Ya no es ningún secreto que no solo de grandes producciones se nutre el mundo gamer. En los últimos años, y gracias a la apertura de las grandes empresas como Sony, Microsoft y Valve, los indies se han abierto paso y han golpeado con fuerza, llegando algunos a las ventas de los juegos AAA. Y es que ante la falta de recursos, la frescura de la novedad y el entusiasmo del que empieza. Algunas empresas de nueva creación nos han brindado juegos increíbles que han aportado verdadera innovaciones al mundillo: desarrolladoras de pocos miembros, juegos creados por una sola persona, y algunos de ellos en los mercados más importantes y en los corazones de muchos gamers.
Damos un repaso a esos pequeños gigantes que han hecho las delicias del que suscribe estas palabras en los últimos años, y algunas novedades realmente interesantes.
Lo que ya hemos jugado, y mola
Una bizarrada en su concepto, una locura jugable, el maravilloso regreso del píxel y una banda sonora de lujo. Este es el cóctel que nos brindó en 2012 Dennaton Games, un equipo compuesto por solo dos personas. El juego, un shooter en tercera persona, con vista isométrica y altas dosis de gore, introdujo algo que, sin ser realmente revolucionario, otorgaba al juego un gran plus: de un solo golpe/disparo podíais morir. Esto, junto a su maravilloso arte, nos acercó a una sensación realista y a la vez bizarra del cine de acción. El juego, influenciado según sus creadores, por la película Drive de Nicolas Winding Refn, llegó a lo más alto en Steam y dio el salto posteriormente a las consolas de anterior generación y ahora a las de nueva con su segunda parte, Hotline Miami: Wrong Number. Con un guión ecléctico, lleno de curiosos detalles, de teorías y de vueltas, Hotline Miami es una verdadera delicia.
Lucas Pope apareció en 2013 con un videojuego bajo el brazo que nos pone en el papel de un agente de aduanas en una dictadura comunista. Sorprendente y extraño es el planteamiento de este juego, cuya mecánica es tan simple como hacer nuestro trabajo: sellar los pasaportes de los aptos para entrar o denegar el acceso a los que no. Claro que hay muchas sorpresas e implicaciones morales: algunos personajes sin un pasaporte acorde te suplicarán que les dejes entrar y puedan huir de la muerte, o que no dejes pasar a alguien que les ha amenazado. Sumado a esto, cualquier error al dejar pasar a alguien ilegal supondrá una penalización en tu expediente, lo que repercute en tu sueldo y por ende en el bienestar de tu familia. Decisiones morales y atención a los detalles, pues supone un verdadero y adictivo reto.
Podríamos hablar de Dear Esther, otro maravilloso indie que apuesta fuerte por la narrativa y que ya supuso en su día un curioso paso adelante para The Chinese Room, una modesta compañía que empezó con mods para Half Life 2. Sin embargo, Everybody’s Gone to the Rapture coge todo lo aprendido con sus anteriores juegos y lo lleva a la enésima potencia. Una narrativa maravillosa, un arte encomiable y una propuesta muy sugerente: ha sido el Rapto bíblico y tú te has quedado atrás. Ahora solo puedes vagar por la ciudad desierta, atendiendo a los ecos y recuerdos que han dejado atrás las almas que han ascendido. Sin embargo…no todo es lo que parece.
Escapar de la cárcel: así de sencillo. Cada escenario de este pequeño gran juego de Mouldy Toff Studios es una cárcel de la que tendremos que fugarnos empleando cuantas artimañas y tácticas se nos ocurran. La cantidad de objetos que podemos recoger, crear y modificar es apabullante; las formas de escapar de la cárcel pueden ser tan imaginativas como se nos ocurran y el sistema de compra de objetos, favores y trabajos convierten a este rpg de estilo retro en una verdadera joya. A esto hay que sumarle que en su mejorada versión para consolas (con controles afinados y optimizados) se nos incluyen algunos extras jugosos como un nuevo escenario (Alcatraz, la mítica cárcel) y la versión The Walking Dead que incluye la mítica cárcel de la serie y los enemigos no muertos.
Un juego que atrapa por su concepto, su dificultad y su maravillosa ejecución. Influencia por juegos de mesa como La fuga de Golditz o películas como La gran evasión, estamos ante un verdadero pequeño gigante que demuestra ahora en consolas de nueva generación que está a la altura de los grandes.
Si hay un juego de estos pequeños gigantes que llega realmente al corazón y que crispa los nervios, es This War of Mine. Tomamos el control de un grupo de supervivientes tras una terrible guerra civil que parece haber reducido el mundo a un puñado de cenizas. El control de los recursos, recoger suministros y evitar la muerte y el sabotaje de los demás supervivientes nos pondrán a prueba en esta joya. Uno de los juegos que más he disfrutado, aunque ha sido en su versión para consolas, The Little Ones donde realmente hemos podido disfrutar. Optimizado, gráficos mejorados, pequeños añadidos y la opción narrativa realmente sugerente de jugar como un niño. The Little Ones nos obliga a actuar como un niño, a sobrevivir como lo harían las más débiles de las víctimas en esta clase de conflicto.
Desarrollado por 11 bit Studios, estamos ante un juego duro: duro en su dificultad, duro en sus planteamientos. Un juego que te pone a prueba y te invita una y otra vez a abandonar, a dejar de pelear. La supervivencia nos pone en jaque en esta aventura como pocos juegos lo hacen. Un alegato contra la guerra, pero, por encima de todo, una verdadera maravilla jugable que brilla en todos sus aspectos.
Vale, no es realmente un juego indie, aunque por su estética y su modo de juego está claro que tira por estos lares. De hecho, tira por los juegos roleros de los noventa que tanta fama se ganaron (totalmente merecida) en los PCs más arcanos y las consolas de generaciones pasadas. Divinity Sin apuesta por una fórmula clásica, sin alardes tecnológicos, pero que sabe muy bien lo que hace. Esta pequeña joya, desarrollada por Larian Studios se cuela en este top porque es un gran juego que no necesita de recursos ilimitados como otros juegos de las grandes ligas para engancharnos, ofrecernos horas de diversión y dejarnos atónitos con una vuelta a los orígenes de los juegos clásicos de rol. ¿Y no es esa la esencia de un indie?
Y cerramos la sección de juegos que ya hemos jugado con una firma española, Gods Will Be Watching, de Deconstruct Team. Una aventura gráfica que nace de una game jam y que hizo las delicias de miles de jugadores y lanzó al equipo de desarrollo a la primera plana. Una historia realmente solvente que nos habla del futuro, del conflicto entre el orden establecido y los rebeldes, tildados como traidores, donde tomaremos posesión de un espía infiltrado. La jugabilidad es donde este juego destaca, pues reinventa el concepto de aventura gráfica mezclándolo con la gestión de recursos. Cada pantalla del juego nos pondrá a prueba, teniendo que gestionar datos, recursos y personajes. Un arte y banda sonora sublimes y un DLC que cumple con las espectativas convirtieron a Gods Will Be Watching en uno de mis juegos favoritos de estos pasados años. Que no se diga que el producto nacional no nos da alegrías.
Lo que llegará y nos mola
Son muchos los juegos indie que se han anunciado y que tienen muy buena pinta, pero estos son los que más ganas nos dan:
Un juego de mundo abierto desarrollado por Q Games, con una estética realmente cuidada y que nos propone trabajar en comunidad a favor de nuestra nación comunista, que tiene que defenderse de los ataques de monstruos, desarrollando armas y estructuras.
Una curiosa aventura gráfica de ciencia ficción que parece poner las cosas realmente difíciles para el jugador: puzzles intrincados, una estética oscura y tenebrosa y una narrativa inmersiva. Recuerda en su arte al maravilloso Prey de Xbox 360, aunque parece que la acción no es parte importante de su desarrollo. Acaba de estrenarse en consolas y os podemos adelantar que ya lo estamos probando y es una delicia, aunque la dificultad nos está poniendo realmente a prueba.
El juego de exploración espacial de Hello Games lleva sonando desde hace ya bastante tiempo. Su universo procedural nos invita a tripular nuestra nave espacial y aterrizar donde queramos, explorando planetas completamente únicos y nuevos para cada jugador, llenos de su propia vida y vegetación. Paisajes imposibles, acción y un gran paso en la tecnología de las nuevas consolas. Uno de los más esperados.
Por supuesto, lo nuevo de Jonathan Blow, creador de Braid, es de lo más esperado. Aunque goza de un desarrollo algo más amplio de lo que los indies suelen gozar estamos ante una gran pequeña joya que deseamos probar: puzzles, un arte que quita el hipo y la narrativa a la que nos tienen acostumbrados las grandes apuestas de este cada vez más grande sector. Podremos disfrutarlo en apenas unos días y ya ha saltado a la palestra por su exagerado precio (37 euros)
Nos hemos dejado muchos, lo sabemos, pero podríamos estar horas enumerando los buenos juegos que destacan sin haber gozado de una producción de millones de dólares y que han sabido suplir la falta de recursos económicos con entusiasmo y buenas ideas.