Preludio a Cisma (MMXI): Cíclope y los Herederos del Sueño de Xavier

Con la inminente llegada de la gran conflicto interno de los X-Men, Marvel continúa asfaltando el camino que nos conducirá hasta esta crisis con Preludio a Cisma de Paul Jenkins. Miniserie de cuatro números -cada uno de ellos centrado en una de las figuras capitales del actual cosmos mutante- esta pasada semana ha sido publicada la tercera entrega dedicada al actual líder de la Patrulla-X con los lápices de Will Conrad. Primer alumno acogido por Charles Xavier, Scott Summers es en muchos sentidos la razón de ser del sueño de Xavier. Huérfano al igual que su mentor, crecería marcado por unos poderes que era incapaz de controlar llenándole de temor respecto a si mismo y el mundo que le consideraba un monstruo. Acogiéndolo como su pupilo, Xavier lo acogería enseñándole a controlar sus poderes y a usarlos por el bien de la sociedad mientras lo instruía en su ideología. La relación entre ambos marcaría el principio de los X-Men manteniéndolos vivos durante décadas. Pero para conocer el germen de este legado hay que remontarse mucho más atrás.

Tras la Guerra de Korea, Charles Xavier se dedicaría a viajar a través del mundo en busca de otros como él. Todavía verde en su ideología, durante esta época se labraría aliados y enemigos en lo que posteriormente se convertiría en el detonante que le impulsaría a crear su grupo. Lucifer y el Rey Sombra se convertirían en sus primeros contrincantes mientras otros como Moira MacTaggart, Erik Lensherr, Sabia o Amelia Voght compartirían su senda pese disparidades de opiniones. Futuros X-Men como Lobezno o Tormenta se cruzaban en su camino forjando en su mente la idea de una comunidad mutante cohesionada.

Sin embargo, tras el incidente en el Hindu-Kush que le privara del uso de sus piernas, Xavier comenzó a ser consciente de su propia fragilidad y la necesidad de encontrar unos herederos que prosiguieran con su mensaje de paz y armonía. Esto sería lo que le impulsaría a reclutar a varios jovenes mutantes a los que instruir y educar en el uso responsable de sus poderes dando como resultado a los X-Men. Con graves secuelas a raíz del despertar de su mutación o parias repudiados que buscaban asilo, dentro del quinteto original con el que diera forma al equipo Charles podría tener varios alumnos, pero solo algunos discípulos. Así, mientras que Bestia y Ángel tenían desarrollada su propia individualidad cuando fueron captados por el Profesor y las responsabilidades nunca fueron con el Hombre de Hielo, Jean Grey y Cíclope se convertirían en los herederos de su legado. El motor y la guía respectivamente, mientras que con la pelirroja alcanzaría una compenetración única considerándola como igual y razón para continuar con su cruzada, Xavier se volcaría en el joven y atribulado Cíclope para moldear al líder del mañana.

Huérfano heredero de un linaje militar, algo (mucho más profundo de lo que pudiera imaginar) impulsaría a Xavier a compadecerse de aquel adolescente desarraigado temeroso de su propio potencial. Dándole alas para que desarrollase su confianza, Scott se demostraría digno de las expectativas que había puesto sobre él liderando al equipo sin su tutela en importantes victorias contra la Hermandad de Mutantes, Factor 3 o los Centinelas. Con la desbandada del grupo original tras la crisis de Krakoa, Cíclope sería el único en permanecer a su lado para ayudarle a instruir a su nueva generación de X-Men.

Sin embargo, al contrario que el quinteto clásico, los All New, All Different X-Men eran en su mayoría adultos con ideas propias siendo mucho menos permeables a los ideales de Xavier. Así, mientras que con personalidades curtidas como las de Lobezno o Banshee tenía poco donde rascar, a Fuego Solar le tiraba demasiado la patria y Coloso y Sendero de Guerra tenían sus propios problemas, en Rondador Nocturno y Tormenta encontraría la sinergia de ideas necesarias para sumarlos a su causa. Asumiendo roles similares al de Jean y Scott -respectivamente- en la Patrulla-X original, la contagiosa gentileza de Kurt se erigiría como caldo de cultivo perfecto para que los ideales de Xavier pudieran prosperar. Imagen tanto para aquellos que los tildaban de monstruos como para los que proclamaban que eran completamente humanos más allá de su apecto, sobre Kurt Xavier llegaría a decir que fue uno de sus pocos alumnos de quien aprendió más de lo que pudo enseñarle. Su infatigable idealismo fue lo que hizo de aquel equipo imposible una familia llegando incluso al recóndito corazón del letal Lobezno.

Por su parte, la amazona de los vientos no comenzaría a destacar dentro del plan de Xavier hasta que, propiciado por la marcha de Cíclope, asumiese el liderato del equipo de campo. Pero mientras que Scott defendería el sueño de Xavier por haber sido educado para ello, en el caso de Ororo contaba con la idependencia suficiente para encomendarse a ello por elección propia, lo que la convertiría en una tenaz defensora del futuro que proponía Xavier hasta el punto de ser la primera en atreverse a decirle «no» si lo estimaba necesario. Viéndose obligada a poner todo su empeño para reafirmar su situación ante las continuas idas y venidas de Cíclope minando su puesto, el momento determinante llegaría cuando ambos lucharan por el puesto saliendo victoriosa Tormenta aun sin contar con sus poderes. Humillación sin precedente para su predecesor, aquella sería la confirmación definitiva de Ororo como una de las principales herederas del sueño de Xavier manteniéndose durante años ella y Scott como los dos lados de una balanza y principales alternativas al Profesor-X. Él, el alumno aventajado siempre fiel y dedicado pero con demasiada tendencia a caer bajo el peso de sus inseguridades y ella, la inquebrantablemente decidida que desde su entrada en el equipo nunca ha renunciado a sus deberes con los X-Men ya se encontrase sin poderes, convertida en una adolescente o al otro lado del mundo cumpliendo con sus deberes maritales.

Si Cíclope en más de una ocasión ha dejado tirados a los X-Men por razones personajes cuando no puramente egoístas, en el caso de Tormenta aun al romper relaciones con el equipo lo hacía sin perder sus lazos con ellos asistiendo regularmente o para cumplir mejor con lo que ella estimaba sus obligación en pos del sueño de coexistencia humano y mutante. Sin embargo, con el paso de los años la subtextual rivalidad entre ambos iría puliéndose dejando paso a una complice camaradería.

Pero más allá de los primeros herederos de su legado, en plenos 80 (los reales, no los ficticios) Xavier reclutaría a una prometedora generación de mutantes entre los que encontraría un caldo de cultivo perfecto para sus ideales. Inteligente, segura de si misma y con una personalidad arrebatadora ante la que no fue capaz de resistirse ningún miembro del equipo, Kitty Pryde se convertiría en el símbolo del sueño de Xavier haciendo méritos para que muchos pusieran sobre ella la esperanza del futuro de su especie. Con una férrea militancia a los promulgados de integración humano-mutantes de su mentor, una claridad de ideas única para su edad y un desparpajo capaz de plantarle cara a todo y todos, Kitty congregaba las mejores virtudes de Cíclope y Tormenta con otras propias que la aproximaban a Xavier. Ni siquiera cuando este formo a los Nuevos Mutantes fueron capaces de convencerla de que encajaría mejor con los otros críos de su edad y Kitty permanecería en los X-Men por mera tozudez.

Sin embargo, Kitty no sería la única de esta generación en demostrar valía para seguir los pasos de su mentor ya que, dentro de los Nuevos Mutantes, encontraríamos a varios jóvenes capaces con una ferviente implicación y el potencial para seguir los pasos de Xavier. De entre ellos, la cheyene Danielle Moonstar y el granjero termodinámico de Kentucky Bala de Cañón fueron sin duda los más aventajados manteniendo durante años una rivalidad similar a la que en la Patrulla-X tuvieran Cíclope y Tormenta aunque de forma más directa.

Siendo la última generación formada bajo la tutela directa de Xavier, tras abandonar este la Tierra a causa de las lesiones sufridas durante el atentado de los Fenris, sus pupilos mantendrían con vida su sueño dispersos en numerosos equipos. Así, mientras Tormenta proseguía al frente de los X-Men, Cíclope se incorporaba al Factor-X fundado por Ángel tras la reaparición de Jean, Kitty se trasladaba a Inglaterra junto a Rondador Nocturno y Rachel Summers para formar parte de Excalibur y los Nuevos Mutantes pasaban por varias manos quedando bajo la tutela de un reformado Magneto primero y de Cable después. Único en mantenerse fiel al equipo pese al cambio de política que lo transformaría en X-Force, Bala de Cañón continuaría su formación a cargo de sus nuevos mentores mientras que Danielle rompía relaciones con sus compañeros permaneciendo en Asgard en su rol como valquiria.

Con el regreso de Xavier, los X-Men se reorganizarían integrando al quinteto original con varios miembros posteriores en una nueva división de dos equipos dirigidos por Cíclope y Tormenta respectivamente. Habiendo jugado un papel de suma importancia en la formación de Kitty Pryde, Lobezno tomaría como nueva pupila a la jovensísima Júbilo. De carácter rebelde e inconformista, lejos de la barriada burguesa de Illinois en la que creció Kitty, la muchacha tuvo que sobrevivir por su cuenta en las calles de Los Ángeles hasta que su encuentro con los X-Men le abriese las puertas de una nueva vida. Júbilo sería la primera de una nueva oleada de mutantes adolescentes que operarían bajo la identidad de Generación-X. Demasiado viejo ya para lidiar con los tiernos alevines, Xavier dejaría su formación en manos de Banshee y Emma Frost quienes reabrerían la escuela que dirigía la última en Massachussets convirtiéndola en la sede del grupo mientras los X-Men continuaban operando desde Westchester. Únicamente Jubilo bebería de las enseñanzas de Xavier teniéndole un gran aprecio pese que para ella, Lobezno siempre sería su principal mentor. Más joven que el resto de sus compañeros, de entre estos destacarían el capaz Sincro y una Paige Guthrie dispuesta a seguir los pasos de su hermano Bala de Cañón y convertirse en miembro de los X-Men.

Como herencia de la tercera generación de los alumnos de Xavier, únicamente Kitty proseguía con cierto vínculo con los X-Men pese a operar desde el otro lado del Atlántico. Al frente de X-Force tras la presunta muerte de Cable, Sam Guthrie rompía relaciones con Xavier mientras que Danielle Moonstar reaparecía como parte fundamental del terrorista Frente de Liberación Mutante, llegando incluso a liderarlo. Fruto del carácter contestatario de la juventud, estas discrepancias se limarían con el paso del tiempo integrándose Sam como parte de los X-Men mientras que Danielle se desvelaba como una agente doble de SHIELD infiltrada para vigilar al grupo. Sin embargo, el mandato de Xavier comenzaría a hacerse dubitativo a raíz de crisis como Onslaught, la Operación Tolerancia Cero y el despertar de Cerebro, lo que daría pie a numerosas idas y venidas por parte del mentor de la Patrulla-X sobreviviendo el grupo gracias al empeño de Tormenta, Cíclope y sus compañeros. Kitty y los X-Men de Excalibur volvían junto a ellos mientras que los antaño Nuevos Mutantes Danielle Moonstar y Bala de Cañón buscaban un nuevo rumbo camino al oeste. Las perdidas de Cíclope durante la crisis de Los Doce y de Sincro poco después supondrían un serio golpe tanto para la primera generación de X-Men como la última iniciando un proceso de desfragmentación rumbo a la nada.

Por entonces ambas miembros de los X-Men, Kitty y Danielle abandonarían el grupo para continuar sus carreras civiles mientras que Tormenta formaba su propio grupo (X-Treme X-Men) rompiendo relaciones con el Instituto al considerar que Xavier había perdido el rumbo y que era necesario continuar con su misión por su cuenta. Bajo la tutela de Pete Wisdom, Sam Guthrie y sus compañeros de X-Force completaban su evolución como equipo de operaciones encubiertas de carácter pro-activo llevando a cabo misiones desde el anonimato contra amenazas antes de que se erigieran como tales. Sería responsabilidad de Jean Grey mantener unidos los restos de la Patrulla, salvando a su esposo de su posesión a manos de Apocalipsis para poner rumbo a Genosha rescatando a Xavier de las garras de Magneto gracias a un improvisado equipo. Entre los tres y Lobezno reformularían los X-Men con un carácter más social que superheroico saliendo a la luz pública tras la crisis de Cassandra Nova. El Instituto acogería así a una basta cantidad de nuevos alumnos viéndose obligada a reclutar un equitativo número de miembros en su staff mientras hacía frente a otras iniciativas como los Cuerpos-X de Banshee y sus alumnas.

Viendo su mensaje diluido entre la intratable chiquillería que había inundado el Instituto, Xavier se vería obligado a delegar en sus alumnos convirtiéndolos en sus heraldos ante la nueva generación mientras él quedaba como una figura distante. Tras una nueva crisis, el profesor asumiría que su tiempo había llegado a su fin dejando su ajado sueño en manos de aquel que se pudiera hacer cargo de él. El responsable no sería otro que su primer alumno Cíclope, quien irónicamente tras ver sus sueños y espectativas destruidas a manos de Apocalipsis se convertiría en el heredero que todos esperaban. Sobreponiéndose a la muerte de su esposa y sus propias limitaciones, el primer X-Men asumía las riendas del grupo.

Reuniendo en torno a él a un firme grupo de X-Men, Cíclope contaría con un nutrido grupo que incluiría a su compañera y amante Emma Frost, amigos de sus días de adolescencia como Ángel, Bestia o el Hombre de Hielo junto a otros que se inciorporaron por el camino como Lobezno, Tormenta, Rondador Nocturno y Pícara y componentes de las generaciones que les sucedieran como Kitty Pryde, Bala de Cañón, Danielle Moonstar o Vaina. Juntos harían frente a algunas de las peores crisis de la historia mutante como la Dinastía de M, la Guerra Civil, la guerra por la niña mesías o el reinado oscuro de Norman Osborn. Flirteando con la extinción, Cíclope los mantendría cohesionados sacrificando amistades y principios básicos hasta reconstruir a los X-Men en San Francisco creando una nueva nación mutante en Utopía. Con los X-Men bajo su mando Cíclope ha conseguido lo imposible unificando ideologías enfrentadas consiguiendo que antiguos miembros de la Hermandad, los Acólitos, la raza atlante o incluso el propio Magneto se unieran a su bando. Con la práctica totalidad de la raza mutante auspiciados bajo la bandera de los X-Men, Scott Summers tiene en sus manos el destino de una raza contando para ello con el consejo de mentores, amigos y antiguos enemigos convertidos en aliados.

Con la firmeza para hacer frente a su propio mentor e impedir que un herbidero de facciones se descomponga, Scott Summers ha hecho todo lo posible para asegurarse de la supervivencia de los suyos y del sueño de coexistencia que le inculcaran en su infancia. Entre sus camaradas de armas, el actual líder de los X-Men confía en los Nuevos Mutantes como herederos del futuro del grupo una vez su etapa llegue a su fin mientras el amparo del grupo madura una nueva generación de alumnos instruidos tanto por los más fervientes seguidores de los ideales del Profesor X como de aquellas otras visiones que se han ido añadiendo a la causa. Sin perder sus lazos con el grupo Tormenta se trasladaba a África para convertirse en reina consorte de Wakanda empleando sus recurso para llevar un gran número de tareas humanitarias por todo el continente paliando los efectos de la diezma creando Mutantes Sin Fronteras. Paige Guthrie se convertía en una de las principales dirigentes de dicha organización mientras su hermano Sam ha terminado por erigirse como uno de los principales lugartenientes de los X-Men codo a codo junto con Danielle Moonstar, quien incluso sin poderes ha terminado por convertirse en una figura destacada dentro de los X-Men tanto en la preparación de las nuevas generaciones como en su solvencia como líder de campo. Kitty ha proseguido como parte fundamental del núcleo de los X-Men mientras que Júbilo llegaría a liderar a un equipo de los Nuevos Guerreros junto a otros antiguos mutantes fundamentados en las bases más proactivas del sueño de Xavier.

Desde el trabajo de alumnos aventajados como Cíclope, Tormenta, Jean Grey o los Nuevos Mutantes Kitty Pryde, Bala de Cañón o Danielle Moonstar hasta aquellos que se han ido sumando a su sueño como Magneto, Lobezno, Emma Frost o Estrella del Norte u otros que se han mantenido en la distancia como Pete Wisdom, Cable o Forja, el sueño inicial de Charles Xavier a ido sumando numeroso puntos de vista hasta convertirse en lo que es hoy. Un caldo de cultivo del que han mamado las últimas generaciones desarrollando varios frentes ideológicos con vistas a convertirse en importantes pilares de futuro. Desde la incansable entrega de la mesías Hope Summers, dispuesta a tomar las riendas de su destino para guiar a los mutantes a un nuevo futuro, hasta la nihilista insurgencia proactiva de un Quentin Quire dispuesto a demoler cualquier idea preconcebida aun a costa de demoler el sueño hasta sus cimientos, no han sido pocos los que han mostrado aptitudes para convertirse en valores de futuro, desde los poco comodaticios Armadura o Anole la inamovible y primaria entrega de Alud o la fibra moral de Mercury. Atrás se quedaron otros como Wind Dancer, Prodigio, Tensión o Infernal cuyo papel en el gran esquema o bien fue mero fruto de las circunstancias o acabó desbordándoles por completo llevándoles por caminos completamente diferentes.

Pero antes de llegar a ese futuro en el que puedan erigirse como herederos de un sueño que ha pasado por siete generaciones, los mutantes deberán sobrevivir a la gran amenaza que se les avecina. Es aquí donde el papel de Cíclope y sus compañeros de viaje tendrán que jugar un papel crucial si quieren que haya un mañana sobre el que los mutantes puedan construir.