Plan de huida, de Agustín Ferrer Casas

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Edición original: Plan de huida (Grafito Editorial, 2024)
Guion: Agustín Ferrer Casas
Dibujo: Agustín Ferrer Casas
Color: Agustín Ferrer Casas
Dirección editorial:: Guillermo Morales
Dirección marketing: Yolanda Dib
Diseño: Grafito Editorial/ Jesús Huguet
Maquetación: Estudio U-GET!
Formato: Cartoné. 128 páginas. 25€

El valor del arte en tiempos de guerra.

«¿Quieren formar parte de nuestro plan de huida o prefieren descolgar ese teléfono y llamar a la GPA?»

Cómics como Cazador de Sonrisas, Las apasionantes lecturas del Sr. Smith o Cartas desde Argelia habían provocado que siguiéramos con interés la carrera de Agustín Ferrer Casas (Pamplona, 1971), pero la progresión que comenzó en Arde Cuba alcanzó unas enormes cotas de calidad con MIES, la extraordinario biografía del vanguardista arquitecto director de la escuela Bauhaus que apareció en 2019. Así que llevábamos más de cuatro años esperando poder hincarle el diente a un nuevo cómic con su firma. Durante estos cuatro años habíamos podido ver que estaba trabajando en un proyecto sobre un robo de arte en plena Guerra Civil titulado Plan de Huida. Un cómic que desde hace unas pocas horas está en plena campaña de preventa en la web de Grafito Editorial, responsable de editar sus últimas obras. Aunque hasta principios del mes que viene no saldrá a la venta en librerías ni se enviará a quienes hayan participado en la preventa, hemos tenido la enorme fortuna de poder leerlo para haceros llegar nuestras impresiones tras sumergirnos en sus vibrantes páginas.

La trama de Plan de huida nos cuenta dos historias aprovechando de forma notable muchos de los recursos propios del medio para interconectarlas, ya que se desarrollan en dos periodos temporales diferentes. Una nos traslada a 1936 a Valencia durante la Guerra Civil, ciudad donde el gobierno legítimo de la República ha trasladado la mayor parte de las obras de arte que estaban en el Museo del Pardo para evitar su destrucción ante los bombardeos indiscriminados del ejercito golpista. Ante el avance de la guerra se decide que las obras se vuelvan a trasladar esta vez en dirección a Barcelona, algo que coincide con el plan de la señora Claramunt de robar el cuadro Mona Lisa, una de las versiones de la Gioconda realizada por el estudio de Leonardo da Vinci, para poder financiar la huida de España de sus familiares, empleados y allegado antes de que caiga la República. La otra parte del cómic transcurre en 2019 cuando al finalizar una conferencia sobre la evacuación del Museo del Prado durante la guerra un desconocido pregunta al historiador del arte José María Ledesma sobre si desapareció alguna de esas piezas evacuadas durante el trasladado. El desconocido es Borja Tramontana, un cazatesoros de pésima reputación, pero que tiene pruebas de que alguna obra fue robada durante el traslado, en concreto la Mona Lisa. Algo que llevará a ambos a emprender una incómoda colaboración para resolver ese misterio.

Estamos ante un cómic en que Ferrer Casas mezcla con acierto elementos de diferentes géneros como los thrillers de robos y las historias de investigación juntos con los sucesos históricos reales. Con esos elementos el autor navarro consigue hacer una historia llena de tensión que resulta la mar de entretenida, pero que también le sirve para poner en valor el esfuerzo que hizo la Junta de Incautación, un organismo creado por el gobierno de la República para salvaguardar el patrimonio cultural de España (tanto laico como sacro), algo por lo que no mostraron tanta preocupación los sublevados franquistas.

Esa mezcla de géneros y espacios temporales funciona bastante bien y la historia nos presente a una gran cantidad de personajes. En especial, en la parte que transcurre durante la guerra civil. Este extenso reparto nos permite conocer como fue esa labor de protección del arte, además de los diferentes eslabones que participaban del plan para robar el cuadro también nos permiten ver el día a día de la vida en la retaguardia. Quizás la abundancia de personajes en esa limitada cantidad de páginas provoca que no todos tengan el desarrollo que necesitan como sucede con Olga, un personaje que nos deja la sensación de estar muy desaprovechado. Sin embargo, en la parte del presente Ledesma y Tramontana están mucho mejor definidos -aunque el segundo pueda resultar algo estereotipado- y le sirven al autor para mostrarnos que en este país los investigadores viven en peores condiciones que quienes se dedican a otros negocios más turbios relacionados con el arte.

En el aspecto gráfico nos encontramos con las características habituales en los trabajos de Ferrer Casas entre las que brillan como siempre su capacidad para contar sus historias de la forma más clara, pero sin dejar de lado la espectacularidad de algunas escenas de acción. Además, sus personajes son muy reconocibles y expresivos, aunque a veces pequen un poco de cierto estatismo. Como siempre nos encontramos con un color realizado con aguadas muy llamativo y naturalista que potencia todo el nivel de detalle que encontramos en sus viñetas que nos permiten disfrutar de las joyas arquitectónicas de todas las ciudades en las que transcurre la trama, algo que deja ver su formación con arquitecto. Otra las partes más brillantes de este cómic es la fabulosa portada en la que vemos su capacidad para hacer suyos distintos estilos artísticos en una imagen en la que se ven de una forma muy clara y sintética los elementos principales de la obra. En definitiva, y al igual que se puede decir de todo el cómic, estamos ante un trabajo que no decepcionara a ninguno de los que conozcan la obra del navarro o a cualquiera que quiera disfrutar de un buen cómic histórico.

La edición de Grafito es de una enorme calidad, tanto a nivel de diseño con unas guardas preciosas, como de reproducción y tamaño. Como extras el volumen incluye unos interesantes textos a modo de epilogo en los que el autor nos habla de la génesis de la obra y su proceso posterior de elaboración.

Plan de huida quizás no brilla a la altura de MIES, pero en global estamos ante un cómic realmente notable. En sus páginas nos volvemos a encontrar con un autor que sabe manejar las herramientas narrativas del medio con soltura para conseguir una historia que atrapa al lector gracias a una sabia mezcla de diferentes géneros que le sirven para poner en valor la importancia del arte y su conservación, aun en las condiciones más precarias. Visualmente estamos ante un trabajo en el que brillan con fuerza todas las virtudes del arte de Agustín Ferrer Casas como la clarísima narrativa o la minuciosidad con que está recreado cada escenario, independientemente del año en que transcurra la escena. Así que os lo penséis mucho y aceros con una preventa llena de jugosos regalos.

Lo mejor

• Lo bien que la historia salta entre las diferentes líneas temporales.
• La caracterización de gran parte de los personajes principales.
• El minucioso nivel de detalles de todo tipo que encontramos en los dibujos.

Lo peor

• El desenlace del misterio en torno al cuadro resulta bastante previsible.

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Diego García Rouco
Nacido en Barakaldo en 1977 donde sigo viviendo. Descubrí los cómics en una librería de barrio con Tintin, Asterix, SuperLopez y los personajes de Ibáñez. En 1989 descubrí los superheroes de la mano de Stern y Buscema con el numero 73 de la edición de Forum de Los Vengadores. A estas lecturas se fueron incorporando la novela gráfica y el manga, de los cuales, a diferencia de los superheroes, nunca me cansé. Todavía sueño con ser agente Espacio-Temporal y de Planetary, con visitar mundos de fantasía con el señor T., Philemon, Lord Morfeo, Arale y Thor. Viajar con Reed, Ben, Susan y Johnny al futuro y pasear por el cuartel de la Legión. Recorrer la antigua Roma con Alix y una cantimplora de poción mágica. Buscar Mú, perderme en un viaje al corazón de la tormenta, contemplar el Olmo del Cáucaso mientras paseo por un Barrio Lejano leyendo El almanaque de mi padre. Conseguir beber la sangre del Fénix. Leer, al fin, algún articulo de Tintín y de Fantasio sin que me molesten los absurdos inventos de Gastón. Perderme por las murallas de Samaris, mientras de la pirámide flotante de los inmortales cae John Difool. Enamorado de la chica de los ojos rojos y de Adele. Y cabalgar hacia el amanecer con Buddy Longway, Red Dust y el teniente Blueberry. Con un poco de humo azul en los labios...
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