Paciencia

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Edición original: Patience, Fantagraphics Books 2016.
Edición nacional / España: Paciencia, Fulgencio Pimentel febrero 2016.
Guión, dibujo, tinta y color: Daniel Clowes.
Formato: 180 páginas a color editadas en cartoné.
Precio: 24,99 € .

 

Me fascina el cúmulo de comentarios que genera un camino definiendo la opinión pública. Circula una buena cantidad de reseñas por ahí que aseguran que Paciencia es una obra menor en la carrera de Clowes. Y no acabo de entender por qué. ¿Porque no maneja otra vez de manera evidente sus filias formales? ¿Porque no experimenta cada dos páginas con los recursos del lenguaje del tebeo? ¿Porque narra una historia individual frente a la habitual coralidad de sus obras magnas? Asistimos aquí a lo que viene pasando casi desde la última década con cada nuevo título del autor: sus seguidores esperan siempre algo grande, como suele pasar con los grandes. Para servidor, Paciencia es algo grande, pues demuestra que Clowes puede contar una historia lineal, autocontenida. Y lo que es mejor, lo hace con los mimbres de un thriller de ciencia ficción. Como más sabe el diablo por viejo que por diablo, Clowes, a pesar de permitirse ligeros arrebatos lisérgicos, absolutamente justificados por la trama, no se deja llevar por la vertiente más burroughsiana del género –aunque algo de eso hay-, sino que está empeñado en entretener. Y lo consigue, con una trama que respeta al cien por cien el clásico ‘presentación, nudo y desenlace’, buscando que todo quede hilado y bien hilado, al tiempo que pretende hacernos pasar un buen rato. Y, además, como los mejores relatos de ciencia ficción especulativos, hace reflexionar al lector, sin salirse de la premisa base. Esta es, la narración de la misión de un viajero en el tiempo, obsesionado con evitar un acto que cambiará su vida. Y no cuento más.

Como suele ser habitual en los relatos de viajes en el tiempo, las paradojas se suceden, la suspensión de la credulidad se tambalea, pero Clowes sabe salir airoso armando una historia que aparece diáfana y bien resuelta. Y mientras tanto se permite hablarnos de nuevo, desde otra perspectiva, de la soledad, de la pareja y del concepto de la normalidad. Resulta del todo interesante la manera que tiene Clowes de representar el amor como un constructo individual en el que el ser amado apenas se inmiscuye. Resulta más importante para el protagonista lo que su amada representa para él, la idea que de ella se ha creado que la persona que verdaderamente es. Y está tan embebido en mantener ese ideal intacto que olvida que las personas somos la suma de aquello que nos ha pasado. El protagonista de Paciencia es un romántico del nuevo milenio, el paradigma de una generación egoísta que vive sus emociones en función de lo que proyectamos sobre los demás, de la imagen que nos creemos del ser amado. De tal modo, Clowes nos presenta una pareja acostumbrada a mentir para salvaguardar esa imagen. Y esas mentiras, de ambos, serán los catalizadores de una trama que resulta del todo cerrada al final, cosa que parecía improbable al principio.

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También vemos aquí esa característica mirada del autor hacia lo que resulta normal, hacia el qué dirán y el modo en el que el entorno moldea nuestra personalidad. Casi nada, ¿no? En las páginas de Clowes, la vida fluye con una mirada puesta en el tedio de la vulgaridad. Y es esa vulgaridad, esa falta de brillo la que espabila a sus protagonistas a moverse, a no dejarse embaucar por modelos de vida inhumanos. Aunque no sepan ir más allá de ellos. Aunque les falte la sagacidad o el fuego adecuado para desembarazarse de su agobiante mediocridad. Sirve aquí entonces el amor como motor de la trama. Pero ese amor como la idea recién explicada del ideal romántico, del todo iluso y peligroso. Nadie es perfecto, viene a decir Clowes. Y cuando creemos ciegamente en algo, nos aferramos a ello de manera temeraria. Cualquier cosa mejor que seguir dando bandazos en el hormiguero social que nos muestra el autor a través de esas calles vacías, esos tristes barrios, esas viviendas tan desangeladas como los humanos que en ellas viven.

¿Es o no entonces un paso más en una carrera interesantísima? En vez de repetir esquemas, Clowes adopta ropajes más afines a otros autores y no solo decide bailar con la más fea, sino hacer que la veamos incluso más guapa. Porque sus acercamientos anteriores al fantástico, género que siempre ha condimentado su obra, por lo general han tendido hacia el sarcasmo, la parodia, el homenaje o la visión sesgada. Aquí no, pues Paciencia es un título que bebe del género sin mirarlo por encima del hombro. Es decir, es una obra de ciencia ficción tal cual, sin poses pedantes ni intenciones desmitificadoras. Ni siquiera es la versión independiente del género. No hay nada que cuente Clowes en ella que no se haya contado otras veces. La diferencia aquí viene anclada por la temperamental personalidad de su trazo y por ciertas filias expositivas. Sus personajes no son héroes o heroínas envueltos en misiones para salvar el mundo. Sus intenciones son egoístas y están motivadas por el bien personal. Eso, claro, lo vuelve todo más cercano, con lo que la odisea de su protagonista se vuelve la nuestra. Este acercamiento a las miserias en un ambiente de ciencia ficción recuerda, es un cliché, lo sé, al Dick más cercano o al Ballard más humano, que los hay, que no todo va de follarte el cerebro.

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Como autor total que es, Clowes se niega a embadurnarse del pesimismo habitual del género y no deja de lado su habitual paleta cromática, con esos colores mates, esa tendencia al pop enmarcada en figuras de trazo cerrado y viñetas de escasa profundidad. Ahí radica su pose de autor más evidente, convirtiéndolo al momento en un tebeo de Clowes. Que no uno más. El viaje en el tiempo aquí no es producto de la tecnología industrial, sino del avance de la química, lo que permite describir esos viajes desde una perspectiva orgánica, que permite jugar al creador de Ice Haven con las perspectivas, los colores y el diseño de página, en unas travesías alucinadas, que recuerdan a la Nueva Carne de Cronenberg, fiel seguidor de las filosofías de William Burroughs. ¿Veis como sí había telita que cortar?

En definitiva, un must del año, un tebeo que debería tener su espacio en las estanterías de cada lector de tebeos que se quiera un mínimo. Mención especial merece la cuidadísima edición de Fulgencio Pimentel, exquisita en aspecto y perfectamente ajustada a su precio. Una delicia que luce bien, que huele bien, que hasta ganas de darle un mordisco te dan.

  Edición original: Patience, Fantagraphics Books 2016. Edición nacional / España: Paciencia, Fulgencio Pimentel febrero 2016. Guión, dibujo, tinta y color: Daniel Clowes. Formato: 180 páginas a color editadas en cartoné. Precio: 24,99 € .   Me fascina el cúmulo de comentarios que genera un camino definiendo la opinión pública.…
Guión - 9
Dibujo - 8
Interés - 9

8.7

Otra joya de Clowes.

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Japacore
Lector
7 abril, 2016 12:26

Seguro que está bien, pero Clowes es un autor que no es para mí. Le echaré un ojo si lo traen a la biblio del barrio.

Álvaro
Álvaro
Lector
7 abril, 2016 12:28

Estoy a mitad, lo estoy saboreando 🙂

josemordon
josemordon
Lector
7 abril, 2016 12:45

Tengo ganas de leer algo de este autor. Esta reseña pone los dientes largos para acercarse a Clowes pero 25€ por 180 páginas, por muy cuidada que sea la edición, no es algo que mi bolsillo se pueda permitir. Qué otras obras recomendariais?

Álvaro
Álvaro
Lector
En respuesta a  josemordon
7 abril, 2016 22:07

«Como un guante de seda forjado en hierro» es una de las 5, 10 mejores novelas gráficas de la historia.

AlbierZot
AlbierZot
Lector
7 abril, 2016 18:47

Pues yo diría que este es un buen tebeo para acercarse a Clowes, para un autor tan intenso verlo soltarse así es un alivio y un placer. Luego, a mí David Boring me gusta mucho.

pocoZ
pocoZ
Lector
7 abril, 2016 19:21

Para mí está entre sus mejores obras. Totalmente recomendable, el mejor Clowes anda suelto.