Pablo & Jane En La Dimensión De Los Monstruos

 

Edición original:Pablo & Jane And The Hot-Air Contraption, Octubre 2015, Nobrow Press, Flying Eye Books.
Edición nacional / España: Pablo & Jane en la dimensión de los monstruos. Colección Gugú. Octubre 2015, Astiberri Ediciones.
Guión, dibujo, tinta y color: José Domingo.
Formato: Álbum de 48 páginas a color editadas en cartoné.
Precio: 16 €.

 

José Domingo es ejemplo perfecto de cómo puede renovarse el tebeo. Su estilo es una mezcla caleidoscópica de Pendleton Ward y Geoff Darrow. Tiene algo de Max y un pellizco de Chris Ware, algo de Windsor McCay y otra pizca de Yoshito Usui. De todos pilla un poco de aquí y otro poco de allá, y ya sea de manera consciente o no, aunque seguro que no, Domingo, como los citados, se divierte con los diseños, juega con las perspectivas y pone el corazón en el mundo de la animación, dando pie a un estilo de trazo y forma que resulta inconfundible. Y esto, en autor tan joven no hace sino abrir las puertas de un universo particular que presuponemos en el umbral de lo mejor que tiene por dar. Las páginas vienen abigarradas, los personajes rozan la psicotropía, el ansia por el detalle roza la psicopatía y lo anterior junto con la originalidad, esa vuelta de tuerca necesaria para cimentar la autoría, se convierten en las banderas que enarbola este gallego-aragonés. Pero no cuento nada que no salte a simple vista. Desde sus portadas, las obras de Domingo llaman la atención entre el maremagnum de novedades. Con esa profusión de figuras, ese uso del color, esa monumentalidad de las páginas, eternos grandes planos generales que están dispuestos a ocupar aún más espacio, todo supone un reclamo, un ladrido de rabioso carisma. Tener en las manos un tebeo del creador de las Aventuras de un Oficinista Japonés es de entrada un test para la vista, tal es el grado barroco del dibujo. Domingo es un torrente de ideas, que plasma en universos abigarrados, excelsos, que gritan al lector desde la viñeta. Y si su capacidad para el diseño es del todo personal, esto, quizá, también juega en su contra en contadas ocasiones. El trazo del autor es tan poco habitual que algunas viñetas resultan difíciles de leer. Esto es, el ojo debe recorrer la imagen con ahínco para reconocer las figuras, que están ahí, aberradas, excesivas, pero que se confunden con el entorno. Esto, que a priori podría parecer un defecto, supone otra seña de identidad, donde el autor exige, hasta que estés familiarizado con su trazo, una atención mayor a la viñeta, máxime cuando la media de lectores de tebeos pasa por ella como una exhalación. De este modo, y aunque parezca incongruente, la lectura de este Pablo & Jane resulta más fresca, más íntima. De todas formas, lo anterior puede ser una prueba del cambio de paradigma estético. Supongo que un chaval versado en Hora de Aventuras encontrará más fácilmente las pautas para entender el estilo de Domingo que un lector canoso que haya crecido adorando a Alex Raymond, como servidor. Afortunadamente, mi madre me hizo de buen comer y mi paladar está abierto a todo. Como debe ser.

Volviendo al tebeo en concreto, ¿qué es Pablo & Jane en la dimensión de los monstruos? Pues una muestra exquisita de buen cómic para niños. Sí, para niños, esos seres pequeños que no entran ni cobrando en una tienda de tebeos, que apenas los consumen por tanto y que si no existe recambio generacional, provocarán la desaparición del medio. Así, la existencia de productos afines a sus gustos e idiosincrasias no solo es un acierto sino una necesidad. Si no se crea el hábito de lectura en los chavales, no habrá futuro para el medio. Hace veinte años aproximadamente el manga apareció como enganche para atraer a nuevas generaciones de lectores. Ahora, dudo mucho que la venta de tebeos de superhéroes entre el público infantil haya crecido gracias al Universo Cinematográfico Marvel –Pedro Monje, cómo echo de menos tus análisis de ventas-, de modo que es absolutamente necesaria una renovación de contenidos para atraer a los infantes. Una publicación de este estilo, que es al tiempo un tebeo, un libro-juego y un libro de ilustraciones, supone un acierto evidente por parte de Astiberri. ¿Y cómo se puede triunfar con semejante mezcla de conceptos? José Domingo lo logra con nota. Y es que tan divertido resulta el tebeo como amena la parte de libro-juego.

Con la premisa de perderse en una dimensión macabra y la intención de volver a casa, los protagonistas tendrán que encontrar un serie de piezas mecánicas para arreglar su máquina interdimensional en los distintos mundos por los que van viajando. Cada mundo, una doble página en gran plano general, donde Domingo preña el espacio con criaturas, construcciones y elementos ad hoc para cada cliché del mundo del terror que se te venga a la cabeza. Eso sí, pasado por el turmix de su galopante personalidad. Así, los chavales se las verán en una Transilvania Terrorífica, un México Muerto o un Marrakech Macabro. Vampiros, brujas y hombres-lobo, pero también demonios tiki, cosacos cortacuellos o troles trituradores. Cada doble página, por tanto y después de un prólogo narrado como un tebeo convencional, supone un auténtico quién es quién del mundo del horror al tiempo que una divertido juego del tipo ¿Dónde está Wally?. Además de las piezas que son necesarias para arreglar el invento, el lector podrá buscar entre las páginas una serie de criaturas y figuras propuestas al final del libro, con lo que la lectura del mismo supone un divertimento que no se exprime tras la primera pasada. En definitiva, cuarenta y ocho páginas que dan para horas de lectura según el ojo de lince de cada cual.
Vamos, un caramelito de largo disfrute.