extrañar, considerando que detrás hay un mismo escriba. Jason Aaron pone las ideas que Al Ewing plasma en guiones definitivos, cosa que sorprendentemente hace que los conceptos del escritor de The Other side funcionen mejor que en el evento central: nos encontramos con un Loki lleno de matices y con un Thor verdaderamente épico, aunque el apartado gráfico, a pesar de contar entre otros con el gran Simone Bianchi, resulta bastante irregular.

La tercera miniserie asociada es Hulk Vs Iron Man, que Panini lanzará con muy buen criterio dentro de la propia colección del Hombre de Hierro, dado que podría ser casi perfectamente un arco más de su colección que contase con un invitado especial. Eso sí, éste,Hulk, sufrirá un importante cambio de cara al futuro próximo de su serie y de la inminente etapa en ella de Gerry Duggan. Resulta que Tony Stark estuvo trasteando con la bomba Gamma que liberó al verdoso alter ego de Bruce Banner hace años, cuando el multimillonario era un mujeriego indolente fabricante de armas al servicio del ejército aficionado a la bebida. Banner recibe una dosis de Extremis que le da una inteligencia inusitada cuando está transformado en Hulk, y busca venganza por la vida de sufrimiento a la que Iron man parece que le condenó. Esta historia, que podría ser básica para el Universo Marvel, se queda en poco con las matizaciones que luego se aportan acerca de la manipulación que Stark hizo sobre el artefacto que detonó en el desierto del Mojave. Vamos, que Hulk termina pidiendo disculpas por el malentendido y además queda en el aire otra vuelta de tuerca reforzando que todo fue culpa suya. Una pena.

En realidad la mayoría de tie-ins sigue esa dinámica: parece que a los escritores de las diversas colecciones les diese pereza el encargo de hacer revelaciones sísmicas por parte de la editorial y se limitasen a cumplir para que les dejen en paz.

En Nova, Sam Alexander, aparte de llorar a su amigo de la luna, descubre que su padre estaba corrupto como miembro de los Black Nova Corps; pero luego resulta que no, que estaba trabajando encubierto.

All-new Invaders parece ofrecernos algo gordo: los Invasores pudieron evitar el bombardeo de Hiroshima y Nagasaki en la 2ª Guerra mundial, pero no lo hicieron. Al igual que en Hulk Vs Iron man, las matizaciones a tan tremenda declaración son tan oportunas que se resta culpa a los héroes titulares de la serie, y por tanto interés al relato.

James Robinson consigue algo extraño en su otra colección, Los Cuatro Fantásticos. Por un lado integra muy bien el evento en lo que ya venía contándonos, explicándose el anticipado desencuentro entre Johnny y Ben con la revelación que La Cosa ha sufrido. Pero por otro, el descubrimiento nos deja un poco fríos, acostumbrados ya desde los ochenta a sucesos en los que el sobrino de ojos azules de Petunia parecía verse traicionado por sus compañeros, como la boda de Johnny y Alicia, o a lo narrado en X-Men Vs 4 Fantásticos. Además poca importancia parece tener lo revelado, dada la explicación de los cambios de forma de Ben que John Byrne estableció en aquella década.

En Poderosos Vengadores, por fin alguien se acuerda de que recientemente, en los 4 Fantásticos de Matt Fration, Uatu había sido padre. Ulana, su compañera y madre de su hijo, le encomienda el cuidado de éste a Adam Brashear. Además, se nos cuenta una historia ambientada en los años 70. Mediante retrocontinuidad queda establecido que ya hubo un grupo llamado así con varios de sus miembros actuales- Blade, Blue Marvel– en sus filas. Todo es relatado por el padre de Luke Cage, que confiesa que su pecado fue quedarse paralizado por el miedo ante los terroríficos Deathwalkers. Lo cierto es que son episodios bastante buenos, pero excepto por el primero. la relación con el evento, pues resulta mas bien anecdótica.

Muy parecido le pasa a Deadpool: Wade no solo viaja en el tiempo a los 70, es que además el descubrimiento de que tiene una hija queda en segundo plano mientras sigue con su guerra contra los vampiros. Ah, por cierto, también mató a sus propios padres. Y, ojo, de nuevo son buenas entregas excepto por su dudoso apartado gráfico, pero poco tienen que ver con Original Sin.

Daredevil descubre en su serie que su padre maltrataba a su madre: por esto ella se alejó de ambos y se hizo monja. La verdad es que ya se ha insinuado a lo largo de los años muy a menudo que Battlin’ Jack Murdock era bastante menos intachable de lo que nos contaron en un principio Stan Lee, Bill Everett y Wally Wood. Por lo demás, la interesante trama que implica a oficiales corruptos del gobierno Wakandano secuestrando a Maggie, de nuevo tiene poca relación con el evento.

Cuando parece que llegamos a algo jugoso y en la serie de Los Vengadores el Capitán América recuerda el Zatanna que le hicieron los Illuminatti, Jonathan Hickman se sale por la tangente. Sí, Steve recluta una fuerza de Vengadores para ir a por Stark, pero de repente por efecto de la destrucción de la gema del tiempo hace meses (¿?), todos se ponen a viajar hacia al lejano futuro. Por tanto las explicaciones que deban dar Iron man y de más personajes de Nuevos Vengadores todavía habrá de esperar. Y aunque alguna de las paradas en su recorrido a través de los milenios tiene cierta gracia, y se encuentran con Iron Lad- Kid Inmortus, en general son números muy flojos.

En Amazing Spiderman, Peter Parker descubre que la araña que le dio los poderes proporcionales de un arácnido, picó antes de morir también a otra persona. Ésta, Silke, lleva años prisionera del ya fallecido Ezekiel. El sobrino de la tía May libera a la prisionera, pero en ese momento, a dimensiones de distancia, Morlun la siente e inicia un avance que culminará en Spider-verse.Dan Slott sale bastante bien parado, usando el evento de forma orgánica para hacer avanzar sus propias tramas. Como debiera ser, vamos.

Brian Michael Bendis, olvida en Uncanny X-men que la divulgación de secretos era debida a los sucesos del evento, y revelaciones hay, si, pero a causa de la lectura del testamento del fallecido Charles Xavier. Entre otras cosas, descubrimos que Charles estaba casado con Mística (acercamiento entre personajes insólito, posiblemente achacable a la influencia de las últimas películas de los mutantes) y que privó telepáticamente de sus poderes a un joven Homo superior. Matthew Malloy, aunque inocente, era demasiado peligroso para ser manejado de ningún modo debido a sus destructivas capacidades, así que Charles le condenó a vivir como un humano y olvidar su autentica naturaleza. El propio Profesor X confesaba que esta lobotomía a medias privaba a Matthew de sus derechos e identidad como mutante, pero pide a sus estudiantes que se aseguren de que todo siga así por el bien de todos. Por supuesto, Matthew ha empezado a recordar y recuperar sus aniquiladores poderes, y SHIELD ya se ha fijado en él y en la destrucción que involuntariamente ha causado. La trama recuerda un poco a aquella que David Finch dibujase para un guión del propio Bendis en Ultimate X-Men, en la que Xavier mandaba a Lobezno a eliminar a un inocente cuya poder, incontrolable, no paraba de matar gente. El decompressive storytelling habitual del calvo de Cleveland hace que la historia no haya avanzado demasiado todavía, pero es agradable ver interactuar a Kitty con Kurt.

Eso si, aprovechando los tie-in de Guardianes de la Galaxia Bendis, por fin nos cuenta cómo volvieron Star-Lord y Thanos de su aparente muerte en el Cancerverso. De paso explica la resurrección de Drax…y no puede quedar mucho para que explique qué fue de Richard Rider, Nova. De nuevo, no son las acciones del Orbe las que desencadenan las revelaciones para el escritor de Ultimate Spiderman, sino más bien una sesión de tortura cortesía de Gamora.¿La labor de Ed McGuinness? Genial, claro.

Para finalizar, mencionar los números de los Vengadores Secretos escrito por Ales Kot para la línea Infinity de cómics digitales. Un científico al que Nick Furia Jr. tuvo órdenes de ejecutar dado lo peligroso de sus investigaciones sigue en realidad vivo bajo otra identidad, oculto por el afroamericano del parche. Hydra lo descubre y manda a sus fuerzas, guiadas por el Camaleón, a capturarle. Psicodelia y experimentación del medio es lo que definen a esta trepidante aventura. Otra de esas cosas que sí podemos agradecer al evento.

Mientras todos estos hechos se van dando en las colecciones regulares y miniseries lanzadas por la ocasión, las cosas se empiezan a torcer en el relato central. El interrogatorio del capturado Orbe revela que él y sus compañeros no mataron al Vigilante, aunque sí le arrancaron un ojo. Qué fue del otro, y quien perpetró el asesinato todavía es un enigma, aunque hemos empezado a sospechar del Soldado de Invierno. Por cierto, el misterioso patrón del que hablábamos resulta ser Furia.

Varios superhéroes combaten contra otros un poco porque si y empezamos a tener sed de respuestas, porque empieza a dar la impresión de que todo es confuso. No es que no se entienda lo que pasa, que se entiende, sino que no parece tener ni dirección ni pies, ni cabeza, como el SDV de Nick Furia. Porque claro, la pista sobre Bucky, a pesar de su poco razonable comportamiento, era falsa. Tampoco se le puede culpar, el resto del reparto no actúa de forma distinta.

En la quinta entrega por fin empiezan a explicarnos cosas, y se hace con lo que parece un innecesario ejercicio de retrocontinuidad: A Nick Furia se le ha acabado la formula infinito y está envejeciendo rápidamente. Desde hace algún tiempo los héroes del universo Marvel han estado interactuando con sus SDV robóticos, algo que empieza a ser pesadillesco dado que ya le hemos visto ese truco en varias ocasiones. Y al Doctor Muerte, y a Thanos, y a varios más. Las primeras veces estaba bien, pero por mucha lógica que revista, el chiste ya empieza a cansar.

Además, en 1958, cuando todavía era agente de la CIA, empezó a trabajar para Howard Stark y unos misteriosos asociados (la Hermandad del Escudo de Hickman, suponemos. No nos lo aclaran) sustituyendo a su fallecido sicario. Asi pues, mientras ascendía a Director de SHIELD y después con el puesto consolidado, tenía un trabajo nocturno encomendado por el padre de Iron man haciendo ejecuciones selectivas de amenazas potenciales para la Tierra. Equipado con una tecnología rapiñeada de naves alienígenas, se convirtió en el hombre en el muro, el protector secreto de nuestro planeta realizando asesinatos políticos en lugares exóticos del universo Marvel, torturando Skrulls, acabando quirúrgicamente con demonios extradimensionales. Él era el Unseen del que hablábamos, el héroe no loado que no temía ensuciarse las manos, alguien a quien nadie veía. Nadie excepto Uatu.

En este punto nos da por pensar varias cosas: Primero, que vistas las múltiples llegadas de Galactus, Invasiones Secretas, infiltraciones fantasmas, Infernos etc, parece que, siendo honestos, Furia no era muy bueno en ése, su segundo trabajo. Segundo, que la pecaminosa revelación no parece para tanto. No por poco pecaminosa sino por poco revelación: siempre se ha dado la impresión de que Nick hacía cosas así y que ha llevado a cabo operaciones igualmente sucias fuera de las fronteras USA tanto en su etapa en SHIELD como en la CIA. ¿Que queremos hacer un homenaje a esta portada de Steranko y extender esas actividades a todo el universo? Pues vale, pero el mayor mérito de la revelación radica en conseguir ser al mismo tiempo anodina y escandalosa. Mucha continuidad hay que remover para aportar tan poco.

Además, Nick siente que este trabajo -al que por un lado detesta por sucio pero por otro siente necesario- ha de ser continuado por alguien cuando el muera, cosa que se teme que sucederá pronto. Y por eso ha estado dejando un rastro de migas de pan sin sentido, para seleccionar un sucesor entre los héroes a los que ha estado guiando en esta historia.

Y si la premisa argumental, con un asesinato que pone marcha la historia nos evocaba ligeramente a Watchmen (¿será también por lo de Watcher de Uatu?), aquí ya se remite directamente a la miniserie que Garth Ennis escribió para el Soldado Desconocido de DC en Vertigo, un tebeo, por cierto, muy a reivindicar.

A partir de ahí se suceden los combates de un Furia equipado con la más avanzada tecnología y con el otro ojo de Uatu. Primero contra los héroes, y la verdad es que les da para el pelo. Como decíamos, se nota que Jason Aaron escribe tanto este título como el de Thor, ya que aquí se produce algo que tendrá graves repercusiones en la colección del Dios del Trueno: con un susurro, Furia le dice al hijo de Odin, que es quien más batalla le está dando, algo que le neutraliza. Ese secreto todavía por revelar hace que Thor deje de ser digno de levantar su martillo Mjolnir, que queda en la superficie de la luna esperando a que alguien merezca levantarlo. Hay que reconocer que este es otro de esos momentazos que decíamos que debíamos atesorar de este evento.

Furia cambia de oponentes cuando descubre que los villanos han vuelto a la base del Vigilante para terminar de llevarse lo que puedan, ya sean artefactos de inmenso valor o incluso el cuerpo de Uatu.

En este punto, por cierto, todavía no nos han dicho quien mató al Vigilante. Estamos en el séptimo número; una congregación de miembros de la raza de Uatu ha venido a contemplar un suceso probablemente de trascendencia cósmica, pero no tenemos asesino.

Todo parece señalar a Nick, que además para eso es el Unseen, pero ni olemos los motivos que podría tener. Y todavía podrían cambiar las cosas y nada ser lo que parece, da la impresión. Pero no. Nuevos secretos liberados por el Orbe en la última entrega nos lo confirman mientras Furia combate a los Sin mente, Exterminatrix y su padre.

Descubrimos que el ex agente de SHield llegó para ayudar al Vigilante después de la primera incursión de los villanos a su casa días antes y se lo encontró malherido y tan tuerto como él. No solo eso, también estaba cansado de observar y de vivir. Así que… provocó a Furia para que lo matase. Suicide, by cop, señores, sí señor. ¿Por qué? Pues no sabemos, pero ya no podemos aferrarnos a que nos lo expliquen en la miniserie, ya está acabando. Tal vez más adelante, en otro evento. Como hemos dicho, de lo último que sabíamos de Uatu es que acababa de ser padre en los Cuatro Fantásticos de Matt Fraction, pero supongo que eso no te exime de querer acabar con tu vida. Alguien en las oficinas de Marvel debió recordarles este hecho a los autores en algún momento y se incluye una viñeta en la que se ve la cara de la compañera del Vigilante diciéndole adiós.

La confrontación de Furia con Midas, (Oubliette ha huido de la batalla, llevándose una mano amputada de su padre y al Orbe uno de los ojos del Vigilante se le inserta en el pecho de forma traumática) se salda con una explosión que presumiblemente termina con la vida de ambos.

Las últimas páginas del evento nos muestran a Exterminatrix usando el toque dorado de la mano de su padre para edificar una fortuna. Un toque dorado que demuestra que Aaron no ha hecho los deberes y ha mirado la ficha de Midas en sitios no oficiales de internet, pues el villano solo poseía ese poder metafóricamente, para tornar cualquier situación a su favor, no de forma literal.

También vemos al Soldado de invierno ocupando el lugar de Furia como Hombre en el muro, listo para inaugurar la serie que Ales Kot y Marco Rudy le tienen preparado a tal efecto. Y para completar el juego de las sillas, Furia no ha muerto, sino que ha ocupado el lugar de Uatu en la luna como vigilante, transformado por las energías liberadas en la explosión. Y parece que el Orbe tendrá un papel similar, observando crímenes perpetrados por gente corriente con sus dos ojos: el de la cabeza y el de su pecho.

Esta historia parecía tenerlo todo para ser un éxito creativo en la medida en la que un evento puede serlo. Contamos con un gran escritor que ha demostrado ser capaz de manejar tanto relatos duros, realistas o terroríficos como los más fantásticos, aventureros y superheroicos, exhibiendo cuando es necesario también un gran sentido del humor. El dibujante, por su parte, tiene sus detractores, pero a ojos de quien esto escribe, resulta fabuloso para una historia que mezcla acción superheroica con atmósferas oscuras.

Trascendentes cambios y divulgación de poderosos secretos fueron prometidos, dotando de cierto interés al evento para quienes nos interesamos por la evolución que va sufriendo este Universo Marvel que tantas alegrías y sinsabores nos da. El punto de partida, el enigma de asesinato (siendo además el de un personaje básico pero a la vez secundario en el universo Marvel, que puede tardar en volver al contrario que otros conocidos superhéroes cuyas muertes nos producen ya tedio) es una premisa de eficacia más que testada con la que ir haciendo avanzar la trama mientras se descubren uno y otro misterio de forma satisfactoria.

Y sin embargo, al final ha resultado ser un autentico chasco. Para colmo de males, varios de los giros finales que podrían habernos sorprendido, no lo han conseguido, no porque sean ideas predecibles, sino debido a que con el anuncio de novedades, Marvel ya nos los adelantaba de algún modo. Ya sabíamos que Thor perdería su martillo, para que pueda levantarlo en unos meses la misteriosa mujer que ocupará su lugar. Y que Bucky sustituiría a Furia como hombre en el muro, dada la promoción de su nueva serie.

Tal vez las grandes editoriales de cómics estadounidenses deberían ir planteándose -además de si es conveniente una promoción llena de spoilers- que si ante la imposición de estos eventos con tanta frecuencia hasta algunos de sus más destacados creativos dan muestras de agotamiento, tal vez sea mejor dejar este tipo de historias –que debieran ser algo especial- en barbecho antes de que los que se cansen sean los lectores.

Sin embargo, lejos de actuar así, ya tenemos casi encima Axis, que, cierto, cuenta con la garantía de la presencia de Rick Remender. Pero no olvidemos que en Original Sin teníamos la de Jason Aaron, un escritor considerado entre algunos como incluso más sólido, y fíjense para qué nos ha servido.