¿Qué está pasando en el cómic americano? (Season Eleven)

Como colofón a la saga The Killing Season, Starkings y Medellín dan lo mejor de si mismos en un vibrante clímax en el que el «misterioso» asesino de la calavera (otra calavera, de facocero Tusk en este caso) carga contra el santuario del intocable Obadiah Horn. De esclavo manipulado genéticamente para ser obligado a luchar en las guerras de MAPPO contra el continente indoeuropeo a convertise en uno de los hombres más poderosos e influyentes de la ciudad de Los Ángeles, ante los ojos del letal ejecutor que está acabando uno tras uno con los últimos «Hombres Elefante» no es más que otra pieza más a abatir.

Y si pensabais que su apacible vida junto a su esposa humana Sahara iba a permanecer imperturbable en las fortificadas Torres de Marfil, os podemos asegurar que a lo largo del número se darrama sangre. Mucha sangre. O lo que es lo mismo, lo que puede resultar de enfrentar a un híbrido humano rinoceronte con aspiraciones a Kingpin con una letal asesina (ups, ¿hemos dicho asesina?) con un historial de víctimas más largo que la espera para el último libro de R.R. Martin. Para poneros los dientes largos con el número en cuestión os dejamos con un par de viñetas de la brutal pelea a cargo del siempre impresionante Medellín:

Hay villanos que dejan huella nada más nacer y otros que no son sino modas puntuales o intentos fallidos a los que acaba arrastrando el tiempo en beneficio de las grandes némesis y las nuevas incorporaciones. Otros sin embargo son adelantados a su tiempo que a pesar de quedarse en la cuneta tienen algo «especial» que les empuja a resurgir para recibir la atención que se merece aunque hayan pasado décadas desde que desaparecieron del mapa.

A mediados de la década de los ochenta, Mark Gruenwald escribió una saga en la que liquidó a un amplio número de supervillanos de dudoso mérito para hacer limpieza en el enorme fondo de saco que estaba acumulando la editorial. Sin embargo, el que uno no le vea potencial a un personaje no significa que otro no pueda véreselo, por lo que varios de ellos han terminado regresando a la vida para regocijo de todos los que todavía les guardasen cariño. Los últimos de ellos, la cuadrilla a la que Rick Remender resucitó en páginas de Punisher y a la que está sacándole partido en cada una de las colecciones que guioniza.

De entre ellos, probablemente no haya personaje más bizarro que Megatak, villano por Doug Moench y Alan Kupperberg en páginas de Thor y cuyo poder se basaba en los videojuegos de 4 bits de los 80. Y si alguno duda de la valía que puede tener esto para un supervillano, echadle un ojo a su potencial en toda su grandeza dentro de las páginas de Venom:

Y si no os vale con eso os dejamos con la entrada en escena del nuevo Toxina, cuya identidad… bueno, eso será mejor que lo descubráis por vosotros mismos 😉

En el proceso de “homenaje/copia actualizada” que Ed Brubaker, el patriarca del Capitán América del siglo XXI, está haciendo mes tras mes a Mark Gruenwald, el patriarca del Capitán América en el siglo XX, este mes tocaba jugar con la nueva identidad de Azote. Tras recuperar a Madre Superiora Pecado (¿sabíais que Pecado salió en la película noventera aquella tan lamentable del Capitán América?) en su primer volumen del Capi, tratar los problemas del suero del supersoldado (como si Mark no lo hubiera hecho ya, y magistralmente, en 1994 relacionándolo con las drogas), el uso de la nueva sociedad serpiente o incluso ha recuperado a Iguana para la ocasion (Ay, la nostalgia… Aquella saga de la Gema Sangrienta… ¿Y para cuándo veremos al Capitán América en armadura? Porfi, porfi, porfi…), esta vez ha tocado una nueva identidad de Azote. Y con conexiones al infame Henry Peter Gyrich, como si directamente lo hubiera sacado de los comics de Thunderbolts (alrededor del numero 50), en el que luego resulto ser Nómada (Monroe, si, el que se cargo Brubaker “porque si”). Si queréis un resumen de la vida Azote podéis acudir a este post, que aquí no estamos para contaros pormenorizadamente los tropecientos villanos de cuarta o quinta fila que se cargo. Aquí estamos para contaros quien se esconde bajo la máscara de Azote. Y, oh, ¡nunca lo adivinaríais! Es otro personaje creado por Mark Gruenwald. Oye, Bru, si lees esto (que sabemos que si), que tengas en cuenta que esto ya empieza a oler un poco mal, hombre. En fin, ¿Qué vosotros también queréis saber de quién estamos hablando? Pues el último Azote en realidad es…

Cuando anunciaron que DC pretendía hacer un reboot a gran escala de su Universo de ficción la mayoría nos mostramos escépticos pensando que allí había gato encerrado. Cuando empezamos a ver los bailes de equipos creativos y la publicación de los primeros diseños empezamos a asustarnos. Cuando supimos que Superman iba a volver a ser soltero y vestir una especie de armadura o que la JLI de Giffen y los Titanes de Wolfman habían sido borrados del mapa para siempre surgieron los primeros cabreos serios. Cuando nombres como Rob Liefeld, Brett Booth, Scott Lobdell o Tom DeFalco empezó a entrarnos la risa psicótica nerviosa mientras nos preguntábamos cuándo iba a terminarse toda aquella pesadilla. Pero cuando mostraron el nuevo diseño de Power Girl y vimos que le habían quitado el escote… entonces, entonces si que supimos que iba a correr la sangre. Previendo la inminente desgracia en las oficinas de DC Comics, Paul Levitz y George Perez han reaccionado a tiempo dedicándose en cuerpo y alma para ofrecernos en el primer número de World Finnest lo único con lo que era posible contentar a los lectores de cómics para evitar que nos alzáramos contra las oficinas de la editorial: Un cómic de calidad con una notable sensibilidad y un cuidado mimo a la hora de acercarse a cuestiones humanas intrínsecas en el género de superhéroes…

A pesar de que este mes estaba marcado en el calendario como el regreso de George Perez a los lápices (ver esta misma entrada), el Karma (no, la mutante lesbiana no, el concepto astral) no nos podía dejar tranquilos y hemos tenido que soportar en el mismo mes cosas como que Steve Dillon dibuje a Hulk (eso ya por si solo es un WTF como una catedral de grande no visto desde que… bueno, concretamente desde que el propio Dillon dibujara Los Ultimates no hace mucho), otro de esos dibujantes magistrales han asumido las riendas de una colección por todo lo alto. ¿De qué serie y de qué “guionista”/”””””dibujante””””” estamos hablando? Pues a ver si sois capaces de adivinarlo con echar un solo vistazo. Pero si tenéis a mano una de esas lentes negras que se reparten en las ópticas para cuando hay eclipses solares apocalípticos y podamos mirar al sol sin dañar nuestros ojos, este es un buen momento para darles uso. Luego no digáis que no estabais avisados, porque aquí no tenemos hojas de reclamaciones para posibles afectados.

Aviso de Spoiler Tela marinera…

La relación entre Betty Ross y Bruce Banner nunca ha sido fácil. En principio ella estaba colgada del heroico científico jefe a cargo del proyecto armamentístico de la base que dirigía su padre, pero en cuanto este empezó a ponerse verde y gigante las cosas acabaron complicándose. Hoy, ambos son dos monstruos de provecho pero ni por esas el bueno de Bruce es capaz de mantenerse estable y tras el level up de Miedo Encarnado las cosas comenzaron a ponerse extrañas cuando Banner y Flappy Hulk se convirtieron en entidades separadas. Y si bien esto podía haber servido para dar algo de paz a ambas partes de la pareja, solo resultaría ser util para extremar sus «virtudes» hasta llevar a ambos a un punto de no retorno.

Y es que hay parejas que funcionan mejor juntas que separadas. Como Simon & Garfunkel. Como el pan tumaca con jamón ibérico. Como Grant Morrison con Frank Quitely. Como el Barça cuando lo dirige Guardiola. En el caso de Jason Aaron hay varias combinaciones posibles, pero cada vez que el guionista pone sus manos sobre El Orbe (ese antiguo villano del Motorista Fantasma que es una suerte de motero con un ojo gigante por cabeza) la diversión está asegurada.

En este caso, el villano anda a lo suyo cuando se ve atrapado en un apocalíptico combate marital entre Hulk y Betty en su forma de Hulka Roja asistiendo a uno de esos espectátulos de la naturaleza que no están hechos para los ojos de los simples mortales:

Damos la bienvenida, un mes más a nuestra sección WTF, a una de nuestras invitadas más habituales (esto es como cuando El Hormiguero invita a Will Smith, que parece ya uno más del reparto). Hablamos de, por supuesto, Pandora la Exploradora. A comienzos de este mes, se celebro el día del comic gratis en los USA, y DC Comics puso toda la carne en el asador y contrato a su mejor equipo creativo sus superestrellas para que contasen una historia dejando pistas de por dónde van a ir los tiros de la editorial el próximo año. La verdad es que el comic (donde se empieza a notar la mano de Goff Johns, libre de ataduras editoriales) en si es una delicia de leer, por todos los guiños o adaptaciones a historias pasadas que se condensan en estas veinte paginas, comparable únicamente a los teasers sobre futuras aventuras que correrá la Liga de la Justicia. Para muestra, un botón:

Pregunta de examen sorpresa, a ver si habéis estado atentos a las clases: ¿Cuántos personajes que no han debutado en TheNew52 sois capaces de distinguir en el dibujito? Y ya pregunta para nota: ¿Cuántos de ellos cambiaran su sexualidad cuando debuten?

Pero realmente, la sorpresa más impactante (y que dará que hablar los próximos días, con su dosis justa de polémica) es la siguiente: uno de los misterios que se desveló (aparte de todo parece ir encaminado a una Civil War a la DC) es la identidad de La Trinidad de los Pecadores. O la Trinidad Pecadora (a falta de traducción oficial nos vamos a quedar con esta última, en homenaje a ese gran maestro del humor humorista cómico comediante que es fue Chiquito de la Calzada). Aqui les teneis:

¿Y quienes son estos tipos tan importantes? ¿Que es lo que hicieron en el pasado que enfurecio tanto a los Antiguos Dioses, por lo que les impusieron a cada uno de ellos una condena por la que caminarian por la tierra sin identidad propia hasta el final de los tiempos? Pues a la izquierda tenemos a Pandora, en el centro tenemos a Phantom Stanger (de quien ya sabiamos su identidad con motivo de un complemento en Justice League #6) y la derecha tenemos a… bueno, mejor dejamos que lo explique el mismo. Porque esto va a traer cola, ya que como aviso la editorial, es un personaje clasico de la compañia pero con unas raices compleeeeeeeeeetamente distintas. Adelante, individuo. Presentate:

Epa, parece que tenemos algun problemilla con el directo, que el chico se nos ha vuelto timido y no le gusta dar la cara. A ver como lo solucionamos….

Todos los meses nos llega una joya desde el mercado «independiente» de esas que parecen haber nacido para calar hondo en el respetable. Ya hablamos de Prophet, hablamos de Saga… pero en esta ocasión nos toca hacerlo con motivo de la nueva propuesta de Nathan Edmondson, que si bien no tuvo demasiada suerte con Grifter en su breve paso por DC, en Image está demostrando ser uno de los más prometedores talentos de la actualidad en lo que a serie negra se refiere.

A la estela de gente como Ed Brubaker, Greg Rucka y el Brian Michael Bendis, sus trabajos se vienen caracterizando por una narrativa ágil y creativa, su buen ojo para rodearse por dibujantes con un cuidado gusto por la ambientación y por ese punto «psicológico/sobrenatural» tan parejo al cine de Christopher Nolan. Y si Who is Jake Ellis? ya fue una joya del espionaje neo noir para lectores ávidos de sofisticados placeres con los que satisfacer su paladar, con Dancer sigue mostrando tablas para que de aquí a un tiempo se lo rifen las principales editoriales americanas.

¿La premisa? Un antiguo asesino disfruta de su retiro junto a su amante, una bailarina de balet irlandesa con pelo color zanahoria y caché para actuar por toda Europa en compañías de primer nivel. Sin embargo, sus placidas vidas se verán alteradas cuando el protagonista y su chica se vean tenazmente perseguidos por un enemigo incierto en la ciudad de Milán. Obligado a destapar los secretos de su pasado para proteger al amor de su vida, tendrá que emplearse a fondo si quiere ambos escapen con vida. Y si hasta aquí la historia tampoco os parece demasiado diferente de lo que pueda encontrarse en las novelas de Robert Ludlum, dejar claro que el primer número tiene un final de esos que se le graban a uno en la cabeza como una bala de diamante disparada directa a la frente.

Y como tampoco es plan de que os fastidiemos el cómic revelando el quid del asunto, os dejamos una imagen de muestra con el fantastico trabajo que Edmondson y el dibujante Nic Klein nos ofrecen con este cómic (clicad para verla en todo su esplendor):

A comienzos de siglo, hubo una “pequeña racha” (unos diez años de “na”, año arriba año abajo) en el que las aventuras de Superman eran un término medio entre infumables e intrascendentes. Era comúnmente sabido por el aficionado medio del comic que eran infinitamente superiores las aventuras de personajes semejantes a Superman que las del propio hombre de acero. Por ello, el Supreme de Alan Moore, el Apollo de Warren Ellis, el Mr. Majestic de Joe Casey, el Hyperion del Supreme Power de JMS, el Sentry de Paul Jenkins o hasta, si me apurais, el Invincible de Robert Kirkman barrían el suelo con las aventuras regulares de Clark Kent. De los seis mencionados (¿Con cual os quedais vosotros?), no creo que nadie ponga en duda la calidad de las aventuras narradas. Con el paso de los años, esto mejoro un poquito (tampoco para echar cohetes) con alguna que otra saga de Geoff Johns por aquí, alguna de Paul Cornell por allá, números interesantes sueltos de Rucka (sin Superman) por el otro lado… La finalización de las aventuras de los anteriormente mencionados hizo que las comparaciones dejaran de ser odiosas. Hasta que llegó Mark Waid (a quien precisamente, DC Comics le denegó junto a Grant Morrison la posibilidad de escribir las aventuras del kryptoniano, en una de las decisiones editoriales mas incomprensibles de la historia de DC Comics).

Mark Waid se ha venido currando una serie regular con no pocas similitudes con El Hombre de Acero durante los últimos tres años. Estamos hablando, ¡cómo no! de Irredeemable. Lamentablemente, todo lo bueno llega a su fin, y este mes Irredeemable ha visto como en su número 37, Mark Waid decidía acabar la colección, rompiendo el cuarto muro en no pocas ocasiones y dejando el paradero de nuestro Plutoniano favorito esparcido por el universo. Y es que como sabéis, escribir el final de una serie es muy difícil (y escribo estas líneas justo después de haberme visto El Padrino 2 y su brillante final, quizás el mejor de toda su historia, que acaban de ponerlo en la tele). Pues bien, Mark Waid, en vez de apelar a la epica o al drama, apela a la nostalgia y a nuestros sentimientos. Como ya hiciera en una saga de su magnífica etapa al frente de los Cuatro Fantásticos (si bien un tanto Deus Ex Machina) haciendo al cuarteto fantástico visitar al Dios todopoderoso en forma de Jack Kirby (los pelos como escarpias, señores. El mayor reconocimiento a El Rey dentro de los comics Marvel que yo haya visto), aquí hace algo similar. Aunque es mejor que lo veáis vosotros mismos. El protagonista muere y su esencia queda esparcida por el multiverso, disponible para que todo aquel la quiera la haga suya. Y claro…

Aviso de Spoiler Emotivo final que adquiere mas valor, si cabe, dados los convulsos tiempos de legados, herencias y derechos en los que vivimos actualmente. Grande Waid.

Que la serie de Wonder Woman es la hostia es algo que a estas alturas probablemente ya sepáis la mayoría. Ahora bien, el último número de la cabecera actual del personaje es ya directamente apoteósico brindándonos todo un festival creativo que abarca desde el potente arranque con el encuentro entre Ares y su hermana Eris en una plácida terraza hasta la macabra ceremonia nupcial con la que el cómic alcanza su clímax. Y es que si la representación de los dioses griegos made in Cliff Chiang estaba siendo maravillosa, en este número apenas se nota que se toma un descanso dejando paso a un Tony Akins más que a la altura. Entre su representación de Afrodita (como únicamente podía hacerse con la tía más buena del universo), la Furias, el zenobítico vestido nupcial o esa particular doncella que acompaña a Wonder Woman en sus aposentos, el cómic es una pequeña joya de esas que nos invitan a deleitarnos con sus páginas una y otra vez. Por deatacaros una captura en concreto, nos quedamos con el particular trono de Hades en su reino infernal:

En uno de esas peculiares coincidencias astrales que ocurren de vez en cuando, este mes se han producido dos hechos muy similares que nos han llenado “de orgullo y satisfacción”. A ambos lados del Atlántico, en los USA (Yu-Es-Ei, para más señas) y en España (y ole) se han estrenado respectivos volúmenes de Batman Incoporated. En nuestro país, ECC Ediciones ha publicado en un bonito tomo de tapa dura (¿a que esperáis para comprarlo, pecadores?) las aventuras más internacionales de Batman y su tropa de amigos en expansión. Con los lápices de David Finch, Yanick Paquette, Cameron Stewart, Scott Clark y Chris Burnham (atentos a este tío, que va a dar que hablar), Grant Morrison nos cuenta una de esas folclóricas a la vez que superheroicos aventuras de acción y misterios que solo él es capaz de dar a luz, con Batman (Bruce Strikes Back Again) y Damian (Strike que te strike) de protagonistas absolutos (por no hablar del calamar gigante del primer número).

Pero es que el mismo mes, al otro lado del Atlántico, ha debutado el siguiente volumen de Batman Incorporated (espero que nadie me pregunte como cuadran estas aventuras y las anteriores de Morrison con el resto de lo que se está contando ahora en el nUDC). Parecía que el día no llegaba y todos los aficionados a los que nos habían dejado “a medias” con el mega-cliffhanger del volumen anterior teníamos ganas de más. Y nuestra espera ha sido recompensada con un excelente primer número, también con animales por en medio. Grant Morrison repite con Chris Burnham (¿he dicho ya que este hombre va a ser grande, muy grande? Nunca he visto un estilo tan Quitely-ano sin ser dibujado por Quitely) como compañero de aventuras. Y aunque la parte esa en la que parece que se han cargado es muy molona (por muy WTF que sea no hay quien se lo crea), en este número hay un momento WTF que gana enteros para convertirse en el ganador del mes o, si me apuras del año. No me quiero ni imaginar las cantidades industriales que aficionados frikis van a emplear esta imagen para hacerse avatares para Internet o firmas para los foros. Y es que ya sabéis, Morrison en el fondo es un enamorado de la Golden Age y de la Silver Age, y de todos los conceptos de Batman y Superman que hoy en día se podrían considerar infantiles (Super-Pony, Bat-Mono, Super-Gato y cosas de esas…). Si ya en su día recupero, en un giro absolutamente magistral a la vez que prácticamente natural que nos dejo con la boca abierta a casi todos, a Bat-Mito, esta vez ha recuperado a un nuevo «acompañante». A partir de ahora Batman y Robin pasaran a ser conocidos como «Batman, Robin y…