Los horrores de la guerra
«Los países de segunda, como este, no tienen dios».
MARUO Suehiro es un autor muy particular, cuyo estilo inconfundible e historias, llenas de crueldad y erotismo, le han hecho granjearse un lugar destacado dentro del manga, especialmente dentro de las corrientes más alternativas. Sus publicaciones en la revista Garo y sus aportaciones a la corriente del eroguro, que se caracteriza por la combinación de imágenes grotescas, absurdas y eróticas y de la que Maruo es uno de los principales representantes, lo han convertido en un mangaka conocido a nivel internacional. En España, hemos podido disfrutar de gran parte de su obra, publicada por la ya desaparecida Glénat/EDT y, en los últimos años, por Panini y, sobre todo, ECC Ediciones, que se ha encargado de reeditar varios de sus títulos más representativos —como La extraña historia de la isla Panorama o Midori, la niña de las camelias— y de traer algunos de sus últimos trabajos. Uno de ellos es Paraíso, que reúne historias publicadas en su mayoría en la revista Comic Beam entre 2019 y 2020.
En este tomo único, Maruo nos transporta a la época de la Segunda Guerra Mundial y la posguerra para mostrarnos con sus trazos las atrocidades a las que muchos tuvieron que enfrentarse. Componen el tomo cinco relatos breves en los que los más desvalidos intentan sobrevivir en un entorno hostil. Los protagonizan niños que se ven obligados a robar para salir adelante, chiquillos que terminan en orfanatos donde sufrirán lo indecible sin que nadie mueva un dedo para ayudarlos, sacerdotes bondadosos que dan con sus huesos en un campo de concentración y, pese a todo, tratan de ayudar a los demás. Nadie se salva, ni niños ni adultos. Las historias están conectadas entre sí a través de sus personajes, que van reapareciendo en las viñetas. De esa forma, MARUO Suehiro nos muestra diferentes perspectivas sobre un mismo hecho o se retrotrae a las causas que llevaron a sus protagonistas por un camino u otro.
Paraíso es una ventana hacia el mundo cruel y brutal de la guerra. Maruo no pone en viñetas los combates, sino que se centra en la población civil para dibujar de qué forma le afectan los conflictos. Y lo hace de una manera descarnada: aunque hay ocasiones en las que deja que el lector intuya lo que está sucediendo, la mayoría de las veces lo enseña de manera explícita. Abusos de todo tipo, montañas de cadáveres, bombardeos que siegan la vida de cientos de personas, castigos en los campos de concentración… Una vez más, el autor se fija en el lado más terrible del ser humano y eso hace que este tomo único no sea una lectura apta para todo el mundo, como suele suceder con la mayoría de sus trabajos.
No obstante, y aunque las páginas de Paraíso están impregnadas de esa maldad intrínseca que se agazapa en el interior de muchos, de vez en cuando se nos permite ver un atisbo de esperanza. Si bien es cierto que la mayoría de los personajes de este tomo buscan hacer daño —incluso quienes en principio deberían salvar a los demás del horror, como el sacerdote de la primera historia—, otros solo quieren ayudar, e incluso lo hacen en las peores circunstancias. También hay algunos que encuentran cierto consuelo en diferentes aspectos de su vida, como la relación con quienes están en sus mismas circunstancias o la religión. Por otra parte, las torturas a las que se ven sometidos sus protagonistas no son eternas: hay una salida, aunque cueste encontrarla. Maruo combina esta dualidad para entretejer sus relatos y lo hace bastante bien, de manera que a veces nos permite un pequeño respiro sin dejar de mostrar esa realidad tan oscura y escalofriante.
Si por algo destaca Paraíso es, precisamente, por la parte gráfica, como es habitual en las obras de Maruo. Su estilo, realista y elegante a la par que perturbador, consigue trasladarnos a ese entorno marcado por la guerra. El autor retuerce las expresiones de sus personajes para sacar a la luz la crueldad que guardan dentro, el miedo que los atenaza, el dolor o la angustia que sienten cuando caen en las garras de la muerte, sean conscientes o no de ello. Las viñetas en las que nos muestra los aspectos más atroces de la guerra son verdaderamente estremecedoras. Maruo es un maestro a la hora de perturbar al lector y, aunque tiene títulos en los que explota más lo grotesco de las situaciones que dibuja, las viñetas de Paraíso resultan incómodas precisamente por su realismo.
Pero, además, Maruo emplea otro tipo de imágenes en el manga. De vez en cuando, entre horror y horror, introduce dibujos de gran belleza basados en importantes obras de la historia del arte. También hay imágenes religiosas con diferentes sentidos, que contribuyen a reforzar los sentimientos de los personajes o dotan a las escenas de cierta ironía y desencanto. En ocasiones, juega con lo que es real y lo que pertenece al terreno de la imaginación. Es en estas viñetas donde encontramos la vena más preciosista del autor, por la que también es conocido. Hay algunas que son una verdadera maravilla visual.
Puede que Paraíso no sea el título más innovador ni representativo dentro de la producción de MARUO Suehiro, pero se aprecian en él muchos de los elementos a los que el autor suele recurrir en sus historias. Se trata de una lectura que pone la piel de gallina. Y es que nadie sabe bucear en la oscuridad del corazón humano como este autor.
Lo mejor
• El impresionante dibujo de Maruo, tan característico, que nos sumerge de lleno en el horror.
• La forma en que el autor combina realidad y ficción, crueldad y un pequeño resquicio de esperanza.
Lo peor
• Como es habitual en Maruo, la crudeza del tomo hace que no sea una lectura para todo el mundo.
Guión - 7
Dibujo - 8
Interés - 7
7.3
MARUO Suehiro nos ofrece en esta ocasión un crudo retrato de las consecuencias que tiene la guerra.