Edición original: Marvel Comics septiembre 1990 – marzo 1991 Edición España: Comics Forum – diciembre 1998 – enero 1999 Guión: Don McGregor Dibujo: Dwayne Turner Entintado: Dwayne Turner Color: Steve Mattsson, Brad Vancata Portada: Jesús Merino Precio: 995 pesetas (serie limitada de dos tomos de 104 páginas cada uno)
Uno de los rescates más interesantes que tuvo lugar durante el décimo quinto aniversario de Comics Forum fue la edición de la miniserie en formato prestigio Panther’s Prey. Diez años después de su salida en Estados Unidos, la parroquia hispánica podía disfrutar de una historia que anticipaba un período bastante interesante en la trayectoria editorial de T’Challa de Wakanda. Cuando los tomos de la edición española veían la luz, el sello Marvel Knights albergaba una serie regular dirigida por Christopher Priest y Mark Texeira. A este guionista se le suele considerar uno de los autores definitivos de la Pantera Negra, pero es de justicia reconocer una vez más que, tiempo atrás, un caballero llamado Don McGregor había dado al héroe africano relatos y páginas de gloria.
Remontémonos a los años setenta, a una cabecera llamada Jungle Action, en la que el citado McGregor –miembro distinguido de la generación setentera de guionistas- contribuyó a consolidar el carisma de la Pantera Negra, mediante relatos que combinaban la tradición fantacientífica de Lee y Kirby (creadores del personaje) con los problemas que azotaban a la sociedad de la época. La condición africana del personaje era la excusa ideal para abordar problemas como el de la segregación racial, al tiempo que se abordaban en toda su extensión las tensiones derivadas de la doble condición de Wakanda como paraíso tecnológico y refugio de la tradición. T’Challa es un estadista contemporáneo que porta el manto de una larga tradición. El aislamiento secular choca con la necesidad de incorporarse a un mundo globalizado. Los sentimientos del hombre se enfrentan al peso de la historia. La batalla contra Erik Killmonger y el conflicto con el Ku Klux Klan son, probablemente, las historias más recordadas del personaje que realizar don Don, pero antes de poder culminar la última, una decisión editorial truncó la misma. Jack Kirby retornaba a Marvel con plena libertad para hacer lo que quisiera y donde quisiera. Una de sus elecciones fue T’Challa, por lo que el tono realista y un tanto oscuro que le daba McGregor dejó paso a otro, mucho más luminoso y desenfadado, que se daba de patadas con el anterior. Un guionista de circunstancias llamado Ed Hannigan haría equipo con Jerry Bingham para explicar los motivos del cambio de ritmo de la Pantera Negra y cerraría de forma un tanto decepcionante la batalla contra los racistas sureños del capirote.
Durante la década siguiente, Marvel experimentó con nuevos formatos –novela gráfica, serie limitada, serie antológica, sello Epic…- que permitieron que autores recordados por público y crítica merced a ciertas etapas con ciertos personajes, se reencontraran con ellos. Así, Doug Moench pudo reencontrarse con Shang Chi y Don McGregor pudo hacer lo propio con la Pantera Negra. En un serial de Marvel Comics Presents titulado Panther’s Quest T’Challa se embarcaba en la búsqueda de Ramonda, reina madre y viuda de T’Chaka, que no se había fugado con el hijo del cartero sino que había caído en las garras de un segregacionista (recordemos que en aquellos días Sudáfrica aún se regía por las leyes del apartheid y la situación de Nelson Mandela era motivo de protestas generalizadas). Panther’s Prey es la continuación de las aventuras del personaje.
McGregor plantea una vez más la cuestión de las tensiones que padece el gobernante de un país que se debate entre la tradición y la globalización. El aislamiento wakandiano ya no es viable, pero el contacto con el exterior ha traído consigo algunas visita indeseadas, como el tráfico de estupefacientes. Mientras tanto, se ha convertido en cuestión de Estado el asunto de la sucesión, por lo que T’Challa debe plantearse contraer matrimonio para que la dinastía tenga continuidad. Al mismo tiempo, don Don presenta a Solomon Prey, un oponente en la línea de Killmonger que pretende imponer sus reglas en el país africano. Prey es el oscuro reflejo de la Pantera porque presenta idénticas habilidades intelectuales y económicas. Las físicas las conseguirá gracias a las anteriores, mientras hace equipo con Tanzika, una antigua dama de la corte wakandiana que clama venganza contra T’Challa. McGregor recuperaba otra de las tramas y personajes de su etapa precedente, para configurar un cuadrado amoroso cuyo último vértice es un antiguo interés sentimental de la Pantera: Monica Lynne.
Lynne había sido previamente la pareja de la Pantera, en los días en los que este residía en los Estados Unidos. Su romance había sufrido un abrupto final por obra y gracia de la maniobra editorial previamente narrada. Cuando Hannigan recuperó la trama, decidió que ella hubiera rehecho su vida junto a otra persona, pero McGregor decidió pasar un poco de todo este tema y hacer que T’Challa fuera a recuperarla y formalizara su compromiso con ella, para reacción de sus adversarios y oposición de los sectores más conservadores de Wakanda.
En la parte gráfica hay que destacar el buen trabajo como ilustrador de Dwayne Turner, que se adapta perfectamente al formato prestigio y que presenta escenas un tanto sorprendentes para el estándar estadounidense en el género. El reencuentro entre Monica y T’Challa se presenta con unos niveles de erotismo inusitados para un tebeo de pijamas, pero no debemos olvidar que estamos ante un proyecto especial donde, consecuentemente, había más manga ancha.
La historia debía continuar en otra miniserie, anunciada por el guionista y titulada Los votos de la Pantera, pero nunca llegaría a ver la luz. Los planes del escritor para el personaje no se verían y habría que esperar casi diez años para que la Pantera Negra tuviera su propia cabecera una vez más. El responsable literario de la misma, Christopher Priest, sentaría las bases para que el personaje y su mundo entraran con paso firme en el nuevo milenio, pero aprovechó mucho del trabajo de McGregor. Ahora que se anuncia filme protagonizado por el rey-guerrero africano, tenemos una ocasión ideal para recuperar estas etapas en la forma de formatos unificados y recopilar el material inédito (que no es poco).
Edición original: Marvel Comics septiembre 1990 – marzo 1991 Edición España: Comics Forum – diciembre 1998 – enero 1999 Guión: Don McGregor Dibujo: Dwayne Turner Entintado: Dwayne Turner Color: Steve Mattsson, Brad Vancata Portada: Jesús Merino Precio: 995 pesetas (serie limitada de dos tomos de 104 páginas cada uno)…
Le falla el ritmo narrativo a la hora de hacer que la historia avance y se entretiene demasiado en contar cosas y en descripciones ambientales para poder poner su punto de vista sobre tal o cual cosa que perjudica la acción del cómic (porque recordemos que este es un cómic de superheroes).
No es que sea una mala historia, ya que Don McGregor es un escritor hábil que sabe de lo que está hablando pero casi parece que no le interesa en absoluto hablar de las peleas de T´chala (que parece un hippy más que un rey guerrero) contra sus enemigos y se recrea en las situaciones y pensamientos personales/cotidianos de la sociedad.
Por otra parte el dibujo de Dwane Truner sigue siendo de alta calidad a pesar del paso del tiempo y la compra de esta miniserie merece la pena tan solo para poder apreciar su arte.
Puede que el hecho de que presentar un historia compleja cargada de referencias en vez de una aventura de acción es lo que hizo que no se continuara con las aventuras del rey de Wakanda hasta 10 años después.
Le falla el ritmo narrativo a la hora de hacer que la historia avance y se entretiene demasiado en contar cosas y en descripciones ambientales para poder poner su punto de vista sobre tal o cual cosa que perjudica la acción del cómic (porque recordemos que este es un cómic de superheroes).
No es que sea una mala historia, ya que Don McGregor es un escritor hábil que sabe de lo que está hablando pero casi parece que no le interesa en absoluto hablar de las peleas de T´chala (que parece un hippy más que un rey guerrero) contra sus enemigos y se recrea en las situaciones y pensamientos personales/cotidianos de la sociedad.
Por otra parte el dibujo de Dwane Truner sigue siendo de alta calidad a pesar del paso del tiempo y la compra de esta miniserie merece la pena tan solo para poder apreciar su arte.
Puede que el hecho de que presentar un historia compleja cargada de referencias en vez de una aventura de acción es lo que hizo que no se continuara con las aventuras del rey de Wakanda hasta 10 años después.