Pokémon Rojo, Verde y Azul 1

 

Edición original: Pocket Monsters JAP (Coro Coro Comic / Shōgakukan, 1995-2015).
Edición nacional/ España: Norma Editorial (2015).
Guión: Hidenori Kusaka.
Dibujo: Mato.
Formato: Tomo manga rústica con solapas de 292 páginas (1 de 30).
Precio: 12,00€.

 

¡Hazte con todos! Esa es la premisa principal de una de las franquicias más rentables de la historia de los videojuegos: Pokémon. Fue a mediados de los años noventa cuando Nintendo lanzó en Japón un nuevo título RPG para su consola pórtatil Game Boy titulado Pocket Monsters Aka and Midori. La idea original en la que durante años habían trabajado la pareja de programadores Satoshi Tajiri y Ken Sugimori se basaba en una premisa en la que el jugador pudiese capturar y coleccionar toda una galería de fantásticas criaturas que al mismo tiempo podían evolucionar, transformarse y disputar combates. Los creadores del concepto recibieron de buen grado los consejos del ya por entonces veterano Shigeru Miyamoto, creador de clásicos como Super Mario Bros. y The Legend of Zelda, y aunque en un principio el videojuego parecía destinado a pasar desapercibido, se convirtió en todo un inesperado éxito animando a Nintendo a exportar la idea a Estados Unidos. En estas latitudes la serie fue renombrada bajo el simple título de Pokémon que todos conocemos, y sus secuelas provocaron todo un terremoto por unos videjuegos que en sus primeras entregas nos permitían coleccionar hasta 151 de estos «monstruos de bolsillo».

El objetivo último de todo: convertirse en el mejor entrenador Pokémon de todos. La leyenda acabó por consolidarse en 1997 con la llegada del anime que contaba las aventuras de Ash, Brock y Misty recorriendo el mundo con sus Pikachu, Bulsasur o Psyduck, para mejorar sus habilidades y, ocasionalmente, enfrentándose al malvado Team Rocket. El merchandising inundó las tiendas, y a las nuevas series y spin-offs de la franquicia se sumaron muñecos, cartas de juego, novelas, películas de animación y, por supuesto, una serie manga cuyos primeros números publicado originalmente la editorial Shōgakukan en 1996 para hacerlos coincidir con el lanzamiento del videojuego original. Estas primeras historias son las que recopila el presente tomo titulado Pokémon Rojo, Verde y Azul -en referencia al nombre de sus protagonistas- editado este año por primera vez en nuestro país por Norma Editorial como una de las novedades más destacadas -sobre todo por la nostalgia que acompaña su llegada- del último Salón del Manga del Barcelona. También podemos encontrar en las tiendas el tomo de Pokémon Negro y Blanco con la saga más reciente de la serie actualmente en publicación en Japón.

La duda que cabe sobre este material es si no ha llegado un poco tarde a las tiendas de cómic de España, porque si bien la franquicia Pokémon sigue siendo un ecosistema muy fresco y rentable, con todo un potencial público del que forman ya diferentes generaciones de jugadores, y también de espectadores que recuerdan con cariño la primera serie de televisión, los tazos de Matutano y sus juguetes de los personajes, parece también obvio que la franquicia traspasó la cresta de la ola hace ya mucho tiempo. Por ahora parece el manga ha sido bien acogido en su desembarco en España, los amantes del universo Pokemón han convertido en un éxito la publicación, los mismos que seguramente siguen invirtiendo y disfrutando de las recurrentes expansiones de la saga en los videojuegos y sus figuras de colección. El motivo de que estos mangas no se hayan publicado hace ya años, cuando la saga estaba en su mayor apogeo, y contaba seguramente con muchos más aficionados interesados en el fenómeno, seguirá siendo un misterio, pero como asevera el dicho: «más vale tarde que nunca».

Pero hablemos del manga. La adaptación de este tomo, y todos los que componen la saga, corre a cargo del guionista Hidenori Kusaka, y con su trabajo, como él mismo comenta, intenta captar toda la emoción de los videojuegos de Nintendo, y también el espíritu del anime, recreando con fidelidad el universo y los personajes de la franquicia. En ese sentido, los aficionados de Pokémon difícilmente podrán sentirse decepcionados, las señas de identidad de la serie están ahí, una obra para el público más menudo que cumple sobradamente con sus intenciones. La obra sorprendente por su acercamiento clásico con un dibujo de trazo siempre limpio y claro a cargo de Mato que hace referencia a otra época y otra manera de hacer las cosas. Los guiones plantean un esquema que se repetirá a lo largo de la saga y en los que destaca su sencillez, su goloso sentido de la aventura, y también por esa herencia narrativa estanca y autoconclusiva propia de los videojuegos. Por su lado, el humor blanco remarca la falta de pretensiones de una propuesta que capta a la perfección la ingenuidad e inocencia infantil y les propone un reto que seguro logrará captar su atención (si no están ya entretenidos con los videojuegos).

Hay que situarse en perspectiva, hablamos de un manga publicado a finales de los años noventa, por entonces estaba mucho más acotado el tono de las publicaciones destinadas al público infantil, nada que ver con esas ambiguas y surrealistas series de nuevo cuño como Hora de Aventuras, Regular Show o Steven Universe. Eso ha hecho que estas historias de Pokémon no hayan envejecido mal, siguen siendo accesibles y se mantienen en un espacio en el que las sensaciones y sentimientos priman por encima de otras posibles virtudes y defectos. La obra se puede disfrutar si nos dejamos arrastrar en este sentido, en caso contrario mejor tomarla como una curiosidad relacionado con el multimedia universo Pokémon o, simplemente, dejarla en manos del lector más joven y/o nostálgico para la que puede ser una grata experiencia. En este sentido, las diferencias entre la historia del manga y la de los videojuegos, o la del anime clásico, pueden satisfacer nuestras ganas de conocimiento y volver a revivir esas aventuras cazando, Pokeball en mano, el último Pokémon que quedaba por marcar en nuestra lista.