El regreso de un Hulk muy icónico
«Tengo todo el poder del mundo… pero siempre que lo uso.. siempre rompo cosas»
A lo largo de las muchas décadas que abarca la historia de determinados personajes de cómic superheroico, conocemos a distintas versiones de los mismos. Sí, siempre estamos ante el mismo personaje, pero éste va cambiando en función de lo que su equipo creativo quiere contar en cada etapa en las que se dividen las distintas aventuras del cómic en cuestión.
En el caso de El Increíble Hulk, más allá de la versión fundaciones de Stan Lee y Jack Kirby, siempre recordaremos a ese Hulk más o menos estabilizado que creó Bill Mantlo, al crisol de distintos Hulks en función de la personalidad que aflorara en la rota mente de Banner que nos regaló Peter David, y por supuesto, a la muy reciente pero laureada versión demoniaca de Hulk que Al Ewing y Joe Bennett crearon en El Inmortal Hulk.
Sin embargo, existe una faceta más de Hulk que en el momento de su creación, Abril de 2006 rompió todos los moldes y que llevó a cabo el autor del tomo que analizamos hoy, Greg Pak junto con el dibujo de Carlo Pagulayan en la aclamada Planet Hulk.
En aquella aventura, que hoy ya tiene nada más y nada menos que diecisiete años, Banner era, tras un incidente causado por Hulk en Las Vegas, enviado por los Iluminati (muchos de ellos sus supuestos amigos) a un Planeta en el que nada pudiera ser dañado ni dañar a Hulk.
Sin embargo, el destino quiso que un rayo tracto trajera a Hulk a Sakaar, planeta esclavizado por oligarcas alienígenas del que Hulk se convirtió en su liberador absoluto, siguiendo la profecía del Destructor de Mundos y dándose a conocer como Cicatriz Verde.
Hulk terminaría gobernando durante un breve tiempo ese planeta, al lado de Caiera Antiguafuerza, su nuevo amor, esperando un hijo que le uniría aún más a la guerrera que lo había conquistado. Pero la vida no siempre es cómo debería o cómo quieren sus protagonistas, al menos en las historias de ficción, y Hulk terminó por perderlo todo, culpando de ello a los Iluminati.
Aquello desencadenaría la secuela de Planet Hulk, llamada World War Hulk, que con guion de Grek Pak y dibujo de John Romita Jr. , y con un argumento bastante más flojo que su predecesora, más o menos ponía un cierre a toda aquella epopeya basada en Espartaco.
Pues bien, en esa tónica y habitual, y por otro lado, bastante molesta, que caracteriza la Marvel actual de C.B. Cebulski, en la que es difícil encontrar creaciones completamente nuevas, y en la que solo se vuelve a contar lo mismo de siempre bajo el paraguas de la nostalgia, Greg Pak, esta vez acompañado de Manuel García, vuelve al Sakaar que vio nacer al Hulk Gladiador de Planet Hulk en esta historia de cinco números.
La trama está ambientada 1000 años en el futuro, en un futuro en el que Sakaar tiene habitantes de piel verde llamados Haarg que son perseguidos por su condición, si que por tanto el popular planeta haya cambiado demasiado en el milenio trascurrido.
Buscando salir de su situación, Tala, la nieta de Amadeus Cho, pedirá la ayuda de su abuelo quien traerá de vuelta a Korg, Hulka y al propio Bruce Banner para una vez más, salvar Sakaar de los tiranos y malvados.
El argumento en sí, no da para mucho más y si bien resulta entretenido, no terminamos de entender cómo es posible que Amadeus Cho y Bruce Banner sigan siendo iguales que en la historia original si han pasado mil años en los que han tenido otras vivencias, experiencias vitales etc. De hecho, el rencor de Bruce Banner por la muerte de Caiera sigue siendo tan amargo o incluso más que cuando todo ocurrió, mil años atrás.
El dibujo de Manuel García por su parte, es bastante superior al guion, consiguiendo un trazo limpio y unas escenas de acción creíbles y frenéticas que hace que este cómic al menos resulte entretenido y nos proporcione la diversión necesaria que deben de tener este tipo de historias.
Por lo demás, estamos ante la clásica obra que solo es realmente recomendable para quienes son tan fans de una etapa de un personaje en concreto que necesitan consumir este material tan anclado en la nostalgia.
Lo mejor
• Volver a ver Cicatriz Verde en una historia nueva.
• El dibujo de Manuel García.
Lo peor
• Una historia ramplona y muy básica.
• Que Marvel no quiera crear cosas nuevas y decida volver siempre al pasado y para colmo, a uno tan inmediato.
Guión - 5
Dibujo - 7
Interés - 5
5.7
Anodino
Greg Pak y Manuel García regresan a una de las versiones más icónicas del Increíble Hulk en este tomo autoconclusivo.