¿Qué está pasando en el cómic americano? (Season 18)

A pesar de que su anabolizada figura dista mucho de amoldarse a los canones de belleza habituales, Hulka siempre ha tenido un irresistible poder erotómano sobre los aficionados del medio. Puede que fuera su debut, con aquella pose salvaje con vestido desgarrado al más puro estilo de Raquel Welch, puede que fuese las forma en la que el siempre pícaro truhán de John Byrne jugó con la sexualidad del personaje o puede que incluso haya algo freudiano en que nos atraiga una poderosa amazona que -salvo por el melenón y un par de voluminosas glándulas mamarias- su físico tampoco dista demasiado del arquetípico Superman.

Olvidaos de la damisela en apuros o las curvilíneas mujeres guerreras de Jim Lee y compañía. La sexualidad que desprenden las amazonas gamma ejerce un hechizo especial sobre nuestro siempre predecible género. Y si no, basta con echarle un ojo al caso de Betty Ross, que durante más de cuarenta años de historia probablemente fue incapaz de encender ningún pensamiento subido de tono por mucho que fuerais el lector de cómics con la imaginación más triste y gris sobre la faz de la tierra, y que fue presentarse roja y con la sangre hirviendo a base de fluidos gamma y ganar muchos enteros.

Puede que aquel uniforme de cuero sujeto con correas y apunto de estallar hiciera mucho. Puede que fuera la pose provocadora de sus primeras apariciones. Puede que el hecho de que fuera una afronta contra la imagen que el lector «de toda la vida» (ese título autoimpuesto que parece equivaler a esos señores con bigote rizado, peinado con raya y monóculo que se escandalizan por todo) o puede que el simple vigor que transmitía verla soltarse el pelo tras tantos años de ser maltratada por todo el mundo.

Pero como cualquier otra persona, Betty tiene sus días buenos y sus días malos. Y aunque la desesperante sosería con la que la abordado algunos guionistas ya dió buena muestra de esto último, todavía tenía pendiente mostrarnos su peor cara:

«Mundo Putrefacto» está siendo un crossover de lo más interesante, siempre y cuando aún no hayas quedado hastiado de que tanto Animal Man como Swamp Thing lleven más de un año dándole vueltas con la Putrefacción. Y si el mes pasado veíamos versiones putrefactas de jóvenes personajes o de personajes de segunda linea en la serie de Jeff Lemire, en este número de Swamp Thing ha tocado lidiar ya con fuerzas mayores. El número empieza con cierto familiar a lomos de la versión putrefacta de Starro irguiéndose como el nuevo rey de todos los océanos, todo ello en las aguas de Gotham City. Pero estamos en Gotham y allí por encima de todos, hay un superhéroe que siempre salva la situación. Salvo en esta ocasión, donde ni él se ha salvado de los efectos de la Putrefacción. Pero hay una esperanza aún, porque Swamp Thing encuentra la inesperada ayuda de Man-Bat. Salvo que Allec Holland no se reúne con su colega el Dr.Kirk Langstorm, es más, hay un problema de llamarlo de la forma como lo habíamos conocido hasta ahora…

Soy el primero en reconocer que los últimos volúmenes del Universo Ultimate no están siendo precisamente el culmen de la calidad. Su lanzamiento se vió afectado por el Nuevo Universo DC, tanto en ventas como en atención del público, y todavía no se han curado de esa estocada. Cambios creativos y dos crossovers consecutivos no ayudan mucho a ello. Es cierto que Ultimate Spiderman mantiene el interés en un nivel alto, gracias a los clásicos y acertados de Bendis y al meneo continuo al que se ven sometidos los personajes cada poco tiempo, provocando en el lector la incertidumbre sobre su futuro que mantiene viva la serie. Las otras dos series, en cambio, parecen escritas con el pilóto automático, volvando numerosas subtramas y personajes en cada historia (algo por lo que nunca se ha caracterizado precisamente esta linea). De vez en cuando se «ultimatiza» algún personaje Marvel para darle algo de vidilla a la serie, o se «homenajea» a alguna historia clásica de la editorial, pero sin grandes alardes de originalidad. La suma de todos estos factores ha generado cierta desidia y pereza en el seguidor de las series que, al igual que los guionstas, lee los números con el piloto automático. Por ello, cuando el perezoso lector llega a la última página del decimonoveno número de Ultimates, su cerebro se despierta automáticamente y las legañas salen despedidas de sus ojos (o la pepsi-cola de su boca), mientras pronuncia en voz alta (emulando a Matias Prats) un «¿¿¡¡Pero esto que es!!??«.

Se ve que Geoff Johns está últimamente seco (pun intended) de ideas, porque sino lo que acaba de hacer en Justice League no hay por donde cogerlo. Si nos pusieramos a hacer una lista con los comics más lamentables y bochornosos del siglo, posiblmente en el Top3 figuraría el Ultimatum de Jeph Loeb y David Finch. Pues bien, seguro que a Johns le debió de gustar algo todo aquello (imagino que también la escena de Blob zampándose a la Avispa, dado el gusto por el gore del guionista de Green Lantern), porque en Justice Leaque a repetido el mismo truco. ¿Que a cuál me refiero? A este…

Interrumpimos la transmisión con una noticia de última hora, y es que las ondas expansivas de la creatividad sin limites de JeFf Loeb (¿este hombre no sería maya, no?) ha provocado un agujero en el continum espacio-temporal que ha hecho que no solo un gran autor como Geoff Johns decida homenajearle este mes. No os lo perdais. Hay otro. Y es tan grande (al menos más gordito si lo es) que Johns. Estamos hablando de… Robert Kirkman. No conforme con tener un dinosaurio en su serie Invencible, ha decidido que lo de inundar ciudades porque si es una grandísima idea y se ha puesto también manos a la obra. ¡¡¡Tócate los pies!!!

Aviso de Spoiler

¿Quién será el próximo?

Continuamos hablando de mujeres vigorosas (no es que tengamos ningún tipo de fetiche, es que se ve que va a ser la tendencia este 2013) con la indómita amazona creada por ROB! Liefeld en plena fiebre de los noventa. Gracias a la labor de Joe Keatinge, Ross Campbell y compañía, Glory no solo ha conseguido un «level up» en la calidad de sus historias, sino también en lo que a volumen de la masa muscular se refiere.

Capaz de hacer que la anteriormente citada Hulka parezca Audrey Hepburn, la imbatible amazona del infierno ha tenido la triste fortuna de coincidir con una de las mejores etapas de Wonder Woman, por lo que en muchas ocasiones no se le dedica suficiente atención a sus aventuras. Entre la elegante mitología de guerrilla de una, y el tono de cuento excesivo de otra, elegir entre una y otra sería como hacerlo entre papá y mamá (hasta el punto de que sería interesante un crossover entre ambas si no fuera porque ambas protagonistas acabarían como el rosario de la aurora).

Pero antes de seguir desviándonos, el caso es que en el clímax del último número Keatinge no solo nos ha brindado un cameo del siempre clásico Fantomas, si no también el esperado enfrentamiento entre Glory y su hermana. Poneros en situación: Una es la pesadilla hecha carne -y nunca mejor dicho- para todo el que haya quedado traumatizado tras asistir a un certamen de vigoréxicos. ¿La otra? La versión demoniaca de la Lisbeth Salamander de Stieg Larsson tras descubrir que era la hija perdida de Freezer.

El resultado es la clásica pelea entre mujeres en un comic de superhéroes. Ya sabéis, tirones en el pelo, arañazos en plan gatas en celo, ropa que se hace jirones, comentarios del palo «¡Guarra!», «¡Zorra!», «¡Putón!» y tíos poniéndose cachondillos mientras las ven revolcarse desmelenadas sobre la roña de un callejón. Algo como…

El salto de calidad de la serie Detective Comics desde que Tony Daniel la ha abandonado es notorio, ahora no sólo tiene todo más coherencia sino que además se encargan que el back-up tenga sentido pagar por él. Además, cada cómic es su propia historia centrado en un villano distinto, pero todo hilado de forma que todo esté entrelazado. Y aunque parecía que cruzar la serie con «Muerte de la Familia» iba a resentir este buen hacer, pero nada más lejos de la realidad. Porque John Layman ha estado jugando con nosotros, nos ha estado mostrando unas cartas cuando realmente teníamos que estar mirándole en los puños de la camisa. Porque si, estos 3 primeros números suyos iban sobre Pingüino, la cuestión es que hasta el final de Detective Comics #15 no vimos que en realidad la historia trataba de…

Pero el escritor no es el único que ha estado jugando con otra persona en estos 3 números. La buena/mala de Poison Ivy, tras salir de malas (y con un boquete argumental marca de la casa de Duane Swierczynski) de las Birds of Prey, buscó un tipo de ayuda más dócil y manejable. Y no hay nada más así que la arcilla. El problema reside cuando un hombre descubre que han estado jugando con sus sentimientos, y aunque parezca raro, no todos somos unos pagafantas de forma consciente, así que en el back-up el bueno/malo de Basil decide ponerle las cosas claras a Pamela. Nada de cariñito…

Que llevásemos tantas secciones consecutivas sin hablar de Batman y Robin era un crimen al que estaba claro que había que poner enmienda. Dispuestos a proporcionarnos el medio, Tomasi y Gleason han levantado el vuelo tras el discreto arco de los zombies aprovechando el crossover Muertes en la Familia para brindarnos algo que llevábamos esperando desde hace mucho tiempo: El segundo asalto entre Joker y Damian.

Y es que el payaso del crimen ha vuelto con ganas de marcha, y es de sobra conocida su especial predilección por englobar petirrojos en la dieta. Su primer encuentro con el hijo biológico de el señor de la noche en tiempos de Morrison ya nos había dejado un inmejorable sabor de boca, y ahora la única duda era si el actual equipo creativo estaría a la altura y como reaccionaría el intratable Damian en un nuevo enfrentamiento contra la némesis de su padre.

Lo primero que queda claro es que a pesar de su juventud, al actual Robin le tiran los clásicos y no le gusta ni un pelo el nuevo careto de peli de terror barata de los noventa de Joker. Pero tranquilo, Damian…

«El Tercer Ejército» es el enésimo crossover de Geoff Johns. Seguramente a estas alturas más de uno estará cansado que sólo sepa levantar la saga con ellos. Cosa que en otras series míticas de otras empresas no se puede decir lo mismo. O quizás si. El caso es ahora será de traca, porque una vez termine este empezará el «La Ira del Primer Lantern«, sin poder respirar del anterior. Pero al menos, dentro de toda esta negatividad podemos encontrar guiños que uno agradece. Por ejemplo, ¿quien de todos los Green Lanterns es capaz de descubrir los planes de los malvados y venirse a la tierra a avisar a los protagonistas de que a los Guardianes se les ha ido a la pinza como a una excursión del Inserso sin Bingo?

Pero aunque parezca mentira, no es lo más destacado de este número. ¿No decíamos antes que Johns parece estar «seco» de ideas? Pues lo de ahora no se si lo confirma o realmente aún tiene genialidades. Ya hemos dicho que todo ahora gira y girará en torno del Primer Lantern, y al final del número se revela su nombre, y atención que es…

Por si no os hubieses enterado (y en caso de que no hayais visto los informativos de La Sexta, que los muy «profesionales» han destripado la noticia sin el más mínimo aviso de spoiler. «¿Pa qué?» dirán), esta navideña semana se puso a la venta el último número de Amazing Spiderman. Ya nunca mais volverá a publicarse 7D7N Amazing Spiderman.

(Breve pausa para recuperar la respiración después de la carcajada. Ok. Seguimos.)

Pues bien, ciertos acontecimientos de dicho comic (y no me refiero a que Humberto Ramos haya dibujado correctamente un pie, porque tal cosa no ocurre ni siquiera en el calendario maya) tienen un calado innegable que obliga a que lo mencionemos en este WTF, sí o sí, por muy trillado que esté el temita.

(Y no, no me refiero al debate sobre la «violación» que se ha abierto en todos los lados. Algo de lo más extraño teniendo en cuenta que MJ y este Peter tan solo se dan un besito de na y hay que soportar leer comentarios en los que parece que han aparecido pinchando como aquel tandem rubia/duende de hace años. Ok. Aclarado esto, seguimos.)

Por si has desaparecido del planeta durante los últimos días debido a una gesta masiva de marisco en mal estado, querido lector, y partiendo del hecho (es decir: «En capítulos anteriores») de que Otto Octavius ha intercambiado su mente con la de Peter Parker, los acontecimientos explicados en detalle los puedes encontrar en la reseña de mi amigo TOP Raúl Lopez.Pero, todo ello se resumen en un par de imágenes, que puedes encontrar a continuación:

Plano cenital del lector mientras grita: «Noooooooooooooo«.
Alejar cámara.
Insertar «títulos de crédito».
Pasar a negro.
The End.
Chim-pum