Orn, Historia universal 2: La isla Hormiga
Fecha de edición: marzo de 2008
Autor: Quim Bou
Dolmen – 56 págs – 14 €
També disponible en català
Abandonados en una isla tras lo sucedido en el anterior volumen de esta saga, cabría esperar que las tensiones y las rencillas adquiridas entre algunos de los personajes tocasen a su fin, pero la vida no siempre trae lo que esperamos de ella.
Continúa esta monumental aventura escrita y dibujada por Quim Bou a través de este segundo paso de la saga Historia Universal, en el que aprovecha para acercarnos casi sin que nos demos cuenta a otros aspectos del mundo en el que transcurren sus aventuras: algunas de sus leyendas y mitologías, parte de su historia y muchos de sus personajes.
Un espectacular trabajo que ya logró su primera entrega el Premio al Mejor Dibujante Nacional y el Premio a la Mejor Obra Nacional de los Premios de la Crítica, que se suman a los varios galardones que ya ha recibido Quim Bou a lo largo de su carrera. Sin duda estamos ante el trabajo más ambicioso y brillante de uno de los mejores autores de nuestro país.
Historias dentro de historias, esto es lo que ofrece la última aproximación de Quim Bou al universo de Orn. Por un lado, el presente volumen prosigue con la narración iniciada en la entrega anterior, Orn. Historia universal: Herdez. Por otro, los distintos protagonistas del relato, a su vez, tienen diversas historias particulares que compartir, entre ellos y con nosotros.
Como segundo capítulo de la saga, la historia parece ofrecer bien poco y se diría de puro trámite. Nuestro héroe se halla encallado en una isla desierta junto con la tripulación del barco en el que naufragó y deben esperar a que les rescaten. Pero no es del todo cierto que estemos ante un simple trámite argumental, por supuesto, dado que este «instante prolongado» obedece a un doble propósito.
De una parte, deviene el marco idóneo para que el autor, mediante las distintas «historietas» que explican los náufragos, dibuje con amplitud el escenario por el que Orn se mueve, cuál es la historia de ese mundo y cuáles sus personajes relevantes. Es en estos breves relatos donde Quim Bou hace mejor uso de sus mayores virtudes: el retrato de personajes y los giros argumentales significativos a la par que ingeniosos.
De otra parte, ese «instante prolongado» que se diría narrativamente insustancial, consigue crear las condiciones y el «tempo» adecuados para reflejar la trágica y densa distancia que, al llegar al final del relato, se ha establecido entre nuestro protagonista y Herdez, su adversario del volumen anterior. Así, sin que ambos se encuentren a lo largo de la presente historia, gracias a la comunicación diferida que facilita el escudero de Herdez y a lo que ambos han ido pasando durante su estancia en la isla, percibimos la profunda «humanidad» de Orn y la hondura de los principios por los que Herdez se mueve y que le obligan a no poder reconciliarse con aquel a quien, sin duda, debe la vida.
Después de lo dicho, señores, imagino que les queda claro – si no fue así ya en su momento – que Quim Bou es uno de los mejores autores de cómic que pueblan nuestra – de por sí – fecunda geografía en historietistas. Y Orn es, no les quepa duda, la serie que deberían estar leyendo.
Siempre me ha gustado este autor, además lo siento próximo al haber leído sus siempre acertadas intervenciones en sitios digitales como la MLCómics, aparte de usar mi misma lengua materna, aunque si fuese de Villaburros de la Coz (se nota que tengo un Mortadelo al lado) siendo igual de bueno me gustaría igual.
Tengo que ponerme muy en serio a ver qué tengo y qué no tengo de Quim para completar su obra, pero no doy abasto y estas cosas fuera del manga siempre se me pasan (aunque creo que en mi última incursión a la librería pillé el primer tomo en catalán).
Buena reseña, Toni, ains, que malo es esto de no tener ni un solo comment!!! 🙂 🙂 🙂
Jajajaja, gracias por el apoyo, Jordi. Ante todo, si de completar tu tebeoteca de Quim Bou se trata, empieza por tooooooodo lo de Orn 😉
Buf:
soy amigo del reseñador,
soy amigo del reseñado…
¡qué diantres! ¡magnífico tebeo y magnífica reseña!