Escribir una obra autobiográfica es complicado. Te planteas qué contar y hasta qué punto puedes hacerlo. Dónde poner el límite y hacer un juicio sobre tus acciones. Despedazarte a ti mismo e ir analizando el cómo eras antes y ver si has mejorado o empeorado. Qué has perdido y qué has ganado. Y aquí tienes que ser lo más objetivo posible y demostrar valor… es difícil.
Siempre hay cosas que uno se guarda. Nadie es del todo sincero. La objetividad no existe, pero si alguien se ha aproximado este es
Chester Brown ha pertenecido al movimiento de “mini-cómics” que se dio en los ‘80s donde debutó con Yummy Fur (1986) que fue llenado en sus siete números de tinta surrealista y humor negro. De aquí destacó Ed the Happy Clown la cual tuvo dos ediciones en 1989 y luego en 1992. Esta obra ya le otorgó la fama de autor rompedor de tabúes. Sus obras empezaron adquirir gran personalidad por la presencia de sus dos compañeros, quienes le apoyaron en su trayectoria. Sobretodo
Otra obra reseñable de Brown es I Never Liked You que trata la adolescencia de Brown y sus problemas de timidez a la hora de tratar con las personas de distinto género. (Quién lo diría leyendo Pagando por Ello). Esta obra ya daba muestras de una preferencia en Brown por obras largas como es el caso de esta o de The PlayBoy la cual le sobrepasó.
Pero esto no le ha ocurrido a Pagando por Ello la que llega a unas 300 páginas con 33 capítulos.
¿Por qué esta temática y por qué esta parte de su vida? Brown necesita diseccionar la vida sexual tal y cómo el amor o su ausencia es capaz de perjudicarla.
Robert Crumb está al cargo de la introducción de este cómic añadiendo un par de anécdotas sobre experiencias cercanas a la prostitución.
Desde el prefacio, Brown nos habla un poco cómo se trata esta actividad en Canadá. Hace referencia al término outcall (legal) que se refiere a cuando las trabajadoras sexuales se les permitía ir a la casa del putero o a un hotel. El término incall, su contrario, era ilegal. A partir de aquí se relatan 33 capítulos. Uno por cada chica a la que Brown visita.
Como es natural, la identidad de cada una de las chicas está protegida. Brown admite que sintió algo de vergüenza al reflejar estos temas en el cómic y quizás fue eso lo que hizo que este cómic se alejase de lo sentimental centrándose más en contar los hechos tal y como ocurrieron. Además, le era imposible retratarse a si mismo lo que ha hecho que su dibujo se vea influido. Su trazo fino es debido a la influencia de
El primer capítulo está iniciado en Junio de 1996. Aquí su novia de aquel momento, Sook – Yin, le explica abiertamente que quiere mantener relaciones con Justin sin dejar que esto le afecte. Él parece tomárselo bastante bien, pero no es así para sus amigos quienes no dejan de avasallarle con preguntas sobre los celos. Él se defiende argumentando que los celos no son naturales, sino una conducta aprendida (algo que al final del cómic en pequeñas notas irá argumentando)
La situación en la que vive Chester empieza a parecerles ridícula a sus compañeros: vive con su ex y con el nuevo novio de ella. Seth y
El papel de Seth es importante no sólo como un personaje de apoyo, si no por las notas aclaratorias que deja al final, que ayudan a entender algo más a Brown. El autor ofreció a todas sus amistades la posibilidad de aparecer al final del cómic, pero sólo Seth aceptó la petición.
En los siguientes capítulos Brown empezará a tomar contacto con el mundo de la prostitución. No tiene ningún reparo en hablar del tema con su antigua novia y amistades cercanas. Aquí se empieza a ver la posición de Chester Brown sobre el amor romántico, el cual considera como producto de nuestra cultura, que se nos incentiva a conseguir este tipo de amor ya que es el más importante de los tipos de afecto. Tener novia, por lo tanto es algo que se acepta socialmente, produce un efecto sobre el ego y por último hay sexo consentido. Pero también, en un principio, tiene problemas con la moral. Sabe que solicitar estos servicios pueden arruinar sus futuros planes de tener una novia. Además se considera una persona reservada como para poder ir habitualmente, y por último lo ve una medida muy desesperada.
Tras varias reflexiones con él mismo y sus amigos, decide ir tanteando el terreno y empieza a imaginarse todo tipo de situaciones en donde la policía termina por pillarle. Pero además del tema de la ilegalidad, le preocupa el cómo elegir. Primero se guiará por la relación entre la calidad y el precio. Su primera elección será Carla, una chica de ‘veintipocos’ que acaba de empezar. Chet (o Steve McDougal como suele llamarse para este tipo de actividades) está tenso, nervioso y sólo puede dejarse llevar por la chica.
Tras una primera y grata experiencia no duda en contárselo a sus amigos. Aquí entran ya los primeros debates (y el más inevitable): el amor. Qué pasa con el amor. Qué pasa cuando es frío e impersonal como se muestra en la primera vez de Chet. Luego, Seth argumenta de los contras de la prostitución, si es cierto o no que las mujeres han accedido a esa profesión por obligación o porque realmente les gusta el sexo, lo que les lleva al tema de la explotación o si es justo pagar por sexo. A todas estas preguntas, además de en el mismo cómic, Borwn contesta con unas notas finales.
Durante todo el relato sus amigos se opondrán a las actividades de su amigo. Las conversaciones girarán en torno a una falta de dignidad de Chester o a cómo puede soportar el trato frío e impersonal que puede tener el pago por estos servicios.
Mucha gente ve atrevida la posición de Chester Brown ante la prostitución ya que opina que una legalización haría que se expandiese. Para ello, usa el ejemplo de cómo hace décadas también era asunto polémico el divorcio y la homosexualidad, mientras que hoy en día tiene una mayor aceptación lo que ha llevado a un cambio en la sociedad. Aún así, aunque reconoce que puede estar equivocado cree que la legalización puede dar un cambio para la sociedad.
Aunque el cómic no llegue a una conclusión clara (ya que el lector no estará de acuerdo con Brown en muchos puntos), si se muestra el término “monogamia posesiva” con el que ‘ataca’ a las parejas felizmente casadas. El autor reconoce que es algo incómodo lo que dice y que es poner el dedo en la llaga ya que da a entender que los matrimonios están equivocados, pero él de nuevo está abierto al debate “Bueno, pero si de los matrimonios el 20% se encuentra feliz, tiene que haber un 80% que no lo está”
Resulta curioso el ello en el título. Porque ¿por qué está pagando realmente Brown? El título del cómic fue elegido por sus editores y que pese a que estaba conforme y no se lo impusieron le gustaba el doble sentido que podría despertar ya que al contratar estos servicios había una pérdida económica y admitía en sus viñetas sentir una especie de vacío que, a ratos, le era difícil llenar.
En resumen. El cómic le funciona. Todo está puesto a disposición para poder hablar de un tema tan espinoso como es la prostitución y todos los debates que trae. Quizás es un estilo de vida que sólo le funciona a Chester Brown, pero desde luego es una obra que necesita ser leída.
Muy bueno! Mi favorito de Chester Brown junto con Ed, the happy clown.
Buena reseña Paula. Se nota más currada la redacción que algunas de las anteriores, demasiado embarulladas para mi gusto. Se agradece el esfuerzo.
Muchas gracias. … estos meses a estas alturas de la carrera se está haciendo difícil hasta llevar un hooby.
Pues si te agobias mucho, no lo dudes: prioriza. La vida real debe ser siempre lo primero. Siempre hay tiempo de recuperar los hobbys….aunque ya te digo que sería una pena que lo dejaras justo ahora que tu prosa va mejorando.
buena reseña,paula.me uno a lo dicho por el amigo tronak.
¿prostitución legalizada?.
es un mercado que hunde sus raices en la economia sumergida.lo primero seria saber que porcentaje de las mismas trabajadoras del sexo(usease,señoras putas) serian proclives a ceder buena parte de sus atribuciones al inclito señor montoro.
no sé si me explico.