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Para refrescaros la memoria con lo que ocurrió en el primer tomo de Q [Kû], simplemente decir que la obra nos presenta un mundo futurista en el que la Tierra lleva una década bajo la amenaza de Solaris, una gran esfera de procedencia dudosa que lanza demis, seres monstruosos y agresivos, a la superficie del planeta creando el caos y la destrucción. La población humana de los estratos sociales más elevados han conseguido refugiarse en la denominada “ciudad cerrada”, una zona amurallada y techada con una cúpula que impide ver el cielo, pero que a la vez protege de los ataques. La gente con menos suerte se ve obligada a subsistir en guetos y comunas marginales, peleando por sobrevivir debido a los escasos recursos disponibles. El primer tomo nos presentaba a Rem, el protagonista, un mercenario que había pertenecido al grupo U7 de lucha contra los demis, pero que había desertado para poder proteger a los más desfavorecidos, ayudando para ello a Mana, una chica con la que va acogiendo a los diferentes niños que van encontrando en las calles. Una de estas niñas resulta ser Kû, una pequeña aparentemente normal pero que parece tener una procedencia extraterrestre, con poderes espectaculares que le permiten derrotar y devorar demis sin apenas esfuerzo.
La historia quedaba en suspenso tras ese descubrimiento por parte de Rem, que comenzaba a dudar si era realmente seguro para su grupo el permitir que una entidad como Kû viviese. Sin embargo, la convivencia de la niña en el grupo cada vez es mejor, se integra a la perfección con el resto de niños y con Mana y entre todos forman el grupo “Q Rangers”, una especie de banda urbana que acaba con demis a cambio de comida, y de la cual Kû es la integrante más valorada. Pese a los problemas que suponen los poderes y el desconocimiento de la niña de la moral o el buen uso de los mismos, todo parece ir sobre ruedas, hasta el día en que Rem acepta un contrato millonario para asesinar a un demi de alto nivel. Para ello utiliza un arma que extrajo sin permiso tras su paso por el U7, lo que provoca que este grupo paramilitar localice su presencia.
En un primer momento el U7 solo le reclama a Rem que devuelva las armas o que se vuelva a unir a ellos, pero la negativa del chico, unido a su carácter arrogante, logra provocar a Shinobu, el arquero del equipo, que procede a intentar darle caza. Por desgracia, debido a la falta de escrúpulos del arquero, el disparo destinado a Rem alcanza a Kino, una de las niñas del grupo, causándole la muerte, lo que provoca la ira no solo de Rem, sino sobre todo de Kû, que ha comenzado a desarrollar sentimientos hacia las personas y es incapaz de controlar su ira, matando al causante del desastre. Dolido por haber sido incapaz de proteger a los que quiere y temeroso por la muestra de violencia de Kû, Rem abronca a la niña y le dice que se vaya lejos de ellos.
Tras estos eventos pasa un tiempo y el tomo cuarto arranca con Rem reuniéndose de nuevo con los U7 tras aceptar la oferta de El, el capitán, para participar con ellos en una misión para destruir de una vez por todas a Solaris. En este volumen se ahonda un poco más sobre el pasado militar de Rem, que abandonó la formación del U7 debido a que estaban destinados a la protección de la “ciudad cerrada” en un momento en que los habitantes de esta utilizaban a la población que quedó fuera de las murallas como cebo para poder huir de los demis. Dejando esto aparte, la misión de ataque contra Solaris se convierte en casi suicida, y multitud de intereses se encuentran en su ejecución. Por un lado el U7 tiene la orden de entrar en Solaris y destruirla desde dentro; por otro lado, el egoncéntrico Coronel Manatsu quiere utilizar el arma de destrucción masiva que lleva años desarrollando para apuntarse el tanto de salvar a la humanidad; y por último también aparecen los nombres de Iriya, Muramatsu y Narita, científico (los dos primeros de la “ciudad cerrada” y el último trabajando a pie de campo fuera de las murallas), que han retenido a Kû tras su marcha del grupo de Rem y Mana por su posible vinculación con Solaris. Con los peones ya sobre el tablero y la batalla por el planeta en marcha, el tomo finaliza con una revelación importante: no se sabe si Solaris es algo extraterrestre o no, pero sí que es posible que no lleve en la Tierra solo un puñado de años…
Grosso modo esta es la línea argumental que siguen estos dos tomos que forman el enlace entre la introducción y el desenlace de Q [Kû]. Como podéis leer, la obra sigue siguiendo un argumento típico, con una estructura que busca sobre todo mantener un ritmo alto, beneficiando a la acción pero restando algo de peso en las partes que podrían ser más profundas. Y quizá ese sea el mayor defecto de desarrollo que se le puede achacar a Q [Kû], que pese a que es un manga que entretiene, que asombra con unas escenas de peleas espectaculares, y que incluso tiene ciertos ramalazos de madurez realmente buenos, todo queda al final en la superficie, en la anécdota, y acaba abrazando los arquetipos manidos de una obra que aspira a ser algo más que un shônen, pero se queda en el umbral, sin atreverse a entrar. Por ello, aunque momentos como las muertes de algunos personajes, las escenas de flashbacks, los intentos de aplicar cierta moral y crítica a la obra, quedan como meros golpes de efecto bien para sorprender al lector y hacerle creer que no está leyendo nada demasiado juvenil, bien para hacer avanzar la trama en una dirección concreta. En este sentido Q [Kû] es una obra bastante predecible argumentalmente, y pese a que tiene algún misterio que otro, como la procedencia de Kû y Solaris o la jerarquía social de la Tierra en esta distopía, con potencial para hacerla crecer, al final son infrautilizados y realmente no te llega a importar demasiado lo que suceda con eso.
Algunos de los enfoques del manga evoca también a otras historias que ya hemos leído hace un tiempo, como por ejemplo el dar a Kû todo ese toque infantil, cómico e inocente para luego tornarlo en oscuro y peligroso, algo que ya vimos en
Y es que lo mejor de Q [Kû] está sin duda en el apartado artístico y en la habilidad de Shihira para construir escenas. El estilo general es muy shônen, del tipo que veríamos en obras como
En general,
Valoración Final
Guión - 5.5
Dibujo - 8
Interés - 7
6.8
Demasiado típico y previsible. Así podrían definirse estos dos tomos de Q [Kû], que pese a mantener el nivel artístico y ofrecer unas espectaculares escenas de acción, pincha en el apartado argumental, quedándose, a la espera de su final, como una obra más, que entretiene y cumple, pero podría dar más de sí.