Personajes Denostados – Capítulo 04: G’nort

Señoras y señores… (redoble de tambores)

…porque ustedes lo han pedio, Personajes Denostados tiene el orgullo de presentar a uno de los más extraños Green Lanterns de todos los tiempos… (se recrudece el redoble de tambores)

…con todos ustedes: ¡¡¡¡¡G’NORT!!!!!

G’nort Espalanade G’neesmacher fue creado por Keith Giffen y J. M. DeMatteis –y magistralmente dibujado por Kevin Maguire, para mí el único que supo captar la comicidad del personaje– como un miembro más del extenso Cuerpo de Linternas Verdes con la intención de que sirviera para aportar un nuevo toque de humor a su peculiar –pero no por ello menos maravillosa– Liga de la Justicia. Fue, por tanto, un personaje creado específicamente con una vis cómica particular, algo que, sin duda alguna, contribuyó a convertirlo en el personaje denostado que sería después.

Haciendo gala de la incompetencia más absoluta, incapaz de cumplir la más liviana tarea, no hablemos ya de la resolución de problemas serios, G’nort era el Green Lantern que todo el mundo –incluyendo a los Guardianes– quería sacudirse de encima. Una molestia a la que había que asignar “misiones” en los rincones más apartados del Universo para evitar su intervención en asuntos mayores.

En su primer aparición, durante la saga Millennium, Hal Jordan nos desvelaría que G’nort había conseguido su anillo y su puesto como miembro de los Corps gracias a la influencia política de su tío, un Linterna Verde muy respetado. Sin embargo, la incompetencia de G’nort ya le precedía y, por ello, los Guardianes del Universo le habían puesto a patrullar un sector espacial donde no existía vida alguna.

Este origen, todo hay que decirlo, sufrió algún leve retoque según el cual G’nort y su tío G’newman, recibieron sus anillos de poder de los poglachianos, unos seres que simulaban ser los Guardianes del Universo cuando estos se marcharon a la profundidad del vacío junto a las Zamarons para reproducirse –mira qué cochinotes los abuelines azules–. Todo ello formaba parte de un plan de los poglachianos, en convivencia con los Armeros de Qward, para nombrar Linternas Verdes incompetentes con los que sembrar el caos a través de todo el Universo. Así, los poglachianos obtenían diversión, mientras que sus socios, los Armeros, lograban desacreditar a los Green Lantern Corps. Cuando se descubrió el pastel, y contra todo pronóstico y asomo de buen juicio por su parte, Guy Gardner nombró a G’nort miembro de los Corps verdaderos –vale que le había salvado la vida, pero esto sólo podía ser obra de Guy Gardner–.

Un perro a tener en cuenta.

G’nort tiene su propio enemigo mortal, el Surfista Escarlata –una versión cómica del Estela Plateada de Marvel que también brilla por su estulticia– y que posee su propio y terrible amo devorador de planetas –o algo así–: Mr. Nébula. Pero la cosa no termina ahí, G’nort es uno de los pocos seres inteligentes –mejor no hacer leña del árbol caído– del Universo que pueden presumir de haber sobrevivido al asesino más mortífero de todas las galaxias: Lobo. Todos estos méritos le convierten en un Green Lantern a tener en cuenta… o quizá no. ¿Quién sabe?

Como el particular C3PO de Giffen y DeMatteis, G’nort pasó a engrosar las filas de grupos de héroes como la Liga de la Justicia América o su rama más ridícula, la Liga de la Justicia Antártica –reunida para la ocasión en un especial que aún conservo con enorme cariño–, en la que militaban antiguos villanos de la Liga de la Injusticia como el Rey Reloj, Multi-Man, el Mayor Desastre, Clue Master, o su archienemigo, Scarlet Skier, del que finalmente se haría amigo inseparable.

De ahí, a realizar apariciones en papeles secundarios e historias de complemento, como eterna molestia de la Liga de la Justicia –siempre con la intención de convertirse en miembro de pleno derecho o para combatir a la amenaza universal de turno– o afrontando «crisis» que, supuestamente, impedían la paz y el orden a gran escala.

Sea como fuere, lo que queda patente es que G’nort era el tipo que deseaba hacer lo correcto, sentirse un héroe, hacer todo lo posible por ser valiente, leal y honorable, pero cuya torpeza y falta de inteligencia –es incapaz de leer un mapa, por poner sólo un ejemplo de los muchos que hay para certificar su cortedad de entendederas– terminaba por alejarle de su brillante destino. Incluso Superman llegó a alabar la labor de G’nort. ¿Se puede pedir mayor referente?

Vida después de la Liga de la Justicia.

Ya lejos de la mano preservadora de sus creadores, G’nort continuó sus andanzas por el Universo DC. De este modo, lo encontramos tras los acontecimientos narrados en Green Lantern: Emerald Twilight junto a otros ex-linternas verdes en el momento de unirse al nuevo cuerpo de policía interestelar de la Distinguida Competencia, los Darkstars.

Quitando alguna aparición en solitario, luchando por ejemplo con Scarlet Skier o siendo ofrecido por Manga Khan a Maxwell Lord a cambio de L-Ron, su antiguo y fiel sirviente –sin éxito alguno, también hay que señalarlo–, G’nort fue visto por última vez atrapando a una raza de gatos humanoides interestelares atracadores de banco que ya se habían rendido antes de que apareciera el torpe Green Lantern.

Lo que queda patente y fuera de toda discusión o duda, es que G’nort ha sido un elemento cómico indiscutible que ha tenido la oportunidad –en no pocas ocasiones– de formar parte de varias encarnaciones de la Liga de la Justicia y, posteriormente, ya reunido de nuevo con sus creadores en un intento de emular el éxito de aquél lejano equipo, como parte de los Super Amigos o Super Colegas –Super Buddies en el original–. Maxwell Lord logró por fin lo que siempre había deseado, convertirlo en el único miembro de los Super Buddies Antárticos.

Aunque con el paso de los años, la caracterización que se hacía de G’nort se iba volviendo cada vez más similar a la de un perro, alguien tuvo la genial idea de intentar aportar un poco de seriedad al personaje incluyéndolo en la miniserie Guy Gardner: Daño Colateral, donde veíamos como el mundo natal del incompetente lantern perruno se iba a freír espárragos –nada le gusta más a DC últimamente que volar planetas por los aires– por culpa de la Guerra Rann-Thanagar.

Y es, precisamente, este tipo de actitudes las que han terminado por convertirlo en un personaje denostado, como comentaba antes. G’nort no es un personaje maleable que puede adaptarse a cualquier autor o al que cualquier autor puede adaptarse. Como otros personajes humorísticos, en cuanto es apartado del genio de sus creadores, cae en una espiral sin control –ni recuperación aparente– que no hace sino sumirle en el olvido. Eso, si no tiene la mala suerte de ser mal empleado, o de que algún lumbrera trate de imponerle un tono serio y dramático que poco o nada tienen que ver con su espíritu original. Y ese, amigos míos, fue precisamente el caso de G’nort. Tanto es así que, lejos de aquella diversión inocente que no pretendía otra cosa más que la carcajada fácil, el linterna verde perruno ha ido perdiendo popularidad hasta desaparecer por completo. (Y eso que incluso contó con su propia versión dentro de la franquicia animada de DC para la televisión, pero ni con esas…)

En DC tuvieron la mala saña de incluirlo en la lista de bajas resultante tras la guerra de los Green Lanterns con los Sinestro Corps (Green Lantern: Sinestro Corps Secret Files & Origins nº 1), sin que haya mediado explicación al respecto.

¿Habremos perdido a G’nort definitivamente? Bueno, es una presunta baja, pero yo no apostaría por ello. Igual que ha demostrado tener una legión de fans entre los lectores de Zona Negativa, también tiene un número de seguidores a tener en cuenta en los E.E. U.U.

Personalmente, creo que sólo es cuestión de tiempo que Giffen y DeMatteis regresen a la Distinguida Competencia y traigan de vuelta a G’nort en la cúspide de su salud y buen humor habituales.

Aquellos que disfrutábamos con su patoso comportamiento mientras intentaba proteger y servir a lo largo y ancho del Universo, lo agradeceremos. A buen seguro.

Desde Mogo ha informado Iván para Zona Negativa –¡quieto ya, bicho, que ya te he dicho que no soy un piojo!–