La renovación que la fantasía necesita
«Mil animales para formar un reino y remplazar una familia»
Muchas veces se dice aquello de la revisión de los clásicos. Aquello de una renovación necesaria del cuento, de la fantasía, del canon y lo establecido. Sin embargo, muchas de las historias que se vanaglorian de hacer de eso su sello personal, se olvidan que las historias tienen elementos narrativos, más allá de lo reivindicativo, y que un mal tratamiento de la primera parte juega en contra de la segunda, caricaturizando el mensaje. No por ello hay que dejar de lado esa búsqueda de un mensaje adaptado a una época que lo necesita, aunque a veces se sumerja en exceso en sus propias contradicciones, y por ello es importante poner de relieve los trabajos que en primer lugar alcancen gran altura en lo narrativo, para que realmente puedan llevar con orgullo el estar envuelto de lo reivindicativo. Veremos si con esta obra sucede; pero antes descubramos a su autor.
Stéphane Fert es un escritor, ilustrador y colorista nacido el 6 de marzo de 1985 en Francia. Asistió a una academia de bellas artes especializándose en animación. Finalmente su amor por los cómics y la ilustración le harían enfocar su potencial en la creación de historias. Publicó por primera vez en colectivos como Jukebox o Café salé. En 2016, dibuja y escribe, con Simon Kansara, Morgane (Delcourt), que se propone volcar la Mesa Redonda acercándose al ciclo artúrico desde el punto de vista del hada Morgane, el cual llegará a nuestro país en febrero por la editorial Nuevo Nueve, y que fue muy bien recibido por lectores y críticos. En 2017, puso en imágenes Cuando llegó el circo (Delcourt), un cuento de Wilfrid Lupano sobre la libertad de expresión. Tras aquello se fue en solitario en 2019, con Piel de mil bestias (Delcourt), que traemos hoy aquí. En 2020, conoce personalmente a Wilfrid Lupano y trabaja a su lado en Blanc around (Dargaud), un one-shot extraído de una historia real que aborda el afro-feminismo en el siglo XIX.
Lo clásico y lo moderno hacen las paces
Tras la muerte de su madre, Zarzamora es enviada al bosque por su padre, debido a que no aguanta su rostro que tanto le recuerda a su fallecida mujer, para que viva junto a mil bestias que la cuidaran hasta la madurez. La llegada de Lou, un jovencísimo príncipe cuya meta es crear una enciclopedia botánica, despierta en Zarzamora sentimientos que no sabía poseer. Pero la vuelta de su padre, y de su magia, a su vida, dejará claro que aquella felicidad no pertenece a un ser como Zarzamora, y tendrá que luchar para poder tomar las riendas de su vida.
Estamos ante una obra eminentemente juvenil, pese a que funciona con unos conceptos de bastante profundidad, y con conflictos tan agresivos como el incesto. Los elementos de fantasía son constantes y están introducidos a la perfección en la narración. Uno de los grandes aciertos del trabajo es su estimable capacidad para hacer convivir lo trágico con lo cómico sin que uno se vea afectado negativamente por lo otro. Esto en gran parte es debido a que los ingredientes unidos a la comedia vienen dados por la parte de la fantasía y lo trágico por la parte humana, por lo que se consigue un relato muy humano pero imbuido por una halo de fantasía tan sólida y original como inmersiva.
La otra gran protagonista del relato es la reivindicación, la renovación, o simplemente la buena adaptación de una obra a nuestros tiempos. En este trabajo, el autor adapta el relato Pellejo de asno de Charles Perrault publicado en 1694 y que más de un siglo después sería recopilado por Los hermanos Grimm con el nombre de Bestia peluda, los cuales también adaptaron gran parte de la historia a su época y pretensiones literarias, y que es en el que se basó Fert para la adaptación actual. Tendría también una adaptación cinaematográfica de 1970, una película musical francesa dirigida por Jacques Demy, y cuyo cartel fue la inspiración para la portada de esta obra.
La adaptación de nuestra época tiende más a la floritura, y a lo agradable, como es lógico por el medio, la pretensión, el público objetivo y demás factores culturales. No obstante, su entidad es tan sólida como en sus dos entregas anteriores, y esto es provocado por su coherencia interna. En esta obra encontramos un príncipe que se traviste, una joven que se masturba por primera vez y que tiene sexo, un hombre que abandona, oprime y termina por intentar poseer a su hija, asesinatos, animales despellejados y asesinados a sangre fría, y un sinfín de sucesos eminentemente adultos que consiguen ser, no solo aptos, sino necesarios para que sean leídos por un público más bien joven. Un trabajo en el que se pone en entredicho los cánones siendo parte de ellos, en el que se reivindica el poder de lo femenino, lo sensible de lo masculino, lo bello del amor sin importar el género o condición a fin de cuentas; y se hace bajo el paraguas de una narración maravillosa que acompaña en texto y subtexto al mensaje global.
Entrando en el apartado gráfico, Fert logra encandilar desde el primer momento. Su inconfundible estilo que se mueve entre lo pictórico y lo cartoon es el elemento visual atractivo que merece una obra de este calado. El desenfado de sus formas otorga una fluidez a los personajes y las viñetas que apoyan lo cómico de la obra, mientras que la solidez y lo contundente de su lado pictórico ofrece el componente necesario para que la tragedia haga su aparición de forma impecable. Por momentos el pincel de Bastien Vives, el de sus primeras obras tan alabadas, me vino a la cabeza en más de una ocasión, como también la manera de representar las figuras de Mike Mignola, algo que no hace más que evidenciar la indiscutible calidad del trazo.
Los colores juegan un papel fundamental en las páginas, destacando por la saturación de la gama cromática de tonos pastel, marca de la casa de nuestro autor. Son el acompañante perfecto para una historia tan agridulce en cuanto a las sensaciones que deja, tan bella y alegre como grotesca y trágica. La rotulación y tipografía, le da ese toque personal que nos introduce de lleno en el relato, aunque quizás las letras se hayan quedado un punto por debajo del tamaño perfecto para los ojos más cansados.
En conclusión, una obra que adapta y renueva lo clásico sin perder el perfume romántico de sus orígenes, con un apartado visual potente y un conjunto sumamente inmersivo. Un trabajo para todo amante de la fantasía, en concreto el público más joven al que va dirigido, pero que los adultos también podrán disfrutar, si es que ya lo hicieron con relatos de los hermanos Grimm o de Hans Christian Andersen entre otros.
Lo mejor
• La reivindicación en mayúsculas que se ofrece en la obra.
• La cohesión entre lo cómico y lo trágico sin obstaculizarse entre ellos.
• El apartado gráfico en su conjunto es una auténtica maravilla.
Lo peor
• La tipografía, que pese a tener una presencia muy llamativa se hace difícil de leer en alguna ocasión por su tamaño reducido.
Guión - 8
Dibujo - 8.5
Interés - 8
8.2
Renovación
Piel de mil bestias termina por alcanzar una calidad muy elevada tanto en el apartado narrativo como en el gráfico. Una maravillosa historia de reivindicación y de fantasía que todo el público podrá disfrutar y sufrir.