Edición original: Marvel Comics – diciembre 1991
Edición España: Comics Forum – septiembre 1994
Guión: Alan Grant, John Wagner
Dibujo: Cam Kennedy
Entintado: Cam Kennedy
Color: Cam Kennedy
Portada: Cam Kennedy
Precio: 900 páginas (novela gráfica de sesenta páginas)
A principios de los años noventa del siglo pasado, el formato de novelas gráficas acumulaba en la casa de las ideas un número suficiente de publicaciones como para que hubiera quedado patente que ya no era el formato especial (en cuanto a calidad de contenido) de la década anterior. Esta novela gráfica, protagonizada por un
Las premisas de esta aventura escocesa del Castigador eran, en principio, halagüeñas. Sus autores eran tres notables caballeros cuyos nombres estaban unidos a un momento glorioso en la historia del cómic británico.
Pongámonos en situación: el Castigador llega a Escocia (patria chica de dos de los tres autores implicados) en persecución de un pez mediano del tráfico internacional de cocaína (el cual, por cierto, tiene apellido de resonancias italianas). Su aparición en la vieja Europa responde al esquema clásico del visitante que intenta comportarse en el extranjero como lo haría en su casa. Castle, cuya devoción a su causa sólo puede definirse como obsesiva, no parece tener el más mínimo inconveniente en hacer de las suyas en un país cuyas reglas en materia policial son bastante distintas de las estadounidenses. En sus pesquisas, Frank habrá de vérselas con las fuerzas de la ley británicas, y con algo más. La aparición del Castigador y su persecución del traficante, le lleva a toparse con una conspiración global para extender el tráfico de cocaína por todo el mundo, en una operación en la que están implicados británicos, estadounidenses, franceses y rusos. Sin embargo, no será Castle el único interesado en poner fin a ese contubernio: quien parece ser el espíritu de un antiguo guerrero de las tierras altas enarbola una espada ‘claymore’ y se enfrenta con tan anacrónica arma a los traficantes y sus secuaces. El justiciero moderno y el vengador de antaño cruzarán sus caminos en varias ocasiones, a veces como adversarios y a veces como aliados. El resultado es una historia a caballo entre ‘Corrupción en Miami’, ‘Rob Roy’ y ‘Misterio para tres’ que no es chicha ni limoná.
No era la primera vez que los caminos de los superhéroes marvelianos transcurrían por los evocadores páramos escoceses. En ‘Espíritus de la Tierra’, Charles Vess había contado una deliciosa historia en la que Spider-Man era la excusa para dar un paseo por un villorrio ‘arquetópico’ con sus parroquianos, sus gaitas, su gusto por el güisqui. La magia, si es que la había, era sutil y en algunos casos tenía una explicación científica. Aquí, sin embargo, una historia de corte urbano y realista (el vindicador que se toma la justicia por su mano es un clásico del género de acción de los ochenta) se cruza con una leyenda de las de un poder conferido por una espada mágica. Castigador y magia son dos elementos que, en mi opinión, casan poco o nada (y a las pruebas de su condición “angelical” previas a la llegada de Garth Ennis y Steve Dillon me remito). Por otra parte, la imagen realista de Escocia (con hinchas futboleros incluidos) se diluye conforme avanza la historia y se visitan los páramos del título: leyendas, niebla, gaitas, ancianos señores de un linaje venido a menos y chistes a costa del plato típico local conocido como ‘haggis’ y de la proverbial tacañería del pueblo escoto.
Después de muchos años sin acercarme a esta novela gráfica, su relectura me ha dejado con la sensación de que Grant, Wagner y Kennedy habían desaprovechado la ocasión de contar una historia memorable de un personaje más próximo a sus amigos de ‘2000AD’ que a los pijamas norteamericanos.