Píldoras Nacionales 43: Entrevista a Cristina Durán y M.A. Giner

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RESEÑAS ENFERMAS

En fechas recientes hemos podido asistir a todo un despliegue de novedades, la mayoría de ellas provinientes de autores relativamente noveles, que huelen a moho, desvanes tapiados, alientos enrarecidos y mentes retorcidas.

3537Abulio, Joan Cornellà; Ediciones Glénat; 64 págs., BN, 12 €. Disponible en catalán y castellano.

Abulio es un festival de surrealismo cruel, construido a partir de situaciones concatenadas a cual más estrambótica y despiadada. Leyéndolo, conscientes de que no sabemos qué sucederá a continuación, uno tiene la impresión de que la trama evoluciona por pura asociación de absurdos, como aquellas tiras serialiazadas de autoría multiple que se publicaban en el Comix International o el Mendelson Bartholdy de Alfonso Font que aparecía en Cimoc. Ciertamente, el tono del relato se mantiene en todo momento, y también cierta sensación de escenario distópico único en el que transcurre la peripecia de este «hombre», imán de desgracias y desplantes que protagoniza la historia. Joan Cornellà le atribuye a su tío Vázquez, el genial creador de Anacleto, parte de su afición al cómic. Y, ciertamente, ese vínculo entre uno y otro creador no sorprende, puesto que también el maestro Vázquez parecía fundamentar muchas de sus propuestas en el encadenado de anecdotas comandadas simplemente por su fértil y acerada inventiva.

Donde sí que Cornellà se aleja del legado de su familiar para adentrarse por otras veredas, es en el aspecto gráfico, al hacer uso de unas caricaturizaciones grotescas emparentadas con la esfera del cómic independiente norteamericano más enraizado en el movimiento de cómic underground de los 70. Su estilo no es simplemente feista. Más bien diríamos que se trata de un dibujo desagradable, hasta cierto punto ofensivo, que transmite con absoluta fidelidad el ambiente malsano que demanda el guión.

Así que, si os apetece asistir a la instauración de la dictadura de los lisiados y al sometimiento de la insulsa clase media, éste es vuestro cómic. Ya puestos, luego pedid hora también con vuestro psicoterapeuta 😉

3537Tú me has matado, David Sánchez; Astiberri Ediciones; 80 págs., color, 15 €.

No menos enfermizo que el cómic anteriormente reseñado, es este Tú me has matado de David Sánchez. También aquí -como en Abulio– se suceden las conductas delirantes y las escenas hirientes, con mutilaciones sexuales, asesinatos y perversiones de todo tipo que pretenden retratar el espíritu de una sociedad de puritanismo hipócrita y patológico. Sin embargo, a diferencia de lo que sucedía en la obra de Cornellà, en Tú me has matado se intuye una trabajada planificación del guión, y el surrealismo se apodera sólo de los procederes de los personajes, mientras que los escenarios beben disciplinadamente del imaginario con el que autores como los hermanos Cohen han retratado el Medio Oeste estadounidense. Esa es la gracia y la desgracia de esta obra que nos brinda David Sánchez, muy bien construida, manejando temas de gran calado, pero quedándose demasiado en el cliché, en la mimetización de las formas propias de autores de gran relevancia como David Lynch, Daniel Clowes o Mezzo y Pirus, sin llegar a ponerlas al servicio de una historia verdadera… una historia que tenga algún tipo de corazón, por alucinado que sea éste… una historia en la que David Sánchez y los lectores podamos creer o, cuánto menos, nos importe.

Prometedor trabajo, pues, de un autor que en posteriores obras creo que deberá insuflar algo de vida a su dotada habilidad narrativa y a su atractivo planteamiento gráfico.

3537Sèrie B, Deamo Bros; Ediciones Glénat; 80 págs., Bitono, 15 €. Sólo en catalán

Este año el Premi Carnet Jove nos permite disfrutar de un gran trabajo de los Deamo Bros., quienes dan muestra en él de mucho oficio y de unas elogiosas ganas de contar cosas.

De entrada, sorprende el excelente dibujo: dinámico, de pinceladas sueltas y bien moduladas, que dota de gran verosimilitud a sus escenarios y de potente expresividad a sus personajes. De hecho, con un dibujo mucho menos rico en variedad de planos, donde las localizaciones no resultasen reconocibles y en el cual los personajes tuviesen una pose mucho más plana, este cómic se quedaría en nada. Y es que su máximo valor reside en el hecho de hacernos revisitar diversos clásicos de la narrativa de serie B, subvitiéndolos, inyectándoles humor, entremezclándolos con nuestra Catalunya de hoy y, desde ahí, haciéndolos derivar hacia resoluciones inesperadas… y eso sólo es posible desde un grafismo que sepa integrar a un tiempo la estética cinematográfica, nuestra cotidianidad y un modelo de caricatura ágil y polivalente.

La resolución de cada historieta no siempre resulta igual de inspirada, oscilando éstas entre lo brillante y el aprobado, pero cada una de las aventuritas sabe a trago de narrativa fresca que despierta nuestra complicidad y conquista nuestra sonrisa, a la par que nuestra admiración por el buen hacer de estos dos hermanos. Para ser su primer cómic conjunto publicado por una de nuestras editoriales «grandes», después de sus anteriores trabajos para Ediciones Amaníaco, no está nada mal. De hecho, más bien podríamos decir que es fantástico y que debemos darles nuestra enhorabuena 😀

[Podéis leer algunas de sus tiras para El Jueves en el siguiente enlace].

3537El baño violeta, Gustavo Sala; Diábolo Ediciones; 64 págs., color, 11’95 €.

Gustavo Sala es argentino, pero tenemos a tantos artistas argentinos conviviendo ya con nosotros y esta obra publicada por Díabolo Ediciones es tan groseramente delirante que no he podido resistir el incluirla en este listado.

Poco hay que contar, puesto que el sin sentido está tan presente en esta antología de historietas que cuesta encontrar por dónde cogerla. Dibujo -éste sí- feista, pero también simpático. Abundancia de situaciones «escatológicas», como ya testifica su misma portada. De hecho, diríase que Gustavo Sala gusta de sacarle partido a todos los orificios que el ser humano tiene en su cuerpo para relatarnos imposibles que, de puro salvajes, provocan nuestra carcajada. Por supuesto, no estamos ante un humor amable, aunque el tono dulzón del hablar argentino resulte seductor. Cuchilladas rastreras y comportamientos de la más absoluta mezquindad se suceden sin tregua, sin censura ninguna, por las páginas de este tebeo, y nos recuerdan que muchas veces, los unos para los otros, somos unos completos pelotudos.

No apto para personas con buen gusto. Ellos se lo pierden.

RESEÑAS A FLOR DE PIEL

Si antes comentábamos que recientemente han sido varias las novedades que desprendían cierto aire de depravación, no es menos cierto que otra ristra de autores noveles apuestan por llenar de emotividad y sentimientos sus trabajos de presentación ante el gran público.

3537Barcelona Low Cost, Aníbal Mendoza y Martín Tognola; Ediciones Glénat; 56 págs., color, 12 €, Disponible en catalán y castellano.

De nuevo presencia argentina en nuestra industria, aunque esta vez los autores estén afincados en nuestro país. Por cierto, aprovecho para felicitar a la gente de Glénat por las estupendas traducciones al catalán que hacen de sus cómics. Algo que, desgraciadamente, no suele ser habitual en las editoriales que publican tanto en castellano como en catalán.

Bueno, al tajo. Cuando uno lee este cómic, se pregunta cómo no había salido antes algo así, para luego percatarse de que todavía hay muchas realidades de lo más cotidiano que no han sido visitadas por el Noveno Arte. En realidad, este cómic se emparenta de lejos con aquellos Decadentes de Pasqual Ferry que aparecían en Más Madera, puesto que nos habla de las vicisitudes de tres jóvenes que comparten piso en uno de los barrios «vivos» de la Barcelona moderna. Lo especial de la historia de cada uno de ellos radica, precisamente, en su ordinariedad, puesto que los tres se encuentran en esa situación cercana a la de mucha gente de tener problemas para encontrar trabajo, pasar con poquito y convivir para poder pagarse un techo. Es el progreso de esa convivencia entre tres personas a las que, de entrada, no les une ningún lazo de amistad -cada cual con sus particularidades, sus manías y sus momentos buenos- lo que hace avanzar el relato y llevarlo desde su inicio a su conclusión. Ese progreso se nos presenta casi siempre desde un prisma algo humorístico, pero también atento a los sentimientos, en una serie de breves anécdotas más o menos «temáticas».

Si lo comparásemos con El baño violeta, diríamos que a este cómic le falta un poco de atrevimiento en su apuesta humorística, dado que al asociarse con una cotidianidad verosímil se restringen sus opciones de forzar el anecdotario propio de los pisos compartidos. Si lo comparamos con Tú me has matado, por el contrario, destaca en Barcelona Low Cost esa autenticidad que nos hace empatizar con los protagonistas y, al final, sentirnos confortados con ellos. Creo que ese es el principal valor de este cómic, y así lo transmiten también los dibujos: no abundan los ejercicios de profundidad de campo ni la planificación de página y viñetas destaca de forma especial, pero los personajes tienen rostros humanos y reconocibles que, hacia el final, se nos hacen familiares.

3537Cartulinas de colores, Ximo Abadía; Diábolo Ediciones; 112 págs., color, 15’95 €.

Fue el sugerente texto de la contraportada, extraído de la voz en off que nos explica la historia, lo que hizo que me interesara por este cómic. Dicho texto, bello y declaradamente romántico, invitaba a pensar que me encontraría ante un relato gráfico tamizado de principio a fin por esa emotividad ilusionada y total que preside nuestros enamoramientos de juventud. Y así ha sido… en parte.

Desconozco cuanto de autobiográfico tiene este tebeo de Ximo Abadía, pero se estructura en dos grandes momentos de factura desigual, el primero supuestamente inspirado en la propia peripecia del autor. Durante este primer momento, que ocupa la mayor parte del libro, asistimos al día a día, a menudo punteando con meláncolicos recuerdos de infancia, de un dibujante de cómics en situación de fracaso profesional y existencial. Durante todo este capítulo, se suceden textos poéticos de inspiración irregular que buscan reflejar la interioridad del protagonista, secundados siempre por un apartado gráfico que por temáticas y composición los acompaña adecuadamente. Sin embargo, lo extenso de esta parte cuando su carácter es más bien descriptivo y no narrativo, acaba pesando demasiado en la experiencia lectora, generando la sensación de que una y otra vez damos vueltas sobre lo mismo. Podríamos decir que, de hecho, la experiencia de vacuidad que preside la vida del protagonista está tan bien transmitida que el lector, paradójicamente, acaba sintiendo hastío.

Es sólo cuando emerge el interés romántico de nuestro dibujante de cómics, que esta novela gráfica se ilumina… y eso cabe reconocer que también es consecuencia de lo gris del primer apartado. Así, junto con el personaje, deseamos de nuevo reencontrarnos con la sonriente chica de la papelería una y otra vez, hasta que por fin culmina su relación y nosotros quedamos, con él, cálidamente reconfortados.

Verdaderamente, es una lástima que la estructuración de esta obra sea la que es. Posiblemente, con una primera parte algo más escueta y dejando la preciosa segunda parte tal y como está, el resultado final sería plenamente satisfactorio.

La joya de la semana

3537Una posibilidad entre mil, Cristina Durán y Miguel A. Giner Bou; Ediciones Sins Entido; 128 págs., BN, 15 €.

Cuando llevaba un año de ejercicio profesional como enfermero, entré a trabajar por un breve periodo de tiempo en una residencia para personas con discapacidad psíquica. En una de las habitaciones había tres niñas, cada una en su cama, en un estado de importante postración, con la mirada ausente, sin apenas capacidad de movimiento. Cada noche pasábamos varias veces para cambiarlas de postura y comprobar que sus pañales estuviesen secos. Cada noche también, aunque nunca recibíamos respuesta, al entrar en su habitación al principio del turno las saludábamos en tono alto y jovial… pero nunca recibíamos respuesta.

Sin embargo una noche, contra todo pronóstico, cuando encendimos la luz de la habitación de aquellas tres muchachas y les dimos las buenas noches, el rostro de una de ellas se alumbró con una sonrisa que iba de oreja a oreja. No era un simple rictus facial, una mueca reactiva simplemente mecánica, respuesta vacía a algún estímulo ambiental, puesto que fueron todas las facciones de aquel rostro menudo las que armónicamente reflejaron una inmensa alegría. De aquello hace unos 17 años y, como podéis ver, todavía me acuerdo perfectamente. De hecho, no sólo recuerdo perfectamente aquella sonrisa, sino que la integré plenamente como una de mis experiencias referentes en esto del vivir. Y pensé que mi mirada es solamente mi mirada. El juicio que hago del valor de la existencia sólo a mí puedo aplicarlo. Y aunque ante mí tenga a una persona en unas condiciones de vida que yo no desearía, si esa persona es todavía capaz de sentir disconfort y confort, abatimiento y profunda alegría ante el simple saludo de una voz fresca que acompaña a una luz que se enciende, no seré yo quien se atreva a juzgar si aquella es una vida que no merece ser vivida… porque debo reconocer que yo, la mayoria de las veces, soy incapaz de sonreir con aquella intesidad.

Y si os digo esto precisamente hoy es porque Una posibilidad entre mil es como aquella sonrisa… y al escribirlo os confieso que me estremezco por la emoción contenida.

Con dulzura, sinceridad y entereza, Cristina Durán y Miguel Ángel Giner nos relatan su experiencia como padres de Laia, una niña vital y entusiasta que sufre de paralisis cerebral. Una peripecia la de esta pareja de autores, pues, manifiestamente singular que saben transmitir huyendo de las posibles trampas en las que sería fácil caer o, más bien, convirtiendo éstas en trampolines desde los que saltar bien alto. Evitando el melodrama, pero también la insustancialidad, Cristina Durán y Miguel Ángel Giner revelan que, en su momento, asumieron el protagonismo de su condición de padres y, lejos de hundirse en la amargura o la desesperanza, lucharon junto a aquella niña tenaz que en sus primeros días de vida tenía una posibilidad entre mil de salir adelante. Lucharon con ella para que aquella posibilidad floreciese y se convirtiese en su realidad presente. Y durante todo aquel trayecto -que aún continua- buscaron continuamente sus nortes, madurando aquello que estaban viviendo, reorientando su realidad para positivarla tanto como pudiesen. Este cómic -precioso, tierno, profundamente humano- es sólo una concreción más de ese proceso de crecimiento que Laia desencadenó en la familia Giner Durán… y posiblemente debemos decir con boca pequeña que por suerte sus padres tenían el arte suficiente en su interior como para que su historia pudiese transformarse en historia de muchos… y ayudar a muchos. Es éste un cómic de los que nos encaran con nuestra pequeñez y nuestra grandeza, con nuestros miedos y nuestra capacidad de superación y, llegados al final, nos alegramos de haber conocido a Cristina, a Miguel Ángel, a Laia. Nos alegramos porque, más allá de lo bien construido que está el guión, de lo adecuado del grafismo para reflejar el espíritu que habita en Laia, un cachito de vida auténtica, serenamente lúcida, solidariamente afectuosa, se ha instalado en nuestros corazones. Y nos ha seducido. Y nos ha reconciliado con nuestra condición de seres humanos. Y sonreimos… entre lágrimas emocionadas que humedecen nuestros ojos. Como sonrió aquella niña hace 17 años… como sonrie Laia.


Descubrí este cómic a partir de una recomendación de Abel Ippólito y por eso mismo he escogido este dibujo suyo de Laia como muestra de agradecimiento

ZN ENTREVISTA A… CRISTINA DURÁN Y MIGUEL A. GINER BOU

Toni: Pregunta inevitable: ¿en qué momento y por qué motivo se plantea la idea de hacer un cómic a partir de vuestra experiencia como padres de Laia?

Miguel Ángel: Yo, como guionista, ya llevaba años planeando hacer un proyecto personal entre los dos y presentarlo a alguna editorial. Tenía algunas ideas a las que estaba dándole vueltas. Luego nació Laia y todo dió un vuelco. En el hospital, mientras vivíamos toda la tensión, las anécdotas, los ratos buenos y los malos, me di cuenta de que aquellas ideas del principio ya no eran tan importantes y que ésta era la historia que íbamos a contar. Unos tres años después, en los que nos íbamos acercando y alejando del proyecto, se abrió la primera edición del concurso Fnac-SinsEntido y decidimos preparar las primeras páginas para el concurso. También lo presentamos al concurso de Diputación de Cuenca-SinsEntido. No ganó en ninguno de los dos, pero quedó finalista y poco tiempo después nos llamó Jesús Moreno para decirnos que le gustaba el proyecto y que quería proponernos su publicación. Así mismo, y haciendo un ejercicio de alejamiento de los hechos, veía que en si misma era una historia con muchísimos matices muy buenos para lo que era la narración, con muchas idas y venidas, caídas y levantamientos de los personajes, giros, etc.

Cristina: Por mi parte, a pesar de que el cómic siempre ha sido nuestra pasión, al principio no estaba convencida. No veía la forma de encontrar el “tono” adecuado para la historia, cómo contarlo sin ser lacrimógenos. Pero Miguel Ángel me enseñó una viñeta de EPILÉPTICO de David B. en la que se ve una ronda de médicos rodeando a la familia. Me sentí tan identificada con esa imagen que comprendí de golpe que teníamos que contar nuestra historia y que el cómic era un medio perfecto para ello. También pensamos que era una buena historia para contar porque ante todo es positiva. Nos parecía tan increible la evolución de Laia, que era una pena que su historia se quedara sólo en el ámbito de los que la conocen.

Toni: Vaya, me sorprende que el guión sea tuyo, Miguel Ángel, puesto que aunque vuestras voces se alternan durante el discurrir de la narración, ésta tiene una sensibilidad muy femenina.

Miguel Ángel: Te agradezco el piropo. La verdad es que entre nosostros bromeamos mucho sobre ese tema. Siempre decimos que la parte femenina de la casa soy yo y Cristina la masculina en muchos sentidos. Aunque he de decir que hay algunas páginas escritas integramente por ella y coinciden en que son algunas de las más emotivas, como la del árbol o la última página que a mi personalmente me gusta mucho. Cris me iba pasando ideas y pensamientos sueltos que yo luego, o bien hacía encajar en la estructura narrativa general, o bien no tenía más remedio que sacrificar porque ralentizaban demasiado el ritmo general.

Cristina: Pues la verdad es que una de las cosas que más me gusta de Miguel Ángel es ese lado de sensibilidad femenina que tiene. Respecto al guión, es cierto que yo he escrito algunas páginas y entre los dos hemos repasado el guión una y otra vez para ajustar cada palabra. Pero considero que el guión es principalmente suyo, porque él era el que tomaba las decisiones finales a nivel de narración, de quitar y poner cosas, decidir el ritmo, e incluso la planificación de cada página y de cada viñeta. Aunque en todo el proceso está todo muy mezclado , lo que hemos intentado es que cada uno hiciera la parte que mejor sabe hacer, respetando quien “manda” en cada uno de los aspectos para conseguir un resultado final que tenga la máxima calidad posible.

Toni: Por otro lado, Miguel Ángel, parece que explicas cómo analizaste vuestro devenir biográfico en clave literaria, en un ejercicio de alejamiento de los hechos. ¿Esta manera de mirar las cosas desde fuera forma parte de tu idiosincrasia o fue una necesidad del momento para protegerse ante algunas de las cosas que os sucedían?

Miguel Ángel: Pues un poco si es mi idiosincracia a la hora de escribir. A mi modo de ver, para ser un buen escritor o narrador, estás obligado a ser un observador obsesivo de la realidad. Un buen ejercicio para esto es el elejamiento de los hechos sin perderlos de vista. Ver las cosas desde fuera y al mismo tiempo desde dentro. Un mismo hecho no lo percibo igual yo, que Cris que el médico que está delante dándome tal noticia. Como escritor debo imaginar cómo lo perciben los demás ya que cómo lo hago yo ya lo sé. Con lo cual, en el caso concreto de nuestra historia no fue tanto una necesidad como la forma lógica de trabajar. Ahora bien, en parte nos costó tanto arrancar precisamente por el nivel de recuerdo de detalle que teníamos que hacer, pero en ningún caso por protegernos.

Cristina: A mi me resulta más difícil alejarme de los hechos de esa forma. Lo que hacía era buscar entre todos los recuerdos qué era lo que necesitaba contar, entonces se lo transmitía a Miguel Ángel y él lo encajaba dentro de la historia. Auqnue lo hemos contado de esa manera, no nos hemos alejado del todo de los hechos, los hemos revivido de una forma diferente.

A la hora de dibujar, sí que necesité hacer un ejercicio de alejamiento, concienciarme de que aunque eramos nosotros los que aparecíamos, eran en realidad unos personajes, los personajes de una historia que estábamos contando. Este alejamiento me fue muy bien, porque así pude concentrarme en dibujar, en la búsqueda de los aspectos gráficos que quería conseguir. Aunque hubo algún momento en el que al dibujar ciertas escenas, la linea que separa la realidad de los personajes inevitablemente desapareció, así que llegué a emocionarme con el lápiz en la mano en ciertos momentos, de una forma que no me había pasado antes.

Toni: ¿El producto final y la reacción de la gente guarda relación con las expectativas que teníais?

Miguel Ángel: Por una parte el producto final, a nivel de guión, sí que guarda relación con las expectativas: ha sido un trabajo de más de dos años de darle vueltas y vueltas. A nivel de dibujo y desde mi punto de vista, las ha superado. Me preocupaba muchísimo la representación de Laia en dibujo, ya que es una niña que transmite mucha ternura y cariño y eso es muy difícil de reflejar. Sin embargo, la primera vez que vi cómo la había dibujado Cristina todas las dudas se esfumaron: es imposible haberlo hecho mejor. En cuanto a la reacción de la gente, nos ha sorprendido gratamente. Esperábamos recibir mensajes de lectores, pero no tantos, ni tan emotivos. Por parte del mundo de la sanidad, la lactancia y la discapacidad, la respuesta ha sido muy buena; pero sobre todo ha sido magnífica por parte de la gente que ha pasado por lo mismo o similar, padres, abuelos, tíos… hay mucha gente con niños recién nacidos con un problema similar que nos dice: cuando quiero explicar a mi familia cómo me siento les he regalado vuestro libro y me he evitado explicaciones.

Respecto a los profesionales del cómic y la ilustración, ha habido dos reacciones diferentes. Por una parte bastante apoyo y felicitaciones, pero por otra parte hemos notado que una amplia parte del sector es muy reacia al denominado “cómic social”. Ven “parálisis cerebral” y piensan “otros que cuentan sus desgracias” y esto les echa para atrás. Pero bueno, también es verdad que poco a poco se van animando a leerlo y algunos nos han comunicado que han cambiado de opinión. El papel de los blogs, como el tuyo, está ayudando mucho.

Cristina: Contactar con tanta gente y comprobar cómo les ha llegado nuestra historia ha sido muy emocionante. Hay además algunas frases y conceptos que se han repetido a menudo en los mensajes que nos han llegado y que nos han alegrado mucho. Mensajes como: “Nunca había leído un cómic, ahora leeré más..”,“Como profesional sanitario, ahora he podido ver el otro lado, el punto de vista de la familia ante una situación así” y “ Empecé a leerlo y no pude soltarlo hasta que lo acabé…”. Esta última me gusta especialmente porque refleja que el guión de Miguel Ángel ha funcionado como él quería, enganchando al lector desde las primeras páginas.

Toni: Ciertamente. Os aseguro que en mi caso así fue. Volviendo al talante de vuestro relato, contáis esta experiencia con un tono tierno y positivo y la estética del dibujo es consonante con ese aliento narrativo. ¿Obedece todo ello a un presupuesto artístico determinado o, simplemente, intentáis reflejar las cosas tal como las vivisteis?

Miguel Ángel: A un presupuesto no, a una decisión pensada. Hemos intentado cuidar cada detalle, tanto a nivel gráfico como a nivel de guión. Este libro significa mucho para nosotros así que hemos puesto todo de nuestra parte para hacerlo lo mejor que sabemos.

Cristina: Hablamos entre nosotros mucho durante el proceso sobre cómo enfocar las cosas. Era importante no caer en el melodrama. El tono positivo es porque realmente lo vivimos así. Los dos somos personas positivas y queríamos que el cómic reflejara esa parte de nosotros. Pero además no hemos querido perderlo de vista en ningún momento. Ha sido muy importante también la ayuda que nos han prestado algunos buenos amigos de la profesión, que han leido una y otra vez el cómic durante su proceso de elaboración para ayudarnos a no perder de vista nuestros objetivos iniciales.

Toni: ¿Por qué ese miedo a que se evidenciase el aspecto dramático de vuestra experiencia?

Miguel Ángel: Lo hablamos mucho y desde mi modo de ver sólo hay una manera de acercarse a este tipo de historias. Queríamos evitar de todos los modos posibles caer en el típico relato de lágrima fácil de estrenos TV de domingo por la tarde, donde se cargan las tintas gratuitamente en los puntos dramáticos quitándole verosimilitud a la historia. Yo tenía en la cabeza películas como 4 meses, 3 semanas, 2 días, Las llaves de casa (esta última especialmente por la cercanía del tema), etc, ese tipo de historias en que no juzgan o subrayan, sólo muestran la realidad tal como es, casi de forma documental, pero al mismo tiempo sin miedo a mostrar sentimientos. En el caso del cómic, para romper con ese aspecto documental, que hubiera hecho el relato insoportable, recurrimos a lo que el cómic como arte puede darnos y otras disciplinas no: las metáforas visuales. El árbol, el faro, la mancha negra, etc…

Toni: ¿Podéis imaginaros esta historia con otros dibujos?

Miguel Ángel: Yo también soy dibujante de cómics, pero mi estilo es más realista y pensamos desde el principio que la historia ya era lo suficientemente dura como para utilizar un estilo realista. Pensamos que el de Cristina se adaptaría mejor y así ha sido. Además Cristina siempre ha tenido un estilo muy personal, más que el mío. Todos los que nos conocen identifican rápidamente un dibujo de Cristina cuando lo ven, así que a los que han vivido la historia de primera mano, relacionan ese estilo con nosotros. “Nos ven” a nosotros ahí, por decirlo de algún modo.

Toni: ¿Hasta qué punto, después de que los recuerdos se han vuelto viñetas, las imágenes reales y las del cómic se os confunden en la memoria?

Miguel Ángel: Qué buena pregunta. Es una historia que te obliga a recordar a unos niveles increibles algo que desearias olvidar. Sin embargo hay un momento mágico en que haces click y todo pasa a formar parte de la historia, con su lógica narrativa, su lógica de personajes, etc. En cualquier caso, si he de elegir, prefiero quedarme con las imágenes del cómic. Son infinitamente más bellas que la realidad.

Cristina: Para nosotros hay un antes y un después de este libro a nivel profesional, pero sobre todo a nivel personal. Ha ocurrido algo que no esperábamos: los recuerdos han sufrido una metamorfosis. Lo vivido y sufrido está ahí, pero ahora, depués de ver lo que ha supuesto el libro para mucha gente, tenemos la sensación de que todo lo sucedido se ha convertido en algo útil, algo que puede tener una función social y eso es muy gratificante. Hace poco leíamos en un libro sobre la resiliciencia (la capacidad del ser humano para crecer ante la adversidad) que exponer el trauma, sacarlo fuera mediante la creación artística, permite transformar ese trauma, convertirlo en algo diferente, y así ha sido en nuestro caso. Cuando miro hacia atrás, se entremezclan las imágenes reales con las del cómic y con todo lo que nos está pasando desde que salió publicado. Aunque obviamente, si pudiéramos elegir, elegiríamos que nuestra hija no fuera discapacitada. Me atrevo a decir que a pesar de todo, este proceso nos ha reportado al final más cosas buenas que malas. Ver el lado positivo de las cosas sin perder de vista la realidad, nos permite seguir hacia delante y disfrutar más del día a día. Recuerdo una frase de Viktor Frankl que me ha venido mucho a la memoria estos años: “no podemos elegir las cosas que nos pasan, pero sí podemos elegir la manera de afrontarlas”.

Toni: Realmente, cuando uno echa la vista atrás, en determinados momentos percibe que la coherencia entre lo pasado y lo que se acaba siendo guarda una lógica que puede interpretarse bajo la clave del “sentido de vida”. ¿Vuestra particular experiencia como padres ha supuesto un cambio de nivel en vuestro progreso personal que -por decirlo de alguna manera y hasta cierto punto- agradeceis?

Cristina: Hemos reflexionado y hablado mucho sobre este tema. Pensamos que nuestro bagaje emocional y cultural previo nos ha ayudado afortunadamente a tener una base bastante estable a la hora de afrontar situaciones difíciles. A partir de esa base, sí que pensamos que además ha habido un cambio de nivel en nuestro progreso personal y sí que estamos agradecidos por ello. Pero como he mencionado antes, no estamos agradecidos por lo que nos ha pasado, cuidado, preferiríamos que no hubiese ocurrido, pero ya que ha ocurrido, sí que estamos agradecidos por todo lo aprendido a consecuencia de ello, ya que nos ha permitido saber apreciar mejor las cosas que importan e ir creando una especie de base más “sólida” todavía, por decirlo de alguna manera. La vida es muy larga, ha habido más momentos difíciles y obviamente habrá más en el futuro, pero ahora conocemos mejor nuestros recursos emocionales para afrontarlos. También sabemos mejor con quién podemos contar y con quien no, lo que creemos es una gran ventaja.

Toni: Después de vaciaros de forma tan personal a través del cómic, ¿creéis que este medio conserva posibilidades comunicativas para vosotros que no sean autobiográficas o eso es algo que todavía no os habéis planteado?

Miguel Ángel: Como ya he comentado al principio teníamos varios proyectos en mente que no son autobiográficos. Esos proyectos siguen ahí y algún día saldrán a la luz. De momento estoy haciendo una novela gráfica con Carlos Ortin que acabamos de empezar y un proyecto con Stygryt en el que él es guionista y yo dibujante. Bueno, y también la segunda parte de Una posibilidad entre mil que tenemos que acabar para el 2011.

Toni: Tú mismo decías antes que esas otras ideas dejaron de parecer tan importantes cuando las comparasteis con lo relatado en Una posibilidad entre mil. De hecho, eso me hace preguntarme si vuestra trayectoria vital desde el nacimiento de Laia también ha influido y alterado parte de esas ideas que teníais para otros cómics.

Miguel Ángel: Pues sí, es inevitable. Por una parte entras en un mundo nuevo, primero de médicos, fisio, etc y luego de colegio especial, padres con niños y los propios niños que también enseñan mucho. Conoces a gente increiblemente solidaria y buena que te enseña a ver la vida desde otro ángulo. Son gente que sabías que estaban ahí pero que no has conocido hasta que la vida te ha puesto en ese lugar. Esto me ayuda mucho a la hora de crear personajes con una sensibilidad especial que quizás antes me costaría imaginar. Ahora tengo referencias directas y cercanas. Por otra parte este hecho te enseña a relativizar mucho todos los aspectos de tu vida. Más que el hecho en si, ha sido el vernos capaces de hacer un proyecto de más de cien páginas lo que nos ha hecho evolucionar como autores.

Toni: Supongo que tuvisteis que complicaros un tanto la vida para conseguir los permisos para incluir las letras de cantautores tan famosos como Silvio Rodríguez, Lluis Llach o Jorge Drexler al inicio de los capítulos de vuestro cómic. ¿Por qué os resultaba tan importante ese detalle? ¿Guardaban esas canciones alguna relación con vuestros primeros años junto a Laia?

Miguel Ángel: A mí siempre me han gustado las citas en los libros o cómics. Esas citas me han hecho descubrir nuevos autores que desconocía. Al mismo tiempo tengo una relación con ellas de amor odio. No me gustán nada cuando son gratuitas o están cojidas por los pelos. En nuestro cómic hemos intentado que cumplieran una doble vertiente. La primera la que he comentado: una relación directa con lo que se está contando. La segunda: una relación directa con la realidad. Yo vivo constantemente con la música en la cabeza y cuando nos pasó todo aquello muchos momentos fueron acompañados por estos autores. Incluso lo comentábamos entre nosotros. Esto me recuerda tal canción o tal frase de tal canción.

Cristina: Sí, la música nos ha acompañado todo este tiempo y nos ha dado energía cuando la hemos necesitado. También ha sido importante para Laia. Una parte fundamental en la estimulación precoz es la música, ella ha escuchado tanto a los clásicos recomendados por los terapeutas como a los autores que nos gustaban a nosotros. Y además, todo el proceso de búsqueda de los permisos necesarios (que sí fue largo y bastante complicado) ha desembocado en la satisfacción de poder contactar directamente con los estudios de estos autores e incluso con algunos de sus familiares. Que formen parte del libro es un auténtico privilegio.

Toni: ¿Cuál ha sido la reacción de Laia ante su cómic?

Miguel Ángel: Laia, por el nivel de comprensión que tiene, no alcanza a comprender la dimensión del libro ni entiende que es su historia. Pero sí que reconoce quien es quien en la familia, los médicos y los amigos y le gusta mirarlo reiteradamente y señalarlos. De hecho, tenemos un ejemplar del cómic que es sólo para ella. Lo tiene manoseado, con manchas de papilla…etc y lo mira una y otra vez.

Cristina: Laia interpreta muy bien las imágenes. Como no habla estamos acostumbrados a comunicarnos con ella a través de dibujos, así que reconoce muy rápidamente las cosas y las personas cuando se las dibujamos. No te imaginas lo útil que nos ha resultado para comunicarnos con ella el hecho de ser ilustradores.

Me gustaría añadir que nos hemos dado cuenta que a algunas personas les ha cambiado la percepción que tenían de Laia despues de leer el cómic. Sobre todo para algunos de los hijos e hijas de nuestros amigos. Antes Laia era la “rara”, la niña que está enferma. Ahora es la protagonista de un libro y eso les llama la atención. Está muy bien que los niños (y algunos adultos) vean que los protagonistas no son siempre seres perfectos, que la gente diferente también existe y que la discapacidad es un hecho que necesita hacerse visible para estar integrado en la sociedad de la forma más natural posible.

Toni: De hecho, existen muchos prejuicios sobre la realidad de la discapacidad psíquica e, incluso, una cierta bipolarización social sobre la manera de abordar el tema auspiciada por posicionamientos antropológicos y morales encontrados. Entiendo que vuestra experiencia forzosamente ha debido de cambiar vuestra perspectiva sobre estas cuestiones, ¿pero hasta qué punto ha sido así?

Miguel Ángel: Más que cambiarla, la ha hecho evolucionar. Ahora la perspectiva sobre estas cuestiones está más presente. Antes de nacer Laia ya habíamos hablado de la posibilidad de que algo así nos pasara, éramos conscientes de que la discapacidad existía. Además, Mariano, uno de los protagonistas del cómic y amigo desde la juventud trabaja en un colegio de parálisis cerebral y ya nos hablaba del tema, aunque claro, siempre esperas que a ti no te pase. Una vez que pasó todo, él fue un poco nuestro guía y asesor y conocimos todo este mundo por dentro con más profundidad. Lo más difícil de procesar emocionalmente es el rechazo con el que a veces te encuentras. Te das cuenta de que mucha gente no acepta a las personas diferentes, no saben cómo reaccionar, cómo tratarlas. A menudo no por mala intención, sino simplemente por desconocimiento, por eso se hace fundamental dar a conocer la problemática lo más posible.

Y AHORA… CONCURSO

El buen amigo José Antonio Serrano, responsable de la estupenda Guía del cómic, sortea entre los visitantes de Zona Negativa tres lotes de las postales que editó con motivo del Salón del Cómic de Barcelona 2010. Cada lote contiene once postales de ilustraciones casi todas realizadas expresamente para este coleccionable por los siguientes autores: Pepo Pérez, Santiago García, Luis Bustos, Javier Olivares, Bernardo Vergara, Manuel Bartual, David López, Aleix Saló, Guillem Dols, Víctor Santos, Pau y Javier Peinado.

Y estos tres lotes se sortearán entre aquellos que sepan respondernos a la pregunta que aparece a continuación.

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Hachas
Hachas
Lector
8 julio, 2010 12:42

Veo que se apuesta por el cómic comercial para todos los públicos en nuestros lares…

jorgeivanargiz
8 julio, 2010 13:28

Bueno, excelente como siempre.

Yo aviso también de que hoy en mi blog desdemimundo.blogspot.com estoy haciendo el III Día Siurell, así que el que quiera pasar ya sabe…

Perdón por la autopublicidad, 😛

SirLeSank
SirLeSank
8 julio, 2010 13:45

Lo siento, pero en mi opinion estos comics son muy caros referente a la paginas/precio
¿12 € un comic de 56 paginas? Me parece exagerado.
 
Cuando vas a una tienda y buscas algo que no sea un manga ni marvel ni DC intentas buscar lo que te llame la atencion pero con estos precios me cojo un tomo de muchisimas cosas y me paso mas tiempo entretenido

Ocioso
Ocioso
Lector
8 julio, 2010 14:58

Aunque términos como «autobiografía» «sensibilidad» «comic social» «tebeo apañol» puedan espantar a mas de uno, os recomiendo ferviertemente Una posibilidad entre mil. Que sí, que en los últimos años han aparecido varios tebeos con temáticas similares, pero todos los meses hay un montón de pijamadas y no nos parece mal. ¡Compradlo!

Tiegel
Tiegel
8 julio, 2010 20:04

De acuerdo con SirLeSank, a menudo los precios del comic no ligado a grandes editoriales (o ligados Norma XD) es algo que echa para atrás, pero es que precisamente por no ir ligados a grandes editoriales se hace más caro editar el material. También es cierto que no se puede negar que muchas veces la etiqueta underground o independiente lo que hace es esconder una jeta de cemento armado a la hora de inflar los precios. El mundillo está lleno de ejemplos, asi que no seré yo quien les de publicidad nombrando títulos.

Y ya que nos ponemos con recomendaciones, la mía va para «Esbabayando Asgaya» (ponedlo en google y así me ahorro poner enlaces, que queda muy feo). Y además no offtopiqueo, que el autor colaboraba junto con Gustavo Sala y un montón más de gente en el Cretino. Humor no inteligente para gente inteligente.

José Torralba
8 julio, 2010 20:05

¡Madre mía, Toni! ¡Esto es tirar la casa por la ventana y lo demás son tonterías! ¡Menuda fiebre reseñil te ha dado esta semana! Respecto al plato fuerte de estas píldoras, Una posibilidad entre mil, decir que no me tiran mucho las obras de corte testimonial, pero que con el desarmante y demoledor prólogo que te has montado –de los mejores textos que te he leído últimamente y realizado, curiosamente, a partir de una experiencia personal reconvertida en testimonio– me has ganado por completo. Y no sólo eso: sino que has conseguido dejarme sin aliento y pensar y reflexionar sobre un tema en el que creía tener las cosas muy claras. ¡Y todo ello en dos párrafos! ¡Cómo te envidio, «joío»! ¡Qué capacidad de atrapar al lector con tan poco!

JAVIE
JAVIE
Lector
8 julio, 2010 20:20

Mira que me gustaria leer «una posibilidad entre mil» pero creo que en mi caso sería contraproducente…
 
Felicidades toni,una semana mas,puesto que te lo han dicho todo, no se me ocurre nada nuevo,asi que lo dicho,enhorabuena maquina!!

Raúl López
Admin
8 julio, 2010 21:44

Toni que sepas que te odio!! Con esa pedazo de reseña y entrevista a Una posibilidad entre mil me has obligado a hacerle hueco en mi presupuesto pero sea como sea tengo que leerlo 🙂