¿Qué está pasando en el cómic americano? (Season 13)

Si estáis atentos a la actualidad de DC Comics, es muy probable que ya sepáis que la Wonder Woman de Brian Azzarello y Cliff Chiang es una de las mejores series de las que se pueden disfrutar en la actualidad. Sería demasiado atrevido afirmar que es el mejor acercamiento que nos hayan ofrecido del personaje dado a la existencia de etapas tan relevantes para su definición como lo fueron las míticas etapas de George Pérez o Phil Jimenez entre otros. Incluso dentro de una serie con tan poco espacio para el desarrollo de personajes como ha sido tradicionalmente la Justice League hemos podido ser testigos de grandes acercamientos a la figura de la amazona ensalzándola como algo más de un mero cupo de género demostrándo de forma irrebatible -mediante hechos, no con palabras- que es uno de los personajes más importantes del Universo DC. A la memoria se nos vienen etapas como la de Grant Morrison y herederos con historias como Golden Perfect o Reglas de Compromiso, en las que Diana ser erigía como una de las figuras más heroicas de la editorial incluso por encia de gente como Batman, Superman, Wally -te echamos de menos- West, Kyle -a ver cuando se oasa ka moda del Hal Jordan de las narices y te devuelven al lugar que realmente mereces- Rayner o el Detective -¿pero dónde @#$% te has metido?- Marciano. A todas estas grandes historias que abarcan al personaje desde toda la amplitud del Universo DC ahora hay que sumar…

Cuando la editorial de Robert Kirkman, Todd McFarlane y su panda anunciaron que Jonathan Hickman estaba preparando un nuevo proyecto desde el que aproximarse a los entresijos del Proyecto Manhattan -aquella compleja maquinaria científico-militar que dió como resultado la creación de la bomba atómica allá por los años cuarenta- es muy probable que más de uno nos llevásemos la idea de que aquello era una suerte de SHIELD 3.0 echa a base de los excedentes que no pudo emplear para la todavía inacabada maxiserie. Craso error. Y es que aunque temáticamente ambas obras tienen mucho en común, The Manhattan Projects viene a ser algo parecido a lo que sería Teléfono Rojo, Volamos hacia Moscú respecto a Espartaco o Barry Lyndon dentro de la filmografía de Stanley Kubrick. Y para muestra, no tenemos más que echar un ojo a la peculiar manera que tiene Julius Robert Oppenheimer de intercambiar conocimientos sobre la física con un embajador alienígena:

Ya esta bien, hombre. Aquí todo el mundo hablando de la Wonder Woman de Azzarello y Chiang, los Batman de Snyder o Morrison, la Cosa del Pantano, Animal Man, los Green Lantern y Aquaman de Geoff Johns (de sus otras series también hablan pero por distint… bueno, digamos que por motivos parecidos, más bien)… ¿es que son las únicas series que publica DC actualmente?

Pues no, lo cierto es que entre las 52 series -menos las que se han ido cancelando y con la suma de todas aquellas que se han subido al carro durante los últimos meses- se pueden encontrar otro buen puñado de colecciones interesantes para lectores de todos los gustos y perfiles. Entre ellas podríamos hablar largo y tendido de la Justice League Dark de nuestro compatriota Mikel Janin, serie que es muy probable que más de uno hayáis infravalorado por ser una de las que han cambiado de guionista tras el primer arco argumental, pero de la que se puede asegurar sin ningún género de duda que tras la vistosa -pero algo confusa- presentación a cargo de Peter Milligan está subiendo enteros gracias Jeff Lemire. De hecho no acabo de entender como es posible que se hable tanto de algo tan soso y gris como Frankenstein Agente de Nosequé y sus ínfulas de ir de guay y se hable tan poco de esta. Porque si alguien tiene alguna duda de lo fardona que puede llegar a ser la serie de John Constantine, Zatana y sus compañeros, aquí tenéis al protagonista de Hellblazer mostrando sus recursos para enfrentarse a Félix Fausto en un almacen arqueológico secreto a cargo de la agencia de control metahumano:

Tras leer como en el último número de Vengadores, el otrora legendario Walter Simonson, firmaba un lamentable dibujo en pleno crossover AvX y tras leer un bastante tedioso Superman de Dan Jurgens, uno llega a pensar que es imposible no leer nada tan soporífero ni escaso de ideas con un dibujo prácticamente caduco. Pues bien, entonces abres el Trio de John Byrne y te das cuenta de que si, si es posible. Por favor… Como tampoco se trata de extenderse hasta el infinito y declarar la Tercera Guerra Mundial critcando por doquier el último trabajo del antiguo dibujante de Patrulla-X, Cuatro Fantásticos o Alpha Flight (en lo que es una impresionante hoja de servicios), entre otras porque esta serie habla por si sola, pongamos dos ejemplos de por qué esta serie no tiene nada nuevo que ofrecernos. Por si no era suficiente con un personaje con capacidad para estirarse, otro que puede cambiar de humano a piedra a voluntad y un ser submarino, ahora se saca de la manga a…

Pero si es que hasta es muy probable (no lo descartemos) que el propio Byrne dibujara en la misma posición a los dos enemigos más famosos de Los Cuatro Fantásticos durante su etapa en la serie. Mal, Byrne, Mal. Déjalo ya, anda.

Con evento o sin evento, Jason Aaron se las ingenia para seguir contando sus historias en su extravagante parcela mutante centrando el tie in entre Lobezno y los X-Men y Avengers Vs X-Men de este mes en temas tan intimistas como el ¿triángulo amoroso? entre Coloso, Kitty Pryde y el Hombre de Hielo (con los resultados más catastróficos que se han visto en una cita desde… bueno, desde tiempos de Helena de Troya) o en desarrollar algo más a personajes que hasta el momento no habían gozado de excesivo protagonismo como podrían ser Vaina y Sapo. Con una especial atención al perturbador y marcianísimo flechazo entre estos dos últimos, Aaron no solo lleva un paso más allá el desequilibrio de los poderes dérmicos de la rubita de los Guthries (dejando copias de si misma a base de células escamosas muertas por varios lugares de la mansión, el sumun de la dejadez en la higiene personal femenina), sino que se atreve con una revelación perturbadora de a donde van a parar todas esas carcasas de piel muerta. Inserten música de Psycho (esa no, la otra) por favor:

En vísperas de Blackest Night, Geoff Johns firmó uno de los mejores números de todo el evento. El número en cuestión fue un capítulo autoconclusivo centrado en un villano en concreto, una práctica con la que el propio Geoff Johns se había conseguido hacer un nombre en la industria. Por ejemplo, no seré el único al que le venga a la memoria uno de sus primeros números en Flash centrado en el Capitán Frio o el de Zoom, por no hablar de los dedicados a Black Adam en JSA o el propio Sinestro en Green Lantern. Como decía, el mencionado número prólogo a La Noche Más Oscura (el número 43 para más detalle), el protagonismo recaía en el semidesconocido Black Hand. Pues bien, el undécimo número del nuevo volumen de las aventuras de Hal Jordan y Sinestro (imapagable el momento «bat-cueva») retoma alguna de aquellas tramas y la «defectuosa» relación con sus padres y hermanos. Pero si por algo destaca este número es por otra de las prácticas marca de la casa de Geoff Johns. Otro de sus clásicos «vistazos al futuro». Si bien no alcanza los límites de sorpresa y espectacularidad del teaser de Blackest Night en aquel número que Johns y Van Sciver se curraron hace ya unos cuantos años y en el que aparecían por primera vez Red, Orange e Indigo Lanterns, esta imagen también nos deja a todos con ganas de más.

Si las relaciones familiares son de por si algo complicado, en los universos de ficción superheroica las extraordinarias cualidades tienen una tendencia única a hacerlas todavía más difíciles. Ya no es solo que tengas que lidiar con el antiguo de tu padre, la sobreprotectora de tu madre, las contínuas bromas pueriles entre tu tío y su colega de farra, el patán de tu hermano mayor, ese abuelo que está siempre de viaje y al que apenas conoces o a los familiares y amigos lejanos que se empeñan en irrumpir en vuestro hogar sin previo aviso, es que en más de una ocasión puedes acabar viéndote obligado a compartir techo con tu yo futuro.

Eso básicamente es lo que le toca hacer a la benjamina de los Richards en la última entrega de la Fundación Futuro, donde Jonathan Hickman se vale de la presencia de las versiones futuras de Franklin y Valeria Richards en nuestro tiempo para ofrecernos unas divertidas escenas de interacción entre estos y los alevines de nuestro presente. Y si bien Franklin y su yo futuro parecen hacer buenas migas, no se puede decir lo mismo de la inhumanamente inteligente chiquilla de tres años y su versión adulta. O al menos algo así puede interpretarse de la escena en la que esta irrumpe en el cuarto de la joven Val mientras esta pasa el rato con Bentley 13 echando al chaval a la calle antes de ponerse seria con su yo del pasado. Y cuando decimos seria, nos referimos a «seria» de la misma forma que se ponían los hermanos mayores de antes:

En un tiempo no muy lejano, la publicación en un mismo mes de doble ración del Uncanny X-Force hubiera sido un motivo suficiente de celebración. Tras la conclusión de la Saga de Angel Oscuro (de inminente publicación en el entrante y caluroso mes de Agosto), el baile de dibujantes sin mucho acierto (a pesar de los esfuerzos del colorista Dean White) han hecho que la calidad de la serie disminuya en un porcentaje destacable, aunque no está de mas recalcar que X-Force a la mitad de su potencial sigue siendo una mejor serie que el 90% de lo que todo se publica. De hecho, como decía aquella canción, ¡Que el ritmo no pare! En la presente saga en curso hemos tenido de todo. Sobre todo, muertes, muertes y más muertes. Hasta tres personajes han dicho su adiós definitivo, al menos todo lo definitivo que pueda ser hoy en día. Aunque no creo que el pobre Pórtico (personaje querido de segunda fila donde los haya, sobre todo los aficionados a la etapa Australiana de La Patrulla-X) tenga muchas posibilidades de regresar. En cualquier caso, uno de los mayores atractivos de esta saga era conocer los integrantes de la nueva encarnación Hermandad de Mutantes Diabólicos (aunque el equipo anterior es de antesdeayer) que se ha sacado de la manga Rick Remender. Y, ¡oh señores!, hay de todo. Tengo gambas, tengo chupitos, tengo croquetas, tengo jamón… Tenemos mutantes clásicos, tenemos nuevas invenciones, tenemos parientes, tenemos miembros y miembras originales, tenemos chavalines, tenemos de «tó». Vamos con el spoilers.

BLOODSHOT #1
(VALIANT COMICS)
GUIÓN: DUANE SWIERCZYSNSKI
DIBUJO: MANUEL GARCIA

Con la entrada en este particular Top Five de este número queremos hacer nuestro reconocimiento particular a Valiant Comics y el notable esfuerzo que están realizando desde la editorial para crear una nueva generación de comics que puedan ser entretenidos y atrapar la atención del público. Sin todavía haber publicado ningún comic que merezca la calificación de sobresaliente, los tres primeros números hasta ahora publicados (Harbringer, X-O Manowar y el que se les suma ahora, Bloodshot) son buenos ejemplos de como deben hacerse nuevos comics, nuevas franquicias y números uno que cumplan su función principal. Conseguir que los nuevos lectores quieran continuar con su lectura. Todos aquellos de vosotros que actualmente, desencantados con el comic de las dos grandes norteamericanas, querais nuevas series que añadir a vuestra lista de la compra pero con un cariz más superheróico que el que la experimental Image puede ofrecer, esta es vuestra oportunidad. No perdais la ocasión de echarle un ojo (mira, como Nick Furia Sr. Y Jr.).

Duane Swierczynski (Cable, Birds of Prey) y Manual Garcia (Vengadores, Checkmate) cumplen su misión en este nuevo número de Bloodshot. Raymond Garrison (aka Bloodshot) las pasa canutas de principio a final de este comic, donde no solo le engañan y discute con todo el mundo sino que… ¡¡¡se lo cargan hasta tres veces!!!! El tipo con un factor curativo que ya quisiera el propio Lobezno (y más cerca de los poderes de El Hombre Inmortal de la GLA) sufre a cada cual más dolorosa (y todo lo gore posible) muerte, todo ello en medio de una trama de espionaje militar y operaciones encubiertas. De hecho, una de estas muertes parece firmada por el mismísimo Robert Kirkman y es el momento que hemos elegido como más destacado.

Continúa la «Guerra de los Robins» y, tras el enfrentamiento entre Damian y Tim en el número anterior, el hijo biológico de Bruce Wayne sigue escalando puestos situando a Jason Todd -el Robin «malote»– en su punto de mira. Así que mientras vemos a Terminus y sus compinches (a los que fácilmente podríamos definir como los diseños más enfermizos vistos en las colecciones del Hombre Murciélago en muchos años si no fuera porque este puesto está realmente disputado) podemos disfrutar de las peripecias de Damian para encarar al actual Capucha Roja dispuesto a derrotarle en su propio campo de juego y demostrar que es mejor Robin que él. Con Jason más en forma que nunca gracias a su actual colección junto a Arsenal y Starfire a cargo de Scott Lobdell y Kenneth Rochafort, y un largo historial que lo colocaba como uno de los personajes más «bad ass» de la franquicia del murciélago -llegando a poner en serios apuros tanto a Batman como a Dick Grayson en más de una ocasión- no quedaba duda de que ibamos a encontrarnos con un enfrentamiento muy reñido en el que cualquiera de los dos pupilos de Batman podría salir victorioso. ¿El resultado?

Acostumbrado a los viajes temporales y los cambios de realidad, Booster no parece demasiado conforme con el universo DC y ha dedicido cargarla contra el pobre Blue Beetle tras darse cuenta de que no es Ted Kord. Y es que el antiguo mienbro de la JLI de Giffen y DeMatteis se ha adherido a la beligerente postura del fandom más inmovilista y radical sosteniendo que para arreglar los problemas que actualmente asolan a la editorial es necesario recurrir a los servicios de John Byrne, George Pérez y los propios G&DeM para devolverlos a las series que hicieron grandes hace casi un cuarto de siglo (y si además les encontramos un hueco a Chris Claremont, Doug Moench y Tom DeFalco -uy no, que este ya está- mejor que mejor).

Porque claro, si algo dicta la experiencia es que para que un universo recupere la vitalidad, la táctica más infalible es volver a poner a los artistas que se hicieron cargo de la misma hace treinta años, y ahí están los actuales trabajos de estos grandes para demostrarlo. Que oye, lo mismo terminan siendo una sombra gris y caduca de sus anteriores etapas, pero solo con ver sus nombres de vuelta a la portada ya nos bastaría para sentirnos como si volvieramos a tener quince años, que los cómics sigan sin levantar cabeza y enterremos lentamente el buen nombre de estos autores da un poco igual.

Coñas aparte, la pelea entre Booster y Blue Beetle no tiene nada que ver con nada eso y Ted Kord (gracias a dios) sigue durmiendo el sueño de los justos formando parte de las grandes leyendas del Universo DC sin que ningún guionista metomentodo parezca dispuesto a traerlo de vuelta para mancillar su nombre como ya han hecho con Hal Jordan, Barry Allen, Capitán Boomerang, Máscara Negra, el Ventrílocuo y todo ese grueso de personajes cuya existencia debería ser erradicada. Pero aunque se desarrolla por unos motivos muy diferentes, bien nos vale para rememorar las clásicas peleas entre Booster y el Blue Beetle de la Bronze Age y, sobre todo, para que se topen con una de las amenazas más peligrosas del actual universo DC:

Kieron Gillen sigue haciendo oposiciones para confirmar que es uno de los guionistas más interesantes e imaginativos de la actualidad, y si se une al talento de alguien con la capacidad para que nuestras retinas emulen a la Meg Ryan de Cuando Harry encontró a Sally como es mi tocayo Daniel Acuña, el resultado puede ser épico. Encuadrado en Avengers Vs X-Men, la actual saga de Uncanny X-Men nos narra el asedio del Equipo Extinción contra la nueva Londres de Mister Siniestro. O mejor dicho, la parte del Equipo Extinción que han sido bendecidos por los dones del Fénix (y el resto a chupar banquillo). Y si pensábais que por contar con los dones de una entidad cósmica cuasiomnipotente, los Cinco del Fénix iban a conseguir acabar con Siniestro y sus variantes sin demasiados problemas, probablemente no conozcáis la mente retorcida de Mister Siniestro suficientemente bien. ¿Qué sorpresas pueden esperarles a estos mutantes reconvertidos en una suerte de panteón divino en la ciudad steampunk victoriana del genetista? Unas tan bizarras que casi hacen parecer nomales cualquier número de Lobezno y la Patrulla-X de Jason Aaron. Pero si tuvieramos que quedarnos con alguna apostaríamos por…

Pero si no tuvieramos bastante con esta, Gillen vuelve a hacerlo con un arranque igualmente incendiario en el último -y emotivo- número de Journey Into Mystery. Cualquier cosa que se diga sobre esta serie y su habilidad al beber del legado de la antigua Vértigo dando forma a unos deliciosos relatos para grandes y pequeños con asabor a cuentos de los de antes se quedaría corta. Y si ya se ha servido de Sandman, Lucifer o Los Libros de la Magia para perfilar un entorno onírico único con las mejores versiones de personajes como Loki, Mefisto o Pesadilla que se recuerdan en mucho, en la última saga aprovecha el viaje del pequeño dios de las mentiras y Leah al imaginario colectivo británico para servirse de otra referencia bastante reconocible mientras realizan una visita a Stonhenge:

Cuando se anunció hace no mucho tiempo esta miniserie/crossover/minievento, todos sabíamos cual iba a ser uno de los momentos más especiales de la serie. A nadie se le escapa las circustancias que a ambos lados de la franja que separa ambos universos han separado a los protagonistas de sus seres más queridos, dejándoles solos en un mundo con la certeza de que nunca más volverían a verse. Las cualidades únicas de Brian Michael Bendis para transmitir sentimientos y poner la carne de gallina han quedado patentes una vez más en el ecuador de esta miniserie con un cliffhanger potente (accesible incluso para los nuevos lectores rebotados del cine tras ver SpideyCrepusculo) que gana enteros para convertirse en uno de los mejores momentos del 2012. Un, dos, tres…

Y si no tenéis suficiente con esta miniserie para convenceros de que el Ultimate Spider-Man de Brian Michael Bendis es una de las mejores series del año del lustro de la década del siglo ¡DE LA HISTORIA! (vale, ahí lo mismo ya me he colado) echadle un ojo al apoteósico cierre que le ha dado al segundo arco argumental del actual volumen de la serie con una de las reinvenciones más brillantes de la mitología básica del Hombre Araña. Y hasta ahí puedo leer para no destripar demasiado. Hay que vivirlo.