Edición nacional / España: junio 2014, Colección La Mansión en Llamas, DeHavilland Ediciones.
Edición original: agosto 2013, Rotopolpress.
Guión, dibujo, tinta y color: Thomas Wellmann.
Formato: 40 páginas a color editadas en rústica.
Precio: 15 €.
Pimo & Rex es pura algarabía. Primo & Rex es toda una declaración de principios. Y una fiesta. Y una joyita. Y el aparente comienzo de una saga templada de la que queremos más capítulos, ¡ipso facto!, tal y como reclamaba siempre Don Pantuflo Zapatilla, el padre de Zipi y Zape.
Pimo & Rex, creación pura del alemán Thomas Wellmann aparece en el mercado español de la mano de la recién nacida DeHavilland Ediciones, editorial que publicando productos de este estilo hace una declaración de intenciones más que evidente, emparentándola con casas hermanas como Apa Apa, Entrecomics Comics o Fulgencio Pimentel. A saber, edición de material hasta cierto punto underground, moderno y molón, destinado a un público específico, ese que disfruta de Hora de Aventuras mientras espera la última novedad de ¡Caramba! Comics, al tiempo que se pregunta cuándo logrará Joaquín Reyes estrenar Retorno a Lílifor. ¿Y esto es? Pues historias en las supuestas antípodas del tebeo, con propuestas extremas o personajes y estéticas del todo particulares. A más de uno puede habérsele cortado la leche nada más leer lo anterior. Pero, créeme, dale una oportunidad. ¿Te gusta la aventura? Pimo & Rex rebosa de la mejor. ¿Te encandilan los reinos mágicos? Pimo & Rex viven en uno de los más coloridos. ¿Te atraen las historias convencionales con una vuelta de tuerca? Pimo & Rex son eso y más.
¿Recuerdas la primera vez que ojeaste un ejemplar de La Mazmorra de Sfar y compañía? Pues algo de esto tiene este tebeo. Pimo & Rex son dos tipos formales, dos individuos ciertamente hedonistas a los que los une una férrea amistad. Si hay que ir a pescar, se va. Y si durante el viaje es necesario emborracharse y rescatar a una musa de las manos de un nigromante y su pérfido ejército de esqueletos, pues se hace. Y viva la vida. ¿Que no encuentras aquel ejemplar de la biblioteca y el bibliotecario te persigue para devolverlo? Nada mejor que pedir ayuda a tu amigo Rex. Y si su prometido, Leopold, en un ensayo de conjuros mágicos, os ayuda a deshaceros del acosador, pues tanto mejor. ¿Aventuras, entonces? ¡A manos llenas! Cualquier excusa es buena para la acción y el exceso. Si hasta Wellmann nos regala un mapa arquetípico del reino mágico donde deambulan nuestros protagonistas. Y son detalles como este los que recuerdan a la obra clásica ya de Sfar, por su tono paródico, pero es que el trazo del autor alemán es deudor, lo sepa o no, de la línea clara sui generis de Trondheim. No solo de la línea, sino de la composición y el color, aunque en estos dos aspectos el discípulo se antoja mejor que el maestro. Tal es el control sobre el espacio y las formas, que Wellmann es capaz de preñar de detalles hasta la viñeta más pequeña. Y si se le ocurre realizar una splash page, esta será doble y te recordará a las páginas de ¿Dónde está Wally? Si a esto le sumas una capacidad precisa para aplicar el color, con sabiduría y el gusto como para llenarlo todo, pero sin abrumar, realzando cada detalle, cada esquina con la naturaleza cromática que pide. Agrega a lo anterior una idea del espacio que trasciende la habitual traducción de las tres dimensiones en las dos del papel y tendrás unas viñetas que se abren a perspectivas que jamás parecen forzadas, pero que logran mostrar mucho más de lo que a priori parecería posible. ¿Será esto resultado del paso del autor por la famosa serie de animación arriba citada? Puede ser. Pero, desde luego, el talento, sin bien puede –y debe- entrenarse, no surge de la nada. Wellmann, con esta obra, se confirma como poseedor del mismo. Y nos lo muestra con la ostentación de quien piensa que lo normal es mostrar lo que uno tiene dentro. ¿Es para tanto?, te preguntarás. Echa un ojo a las páginas que acompañan esta pequeña reseña. Desde luego, esto, a pesar de su aparente ingenuidad, no es la obra de alguien que no adore dibujar. Y eso, se contagia.
Pues ahí radica quizá la mejor baza de este tebeo: esa contagiosa alegría de vivir. Este joie de vivre como sueltan los franceses, rebosa la página, escala las viñetas, salta entre las líneas y las formas, estimula el uso del color y se derrama por la misma trama, haciendo al lector cómplice de esa amistad envidiable que disfrutan Pimo y Rex, esa amistad que parece querer beberse la vida antes de que esta se esfume entre achaques de viejo.
Acerca la oreja a la portada del tebeo, cierra los ojos y escucha. Es evidente lo que te dice: ¡Carpe diem! Y a mí, desde luego, me han dado ganas de salir al campo a pasear al sol antes de lanzarme un par de cervezas.
Buah, con reseñas así… ganazas!!
¡Tiene muy buena pinta!
¡Apuntado para mi infinita lista de próximas compras!
También lo apunto, pinta estupendo.
Tiene muy buena pinta……¿pero por qué narices el tebeo europeo es siempre tan caro?