Los niños de las calles
«¿Que por qué? ¡¿Es que no le preocupa?!»
Japón no es un país ajeno a los problemas derivados de la globalización económica y los sistemas políticos instaurados al servicio de las grandes fortunas y macrocorporaciones, por lo que sufre como cualquier otro las consecuencias de los modelos capitalistas que acrecientan las desigualdades y las carencias que sufre un elevado número de habitantes. A problemas demográficos y sociales como el abandono del mundo rural y la concentración de la población en las áreas urbanas superpobladas, el envejecimiento de la población unido a la baja natalidad, la soledad de un número relevante de personas ancianas o las desigualdades padecidas por las mujeres, suman otras situaciones tensionadas, como la terrible realidad del mercado inmobiliario, la falta de conciliación entre trabajo y vida familiar o el limitado acceso que los sectores más desfavorecidos tienen a la sanidad y la educación.
Además de estos problemas comunes a otras áreas del mundo, Japón también cuenta con sus propias preocupaciones, derivadas de su particular idiosincrasia y sus arraigadas costumbres y estructuras familiares y sociales. En los últimos años se ha extendido el interés y la preocupación por los llamados Toyoko Kids (aunque ellos prefieren el término Kaiwai-min, que significa “gente de la comunidad”), adolescentes que se rebelan ante la rigidez del sistema político y social, a las desmedidas presiones de su entorno familiar y a la falta de expectativas de futuro, abandonando su hogar para vivir en las calles, concentrándose en el tokiota distrito de Kabukicho. Caracterizados por su estética de manganime, su aura de marginados fugitivos y su necesidad de agruparse para sobrevivir, suelen concentrarse en pequeñas comunidades que recurren a la delincuencia, como el robo o el tráfico de drogas, y la prostitución para cubrir sus necesidades vitales.
Las diferentes administraciones gubernamentales han mostrado su preocupación por la situación de estos adolescentes y el daño que suponen a la imagen del país, por lo que han llevado a cabo diferentes programas de ayuda y reinserción para sacarlos de las calles y hacer que vuelvan con sus familias. Entre los mangakas que han mostrado su preocupación por esta situación se encuentra SHINZO Keigo, una de las voces del manga alternativo surgido tras las estela de los trabajos de MATSUMOTO Taiyō o ASANO Inio, que ha mostrado tanto la influencia de estos autores como un estilo propio en obras como Holiday Junction (ECC Ediciones, 2018), Tokyo Alien Bros. o Hirayasumi, el cautivador relato costumbrista publicado desde el pasado año por Milky Way Ediciones.
Perdidos entre la hierba, cuyo título japonés es Nora to zassō (ノラと雑草), se publicó originalmente en las páginas de la revista Morning Two, de Kodansha, entre abril de 2018 y agosto de 2020, siendo recopilada en cuatro tomos. Durante su publicación, el autor fue hospitalizado a causa de un linfoma, por lo que el manga estuvo pausado hasta que se recuperó totalmente. La historia comienza con una redada policial a cargo del subinspector Yamada en un local de alterne en el que se sospecha que hay menores ejerciendo la prostitución. Allí se confirman las sospechas y encuentra a Shiori, una adolescente maltratada por su madre que se ha fugado de casa e intenta sobrevivir en las calles, la cual le recuerda a su difunta hija, a causa de su gran parecido.
Yamada la acoge en su propia casa, con el desconocimiento de sus superiores, y ambos comienzan una nueva vida, en la que recuperan la estructura familiar que han perdido con anterioridad y aprenden a convivir, mientras se conocen el uno al otro. Sin embargo, la proyección de su hija perdida en la recién llegada y la desconfianza de Shiori en su nuevo padre y la posibilidad de volver a ser feliz los lleva a distanciarse temporalmente y tener que realizar un esfuerzo para que su nueva relación funcione. Las dificultades de la vida en el instituto y la convivencia con sus compañeros de clase, unidas a la reaparición de su madre y la búsqueda del rastro de Shiori por parte de la policía, complicarán su estancia en casa de Yamada, hasta alcanzar un punto de no retorno.
El dibujo de Shinzo comparte las características de sus colegas del manga alternativo, como el mimo puesto en la reproducción de los fondos y la contextualización de sus historias en escenarios cotidianos, y el diseño realista de sus personajes, rehuyendo de una belleza artificial y encontrando una verdadera en el interior de ellos, a los que además dota de una gran expresividad emocional, imprescindible para que su trabajo llegue a buen puerto. Además, destaca por una narrativa ágil y más cercana a la de historias de mayor popularidad y accesibilidad.
Al igual que los ya mencionados Matsumoto o Asano, Shinzo plantea una dura mirada a aquellos que viven en los márgenes de la sociedad, que son ignorados por los responsables de asegurar su bienestar e incomodan a quiénes siguen sus vidas según los cánones preestablecidos, ofreciendo una lectura dura, a causa de las condiciones de vida de su protagonista y su descreimiento en el sistema y sus semejantes. Pero a diferencia de estos autores, Shinzo muestra una falta de implicación emocional, que le permita potenciar su discurso y meter el dedo hasta el fondo de la llaga del sistema político, económico y social. Esta tibieza y falta de entrañas perjudica a una obra que podría haber hurgado con más ahínco en las miserias de la sociedad japonesa y haber señalado a los responsables de las desgracias que sufren algunas personas.
A pesar de esta falta de atrevimiento para cruzar la línea que separa la denuncia pasiva de la implicación activa, Perdidos entre la hierba convence por su mayor número de aciertos y las cualidades de su autor en el plano artístico, además de contar con una extensión adecuada que no requiere de más tiempo del necesario. Se trata de una obra consistente en su planteamiento y ejecución, que consigue exponer la dificultad que los sectores más desfavorecidos de la sociedad deben superar para poder ser felices y que sus derechos estén siempre garantizados.
Los cuatro volúmenes de Perdidos entre la hierba fueron publicados por Milky Way Edicionesentre octubre de 2021 y abril de 2022, en una edición correcta, a tamaño B6 (130×180 mm) con sobrecubiertas, buen papel y ausencia de errores de cualquier tipo, como bien acostumbran. Por su sencillez, temática social de interés y dibujo agradable, este manga es una elección acertada para quienes quieran conocer por primera vez la obra de este autor, pero puede saber a poco para quienes ya conozcan alguna de sus obras, a pesar de ofrecer una grata experiencia lectora.
Lo mejor
• Su capacidad de síntesis para abordar la historia, sin estirarla artificialmente ni sobreexplotar la dramática situación de la protagonista.
• La naturalidad con la que expone la realidad de los Toyoko Kids.
Lo peor
• El tratamiento superficial que realiza de esta problemática y la escasa implicación emocional por parte del autor.
• En líneas generales, tiene una narrativa plana y fría, carente de recursos que cautiven durante su lectura.