Aunque al hacer memoria de hechos como el que hoy ocupan nuestro recuerdo, uno se sepa más bien sin palabras capaces de expresar nada, seguramente es más que cierto que conviene no olvidar.
Por todo eso os copiamos estas letras recibidas hoy que merecen su espacio y nos recuerdan la necesidad de la memoria y del afecto solidario.
EL 11 M: UNA PALABRA, POR NOSOTROS
Queridos amigos del 11M, los que os fuisteis de entre nosotros y los que os salvasteis de entre las ruinas de una mañana de barbarie. ¿Qué os diremos al cabo de un año, que no suene demasiado resignado? Vais a escuchar tantas cosas que, quizá, preferiríais el silencio, pero permitidnos una palabra. No lo hacemos sólo por vosotros, sino por nosotros. Por nosotros, para que el silencio no nos sumerja en la resignación y el olvido. Por nosotros, y por todos, por los vuestros, los que tanto os quisieron, y por vosotros, muertos y heridos, para que nos sintáis cerca y nos comprometamos a haceros justicia.
Permitidnos una palabra. Nos consuela que las víctimas seáis la memoria del pueblo, para sobrevivir en ella, ¡ay, qué forma tan leve de vivir!, y para aliviar nuestro dolor.
Permitidnos otra palabra. Nos consuela que las víctimas seáis la memoria del pueblo, para retener lo que nunca deberá ser olvidado.
Permitidnos estas palabras, por vosotros, por los vuestros, por nosotros; quizá, sobre todo, por nosotros. Para no embotar nuestros sentidos y acostumbrarlos, así, a lo inevitable; para sabernos memoria y vida en deuda con quienes ese día ibais en los trenes en representación de todos. ¡Qué la Vida os haya sido regalada y qué nosotros os hagamos justicia!
Permitidnos una palabra en este día, también por nosotros.
Permitidnos una palabra. Nos consuela que las víctimas seáis la memoria del pueblo, para sobrevivir en ella, ¡ay, qué forma tan leve de vivir!, y para aliviar nuestro dolor.
Permitidnos otra palabra. Nos consuela que las víctimas seáis la memoria del pueblo, para retener lo que nunca deberá ser olvidado.
Permitidnos estas palabras, por vosotros, por los vuestros, por nosotros; quizá, sobre todo, por nosotros. Para no embotar nuestros sentidos y acostumbrarlos, así, a lo inevitable; para sabernos memoria y vida en deuda con quienes ese día ibais en los trenes en representación de todos. ¡Qué la Vida os haya sido regalada y qué nosotros os hagamos justicia!
Permitidnos una palabra en este día, también por nosotros.
PAZ Y BIEN
José Ignacio Calleja
Eclesalia, Madrid, 11 de marzo de 2005