Primeras impresiones del Salón Internacional del Cómic de Barcelona 2018

A falta de ver como va evolucionando, esta edición del Salón Internacional de Cómic de Barcelona se plantea como un certamen de transcicion y más enfocado al aficionado del cómic.

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Sobriedad, racionalidad, repliegue… Un poco una vuelta a los orígenes, un back to basics. Son las primeras ideas que me asaltan cuando tengo que explicar mis primeras impresiones sobre la edición de este año del Salón Internacional del Comic de Barcelona.

Cuando uno llega a la Plaza de España se encuentra con una impresionante barrera de vallas que te dirigen a la entrada general y un despliegue de seguridad muy espectacular y muy visible. Tanto pública como privada. Son los tiempos que corren.

La distribución de pabellones es más racional. Al prescindir del pabellón 1 todo se agrupa alrededor de la Plaça del Univers, donde está la entrada para el público en general y en los pabellones 2 y 5 donde están situados los stands y las exposiciones respectivamente.

Supongo que la reducción de metros cuadrados respecto a la edición del año pasado es significativa pero la sensación que tiene el visitante es que todo está más ordenado, más agrupado y menos desangelado que en el 2017. Especialmente el área de las exposiciones y la profesional pero también la zona de stands y tiendas en general .
Además, el ambiente es más comiquero. Uno no se topa en la entrada con paradas enormes de El Palacio del Chocolate o de una empresa de chuches francesa si no con los stands de Astiberri, Yermo o La Casa del Libro y un poco más adelante con la zona de las majors con ECC, Panini, Planeta y Norma a la cabeza.
Ayer jueves la reducción de espacio no se notaba puesto que tradicionalmente hay poco público general, es el día de las escuelas y además los expositores aún están acabando de situarse, pero la prueba de fuego de esta nueva distribución será durante el fin de semana. Veremos si no hay demasiadas aglomeraciones.

El visitante de a pie ha de saber que, por cuestión de control de aforo, si sale del recinto del Salón no podrá a volver entrar el mismo día con la misma entrada. O se queda toda la jornada o cuando salga, por ejemplo para comer, tendrá que esperar al día siguiente o comprar una nueva entrada para entrar. Es una decisión polémica que veremos como se recibe por parte de los aficionados y del público en general.

Respecto a las exposiciones se pueden destacar tres en concreto. La de Martín Saurí – ganador del Gran Premio del Salón 2017 – es realmente espectacular, la de Superlópez con muchos originales y muy interesantes también merece la pena y la de las revistas para adultos del boom es muy interesante. Esta última es una muestra con muchos originales que dan una visión amplia del auge de las revistas de cómics mensuales de finales de los setenta y los ochenta. Hay piezas preciosas y de autores importantísimos, pero está algo desordenada.
La muestra más anunciada, la de Jack Kirby, es algo pobre. Con solo 31 originales no se pueden hacer grandes cosas, además hay poca información. Sin embargo, los fans más acérrimos del genio de Nueva York disfrutarán comparando los diferentes entintados que artistas como Frank Giacoia, Joe Sinnott, Mike Royer e incluso Alfredo Alcalá realizaban sobre los lápices de King Kirby.

Finalmente, en la periferia de los pabellones podemos encontrar toda la gama de merchandising que el aficionado busca con avidez.

Los originales de unas revistas que en los 80 se vendían en los quioscos, ahora están prohibidos a los menores de 18 años

En general la visita de hoy ha sido una experiencia interesante, pero le ha faltado la sustancia que son las firmas de autores – por la mañana solo he podido ver la de R.M. Guéra –, los talleres, las charlas y las presentaciones de las editoriales. A partir de hoy viernes todo esto se dispara y el ambiente se vuelve más interesante.

El dibujante de Scalped, R.M.Guéra, firmando ejemplares de sus obras

Sin embargo, me gustaría hacer una reflexión. Es curioso que en el Salón Internacional del Cómic de Barcelona no puedas encontrar lugares donde te vendan los Artist’s Edition de IDW o la mayoría de las colecciones de clásicos de The Library of the American Comics o los comics de Fantagraphics, por ejemplo. Es cuando menos que sorprendente. Y eso pasa en gran medida porque las principales librerías de cómics de Barcelona no están presentes en el Salón. Solo he visto a Universal/Newton con dos paradas minúsculas y vendiendo las novedades. No están ni Gigamesh, ni Antifaz, ni Freaks, ni Continuará, ni tampoco Alien como tienda, ya que la editorial ECC sí que tiene un stand y de los más espectaculares. Si realmente se apuesta por una vuelta al mundo del cómic y no tanto por un certamen híbrido lleno de actividades recreativas, creo que esta es una asignatura que los responsables del Salón tienen pendiente.

La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, con Toni Guiral, comisario de las exposiciones, en un momento de la visita de ayer

En resumen, creo que estamos ante una edición del Salón Internacional del Cómic de Barcelona claramente de transición. Se nota la mano de Toni Guiral como responsable de las exposiciones y contenidos del certamen. Parece ser que hay un intento de reconvertir la muestra barcelonesa en un evento más especializado y dirigido al aficionado y no tanto al público generalista. Sin embargo, este nuevo enfoque se nota poco ya sea por las inercias del pasado o por reducciones presupuestarias. Esperemos que los tres días que nos esperan ayuden a consolidar esta intención.

Un consejo final para los despistados como yo. Aunque hoy por la mañana ha hecho un tiempo espectacular, por la tarde suele estropearse y casi cada día llueve. Como si estuviéramos en la montaña. Por eso conviene vestirse por capas, como las cebollas, para estar preparado para todo tipo de inclemencias. Y más si te has de quedar todo el día por obligación. Son recomendaciones de un “abuelo”.

Salut!

Fotos: Tristan Cardona

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