Casi todo cabe bajo el cielo de Padualand
«Tú eras superamiga de Tobi. ¿Por qué nunca has intentado convencerlo que vuelva conmigo?»
El autor italiano Miguel Vila, con su ciclo de obras dedicadas a la ciudad de Padua, está acaparando la atención, tanto en su país de origen como en Francia, de los medios especializados y también entre los lectores.
La trilogía sobre su ciudad natal está compuesta por Padovaland (2020), Fiordilatte (2021) y la recién estrenada Comfortless (2023), todas publicadas por la editorial italiana Canicola. En castellano ya disponemos de las dos primeras, tituladas aquí Padualand (2023) y Dulce de Leche (2022), editadas por La Cúpula y es muy posible que el año que viene podamos disfrutar de la tercera.
Padualand inaugura esta saga retratando a un grupo de personas que vive en la periferia de esta ciudad del norte de Italia. La mayoría son jóvenes, casi todos de clase media trabajadora y todos pasean sus esperanzas o sus frustraciones por un entorno civilizado, pero hostil y precario. Son Irene, Fabio, Giulia, Catia, Andrea, Chiara, Nico… Algunos estudian, otros trabajan y se acaban encontrando en la fiesta de graduación de Catia donde las relaciones y los roles establecidos empiezan a tambalearse.
Con Padualand, Vila consigue describir con gran precisión los resortes sociales que nos censuran, que nos clasifican y que nos constriñen. Nos muestra como algunas relaciones se vuelven tóxicas y violentas, como se acosa en el entorno de trabajo, la manera en que alguna gente resulta invisibilizada, como se difama y se agrede socialmente y como se asignan arbitrariamente los papeles de víctima o de verdugo… Aunque – y esto también lo encontramos en este relato – todos estos roles pueden acabar evolucionando, variando o incluso intercambiándose.
Todo esta tensión, toda esta la violencia es subterránea, está escondida en las casas, en los lugares de trabajo, tras los escaparates de las tiendas y entre las mesas de las cafeterías, pero al final acaba aflorando, de una forma sorpresiva y sin control.
La periferia que nos muestra Vila no difiere mucho de la de las ciudades medianas del resto del mundo occidental como Seattle, Franconville o Martorell, por poner algunos ejemplos. Son entornos vertebrados por los centros comerciales y los edificios comunales. Están formados por barrios residenciales de calles casi desérticas, sin personalidad y sin historia. No es de extrañar que Fabio no sepa qué enseñarle a Daan, el visitante holandés o que Giulia se haya fijado en elementos urbanísticos como los depósitos de agua, las estatuas de los jardines o las farolas para describir fotográficamente los más característico de su entorno de cara a su trabajo para la tesis doctoral. Además, el autor nos muestra una excelente panorámica social de la región del Véneto que junto a Venecia y Treviso forma un importante núcleo urbano del norte de Italia, densamente poblado.
Un elemento extraño de esta obra es la total ausencia de personajes o referencias a la realidad LGTBIQ+.
Gráficamente hablando, el trabajo de Miguel Vila es muy personal.
Sus personajes son singulares, ligeramente deformes, casi caricaturescos. Su principal característica psicológica se puede percibir en su aspecto físico. Catia parece etérea, sin densidad ni peso específico; Nicola está siempre encorvado, llevando a rastras su cruz de persona maltratada y de maltratador reprimido y Giulia parece invisible, gris, siempre entre sombras salvo cuando, montada en su bicicleta, se dedica a recorrer la zona para fotografiar su realidad urbanística y antropológica.
El artista patavino nos obsequia con un arranque narrativamente espectacular. Son tres páginas con solo una viñeta cada una que ocupa toda su extensión. Las tres planchas presentan un encuadre cenital, a vista de dron, donde está cartografiado perfectamente el entorno urbanístico por donde se va a desarrollarse el relato. A continuación, tras la página del título, nos encontramos con un travelling descendente que nos conduce desde el cielo a la calle, a ras de suelo, siguiendo las evoluciones de Giulia en su exploración ciclista y académica. La chica se detiene, coge su móvil y llama a Irene que, junto a su hermano Fabio y su amiga Catia están tomando algo en un cafetería. Ire, como la llaman, ignora la llamada de Giulia.
Este es un inicio modélico y espectacular, que nos presenta casi sin palabras a cuatro de los personajes principales y que nos enseña otra característica de esta obra; lo bien integrados que están los teléfonos móviles en la trama, sin superposiciones forzadas ni textos en off.
En el resto de la obra las páginas adoptan un esquema libre, incluyendo composiciones de pocas viñetas con una imagen dominante mucho mayor que las demás o también parrillas con múltiples cuadros que descomponen un movimiento o una conversación. Una característica del estilo de Vila son sus viñetas redondas que suelen ocupar el centro de la página, a veces solas, otras veces acompañadas de otras con una forma más común.
El uso del color en Padualand es también extremadamente original. Miguel Vila se centra en unos colores apagados, sintéticos, de aspecto artificial y obvia las tonalidades más brillantes y luminosas de la naturaleza. Su paleta se nutre de malvas, fucsias, verdes mentolados y marrones claros. El conjunto recuerda a los universos infantiles de los catálogos de Mattel o Playmobil.
La confección técnica y material del álbum, a cargo de la editorial La Cúpula, sigue los estándares del sello barcelonés. El libro es en rústica con solapas, tiene un tamaño modesto, pero suficiente para permitir una correcta lectura, cuenta con un buen papel y está bien impreso. No contiene ningún material adicional salvo una breve biografía del autor en la solapa de la portada y su precio está acorde con lo que ofrece este producto.
Esta obra obtuvo el premio al autor revelación en los festivales Lucca Comics & Games y Treviso Comic Book Festival en 2021.
Con Padualand, su autor Miguel Vila se dio a conocer al gran público lector de historieta europea. Se trata de una obra contemporánea, de fuerte crítica social y formalmente muy atractiva. Con Dulce de leche, su obra siguiente, Vila cumplió las expectativas, confirmándolo como uno de los autores emergentes más personales e interesantes del cómic italiano, como un artista a seguir. Continuará…
Salut!
Lo mejor
• La descripción de una realidad social contemporánea.
• Una narrativa atractiva y poderosa.
• Que se trata de una opera prima de altísimo nivel.
Lo peor
• El olvido de la realidad LGTBIQ+
Guion - 8.5
Dibujo - 8
Interés - 8.5
8.3
Coral
Una excelente opera prima que inaugura una apasionante trilogía sobre la ciudad de Padua y su entorno social y geográfico más cercano