Edición original: Marvel Comics – octubre 2011 – mayo 2012
Edición España: Panini Comics – septiembre 2012
Guión: Greg Rucka
Dibujo: Marco Checchetto, Matthew Clark, Matthew Southworth, Michael Lark, Mirko Colak, Max Fiumara
Entintado: Stefano Gaudiano
Color: Matt Hollinsworth
Portada: Bryan Hitch, Paul Neary
Precio: 19,95 euros (tomo en tapa blanda con solapas de la línea 100% Marvel de 216 páginas)
Las grandes editoriales estadounidenses se nutren principalmente de la explotación de personajes-franquicia que, ahora más que nunca, copan el mercado merced a su paralela presencia en videojuegos, series de animación o películas. Personajes como Spider-Man, Lobezno, Superman o Batman hacen horas extra para salir en un buen puñado de colecciones. Junto a ellos encontramos a otros elementos cuya popularidad parece regirse por el principio de la montaña rusa: no llegan a ser protagonistas de series “de culto” (eufemismo para referirse en ocasiones a personajes que no logran mantenerse en el mercado pero que tienen en sus haberes una o más etapas memorables en la forma de miniseries, novelas gráficas o series que alcanzaron una numeración relativamente elevada) pero tampoco se puede decir que estén siempre en primera línea. Un buen ejemplo lo tenemos en el personaje de Frank Castle, el Castigador (o Punisher, que según la época se mantiene el original o se pasa a la afortunada traducción al español) pues hubo tiempos en los que tenía hasta tres cabeceras mensuales (más tomos en formato prestigio, novelas gráficas, miniseries y apariciones estelares hasta en la sopa) y otros en los que estaba –literal y figuradamente- en el limbo, aunque este estatus nunca durara demasiado.
El Castigador empezó siendo un enemigo de Spider-Man que en los años ochenta -en plena efervescencia del concepto de “zona gris” y de emergencia de los antihéroes que no tienen problema en tomar vidas- se convirtió en uno de los referentes de una nueva generación de personajes, comenzando con una miniserie ya mítica realizada por Steven Grant y Mike Zeck y que con el tiempo se subtitularía como “círculo de sangre”. A ésta seguiría una sobreexposición que se prolongaría hasta bien entrada la década de los noventa y que terminaría con la crisis derivada de colapso de la burbuja especulativa. Relanzado en el seno de la línea Marvel Edge justo antes del rebumbio generado por la saga de Onslaught y la maniobra comercial conocida como Heroes Reborn, sus nuevas aventuras duraron apenas año y medio sin aportar nada digno de mención. Habría que esperar a los Marvel Knights de Joe Quesada para que Castle volviera a hacer de las suyas de la mano de Christopher Golden y el legendario Berni Wrightson en una incomprensible miniserie con ángeles y demonios, a la que seguiría una colección en doce partes realizada por Garth Ennis y Steve Dillon (que habían ganado fama y prestigio gracias a su Predicador para la línea Vertigo de DC). Humor negro, violencia desmadrada e incorrección política sirvieron para que el Castigador recuperara una presencia más amplia entre las franquicias rentables y ganara además la posibilidad de pasar por la gran pantalla (después de la fallida experiencia de finales de los ochenta protagonizada por el pensador, filósofo e ingeniero químico Dolph Lundgren). Desde entonces don Frank ha paseado su persona, sus pistolas y sus neuras con bastante asiduidad, dándonos momentos tan memorablemente inverosímiles y descacharrantes como su período como “Frankencastle”. Ahora toca un nuevo relanzamiento en tono más realista de la mano de un guionista con muy buena mano para las historias de ese corte, como es Greg Rucka.
Don Greg es un escritor sobradamente conocido por sus trabajos con Batman y Wonder Woman, y para el caso que nos ocupa hay que destacar la magnífica Gotham Central que realizó en la parte literaria junto a Ed Brubaker. En esta nueva versión de las aventuras del Castigador (y las desventuras mortales de sus adversarios) vuelve a ese ambiente policiaco que se le da tan bien y que tan bien le sienta a Frank Castle. Puede que de vez en cuando el caballero de la calavera en el pecho se codee con los empijamados marvelianos pero ése no es su terreno y la cosa nunca ha terminado de funcionar (quitando algunos casos puntuales de encuentro con / contra otros seispesetas como Lobezno o el Motorista Fantasma). Rucka recupera al bueno y viejo Frank de siempre, el que va eliminando a todo tipo de militantes del crimen organizado y vive perpetuamente en guerra con los delincuentes, pero elimina muchos de los trucos narrativos tradicionales, como la referencia a su diario de guerra o la voz interior del protagonista. Como indicara el propio escritor en una entrevista concedida a compañeros de Zona Negativa, a estas alturas todo el mundo sabe qué es lo que pasa por la cabeza de Castle, así que sus apariciones se caracterizan por una silenciosa precisión quirúrgica para eliminar a sus adversarios y seguir avanzando en su objetivo.
En la colección encontramos a un amplio elenco de secundarios que permiten crear una atmósfera evocadora de las historias televisivas o cinematográficas de corte policiaco. Por un lado tenemos a Norah Winters, una periodista proveniente de las páginas de la colección de Spider-Man que quiere demostrar que es una profesional de la comunicación y no solo una cara bonita. Por otro está Oscar “Ozzy” Clemons, un detective veterano que mantiene la esperanza de capturar a Castle y que se ha convertido en la excepción en el seno de un departamento policial que no quiere cruzarse con el Castigador o que jalea bajo cuerda su labor exterminadora porque ayuda a hacer el trabajo a los agentes de la ley. Tal es el pensamiento de su nuevo compañero, el detective Walter Bolt, que se ha incorporado a su nuevo puesto tras un ascenso casual y causalmente relacionado con las actividades del justiciero. Completa el elenco principal Rachel Cole-Alves, una infante de marina malherida en una matanza perpetrada durante la celebración de su boda con la que el protagonista tendrá además el doble vínculo de haber compartido cuerpo de ejército y haber perdido violentamente a toda su familia. En resumidas cuentas, mucha historia policial y afortunadamente poco pijama.
En la parte gráfica hay que reconocer que el baile de dibujantes no parece perjudicar a la calidad total de la historia contenida en el tomo. Tenemos nombres a tener en consideración como los de Marco Checchetto o Michael Lark (que ya se las viera con Rucka en la citada Gotham Central) junto a los de ilustradores más o menos conocidos que en conjunto dan el tono oscuro y realista que la colección necesita.
Para terminar hay que indicar que se trata de un relanzamiento más que acertado del personaje, de la mano de unos autores que parecen haber dado en el clavo con el tratamiento que hay que darle, de acuerdo con las premisas de aquél pero sin caer en la repetición. Una oportunidad para volver al personaje o acercarse a él que desgraciadamente se verá truncada por unos planes editoriales diametralmente opuestos que pasan por enfrentarlo a los superhéroes (algo muy lógico, sí señor) e incorporarlo a una nueva alineación de Thunderbolts (algo muy consecuente con la naturaleza del personaje). Hasta que todo eso llegue repantíguense en sus echaderos favoritos y disfruten del paseo.
Y es por éstas cosas que mi apego por los superhéroes va decayendo a medida que me hago viejo y (más o menos) sabio. Esa manía patológica de forzar la relación/enfrentamiento entre personajes de la editorial, sin respetar conceptos ni nada que se le parezca. El Castigador se ha caracterizado siempre por trabajar en solitario y negarse a formar parte de cualquier alianza más allá de la eventualidad, y ahora lo incrustan con calzador en los Thunderbolts. Bravo. Ya me chirriaba Masacre en X-Force, pero ésto es ciscarse en todo lo sagrado. No puedo digerir a una editorial que emborrona contínuamente la personalidad de sus personajes. Para el año que viene no sigo ninguna serie «pijamera», salvo Daredevil, quizás. Palabra.
Lo cierto es que es una putada que se nos niegue la continuidad de Rucka y Chechetto por incluir en un grupo a Punisher. De hecho, en esta misma serie demostraron durante «El Efecto Omega» que a Franky no le pega estar en un grupo (¿balas de goma? ¡venga ya!) así que ya veremos qué le han ofrecido para cambiar de idea y ser ahora todos súper-amigos.
Entiendo perfectamente el cabreo de Rucka y le deseo un gran futuro allá donde vaya, incluso con sus «Piratas del inefable éter» y con lo que sea, que ya no tiene nada que demostrar. Afortunadamente pudo darle un cierre digno a su visión del Castigador e imagino que su Punisher: War Zone será ya un encargo editorial que se limitará a cumplir funcionando a medio gas, para llevar a Frank a donde él nunca lo habría llevado.
Descansa en paz, Frank Castle. Hola, Cable II.
Este cómic en particular es una joya. Serie negra y profundidad policial en estado puro. Es cierto que no son esquemas vistos novedosos «a priori» pero la sensación de estar leyendo algo bueno y con trama está ahí desde el minuto cero. Las escenas sin diálogos del comienzo dan mucha fuerza a la historia que se quiere transmitir. Como todas las cosas puede tener pequeñas pegas como el
estado espontáneo de venganza fría de la señorita Cole pasando de estar hospitalizada -con toda su «family» muerta- a sangrar a una docena de villanos junto al Punisher pero claro, es una marine de las chungas como él
. Pero bueno, los tiempos en un cómic tienen que aligerar transiciones de este tipo.
El cruce o «mención» con
la trama de Daredevil acerca de los datos archivados de las grandes empresas también es muy correcto sin necesidad de leer el otro cómic aunque interesante si lo has leído
.
Como dice el comentario del prólogo de este tomo el equipo coordinador para Daredevil, Punisher y Moonknight es el mismo que el de 52 y si algo sale bien para qué cambiar la fórmula.
Lo que aguante Rucka de momento será bienvenido, después el tiempo dirá.
Punisher es uno de mis personajes marvel favoritos pero hace tiempo que dejé se seguir sus aventuras como si se tratara de una continuidad. Para mi cada nuevo volumen o colección lo tomo como algo más o menos independiente y lo disfruto como tal. Así si me interesan los autores o el enfoque, pues me lo compro. Si no me interesa, pues paso.
Y visto lo visto, la etapa de Rucka quedará como una buena etapa el personaje que podré releer de forma independiente de lo que hayan hecho antes y lo que hagan después con el personaje.
La nueva etapa con Punisher en las filas de los Thunderbolts no me llama nada, así que esperaré hasta el siguiente cambio a ver si algún autor se curra una nueva etapa de mi interés. Me pasa lo mismo con otros personajes como Hulk y Daredevil.
En realidad hay que recordar que Punisher nació en las páginas de una colección eminentemente superheroica (Amazing Spider-Man) y que pese a operar generalmente en solitario tampoco ha renunciado a colaborar con otros personajes cuando las circunstancias lo han propiciado. Y aunque finalmente estas colaboraciones no suelen acabar nada bien, ahí están los diferentes Microchip, Nick Furia, la propia Cole o una obscena cantidad de cruces y team ups con diferentes personajes de la editorial. Que colabore con un grupo tan afin a su causa como los futuros Thunderbolts, tampoco es muy diferente a cuando estuvo en los Marvel Knights. Ahora todo depende de que se aproveche, pero tampoco es algo que contradiga irreparablemente un rasgo característico del personaje sino otro de los posibles escenarios en los que explotar su esencia. Y ahora, si me disculpáis, creo que voy a releer el Desde el Principio del Punisher de Ennis, que creo que Frank guarda una sorpresa para mi en su última página…
Pd: Y corto con mi rol a lo «abogado del diablo» de hoy, pero es que siempre he sido un férreo defensor de aquellas tramas que saquen a los personajes de su zona de confort y que se atrevan a explorar situaciones nuevas o diferentes
precisamente me estoy leyendo el tomo ahora y, aunque lo que llevo leído me está gustando, la etapa max de ennis sigue siendo insuperable, y es que ennis (cuando quiere) es mucho ennis.
retiro lo dicho, no me ha gustado, y no es que sea malo, es que es un tebeo del montón, y con los antecedentes de ennis y, en menor medida, de aaron, pues como que no; no creo que me pille la continuación.