Pedro Rodríguez: «En «Viejas promesas» quisimos reflejar el fútbol sin reflejarlo»

Iñaki San Román y Álvaro Velasco, con la ayuda de Pedro Rodríguez, plasman la vida de Beni, un representante caído en desgracia en «Viejas promesas», una obra donde el futbol ve su mejor cara

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Cubierta de Viejas promesas

Esta historia no va de futbol. Y, sin embargo, respira la emoción del esférico por todos sus poros. Tras la espectacular victoria de nuestra selección, Viejas promesas (ECC) se transforma en la lectura del verano. Viejas promesas es más que un simple relato de fútbol; es una historia profunda sobre los sueños frustrados, la amistad y la resiliencia. Esta novela gráfica, que nace de la colaboración entre Álvaro Velasco e Iñaki San Román, quienes se aventuran en el mundo del cómic tras el éxito de su pódcast Paquetes y decidieron publicar El álbum de Paquetes (ECC), junto con el talento gráfico de Pedro Rodríguez.

El dibujante e ilustrador estudió en la Escuela de Bellas Artes La Llotja en Barcelona. A lo largo de su carrera ha trabajado en numerosos proyectos de ilustración, diseño, animación y cómic, destacándose en todos ellos. Con más de 50 libros ilustrados publicados en varios países y una amplia experiencia en el mercado del cómic francés y estadounidense, Rodríguez ha dejado su huella con obras como Omar el navegante (Ariadna Editorial), que le valió el gran premio del público en el Saló del Còmic Barcelona en 2006, e Historias para no dormir (ECC). Ha colaborado con el guionista Jorge García en Las aventuras del joven Jules Verne (ECC) y con Antoine Ozanam en Yaga (ECC). Su último trabajo, Viejas Promesas, es la novedad de este año, editada por ECC junto a los guionistas Iñaki San Román y Álvaro Velasco.

Pedro Rodríguez con un ejemplar de Viejas promesas

Entrevista a Pedro Rodriguez, ilustrador en «Viejas promesas»

Tienes un registro muy versátil. Sin embargo, Viejas promesas se aleja de lo que estás acostumbrado, ¿cómo fue enfrentarte a este reto?

Totalmente un reto. En el dibujo yo soy muy escapista, no me gusta nada dibujar la actualidad ni lo contemporáneo. Lo normal me aburre. ¿Qué ha pasado aquí? Pues que me convencieron. Aunque tampoco me gusta el futbol (ríe).

Saliste totalmente de tu zona de confort, ¿qué te hizo entrar en el proyecto si no fue el futbol?

La historia de Beni. Cuando me pusieron en contacto con los guionistas [Iñaki San Roman y Álcaro Velasco] me cayeron tan bien y la historia me pareció tan interesante que no pude decir que no. Aún me pregunto por qué me escogieron a mí para ilustrarlo, al fin y al cabo no me gusta el futbol y las caricaturas se me resisten (ríe). En todo caso, me ganó la historia. Querían una historia humana, de relaciones, de cometer errores y superarse a sí mismo. Entonces ahí me dije que era una oportunidad de oro para hacer algo que nunca hago y disfrutarlo en el proceso. Quizá el destino me ha puesto aquí estos para que les diga se acabó, rompe el prejuicio y aceptado. La cosa más rara que he aceptado en mi vida y de la que estoy muy contento de haberlo hecho.

¿Has roto algún prejuicio sobre el futbol a raíz de esta historia?

Algunos sí, otros no tanto. Cuando están negociando en la plaza de toros —Iñaki y Álvaro manejan mucha información y esto de las corridas era verídico, hacían novilladas donde se hacían negocios— te sorprende, pero en el fondo no, es la España oscura, rancia incluso, y tiene sentido. O en las discotecas de París o en los clubes de alterne de España, todo gira en torno al vicio. A la falta de modestia.

Que hay de Beni, es un protagonista muy icónico. ¿Cómo caricaturizaste un personaje tan destacado?

Beni es un cuñado de mucho cuidado. Sin embargo, es buena persona. Eso me encantó la idea de vincular que un supercuñado puede ser buena gente. Es perfil prototípico de españolito medio. No como Torrente, Torrente es un cabrón mala gente. Beni no, al revés, está en esa lucha porque es un romántico. Además, de ser un pillo, pero por encima de eso es un romántico. Quiere que el jugador triunfe, aunque eso provoque que lo abandone por otro representante mejor cuando lo haya hecho. No piensa en el jugador como un negocio. Eso lo convierte en un romántico en el mundo del fútbol y, precisamente, por eso le va como le va. Es una rara avis.

También tiene una hija, con la que quizá se ve mejor el ideario antiguo de Beni.

Su hija cuando es pequeña quería jugar a fútbol y le trata fatal. No cree en ella. “Si me llegas a salir un chico te meto en Primera”, ese momento exacto a ella le está matando para siempre el sueño de su vida. Son esas cosas que perfilan una manera de ser de una época, pero, por otro lado, él no es mal tipo, simplemente es un hombre de su época. Para retratarlo también fue fácil, me basé en un periodista deportivo que es un cuñado de mil pares de cojones, pero que dices “este tío tiene algo, me cae bien el cabrón”. Con Beni me pasó lo mismo, me tomaría una cerveza con él.

Viejas promesas es el debut en cómic de Iñaki y Álvaro, ¿cómo fue trabajar con ellos?

Por suerte, los dos son guionistas. Vienen de la ficción, del cine y la televisión. Los dos son humoristas. Por tanto, el lenguaje del guion lo tienen. Y, como no habían hecho nunca un comic, fue muy guapa la experiencia. Al principio no era el guion estándar del comic, era uno más parecido al cine y, entonces, muchas viñetas no cabían. “No puedo meter 27 viñetas en una página”, les decía. Tenían los conceptos necesarios, la preparación justa para confeccionar guiones.

La cubierta solo la protagoniza Beni, pese a que es una historia de muchos, ¿es una alegoría a que el representante es el último que queda?

Quería trasladar su soledad. Y, también, reflejar el futbol sin reflejar el futbol. Entonces intenté que la portada se viera que no iba a ser de fútbol, pero que iba a estar en el mundo del fútbol. Beni es un tipo que ve pasar todos los que triunfan. Y lo doloroso es que lo sabe. Él te cojo cuando eres un chavalín, pero sabe que te irás con otro representante que te va a dar más dinero y que te va a conseguir mejores lugares. Ese fondo, ese campo cutre, está en los típicos partidos que no van nadie a verlos, porque allí va a encontrar la joya.

Pese a que es una ficción, hay muchos personajes que son reales. ¿Fue un reto caricaturizarlos?

Mogollón. Yo no sé caricaturizar! Y se lo dije nada más empezar, eh, “estáis a tiempo de cambiar” les comenté. Se me dan fatal las caricaturas. “Que se reconozca un poco, tampoco te vuelvas loco”, me dijeron. Entonces me relajé. Solo se tenían que parecen. ¿Se parece a Guardiola? Sí, nos vale.

El dibujo deja muy claro quienes son los personajes. De hecho, la caricatura de las caras da a entender si son futbolistas, si son representantes… Más larguiruchos o más anchos. ¿Es algo deliberado o fue una cosa natural de acercar el dibujo a la realidad?

Es el primer cómic en el que tengo que ser fiel a una realidad. Hasta ahora todos mis cómics eran ficción y yo era libre. Yo hacía mi casting. Yo era mi director y yo hacía mi casa y mis actores eran como yo quería. Este es el primero que mis actores no son como yo quiero porque tiene que ser Messi. El perfil espigado de Fali, por ejemplo, lo tenía clarísimo porque iba a ser la contraposición. Un estilo Don Quijote y Sancho Panza. Aunque interpretan papeles distintos. La cultura la pone Fali, el futbolista, la vieja promesa. Irónicamente es el futbolista.

¿Entonces es una clara representación del fútbol?

Qué va, al parecer muchos son imbéciles. Álvaro te diría sí. Por eso digo que el personaje de Fali es una figura. Es la razón, está ahí para dar la moderación necesaria, es un personaje clave. Pero tuvo la mala suerte de ser la joven promesa que tiene un accidente que le impide cumplir su sueño. Pero se lo toma bastante racionalmente. Si te fijas no le guardas rencor a Beni, porque entiende que él hizo lo que tenía que hacer era acercarlo hacia el Real Madrid.

¿Esa humildad es habitual en el mundillo?

No, pero hay ejemplos. Yo creo que es el futbolista ideal. Lo que podría ser ahora para nosotros, que tú no eres muy futbolero y yo menos, por ejemplo Iniesta. O al menos lo que representa Iniesta. Parece un buen tipo.

O Lamine Yamal.

Es muy jovencito, pero puede demostrar esa humildad. Uno que recuerda sus orígenes. Son personajes algo raros en el mundillo, no es lo habitual. Por ejemplo, Ibai ha dicho muchas veces que no se irá a Andorra para tributar menos. “Gano pasta, así que yo pago impuestos”, alguna vez ha asegurado.

¿Qué hay del título?

Nos costó la vida. Ya estaba acabando el comic casi y aún no teníamos título. Todo fue por una anécdota. Un día estaba tomando algo con el primo de mi mujer, que es filósofo, y le explique la sinopsis sin decirle que era sobre futbol. Le dije que necesitábamos un título y enseguida soltó Viejas promesas. Me quedé a cuadros, dio en el clavo. Automáticamente, llamé a los chicos y se lo dije, ya teníamos nombres. Además, no solo habla de Beni, habla de su hija, de Fali… Pero también a nosotros como artistas. Es un título muy acertado porque habla de todos nosotros.

Pedro Rodríguez con un ejemplar de Viejas promesas

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Toni Boix
Autor
21 julio, 2024 10:02

Una estupenda entrevista a un creador siempre inspirado sobre un cómic de los que dejan poso. Muchas gracias!

PedroLuis_EstelarGlorioso
PedroLuis_EstelarGlorioso
Lector
22 julio, 2024 0:21

Una historia con buena pinta y una gran alternativa a las tìpicas historias deportivas.