La serpiente roja, una de mis obras favoritas de
Tras tres meses de trabajo, me ocurrió lo siguiente: de repente experimenté un terrible dolor de estómago y empecé a observar sangre en mis heces. Pasaron tres días y el fenómeno no remitía. Entonces empecé a vomitar todo lo que comía, y acabé por no poder ingerir nada. Al cuarto día, en vista de que no podía siquiera mantenerme en pie, me decidí a ir al hospital (odio los hospitales). […] Una vez en la consulta del doctor […] me inspeccionó el ano en presencia de una joven enfermera muy bonita.
El autor concluye diciendo: «Y cuando me pidieron que escribiera acerca de mis recuerdos relacionados con La serpiente roja, esto fue lo primero que me vino a la mente. Jo jo jo jo jo… ». Citando así al autor, quiero resaltar que este breve texto contiene toda la esencia de sus obras, y que es indispensable para entrar en sus mundos y en su psicología comprender un poco la manera que tiene Hideshi Hino de rescatar hechos de su pasado y de tratar la memoria. No digo que sus obras estén formadas de una serie de recuerdos dispersos y que, por lo tanto, no sean en cierto modo fieles a la realidad. Es un proceso más complejo. Hino, en efecto, selecciona y sobre todo modifica, reutiliza y convierte sus experiencias y las hace pasar por un filtro creativo que resulta en lo que finalmente tenemos en las manos, una especie de pesadilla, de experiencia turbia sobre un mundo casi extraterrestre.
En el epílogo a la obra que reseñamos hoy, Hino es mucho más directo:
Mi bisabuelo había sido un jefe mafioso de la yakuza. Estaba muy orgulloso de haber vivido en la época de reconstrucción del país y se dedicaba a dar órdenes desde su silla, siempre fumando de una larga pipa. Mi abuelo siguió el mismo camino, pero no alcanzó el mismo renombre ni la misma posición. […] Su vida fue un constante ir y venir que terminó de manera violenta. […] Mi abuela, mi padre y mis tíos se encargaron de explicarme todo lo que habían tenido que sufrir por su culpa.
Esta obra es el siguiente paso de algo que no llegó a alcanzar en La serpiente roja, obras íntimamente ligadas por carácter autobiográfico. Panorama infernal es una pesadilla, un mal sueño, un viaje al pasado. Escribir sobre tu vida debe ser un ejercicio difícil, una búsqueda en uno mismo al tiempo que una reflexión sobre aquello que te ha hecho convertirte en lo que eres.
Panorama infernal es la historia de un pintor medio loco que utiliza su propia sangre para pintar el rojo de sus cuadros porque, según él, es lo que convierte a sus obras en infernales. Vive en un estudio rodeado de sus lienzos macabros, todos ellos basados en aspectos de su entorno: el río de muerte que corre al lado de su casa, el «crematorio de cadáveres sin cabeza» que puede ver desde su ventana, o el cementerio en el que entierran a esos decapitados. El ambiente del que se rodean los personajes es una constante en la obra de Hino y es casi un protagonista más de la obra; ese entorno convierte, junto a su familia, al personaje en lo que es: una persona disfuncional y atormentada.
Las obras autobiográficas de Hino son un mosaico de anécdotas que resalta lo grotesco y escandaloso de una infancia que no fue fácil y que afectó y siguen vigente en la vida de un autor que ha sabido plasmar, como el artista de Panorama infernal, sus inquietudes, filias, fobias y locuras en su historia; sus obras son una anécdota incómoda, una desagradable que hace uso de todos estos aspectos macabros para crear un nuevo tipo de violencia.
