Bienvenidos a la cuarta edición de la Batería de Reseñas. Para esta semana, tomos de DC e Image. Tenemos Batman: Año 100 que, como su propio nombre indica, se centra en el defensor de Gotham un siglo después de su nacimiento; Batman/Fantasma Errante, en el que ambos personajes se encuentran para vapulear ladrones y salvar vidas; Los Muertos Vivientes, que vive su último momento de calma antes de la tempestad y Nightwing: Instinto asesino, con el pobre Nightwing enmarañado en una red de crossover.
Batman: Año 100
Edición original: Batman: Year 100 #01-#04
Guión: Paul Pope
Dibujo: Paul Pope
Batman: Año 100 es una historia de Batman en el futuro. Una sencilla premisa compuesta por tres partes (la historia, Batman, y el futuro) que se mezclan en perfecta armonía, creando un todo integrado, único y fascinante.
La historia trata sobre un misterio cuidado hasta el último detalle. Empieza como empiezan los buenos misterios, con algo pequeño, y va creciendo ante nuestros ojos revelándonos toda su magnitud poco a poco, descubriendo aspectos aquí y allá, mediante distintos personajes y distintos procedimientos. La narración de los acontecimientos te mantiene pegado a las páginas, absorto, mientras se va descubriendo capa tras capa del misterio hasta un tremendo final. Además, los cuatro números que componen la obra están llenos de destacables diálogos, momentos alucinantes – y sin tener que recurrir a aparatos o conceptos rarísimos de ciencia-ficción, pero de eso ya se hablará más adelante – y un montón de acción y aventura.
Batman, protagonista indiscutible, está soberbio. Batman es un personaje polifacético, y Pope maneja cada uno de los aspectos que lo hacen único con un estilo pasmoso. El Batman como figura de superstición, oscura y misteriosa, una imagen fugaz en una cámara, una referencia del pasado, una criatura esquiva y misteriosa que nadie afirma haber visto con claridad. Batman como guerrero, como artista marcial veloz, casi sobrehumano, capaz de proezas atléticas que parecen lejos del alcance de un hombre normal. Batman como detective, como investigador contumaz, astuto y calculador, capaz de desentramar los secretos de cualquier persona o máquina. Y Batman como un ser aterrador, un monstruo que parece salido del infierno, cuyo poder no sólo radica en su fuerza e inteligencia, sino en despertar en sus enemigos un miedo inexplicable y primario que les conduce irremisiblemente al pánico.
Y sin embargo, pese a todas estas hazañas, pese a hacer de Batman una figura tan impresionante, es capaz de hacer de él alguien tremendamente humano, cercano casi. El Batman héroe, persona, atleta, detective, murciélago. Todos ellos brillantes, aprovechando lo mejor de sí mismos, y unidos para crear una figura inolvidable. Pope no sólo construye este complejo personaje mediante la narración, sino que su dibujo se adapta a aquello que quiere reflejar. Cuando quiere dibujar una persona, dibuja a un ser humano cansado pero perseverante, roto pero desafíante, incansable. Cuando se trata de dibujar el borrón oscuro que recorre Gotham, maneja con maestría los perfiles, las sombras, juega con mostrar un poco y dejar el resto a la imaginación. Y cuando dibuja los combates… Batman es una criatura furiosa, fulgurante, un depredador que sale de las sombras a devorar. Los trazos rápidos y electrizantes de las viñetas de pelea nos agarran de las solapas y nos meten de lleno en un combate caótico y aterrador.
Por otra parte, sus versiones de los personajes que rodean a Batman y le ayudan en su cruzada también está muy conseguida, contrastando al enigmático Batman con unos ayudantes jóvenes, activos y hasta joviales, pero centrados y profesionales. Paul Pope ha estado a la altura de la difícil tarea de ofrecer un retrato completo del hombre murciélago, captando todo lo que le define – y cuando digo todo, quiero decir todo – y potenciándolo, haciendo que todavía resulte asombroso en el mundo del futuro sin pervertir la esencia del personaje, y ofreciéndonos todas las caras que lo componen.
Y, como revela el título, transcurre en el futuro. Muchos guionistas aprovechan el marco futurista para basar el impacto del comic en las ocurrencias e ideas de ciencia ficción que crecen en esta ambientación. Eso no es algo necesariamente malo, pero Pope elige otra vía. La sociedad que trata no es muy diferente a la nuestra: no hay cambios radicales, el mundo no es un erial polvoriento, y las cosas siguen más o menos… como están ahora, pero con algunas actualizaciones en el campo de la tecnología, y una Gotham más opresiva, si cabe. Esta decisión no es casual: el protagonista de todo esto es Batman, Batman resolviendo un misterio, y poner un montón de cyborgs con armas láser adulterarían toda la historia.
No obstante, también le saca todo el partido al escenario: no hay viajes interplanetarios, pero hay cosas bastante interesantes y hasta, en cierto punto, factibles: comunicadores holográficos, ordenadores que proyectan las imágenes en vez de mostrarlas en una pantalla, telépatas trabajando para la policía – ¡imprescindibles en los interrogatorios! – etcétera. Elementos que están ahí para facilitar la historia y adornarla, no para ganar protagonismo. Batman también está correctamente actualizado, y resulta increíble por su astucia, resolución y proezas físicas, no por tener una colección de cacharros del futuro que le hacen todo el trabajo. De hecho, incluso resulta algo primitivo en comparación, y sus aparatos siguen siendo cosas como bombas, plástico para sellado, emisores de ultrasonidos, cuerdas y mosquetones… simplificar los objetos engrandece al personaje que los maneja.
Pope, ya deberías saberlo, tiene un estilo muy personal que puede resultar estéticamente feo, sobre todo a la hora de dibujar rostros, que tienen unas expresiones rarísimas y apretadas. Sin embargo, si esto no te supone un problema estás de enhorabuena, porque vas a disfrutar de lo lindo con este trabajo. Para empezar, es enérgico y potente hasta hacer saltar por los aires los medidores. Las escenas se salen de la página, rebosantes, exuberantes. Su estilo a la hora de retratar a Batman ya ha sido diseccionado en párrafos anteriores, pero a modo de resumen diré que es fantástico. Muy bueno a la hora de dibujar la sociedad del futuro, los personajes, la expresividad, la acción desbordante, las escenas tranquilas e inquietantes. No sólo dibuja, transmite. Conecta con el lector. Genial.
Puede que no haya quedado claro, así que lo recalcaré: Batman: Año 100 es una compra muy recomendable. Pope hace un trabajo fantástico con la historia, atractiva y bien conducida, con todas las caras de Batman, y con el entorno futurista. Tiene algo interesante en cada rincón, algo con lo que conectar, con lo que asombrarse, con lo que disfrutar. Una obra completa, meticulosa y cuidada.
Batman: Fantasma Errante
Edición original: Batman/Phantom Stranger
Guión: Alan Grant
Dibujo: Arthur Ranson
Batman y el Fantasma Errante, ¡festival del humor! Este tomo narra una historia sencilla sobre Batman resolviendo un misterio con el Fantasma Errante rondándole en el hombro. Porque su función, salvo una única intervención hacia el final del comic, no es otra que la de murmurar, decir muchas cosas misteriosas y con aparente poco sentido, como suele pasar con personajes de estas características. Y, también como con el resto, el resultado no es misterio e intriga, sino aburrimiento ante un tipo que no hace más que hablar entre las sombras. La actitud de Batman es la que suele tener ante personajes muy poderosos, manteniendo las distancias y con un carácter duro.
La historia no tiene mucha complejidad: trata sobre una banda de hampones de poca monta intentando recuperar un objeto de gran poder para su propio beneficio. Las reflexiones sobre la codicia y la ambición humanas – muchas de ellas cortesía de Errante – son superficiales y la sutileza es nula: en una viñeta Errante informa al lector de cómo la codicia lleva a la perdición, y en la siguiente el malo dice a voz en grito “¡tendré el anillo y todo será mío, mío, mío, mua-ja-ja!”. Se agradecería algo de elegancia en una historia que intenta ser oscura y seria.
Una vez resuelta la trama principal – con un desarrollo un tanto predecible – el comic cambia totalmente de tercio, y las últimas páginas son una narración fantástica en la que los personajes protagonistas no intervienen en absoluto. No está mal, pero es un cambio un poco brusco, y no termina de encajar con el tono de las páginas anteriores. Lo que sí encaja es el dibujo de Ranson, con un estilo sombrío y realista que le confiere un aspecto muy apropiado. Su diseño de Batman es bueno, y el resultado general es notable (pese a algún que otro mal dibujo, como disparos que parecen descargas de energía).
Como historia de misterios con Batman es bastante normalita y tópica – si buscas eso, ahí tienes Año 100 – y la interacción entre Errante y Batman no para mucho, dado que la función de uno de ellos es hablar mucho y hacer poco, y la del otro es ponerle mala cara. Así que los dos aspectos que deberían cimentar el comic, interacción e historia, fallan. El dibujo es bueno y apropiado, pero Batman: Fantasma Errante sencillamente no ofrece mucho. Hay muchas opciones con más contenido, o con un contenido más atractivo.
Los Muertos Vivientes: La calma antes de…
Edición original: The Walking Dead #37-#42
Guión: Robert Kirkman
Dibujo: Charlie Adlard
El nombre de este arco lo dice todo: es la calma que precede a la tempestad. Y creedme, Hechos para sufrir va a ser una tempestad de las gordas… de las que se lleva a gente por delante. Pero vamos a centrarnos en este, ya habrá tiempo de analizar el siguiente. Aprovechando la calma y la relativa tranquilidad que vive el grupo, Kirkman aprovecha para asentar y detallar personalidades, interacciones, establecer situaciones nuevas o dar giros a las ya existentes para afrontarlas desde otro punto de vista. Una labor muy interesante y necesaria, que ayuda a profundizar en los personajes y en el pequeño mundo que han formado. Sin embargo, no está exento de acción, sorpresas y emociones fuertes: son la marca de la casa, y no se van a ir así como así.
La relación entre Rick y Lori está tratada con la clase y saber hacer con la que Kirkman la ha llevado durante toda la serie. La trama del embarazo ha estado bien conducida, y a medida que se acerca el final sirve para añadir emoción e incertidumbre. Consigue que en vez de esperarse como algo hermoso y esperanzador – que también – haya una permanente sensación de cuenta atrás, de desastre inminente. La evolución del grupo como tal se percibe desde el primer número, y no hay más que comparar la metódica y casi marcial expedición a por provisiones de este ejemplar con las patosas y chapuceras escapadas de los primeros. Los personajes individuales también están bien tratados, y los acontecimientos recientes van teniendo consecuencias visibles en ellos.
El segundo número es el más flojo de todo el tomo, y peca de estirado. Muchas secuencias que en números anteriores no hubiesen pasado de una viñeta ahora necesitan una secuencia entera: le salva el tipo el hecho de que esta clase de calmas tienen una permanente sensación de tensión – en comparación con otras series en las que sabes que la calma es eso, calma, y no un respiro que te da el guionista antes de hacerte saltar de la silla -, aunque maneja una situación delicada de forma inteligente. La evolución de personaje se hace más evidente en uno de los miembros, y se nota que Kirkman quiere dejar claro aquello de que en una situación así los roles, habilidades y aptitudes pueden ser diferentes a los que podríamos pensar, como que una mujer dispare mejor que un hombre. Lo quiere dejar tan claro que se hace un poco evidente, y chirría. Al menos el cliffhanger del número es sencillo pero efectivo.
A continuación, la cuenta atrás llega a su fin y se produce el momento que todos hemos esperado: llega el bebé. La estructura del número es muy remarcable: empieza con tensión y un gran susto, para luego ofrecer un ambiente distendido y calmado. Todo va bien, las cosas se han estabilizado, y parece que todo va a marchar según lo previsto. Y entonces, hop, Kirkman te pega una sonora bofetada y te vuelve a meter de lleno en el mundo terrible, imprevisible y horrendo que lleva narrando desde hace casi 40 números. Buen contraste entre momentos de calma y momentos de tensión que convierte el centro de la saga en una genial montaña rusa. Además, el gran momento provoca un cambio significativo en uno de los personajes, dándole una nueva forma de vivir y una perspectiva diferente. Con este es el tercer caso de estas características que se analizan, y los tres han sido tratados desde puntos de vista distintos: resignación, esperanza, determinación… hechos parecidos, respuestas diversas. En este tramo abundan los momentos cotidianos y calmados, bien escritos y agradables, y con buena interacción entre los personajes.
Precisamente esta situación de calma es el caldo de cultivo para que los personajes empiecen a mirar más allá de su supervivencia inmediata, lo que da juego a nuevas situaciones. Tienen seguridad, tienen comida, y eso les permite poder dedicar sus vidas a otra cosa que no sea abrazarse a un arma y mirar alrededor. Esto se traduce… en muchas cosas, como en la vida misma. Algunos utilizan su tiempo para encontrar soluciones, otros para profundizar en sus propias vidas y llevarlas adelante, otros para amargarse – exceso de tiempo libre: ¡un arma de doble filo!-, y otros acaban dándole tantas vueltas a su situación que eligen acabar con todo. Y no digo más.
Dado que las situaciones son algo más tranquilas, Charlie Adlard está en su salsa. Los efectos de luces y sombras están muy conseguidos, y recrear el verano con un par de tonos y tanta eficacia tiene mérito. En muy bueno en las conversaciones, tanto conduciéndolas como dándoles un cuerpo y un tono, y tanto los zombies como las escenas de acción le salen mejor. La narración sigue estando muy cuidada, y en general es perfecto para el tono que Kirkman quiere imprimir, para charlas tranquilas y para sobresaltos.
Hacia el final del tomo, después de todo lo que ha ido ocurriendo, vemos que hay ira, y rabia, pero también hay esperanza e ilusión, fantásticamente plasmadas. En estos números, quizá un poco más lentos que otros – bueno para la atmósfera, pero puede resultar más denso – has podido conocer más a los personajes, les has cogido más cariño: ahora que las cosas están bien hacen planes, se permiten el lujo de tener objetivos, ilusiones, sueños. Este arco ha sido un buen preludio, ha creado una atmosfera apropiada y ha dejado la situación madura para los futuros acontecimientos. No es tan profundo o intenso como otros, pero hace muy bien su trabajo de dejar listos todos los elementos a la vez que resulta entretenido y aprovecha bien la calma, una calma que da ganas de respirar aliviado y pensar “por fin”.
En el próximo número empieza Hechos para sufrir.
Nightwing: Instinto Asesino
Edición original: Nightwing #61-66
Guión: Chuck Dixon
Dibujo: Trevor McCarthy
Este tomo contiene seis números con una muy escasa conexión entre ellos (dos son de Last Laugh, dos de Bruce Wayne: Asesino, uno es un especial de Navidad…) así que la reseña los desgranará uno a uno, aunque habrá una impresión general al final de la misma.
Instinto Asesino da comienzo con una historia sobre Dick Grayson como policía que sirve para compararlo con otros miembros del departamento: personalidad, procedimientos, etc. La idea, pese a ser buena, no termina de funcionar porque sus compañeros se ven reducidos a estereotipos. Así, tenemos a una compañera responsable y dura, a un maníaco con los ojos saliéndosele de las órbitas y una escopeta pegada a las manos, y su compañero el recurso cómico. No salen de los roles que Dixon les atribuye, y la moraleja de la historia es que Dick es un tipo respetuoso y comprensivo, que sabe escuchar a los criminales y sólo emplea la violencia cuando es necesario, mientras que otros no tienen reparos en solucionar las cosas a tiros. Demasiado espacio para presentar un concepto tan simple. Para rematar, al final del número asistimos a una amigable charla entre polis en la que la congregación escucha animadísima el relato de cómo un compañero ha matado a un hombre que no suponía ninguna amenaza. Vale, Blüdhaven es una ciudad dura y todo eso, y sobrevivir es una hazaña, pero esta es una forma muy burda de retratarlo.
Los dos números siguientes son un cruce con el arco Last Laugh, con los problemas que ello acarrea. Si no sabes de que trata puede resultar un poco confuso encontrar una situación tan cambiada, aunque tampoco hay mucho que entender: un montón de gente está “jokerizada” y sembrando el caos por doquier. Es un número bastante genérico, con Nightwing peleando contra malos arquetípicos (el gordo lento, tonto e invulnerable, el canijo revoltoso e hiperactivo, el maníaco que mira entre bambalinas…), aunque incluye un repaso decente de la trayectoria del Joker y cómo han cambiado sus procedimientos con el tiempo: además, esto último encaja con la idea que está desarrollando Morrison en Batman, que plantea que el Joker se reinventa a si mismo periódicamente. El siguiente número tiene lugar después de que Dick estuviese a punto de cargarse de forma definitiva al Joker a puñetazo limpio: un detalle por parte de Dixon comentar cual es la razón por la que está deprimido en un cuarto oscuro. Por suerte, esta cuestión está bien desarrollada: la caracterización de Wally ayudando de forma sencilla y directa a su amigo es buena, así como el hecho de que Nightwing sepa seguir adelante y no hundirse. El resto es corriente y poco atractivo: Tim y Blue Bettle cazando a un malo jokerizado sin aliciente alguno por parte del guión. El siguiente es una historia de Navidad que trata sobre Dick empleando sus dotes de detective callejero. Nada fuera de lo habitual, y no muy diferente a lo que haría Batman.
Los dos últimos números están cohesionados, y forman parte del arco Bruce Wayne: ¿Asesino?, un relato bastante interesante de hace unos años, de lo último que publicó Norma sobre Batman. Los momentos más interesantes son los puramente relacionados con Asesino, sobre Nightwing y Bárbara investigando y volviéndose locos por la terquedad de Bruce a la hora de llevar esta situación. Hay otro sub-argumento sobre un motín en la prisión de Bludhäven a cargo de un tipo mastodóntico sin control de sus impulsos. Pero habiendo derrotado a Blockbuster, ¿qué reto le supone a Nightwing? Ninguno en absoluto.
El dibujo de Trevor McCarthy es terrible. Su idea de “expresividad” parece resumirse en tener a todo el mundo haciendo muecas poco naturales o gesticulando, y su manejo de la anatomía deja mucho que desear: manos desproporcionadas, cabellos más grandes que la cabeza y posturas forzadas son tristemente habituales. Muy desagradable a la vista. También dibujan Staz Johnson, aceptable, y Rick Burchett, bueno a la hora de narrar pero flojo en casi todo lo demás.
Instinto Asesino es un tomo prescindible, no sólo por la escasa cohesión entre los números que lo conforman y el hecho de que pertenezcan a crossovers y arcos argumentales de hace años – las historias propias del personaje no avanzan, y aquellas que forman parte de acontecimientos más grandes no tienen una conclusión -, sino porque el contenido de los mismos no es nada del otro mundo. Nightwing apaleando esbirros, resolviendo pequeños misterios… es como leer una historia básica de Batman, pero cambiando de protagonista y contexto. Bajo mínimos, con muy poca creatividad y aburrido.
Antes de despedirme, un comentario sobre otro de los tomos lanzados, Bizarro Comics: como sabéis, son historias de superhéroes por parte de varios dibujantes y guionistas del ámbito independiente. Y bueno, tiene de todo. Algunos aprovechan la oportunidad para hacer historias graciosas, o bonitas, o interesantes, y el resultado es bueno. Otros, en cambio, aprovechan para demostrar lo listos que son y lo tontos que son los superhéroes, rebozándose alegremente en tópicos como un gorrino se revuelve en… ya sabéis qué. El dibujo es variable: algunos son divertidos, otros tienen una estética cartoon muy simpática y otros son directamente malos. Pero malos, malos, y desagradables y feos hasta rogar. Vamos, que hay un poco de todo, y sería muy difícil ponerle una nota (quizá haciendo la media de cada historia… ¡glup!).
Ahora sí, hemos terminado. Nos vemos la semana que viene.
Entonces han publicado bizarro comics?? no lo habian cambiado de fecha?
Fletcher!!
Hum… tendré que pasarme por la librería, pero he mirado la nota que emitió Planeta y si dicen que se retrasará, pues se habrá retrasado. Colgué la mini-reseña de Bizarro Comics porque esta era la fecha que le correspondía, pero la volveré a poner cuando salga. 🙂
BATMAN AÑO 100, iba a dejarlo pasar, pero no paro de leer cosas buenas pos aquí y por allá. Quizás deba pasarme por mi librería y echarle un vistacillo.
Yo Batman Año 100 no iba a pillármela hasta que por La Cárcel me la recomicdaron efusivamente. Y ahí está, esperando a ser leído.
En cuanto a Walking Dead, agarráos los que sigáis la edición española, el próximo tomo es de antología.
Saludetes
Sergio
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El blog especializado en crítica de cómics
Yo he sufrido una terrible decepción con Año 100, después de oir cosas como que era el mejor Batman desde el DKR me he encontrado con un cómic de Batman muy normalito para mi gusto.
Recomiendo echarle un vistazo en profundidad antes de comprar.
A mi «Batman año 100» me ha parecido un muy buen comic y se lo recomiendo a todo el mundo. Aunque la mayor parte de sus virtudes residen en el dibujo, que tiene mucha fuerza y que a mi me ha hecho recordar a «El lobo solitario y su cachorro». El guion es mas bien normalito y los dialogos no destacan especialmente, aunque la importancia de esto es menor de lo que podria parecer en un principio porque el trabajo de Pope a los lapices hace que leas el comic de un tiron casi sin darte cuenta. Por ultimo voy a poner un par de cosas que no me han quedado claras baja spoiler.
¿Como narices se le ocurre a Gordon probar la contraseña «Bruce Wayne»?
Si la niña es una especie de Oraculo. ¿Quien es la doctora? ¿Alfred?
¿Porque Batman no se ha hecho viejo?
¿Alguna teoria?
La última página de este tomo de LOS MUERTOS VIVIENTES es acojonante en toda regla. Se sabe cuando sale el próximo?. Hay muchas ganas.
Mierda. ¿No funciona el spoiler? Bueno, tampoco es un spoiler tan gordo.
Pero que spoiler ni que spoiler. En una serie como LOS MUERTOS VIVIENTES es de esperar que cada última página, como viene siendo habitual, sea acojonante, por un motivo u otro. He dicho que es acojonante, lo que no he he dicho es porqué lo es. Tranquilidad.
Parasiempre, no era por ti, era por mi.
A ver Parasiempre, que no era por tu comentario, era por el mio. Tranquilidad.
Me referia al spoiler de MI comentario, que he intentado ocultar pero no ha funcionado.
Y ahora encima aparecen los comentarios que creia que no aparecian. Menudo cachondeo.
Estoy contigo Arioco, yo tambien me he hecho al terminar 2 de las 3 preguntas que tu planteas:
– como se le ocurre la contraseña
– como es que no envejece batman
Por otro lado, el dibujo, tiene algo que lo ves feo pero a la vez engancha.
Eso sí, se deborá en un santiamen.
Año 100 es muy bueno, y ya me lo he releído tres veces en 4 días. ¿Por qué lo habrán sacado con esa tapa blanda? En fin…
Sobre las preguntas…
A gordon se le ocurre lo de Wayne porque su nombre aparece en los documentos que está leyendo, al igual que aparece, por ejemplo «Oswald Cobblepot» (Pingüino), cuyo nombre también probó.
¿Por qué no envejece Bats? A saber. No creo que sea importante. Ni siquiera sabemos que realmente sea Wayne. Creo que lo que Pope quiso decirnos es «mirad, Batman, como icono, no muere nunca. Y yastá».
Jjajajaja. Hos el dia del spoiler impenitente!!!.
Ahi va… juro que puse los spoilers pertinentes!
(es decir, las etiquetas de spoiler
¡Bien visto sputnik! Ademas coincido plenamente contigo en lo de la edad o identidad de Batman. Yo al principio me senti un poco decepcionado al terminar el «Batman año 100» pues me esperaba el mejor batman desde el DKR de Miller, y hay que decir que en ese sentido en guion no esta a la altura. Pero ahora cuanto mas lo pienso mas me gusta esta vision de Batman que nos presenta Pope.
Hasta nuevo aviso los spoilers no funcionan.
Me habeis convencido,le voy a dar una oportunidad al tomo de Batman año 100
Spoilers activos.
Ya es que Pope, siendo MUY BUENO no es Alan Moore, Frank Miller, Grant Morrison, Peter Milligan…ni Mark Millar, qué hostias.
Hace tebeos muy buenos, pero no obras maestras. Ya me dejó un gusto agridulce Heavy Liquid, que está muy bien, pero le falta un plus para llegar a la excelencia.
Ahora bien, como dibujante es la caña y en eso estamos todos bastante de acuerdo.
Bueno, y todo esto lo digo sin haber el leído el susodicho Batman. Pero vamos que estoy ya protegido contra críticas sobrevaloradoras. Me lo pillaré porque seguro que está muy bien, pero sin esperar que me cambie la vida, vamos.
Cierto mariano, quizas deberia hacer como Kojima y buscarse un Koike. Por seguir con el simil de «El lobo solitario y su cachorro».
Un par de comentarios con respecto a Año 100.
En primer lugar, creo que es una historia muy buena y muy cuidada de Batman. Pero no una obra maestra. Lo digo porque he leído un par de comentarios sobre equiparaciones con DK o sobrevaloraciones que, aunque no aludan a esta critica en concreto, sí que me anima a dar mi propia opinión.
Es una muy buena historia, con momentos muy chulos y un manejo sólido de todas las facetas de Batman, que es algo que pocos guionistas consiguen. Unos se centran en el Batman humano y detective, otros en el Batman como figura mitológica… poco intentan hacer un retrato completo, y aún menos lo consiguen con estilo. Pope lo hace, y por eso creo que Año 100 – entre otras cosas – está por encima de muchas historias del personaje.
Ahora bien, no es DK, no es Año Uno, no es una historia que sacudirá los cimientos del personaje. Creo que tampoco es su intención, sino sencillamente coger lo que ofrece Batman como personaje multidimensional y complejo, y sacarle todo el partido.
En cuanto a echarle un vistazo… recomendaría prudencia. El dibujo de Pope, como he apuntado, puede resultar feo. Los personajes tienen unas caras muy raras, y algunos dibujos pueden parecer descuidados. Lo sorprendente es la conjunción de guión y dibujo. Es inmersivo, y se complementa a la perfección con lo que se narra.
No es un Davis que entre por los ojos o un Quitely que innunde las páginas de detalle y precisión, así que los vistazos rápidos no le favorecen mucho. Pero mientras se lee, el dibujo resulta mucho más satsfactorio.
En resumen: es muy bueno, pero no es DK, ni falta que le hace. Es una visión personal y a la vez completa y respetuosa del personaje que se disfruta mucho, y ahí es donde deberían estar las expectativas con respecto a Año 100.
Corto el rollo. 🙂
A mí el dibujo de Pope me parece de los más bonitos y originales que he visto «in my life». Un autor a seguir que, creo, va a dar mucho más que hablar en el futuro. Que el tipo es un chaval todavía y ya maneja como dios la narrativa gráfica.
decepcion al terminar de leer año 100 de batman,historia flojita, personajes sin profundidad,incognitas que no se resuelven, en fin un comic del monton con la aureola de que sera de culto en poco tiempo, en cuanto al dibujo, me parece confuso y enrevesado, pero claro para gustos…….
A mi el año 100 también me ha gustado mucho, es una buena historia creo que bien construída
lo de Bruce Wayne está claro que lo lee en los archivos de su abuelo, el hecho de que no envejezca puede que sea lo apuntado más arriba, o cualquier tipo de sucesión lo deja abierto y creo que de momento mejor así, aún tengo pendiente de leer los extras quizás ahí aclare algo
Pero desde luego es el dibujo lo mejor del tebeo, es cierto que es feo y sucio, algo totalmente deliberado pero da gusto ver a dibujantes que dibujan las cosas con naturalidad y esto no tiene que ver con el realismo, y la narración es muy japonesa, demostrando que esta tiene que ver con dibujar ojos grandes o cualquier otro rasgo estilístico que puede estar bien pero es accesorio en muchos casos